Partida Rol por web

Francesco escuchó a las palabras de su profesor distraidamente, sin prestarle mucha atención. Por lo visto no el iba reprocharle nada, por lo que Francesco sonrió diminutamente. Por lo visto la escuela conocía su situación, eso mejoraba muchas cosas, e impediría que Mila lo denunciara por acoso o algo así.

-Entonces tengo que sacar buenas notas y listo - Dijo resumiendo todo el innecesario discurso que había dado su profesor - ¿Ya puedo retirarme? - Preguntó algo impaciente.

- Claro, seguro - contestó recuperando de nuevo la sonrisa -. Hasta luego, Di Gennaro.

las presentaciones estuvieron largas, creo que cada quien tiene sus virtudes, me gustaria llevarme bien con todos... al llegar la hora del almuerzo me sentia un poco mal, me daba pena el profe Takami -mmmnh... pobre profe, solo quiere hacer su trabajo...- me decia en voz baja... no sabia exactamente que decirle o que pensar sin meterme en algun lio con mis nuevos compañeros... asi que al salir del aula le doy unas palmaditas en el hombro al profe Takami y le digo con una sonrisa -gracias Sensei-San...- no se si mi apelativo fue el adecuado, asi que mejor con pena sigo de largo...

luego de eso voy a buscar el comedor o cafeteria de la escuela y pido alguna cosa que se paresca a un emparedado o una torta de jamon con queso o un similar... y solo lo señalo con el dedo, pago con billete y espero mi cambio... la verdad es que no sali de mucho humor del salon de clases como para poder conversar con alguien, me duele un poco la cabeza... pero la mera verdad es que Yume-Chan me agrado tanto que me da mucha verguenza acercarme a ella... queria hablarle pero cuando la veo cerca, se me hace un nudo en la garganta y sintiendo mariposas en la pansa me doy media vuelta y me marcho -soy un perdedor...- me digo...

y luego saliendo al patio de la escuela pienso -mmmnh (suspiro) me siento un poco mal... no se realmente que impresion se llevaron mis nuevos compañeros de mi... que habra pensado Yume-Chan y los otros??... se pensaran que soy un tonto o algo así... me preocupa tanto lo que los demas piensan de mi que creo que soy extraño y aburrido...- u_u... suelto un suspiro y un poco triste me siento en una banca a comer... y espero a que se termine el receso... 

Francesco se despidió del profesor con un levantamiento de cejas, sin demostrar ninguna expresión. Como si todo lo que le hubiera dicho fuera inútil e innecesario. Suspiró con resignación al darse cuenta que tendría que buscar a Mila Bublik, quien seguramente ya estaría en el comedor.

Como sea, tenía que buscar su dinero para comprar la comida. Entró al aula y se detuvo en seco. Allí estaba Mila, aparentemente esperándolo.

-Me has esperado - Murmuró, sin decir nada más al respecto.

Dio unos rápidos pasos hacia su banco, que estaba penúltimo en la fila, tomó su vieja y desgastada mochila gris. Metió la mano en ella y empezó a rebuscar, en donde sacó unos pocos billetes arrugados, casi rotos y unas moneditas, que rápidamente se lo metió en el bolsillo, aunque ni siquiera lo había contado, supo que le alcanzaría a duras penas para pagar su comida. Miró a Mila a los ojos para ver que haría a continuación.

-¿Vamos? - Preguntó sin mucho ánimo, aunque el estómago le rugía.

— Es lo mínimo. Ser rica no va vinculado a ser una borde.

Comentó la muchacha de pasada, mientras ella también se preparaba para almorzar. Pudo observar el poco dinero (en pésimas condiciones) que llevaba Francesco. Le miró con cara de circunstancias, sacando ella su cartera. — Hoy invito yo, me sentaría mal tenerte vigilándome contra tu voluntad y no poder hacer nada por ayudar. — En su rostro esbozó su primera sonrisa del día, esperando la respuesta de Francesco.

Francesco se quedó en su lugar, parado al frente de Mila mientras escuchaba su comentario - ¿Le gustará recordarle a todo el mundo que es rica? - se preguntó con ironía, mientras fruncía levemente su ceño con confusión pero con una leve sonrisa en su rostro, casi imperceptible. Sin embargo, sabía que no debía tomarse como malas a todas las acciones de Mila, tendría que resignarse a verle el lado positivo para lograr una mejor convivencia. - Y una mierda... - Pensó mientras observaba a Mila.

Observó como Mila sacaba su cartera y le ofrecía pagar su almuerzo. Frunció el ceño aún más mientras metía su mano en el bolsillo y sacaba el dinero que tenía, para inspeccionarlo con detenimiento. Apenas le alcanzaba para una cajita pequeña de jugo.

-Bueno... supongo que será aceptarlo o pasar hambre - Dijo, como si fuese una especie de "Gracias" mientras se encogía de hombros y le mostraba a Mila una sonrisa torcida como respuesta a la de la chica.

