Sus cuerpos se fundieron en uno. Las palabras dejaron de importar, y la locura del instinto y la pasión retomó el timón de aquellos dos barcos errantes, perdidos en un mundo que parecía exigirles más de lo que nunca habían sido capaces de dar. Entre sábanas sudorosas y gemidos contenidos, la noche fue avanzando, marcando el tempo con su batuta de muelles rechinantes y besos prohibidos, y al final todo quedó en silencio. Aún hablaron un rato más, con murmullos quedos y disimulados, sus rostros a unos pocos centímetros de distancia, sintiendo el aliento del otro en la cara, sus cuerpos apretados el uno contra el otro. Angela apoyó la cabeza en el pecho de J.P. y hablaron, simplemente hablaron, demasiado extenuados como para volver a ese baile tan dulcemente adictivo. Hablaron de cuando se conocieron, hablaron de lo que habían vivido juntos. Hablaron de Marion, hablaron de Bialy. Hablaron del nuevo libro de Angela, y de las noticias de Jonah. Pero no volvieron a decir nada del ladrón de tumbas. No, aquella noche no tenía cabida para alguien así
Unas horas más tarde, Angela se vestía lentamente, como alargando el momento de irse. No, no iba a dormir en la misma habitación que su amigo. No es que le importara lo más mínimo el "qué dirán", simplemente necesitaba estar un rato sola. Y dormir. Bien sabía Dios que no podría pegar ojo con el excitante olor de J.P. rodeándola y llenándola de aquella manera
Nos vemos mañana. Que duermas bien, tigre
J.P. no intentó detenerla. Sabía que Angela era indomable, y que, aún en el caso de que hubiese querido, no habría podido convencerla de que se quedara con él. La escritora, aún tan distante como antes, tan lejana y misteriosa como un enigma, salió por la puerta mientras su perfume aún permanecía en el aire. No les quedaban muchas horas de sueño, pero aguantarían. Angela estaba más que acostumbrada a las noches en vela y a los cafés mañaneros. Ocultar las ojeras no era difícil, al fin y al cabo. Al menos cuando se es mujer. Ver a un hombre con maquillaje sería algo extraño en los tiempos que corren
El hotel quedó, por fin, en silencio
Lejos de allí, la tierra que cubría el lugar de reposo final de un cuerpo ya putrefacto era removida, y acababa por abrirse como una flor nauseabunda que extendiera sus pétalos hacia la negra luna que la observaba desde el cielo
Ok, aquí se queda la escena. Por mi parte, nada más que decir ;)
Bueno, bueno. Excelente roleo chicos. Ahora la relación entre vuestros personajes queda mucho más definida. Por eso me va a doler mucho más cuando los mate o, en su defecto, los envíe al manicomio XD. No, en serio, le habéis dado una dimensión más a la partida. Espero que la historia esté a la altura en el capítulo de cierre.