A pesar de todo, noté la desilusión en el rostro de Hagiwara y me supo muy mal, pero no podía hacer otra cosa. Debería ir pensando en buscar algún modo de solucionar los problemas económicos, aunque... Era un tema delicado, ya lo pensaría más tarde con tranquilidad.
El hecho de que me diera la oportunidad de quedar otro día, y en su casa, fue absolutamente perfecto. ¡Eso sí que podría permitírmelo! Sonreí entusiasmada ante la idea, y le agradecí su comprensión antes de despedirnos, viéndoles marchar juntos. Esperaba que se las arreglasen bien ambos.
Al entrar por fin al apartamento, abrí los ojos desmesuradamente... Aunque los cerré casi al instante, poniéndome a toser por el denso humo que se había formado allí. ¡Pero qué ha pasado..?!
-¡¡Eimi!! - grité sin pensar, quizá algo iba mal, comida quemada o... ¿Un incendio? Dejé caer la mochila en la entrada y me descalzé dejando tirados los zapatos, mientras corría por el apartamento buscando a mi hermanita. -¿Qué ha pasado?! ¡Hay mucho humo! ¡Eimiii! - decía atropelladamente, tosiendo por estar tragando aire mientras hablaba. Me dirigí rauda a la cocina, seguro que sólo era la cena quemada... ¡O un ladrón pirómano! ¡Extraterrestres! Bueno eso quizá fuera demasiado, mi mente iba a toda velocidad intentando dar una explicación "lógica".
Puede que fuera una reacción algo exagerada, pero era una chica bastante impresionable y por nada del mundo quería que nada malo le ocurriera a mi hermana pequeña.
Tras un breve recorrido en coche por el interior de los terrenos de la mansión Bublik, el conductor abrió la puerta por el lado de Mila. Sólo descender del vehículo, dos de los ahora-guardaespaldas-ahora-mayordomos de la familia esperaban con postura rígida.
- Debemos acompañarla ante su padre, Bublik-sama.
Eso era lo normal para Mila, que cuando su padre la mandaba a llamar tuviera que ir acompañada, incluso por su casa. De pequeña resultó ser por si se perdía por la mansión pero con esa edad... Rallaba en lo absurdo. Lo que no era tan común fue el gesto que le hicieron los dos hombres a Francesco, invitándolo a ir con ellos. ¿Para qué querría papá Bublik ver al chico?
Acompañados por el sonido de sus pasos, caminaron alrededor de cinco minutos hasta llegar al lujoso despacho del hombre, que los recibió con el ceño fruncido tras la mesa. Hizo un gesto seco a Mila para que se sentara y, aunque había otra silla, no quedó claro si la invitación incluía a Francesco o no.
- ¿Y bien? ¿Qué tal el primer día en la preparatoria esa?
Por lo general, el señor Bublik siempre había sido un hombre cordial y amante de su hija, pero no estaba dispuesto a soportar los desaires típicos de la adolescencia ni la independencia más que normal de la joven. Al fin y al cabo, era SU pequeña.
Al final resultó que subirse a la limusina había sido una muy mala idea. Ahora resultaba que los tipos de confianza de Bublik padre guiaban a Mila y a Francesco para verlo. Extrañamente, los sujetos también habían incluído a Francesco a la visita con un gesto, algo que dejó atónito al chico.
Frunció su ceño en señal de disgusto y siguió caminando al lado de Mila, mientras los guardaespaldas/mayordomos los "acompañaban" como si tuviesen alguna oportunidad de escapar. Mientras tanto, dirigió su atención al lujoso interior de la mansión ¿Como es que hay gente con tanto dinero? Por supuesto, Francesco nunca había entrado en su vida.
El paseo concluyó a los cinco minutos, cuando entraron al despacho del señor Bublik. Lo conocía de vista y nada más, pero podía darse cuenta que estaba algo serio esta vez. Para el empeoramiento de las cosas, el tipo hizo una señal a Mila para que se sentase, pero ni siquiera miró a Francesco. ¿Es que todos en esa mansión lo encontraban invisible?