Mila sonrió satisfecha, guardando su cartera en un lugar donde pueda tenerla a mano. La respuesta de Francesco no había sido la mejor, pero... ¿Qué esperar de alguien que se dedica a algo que no le gusta? — Podrías intentar ser un poco más simpático, estoy segura de que caerías mejor así. — Comentó mientras comenzaba su camino hacia la cafetería. Había algo que la tenía en ascuas, la charla privada de su guardaespaldas con el profesor. Dirigiéndose una vez más a él, preguntó.

— ¿Qué te dijo el profesor?

Francesco observó a Mila por unos segundos antes de dar su respuesta ante su comentario.

-Lo intentaré - Murmuró mientras le lanzaba una discreta mirada fulminante 

-Relájate, intenta que este día sea ameno, debes dar una buena impresión Francesco - Se ordenó para si mismo, como cuando salía a entrenar y el agotamiento le impedía seguir corriendo, pero igualmente lo hacía, tenía que superarse, siempre.

Empezó a caminar detrás de Mila, en donde se notaba la diferencia de altura entre ellos dos. Escuchó la pregunta de Mila, sabría que lo haría. Francesco sonrió, esta vez sin reprimir su sonrisa.

-No me reprochó ni nada. Dijo que la escuela está al tanto de... nuestra situación y que los profesores esperaban a que sacase buenas notas, a diferencia de los anteriores años - Francesco hizo una pausa, recordando su conversación con el profesor - En resumen, tengo que sacar buenas notas y no dejar que mi trabajo interfiera. 

me termino rapido la torta y me voy a dormir placidamente unos 15 munitos a la sombra de un arbol -mmmnh... si... ya me siento mejor, necesito recuperar fuerzas para el segundo tiempo... ZZZzzzZZZzzzZZZzzzZZZzzz...-

Presentaciones y ordenar nuevamente la clase, así hemos llegado al descanso. Aburrido saco mi móvil y compruebo los mensajes, sonriendo levemente antes de responder.

Observo que la mayor parte de la clase se encuentra vacía, así que solo voy hasta mi mochila y recojo mi cartera antes de salir hacia la cafetería. "Parece que este va a ser un año como otro cualquiera". Veo por allí a Mila y a francesco, preguntándome si debería acercarme a hablar con ellos, decido pasar por el momento y salgo afuera a comer lo que he comprado, sentándome en un lugar al sol.

"Buenas, lo cierto es que esto está resultando justamente como yo esperaba, no he hablado con nadie más de lo necesario, como todos los años, así que podría ir olvidándome de atraer a ninguna chica, pero no me preocupa eso, ¿qué tal tú?"

"Nosotros hemos hecho un juego con una pelota para presentarnos, pero también ha sido aburrido, ¿tus compañeros son amables?, trataré de conectarme esta noche según acabe mis tareas en el templo"

— Oh.

Ese monosílabo fue la única opinión de Mila respecto a la respuesta de Francesco. En el fondo se esperaba algo así, viniendo de un profesor tan sumamente imbécil... Solo le faltó acariciarle la cabeza al guardaespaldas y darle una piruleta para animarle a estudiar. La imagen mental de aquella escena hizo que una extraña mueca se mostrase en el rostro de Mila, cómo quien intenta reprimir una risa. Poco a poco, va dejando a un lado aquello, y cuando se da cuenta, ya están en la cafetería.

Volvió a mirar a Francesco, sonriente. — Pide lo que te apetezca, ¿vale?

Francesco observó con una ceja levantada al ver la mueca que estaba haciendo Mila - ¿Y a esta que le pasa? - Preguntó algo extrañado. Por ahi veo a Kazuma, quien los observó de reojo, ya lo había visto observándolos cuando recién entraban a clase.

Al llegar a la cafetería, Francesco observó a su alrededor con desdén, todos parecían estar sentándose en las mesas con sus grupos de amigos, mientras que los nuevos actuaban con nerviosismo, sin saber muy bien que hacer. Bajó su cabeza para encontrarse con la mirada de Mila, quien le decía que pidiera lo que quisiera. La idea de que la chica le pague la comida no le hacía mucha gracia, pero tendría que aceptarlo.

-De acuerdo... - Musitó

Caminaron hacia la barra, en donde las cocineras servían la comida. Agarró dos bandejas de plástico, una para Mila y otra para él. Le dio la de Mila y colocó un plato y los cubiertos sobre la de ella, haciendo lo mismo con la de él. Cuando los estudiantes de adelante se empezaron a mover, Francesco pidió un plato de espaguetis y un bife. Además de una botellita de agua mineral. Francesco aguardó a que Mila pida su comida. 

Una vez terminadas las presentaciones y asignados los pupitres, debo reconocer que me quedé embobada por varios minutos pensando en la excursión que estaba programada para el sábado. Aunque me parecía un poco pronto para las salidas extraescolares, de ningún modo me había disgustado, todo lo contrario, ya esperaba el día con ilusión. Me encantaba pasar tiempo al aire libre en plena naturaleza, y encima podrían irse conociendo todos mejor.

