Partida Rol por web

Os colocasteis al otro lado de la puerta, sin abrirla, pero no pudisteis aguantar mucho. La nave comenzó a perder la dirección, girando, primero lentamente y después a mayor velocidad, haciendoos caer al suelo sin poder hacer nada para evitarlo. Algo estaba sucediendo que hacía que la nave perdiese la dirección y como consecuencia de ello, parecía estar moviéndose de forma caótica, apuntando incluso hacia el propio planeta.

Además, un aviso luminoso de algún tipo comenzó a parpadear en el panel de control. No sabíais qué demonios significaba, pero ahí estaba.

- ¡Aaaaaah! - Gritó Sarah al percatarse de que habían perdido el control de la nave. - ¿Y ahora qué!? - Exclamó con la voz rota por el pánico. - ¡Jerico, haz algo!

No obstante, tampoco iba a quedarse quieta, algo tenía que hacer. No sabía que, pero algo tenía que hacer. Por ello se colocó frente al panel de control de la nave y observó las indciaciones y la señal de que parpadeaba a modo de aviso. Creyó comprender lo que pasada e insitintivamente, comenzó a toquetear el panel de control.

De alguna manera, Sarah logró corregir el rumbo, pero aún así, continuaba resultado muy complicada de manejar, como si hubiese algo que estuviese desequilibrándola o levándola en el camino incorrecto. Si Sarah hubiese estado llevando una nave gigantesca en lugar del pequeño vehículo que llevaban.

Parecía pesar diez veces más y no tener timón de dirección, aunque evidentemente, la nave parecía estar bien cuando subisteis a ella y salió bastante bien de la atmósfera.

- Hay algo que lastra la nave. - Dijo Sarah. - Tenemos que le a ver. - Dijo finalmente. - ¿Habéis encontrado algo con lo que defendernos? - Les preguntó a sus compañeros. - No queda otra que afrontar lo inevitable. 

-Joder ésto es raro, le pesa el culo a la nave..veamos si podemos inspeccionar el exterior de alguna forma, tiene que haber algún tipo de sensores en ésta nave...o cámaras-dije rascándome la barbilla y mirando las consolas, tras lo que había tocado me hacía una pequeña idea de la distribución pero no podíamos quedarnos a la espera eternamente, la nave quería volver al planeta y eso no podía ser.

Los tres estabais temiendo lo que habría al otro lado de aquella puerta, pero lo cierto era que la nave seguía moviéndose con dificultad. No bastaba con pilotarla: había que controlarla. 

Sarah la mantenía, pero ¿durante cuánto tiempo?

Jerico empezó a investigar el panel de control, pero el idioma, desconocido para él, no facilitaba las cosas, y al tocar varios de los botones lo único que consiguió fue que la nave acelerara y frenara bruscamente, lanzandoos hacia atrás y hacia delante como si fueseis muñecos.

Pero mientras tanto, todo seguía igual.

Sarah se sentó a los mandos de la nave. No era piloto y menos de una nave alienígena, pero alguien tenía que intentar manejar aquello y bueno... Ella iba a intentarlo. 

Lo cierto era que no tenía ni la más remota idea de que tenía que tocar o como tenía que hacerlo. Ese ni era su oficio. En su trabajo tocaba... Bueno, tocaba otro tipo de instrumentos y esos si que sabía cómo hacer que funcionaran. 

- ¡Ésto no va! - Gritó. - ¡Si no expulsamos la carga extra me temo que no llegaremos muy lejos! - Le dijo a Amber. Ella sabía lo que tenía que hacer. Ella mientras tanto intentaría hacer que aquel trasto no se estrellara, aunque lo cierto era que no tenía muy claro que pudiera conseguirlo.

Amber no sabía mucho de pilotaje, la verdad. Era más útil en tierra que en aire. Y por mucho que intentara ayudar, no podía.

Así pues, dejó en manos de Sarah aquella faena, quien seguro recurriría a Jerico. 

-Voy a ver qué hay. 

Mis intentos por controlar la nave se fueron al traste cuando tras pulsar unos botones la nave comenzó a acelerar y a frenar de una forma brutalmente brusca-¡Joder! ¿chicas estáis bien? ¿por qué no hay opción para ponerlo en cristiano?-maldecí agarrándome a donde podía para no partirme la crisma con esos bruscos movimientos. Tanto Sarah como Amber intentaron recobrar el control de la nave y descubrir cuál era ese lastre que malograba nuestro vuelo, pero no había ningún cursillo acelerado para aprender ese idioma así que tocaba rezar y dar con las teclas adecuadas.

-¡Vamos nave del carajo, ahora que nos has ayudado a salir no des más por el culo!-grité mirando el teclado y presionando los botones que creía podían ser los correctos, o eso o nos quedábamos allí tirados en pleno espacio, las opciones no eran nada alagüeñas...

La nave continuaba girando, pero un nuevo movimiento de Jerico logró reestablecer el vuelo equilibrado. Claro que el giro provocó una descomprensión anormal, lo que hizo que el ordenador de a bordo, al descubrirlo, intentara igualarlo... abriendo la compuerta del puente.

Nada más ocurrir aquello, entendisteis lo que estaba sucediendo. La puerta de entrada estaba abierta o se había abierto, por lo que se había producido una descomprensión y en consecuencia, el vuelo no podía ser fijado. Todos sentisteis la succión inmediata hacia el exterior, que os arrastró desde donde estabais y os hizo volar como si no tuvieseis peso, hacia el pasillo y por lógica... hacia el exterior, a no ser que consiguieseis agarraros a algo y cerrar la compuerta.