Lanzó un inaudible suspiro y se posicionó al lado de Mila, de pie y brazos cruzados. Clavando su mirada en el señor Bublik.
yo estaba esdtupefacto.... y me digo con toda ingenuidad -"este lugar es un palacio" no tiene nada que ver con mi casa en las fabelas de Rio... padre debe ser una persona muy importante... parace que gracias al cielo al fin triunfo... que bueno...-
y me emociono y salto de alegria y exploro mis nuevos territorios XD -YYYIiiijaaahh!!- me acuesto en los sillones, enciendo mi pantalla led de 50 pulgadas con sonido envolvente, salto en mi cama, enciendo mi enorme equipo de sonido, veo mi computadora con internet, como mucho, etc...
y los mas importante: veo si padre no me dejo ningun recado o mensaje.... y al final del dia me digo con una sonrisa -habitare en esta tierra, soy rico, si mis cuates pudieran verme ahora- y sonrojado añado -ji ji, tal vez traiga aqui a Endo-Sempai... ssiiiiii-
y volviendo a eso me acuerdo de mi ex -"Dafne"... ¿como estara...? quiero verla...- enciendo mi correo y abro mi chat... y espero a que ella se conecte... me quedo ahi algunas horas... si no se conecta pues me hago una cena y me voy a dormir... :)
wow!! GRACIAS MARTER!! que chido n_n
Kaito no estaba demasiado entusiasmado por la presencia de Fuwa en su hogar, pero descubrió con sorpresa que tampoco le molestaba demasiado. Tal vez fuese porque ya la había visto en alguna ocasión antes, o tal vez fuese porque los deberes de matemáticas resultaron ser más sencillos de lo que esperaba y se alegrase por este hecho... o igual fue por el delicioso pastel que la madre de los gemelos había dejado en la nevera para que lo repartieran entre los tres.
Kaito se obligó a acompañar a sí mismo a acompañar a las dos amigas y charlar todo lo que pudiese con ellas, respondiendo amablemente a las preguntas de Fuwa y de su hermana cuando surgiesen, a la espera de la hora de la cena o de cualquier cosa que pudiese surgir*.
*Vaya, que si no sucede algo más doy por concluido el día. Siento el retraso, cuando vi el mensaje pensé en dar tiempo a los demás a actuar y al final me despisté >_<
Durante el trayecto hacia el despacho de mi padre, me mantuve fría y callada. No me apetecía hablar con Francesco delante de aquellos tipos, sabía de sobra que cualquier cosa que dijese y se pudiese malinterpretar un mínimo, llegaría a los oídos de mi padre.
Al llegar, puedo ver a papá más serio de lo normal, invitándome a sentarme a una de las sillas que allí habían. Francesco se mantiene en todo momento a mi lado, ni siquiera opta por sentarse en la otra silla vacía. Miro a papá con una expresión neutra, por si en algún momento me da algún motivo para molestarme.
— Perfectamente, ni me han atracado ni tampoco intentaron violarme. — Digo con cierta ironía. — La gente agradable — Algunos más que otros — El profesor un poco excéntrico y unas instalaciones más que aceptables. Por cierto... — Miro a mi padre a los ojos, esta vez desafiante. — ¿No había dicho que nada de lujos innecesarios?
En el suelo y de rodillas estaba Eimi, la hermana prácticamente idéntica de Yumei. Miró a su hermana con ojos brillantes y haciendo un puchero.
- ¡Se me ha quemado el curry!
Fue entonces cuando Yumei reparó en la cazuela llena de agua que sostenía su hermana con unas manoplas y en la que, desde su posición, se podían ver algunos grumos negros. De fondo se oye la tele encendida con lo que parece ser el ending de algún anime.
Dafne y Bary acostumbraban a hablar bastante por el chat cuando no estaban juntos pero también se enviaban cartas, mensajes de texto, e-mails, vídeos... A decir verdad estaban en la fase más cariñosa del enamoramiento. Aún así, antes de que salieran, Dafne ya se solía pasar las horas en el chat pero por lo que parecía, su última conexión fue hace dos días.
¿Qué podría ser? ¿Acaso afectaba la diferencia horaria? ¿Dafne estaba demasiado ocupada? O... ¿podría haberlo bloqueado de algún modo para no hablar con él?