Para cuando salí de mi ensoñación, después de ir pensando varias ideas que llevar a cabo antes del fin de semana. Varios compañeros de clase se habían marchado ya del aula. Y a juzgar por la sensación de vacío que tenía en el estómago era bastante lógico, ya iba siendo hora de almorzar algo.

Aún no conocía muy bien las instalaciones del centro, así que miro a mi alrededor buscando a alguna de las chicas con las que compartía clase, y cercanos a su pupitre se encontraban los hermanos y Hagiwara, decidida, agarré mi cartera y me acerqué para saludarles.

-Perdonad si interrumpo, ¿vosotros conoceís el lugar? - preguntó quedando a la altura del pupitre de Kaito, mientras miraba a su hermana y la chica peliazul con una sonrisa. -No me gustaría andar sola el primer día y me preguntaba si os apetece que comamos juntos... - dijo dejando un poco la frase en el aire, lo último que quería era imponer nada a chicos que apenas conocía. Buscó con la mirada por si quedaba alguien aún, y se encontró con Ai Fuwa al fondo del salón, y rauda y veloz se fue acercando a su pupitre para llamar a la chica. -Fuwa-san ven, ven, no te quedes ahí sentada. - le dijo con voz amable mientras entrecerraba los ojos, la había notado bastante nerviosa en la presentación y no le gustaba la idea de que la chica se sintiese desplazada. -Entonces, ¿vamos? Tengo hambrecita yaa~ - dijo mientras agarraba la carterita dónde guardaba la comida, poniendo carita de cachorrito con los ojillos brillantes.

-ZZZzzzZZZzzzZZZzzzZZZzzz...-

-¿Ah? Eh... - masculló Kaito cuando aquella chica se acercó a ellos preguntando si querían que comieran juntos. Se mordió el labio, contrariado. Tras el primer día en la Preparatoria, y tras aquella clase tan original, lo único que le apetecía era volver a casa y descansar... pero estaba seguro de que su hermana Nanami aceptaría la invitación. Ella era así, mucho más sociable que Kaito... y el chico no iba a dejar sola a su hermana. No estaba muy seguro de si Fuwa querría acompañarlos, tras ver su actitud durante la clase, pero seguramente Nanami acabaría por convencerla.

-¿Tú que opinas, Nanami? - le preguntó sólo por cortesía, aunque tenía bastante claro la respuesta que iba a obtener.

- Por supuesto que vamos - contestó con una sonrisa radiante antes de girarse hacia Ai -. ¡La presentación de esta vez te ha salido mejor, Ai! En la última sólo conseguiste decir tu nombre. Ya te dije que con el tiempo ganarías confianza...

Las dos chicas se colocarón delante, parloteando, aunque no antes de que Nanami cogiera a Kaito del antebrazo y lo colocara junto a ella.

- Parece que son buenas amigas - comentó la peliazul al situarse junto a Yumei y detrás de los otros tres-. ¿Eras Tanaka-san, verdad? - preguntó con entusiasmo. La verdad es que parecía que su estado natural era uno en el que rebosaba alegría y buen humor por los poros de la piel -. Yo tampoco conozco el lugar pero antes me ha parecido ver un cartel en el que decía que la cafetería estaba en la primera planta.

Mientras andaban, Yumei podía ver como Natsu hacía esfuerzos evidentes por decir algo y que no sabía como, de manera que terminó por morderse el labio de forma nerviosa. No fue justo hasta que entaron por la puerta de la cafetería que lo soltó.

- ¿Qué te ha parecido el profesor? - susurró - Es tan..tan...¡genial! - tenía las mejillas sonrosadas y miraba a Yumei con inseguridad -. Espero no haberte molestado hablándote de esto, es sólo que... ¡parece salido de un anime!

La cafetería estaba todavía bastante vacía, pues parecía que vuestra clase había sido de las primeras en acabar. Por algún motivo, todo el mundo parecía evitar la mesa en la que se sentaban Francesco y Mila, de manera que una mesa en la que cabrían perfectamente ocho personas estaba ocupada sólamente por dos. Era como si intimidaran a la gente... aunque probablemente fuera el aspecto feroz y musculado de Francesco y su aire malhumorado lo que mantenía a la gente a distancia.

Kaito, Nanami, Yumei, Natsu y Ai se sentaron en una mesa de la cafetería y tras ellos, entraron Shui y Ren. El primero fue a sentarse directamente con Kazuma mientras que el segundo parecía que le siguiera de mala gana.

Todos los que están en la cafetería os suenan, puesto que son de vuestra clase. El único que faltaba en eso momento era el simpático extrangero.

- ¡Aoy-chan! - el chico tomó asiento al lado de Kazuma sin esperar invitación, siempre con un gesto divertido -. Nos sentamos juntos en clase, Aoy-chan. Soy Shui Aihara y este es Ren Komatsu. No le hagas caso - comentó con una mueca divertida ante un refunfuño que provenía de Ren -. Le gusta quejarse pero de verdad que es un buen tipo. Por cierto, ¿dónde vives? ¿O a qué colegio ibas? Es que em suena mucho tu cara pero no consigo ubicarte.