- ¡Mierda! - Gritó cuando se dio cuenta al fin de ll que estaba sucediendo. 

Sarah no era muy buena en nada especialmente, pero si había sido una gran deportista. Poseía una gran agilidad y eso ayudó bastante para que pudiera agarrarse a una columna y no ser succionada de inmediato por el espacio exterior. Esperaba que Jerico y la capitana corrieran la misma suerte que ella, porque relamente no se veía capaz de pilotar aquello ella sola. Además de que les había cogido estima a sus compañeros. 

- ¡Agarraos bien! - Les dijo a los otros. - ¡Tenemos que cerrar la puerta!

-¡CUIDADO! -Exclamó con la voz quebrada.

Amber se giró para poderse agarrar a algún objeto fuerte, sin embargo no lo consiguió. Salió volando por el pasillo.

Sarah fue rápida, muy rápida, pero Amber no logró agarrarse a tiempo y se golpeó con uno de los mamparos, quedándose momentáneamente inconsciente. Su cuerpo se deslizó a toda velocidad hacia el pasillo y si nadie lo remediaba... al exterior.

Por otro lado, toda la nave parecía moverse arriba y abajo, y sin control, por lo que la puerta no podía permanecer abierta demasiado tiempo si no querían estrellarse y acabar como una estrella fugaz más en el cielo del planeta del cual provenían.

Sarah de lanzó hacia la capitana antes de que ésta abandonara la nave para morir en el espacio. Se agarró a una esquina mientras que con las piernas realizaba una llave de judo para inmovilizar a Amber. La tenía, pero parecía inconsciente y no aguantaría mucho. 

- ¡Jericó, tienes que cerrar es maldita puerta! - Le dijo al ingeniero depositando toda su fe en él. - ¡No se cuanto aguantaré!

Esa compuerta abierta nos estaba jodiendo pero bien, las chicas estaban con su vida colgando de un hilo gracias a la mierda que hubiera pasado al tener aquella escotilla al exterior abierta.

Sarah gritó que no aguantaría mucho más así que no tenía más remedio que ser yo el único que podría cerrar aquella puerta para salvarnos el pellejo, así que usando toda mi fuerza física y aferrándome como un titán a las paredes de la nave intenté acercarme a la puerta poco a poco-¡ya llego, aguanta un poco más Sarah!-grité mientras llegaba al dichoso pulsador el cual golpeé con la palma de mi mano lo más rápido que pude, si esa puerta no se cerraba estábamos todos muertos...

La puerta no se movió. El botón pareció recibir la orden, pero más allá de que hubiese pulsado, ni Jerico ni ninguno de los demás visteis que ocurriese nada.

Pero el ingeniero usó toda su fuerza de voluntad para volver a golpear el dichoso botón y finalmente, lo consiguió. La compuerta comenzó a cerrarse lentamente, hasta que por fin, el último pequeño hueco quedó sellado. Nada más ocurrir, todos caísteis al suelo con tres sonoros golpes, volviendo a sentir que el aire circulaba de manera normal, una vez vuestros pulmones pudieron recuperarse de la caída.

Amber continuaba inconsciente. El golpe le había dejado bastante mal, pero vivía.

Y ante vosotros, una vez en pie, se abría el inconmensurable e infinito espacio, que parecía no acabar nunca. Atrás habíais dejado el planeta de aquellos malditos seres, y esperabais, también aquellas dichosas criaturas que desde que habíais iniciado vuestro viaje hacia la estación espacial Sevastopol, no habían hecho más que aparecer.

Pero y ahora... ¿qué? ¿Hacía dónde se dirigiría esa nave? Y... ¿durante cuánto tiempo?

Había cápsulas de hibernación, verticales, dispuestas alrededor de una sala octogonal, por lo que vuestra única esperanza consistía en entrar en ellas... y esperar que alguien encontrase la nave, y a vosotros en ella, porque era imposible conocer vuestra localización exacta y el espacio era demasiado grande como para saber hacia dónde debíais ir.

Era... demasiado grande.

El panorama que se planteaba era desolador. Casi hubiera preferido quedarse en ese horrible planeta selvático junto con aquellos acogedores seres con extremidades extra. No obstante, saber que convivan o más bien, estaban en guerra con los cazadores le hacía creer que había tomado la decisión correcta. 

- Tendremos que hibernar y rezar para que está nave, que nos está llevando a la deriva, llegue a algún punto con seres inteligentes que los puedan ayudar a volver a casa. - Dijo abrumada ante su propia afirmación. - Podríamos enviar una sonda con un mensaje de socorro o algo... - Lo pensó dos veces. - Ya... No sabemos cómo funciona nada aquí dentro. Mucha suerte hemos tenido con despegar...- Resopló. - En fin... Supongo que llegaremos a algún sitio. Y sino... Moriremos igual de hambre cuando se acaben las provisiones, que son ninguna... 

Dicho aquello y tras algunas horas conversando con sus compañeros sobre todo lo sucedido y tratando de confirmar que no lograrían manejar aquella nave y encontrar la Tierra ni en un millón de años, decidió ser la primera en ocupar una de aquellas cápsulas de hibernación. No quiso pensárselo mucho, pues de hacerlo posiblemente no hibernaría aún sabiendo que era su única posibilidad de salvación, aunque eso sí, muy remota. 

- Nos vemos no se dónde, ni no se cuando... - Se despidió antes de cerrar su cápsulas. - Espero... - Pensó para su misma antes de quedarse completamente dormida.