No te preocupes, yo soy la primera despistada y ya dije que ahora estoy muy liada peroo prefiero avisar por si las moscas ^^ Damos por concluido tu día entonces
- No vas a volver andando a casa, podrían secuestrarte o quién sabe lo que te harían si te cogieran - la cara del señor Bublik estaba totalmente colorada, mientras una vena iracunda palpitaba en su sien. Sin esperar a que su hija contestara, puesto que para él no había discusión posible, se dirigió hacia Francesco con un tono algo más apaciguado -. Así que tú eres el hijo de Di Gennaro, ¿eh? Me han llegado rumores de que eres un poco problemático pero visto el ambiente en el que se está mezclando mi hija creo que le serás más útil si sabes enfrentarte en condiciones con camorristas y vándalos - de alguna manera parece que con esa descripción está etiquetando a todos los alumnos de la preparatoria -. Pero ten un solo descuido...
Ni siquiera acabó la frase puesto que había tantas amenazas posibles que podía emitir un hombre de su posición que no valía la pena enumerarlas antes de saber cual sería el descuido y qué castigo sería el adecuado. A pesar de todo, parecía confiado en que el chico no le defraudaría. ¿Cómo podría, si con sólo chasquear los dedos su familia y él estarían sin hogar y sin trabajo?
Siguiendo las pistas de humo, (como para perderse con el intenso olor a chamusquina), logro dar con mi hermana. Aunque no era para nada lo que había imaginado, nada de malos a los que patear el trasero... ¿Se supone que tendría que alegrarme? Sí, sí, ¡pues claro que sí! Desde luego a veces me montaba cada drama...
-¡Hermanita, yo te salvaré..! ¿Eh..? Ooh... - dije, apareciendo triunfalmente, pero no había fuerzas malignas, así que me relajé.
Al verla así, con los ojitos llorosos y haciendo pucheros apenada por haber quemado la cena, suelto un suspiro de tremendo alivio y me arrodillo frente a ella, quitándole con cuidado la cazuela con el desgraciado y negro curry.
Ya me hacía una idea de lo que había pasado, así que no iba a martirizar más a Eimi con preguntas obvias.
Simplemente la abracé contra mí y le dí un besito en el pelo. -¿No te has quemado ni nada, no? -pregunté ya más seria, separándome un momentito para mirarla, asentí y volví a estrujarla de nuevo.
-Eso es lo más importante One-chaan~ - dije alegremente, soltando el abrazo y ayudándola a ponerse en pie. Abrí algunas ventanas para que el humo fuera desapareciendo. Y me volví a mirar a Eimi.
-¿Nos queda arroz? Podemos preparar alguna cosita sencilla, ¡no te preocupes! -anuncié, comenzando a rebuscar por la cocina, para preparar una cena ligerita y que así se le pasara el disgusto a mi hermana.
y me digo cosas como -wuaaaaaaa! Dafni contesta! ¿que habra pasado? ¿acaso ya se habra olvidado de mi? "esto no puede ser, que ya me esta engañando con otro"... no ella no haria eso ¿o si lo haria?... que tortura es esta... calmate Bary, recuerda que rompieron tu y ella, ¿pero si ella lo hizo para deshacerse de mi y poder andar con si amante?... que duro es esto "Que no lo aceptooo" ¿que esta pasando? mi corazon presiente algo muy malo, es que estamos tan separados, mi mente es un caos... nnoooooo- y me quedo como un tonto esperando a ver si es que ella se conecta...
y ahi mismo me quedo dormido en frente al ordenador... hasta que me llega el otro dia... y entonces como un loco me reviento y como loco me arreglo... de nuevo voy tarde a la escuela... XO
Francesco escuchó con atención la conversación que Mila mantenía con su padre, en ningún momento Bublik dirigió su mirada hacia la de Francesco, pero el chico sostuvo la de él hacia el hombre algo regañadientes. La obediencia no estaba en sus pontos fuertes. Sin embargo, el hombre dirigió su mirada hacia Francesco mientras hablaba con este tono tan característicos de los quienes habían vivido en una burbuja de dinero durante toda su vida.
El chico mantuvo su mirada firme, sin prestarle mucha atención a la amenaza de Bublik. Se mantuvo unos segundos callado hasta que finalmente abrió su boca:
-Créame, señor Bublik, que su hija está en buenas manos en un ambiente tan hostil como lo es una escuela pública. Conozco las leyes de los barrios bajos y sé, como usted dijo, manejarme en ese lugar lleno de camorristas y vándalos - Obviamente Francesco estaba tomándole el pelo al hombre, pero su tono carente de expresión no lo dejaba ver. El chico no dijo nada más y se quedó callado.
