Los tres miembros de aquella extraña nave se encontraban en estasis cuando la nave tembló de un extremo a otro. La capitana del grupo, Amber Jackman, el Ingeniero Jerico Jackson y la prostituta Sarah Adams, estaban en el interior de las cápsulas, demasiado grandes para ellos, dado que habían sido diseñadas para seres mucho mayores, pero en perfecto estado.
Sin embargo, el espacio era caprichoso y la gravedad, inevitable.
Un pequeño sistema había logrado establecer su atracción, guiándolos de manera ineludible hacia lo que era un planeta de acumulación de desechos, Arcadia 234. Era un lugar del que nadie se acordaba, puesto que las naves solo viajaban allí para liberar cuanta basura tuvieran, orgánica e inorgánica, manteniendo los planetas de origen libres de dichos materiales, muchos de los cuales incluían elementos de bioingenieria y viejos reactores sin uso, pero altamente tóxicos.
No estaba deshabitado.
Los que vivían en su superficie también eran desechos olvidados de la sociedad, y cuando vislumbraron el brillo en su atmósfera, supusieron que simplemente, se trataba de alguna otra vieja nave dejada en órbita para que se estrellase por sí sola en su superficie.
Pero no era cualquier nave, sino aquella en la que viajaban los tres supervivientes, que debían enfrentarse a un nuevo desafío. Sobrevivir a un aterrizaje sin control, envuelto en llamas, en un planeta en donde lo peor que podía ocurrir era sobrevivir.
FIN... DE MOMENTO