Me esperaba aquella reacción por parte de mi padre, al fin y al cabo nunca había visto la vida más allá de sus billetes de un modo que no fuese a través de la televisión o el cine, y teniendo en cuenta lo que le gustan las películas de acción ya se puede imaginar el lector la pésima impresión que tenía de las personas de clase baja. Suspiré y puse los ojos en blanco.
— ¿Acaso no se escucha? No hace más que exagerar...
Una vez terminó de hablar con Francesco, me crucé de brazos. Era obvio que el joven guardaespaldas le había tomado el pelo a mi padre, desde luego podemos decir que se trata de un chico valiente. De todos modos, le di un leve codazo en el costillar cómo aviso para la próxima vez. Miré a papá a los ojos, inexpresiva.
— Ya te lo he dicho mil veces; ni me van a secuestra, ni me van a pegar, ni tampoco que van a vender drogas. Es una escuela pública normal y corriente... Y te recuerdo que, normalmente, lo peorcito de la sociedad termina en una escuela privada. Allí es dónde me hubiese preocupado.
Eimi se puso en pie y apartó a su hermana de delante de los fogones.
- ¡Dije que cocinaría yo! Tú relájate, que seguro que puedo apañar algo y te vas a chupar los dedos - la chica empezó a tararear mientras llenaba otra cazuela con agua y volcaba el arroz -. ¿Qué tal el primer día? ¿Y tus compañeros?
Yumei vio como su hermana probaba el arroz varias veces, incluso cuando estaba claramente crudo, pero Eimi le dirigía miradas amenazadoras en cuanto ella se acercaba aunque fuera un poco. Por fin, la comida estaba prácticamente lista y la muchacha la dejó servida en dos platos antes de mirarlos fijamente y probarlo de nuevo.
- ¿Qué es lo que le falta...? - musitó con gesto abstraído mientras saboreaba el arroz que se había llevado a la boca - ¡Claaaaaro! ¡Sal! Es que antes tuve un pequeño accidente y yo, esto...resumiendo, no hay sal. ¿Puedes ir a pedirle al vecino?
La cara de Eimi era todo apuro y ojos vibrantes que miraban suplicante a su hermana.
El hombre apenas prestó atención al comentario de Francesco, aunque uno de los "guardaespaldas" le dirigió al muchacho una mirada asesina que decía "Tú sólo estás para acatar órdenes y asentir, no para dar respuestas ingeniosas".
De todas formas, el comentario de Mila no tuvo más éxito que el de su guardaespaldas, estaba claro que su padre era un hombre acostumbrado a ser obedecido.
- Te tendré vigilada, jovencita. Y por cierto, quiero que me avises, no, que me pidas permiso, cada vez que vayas a ausentarte y que no sea para ir al colegio - el rostro del hombre de suavizó repentinamente, como si esa desagradable conversación no hubiera tenido lugar -. Y ahora ve, anda, papá Bublik tiene negocios que atender. Te he dejado un móvil nuevo en tu habitación por si el de ahora te da problemas, cariño. Nos vemos para la cena.
Podéis hablar entre vosotros y sino, decidlo y daré el día por acabado. Sólo faltáis vosotros y Yumei.
Eimi estaba de lo más testaruda y no había forma de acercarme para ayudar a preparar algo, así que tuve que aguantarme.
-Pero, jo... Quería ayudar. - musité a regañadientes poniendo morritos. Me quedé al margen, cruzando los brazos a la espalda, mientras tanto, ella iba canturreando mientras ponía a cocer el arroz.
-Pues no ha ido mal... Aunque se me ha hecho un poco largo el día, pero es normal cuando juntan inglés y matemáticas de seguido. - dije pensativa, mirando hacia el techo recordando esas fatídicas y pesadas horas. -Uf, casi lo olvido... Nos han puesto una montaña de deberes de mates. ¡Qué fastidio! - exclamo golpeándome la frente con la palma de la mano.
-Y bueno, parece que en clase tenemos un poco de todo. En general me resultaron majos, incluso tenemos varios extranjeros. ¡Y hasta al chico más popular de la preparatoria! Aunque a mí personalmente no me llama la atención... - le comento a mi hermana antes de parar en seco e inflar los mofletes.
-¡Pero bueno, no me preguntes esas cosas! - dije abruptamente dejando ese tema y sentándome a cenar con mi hermana, llevaba un buen rato probando el arroz y algo no le convencía. Cuando comenta lo de la sal, pruebo mi plato y asiento vagamente. -Eso parece, ¿¿eh yo?? - pregunto sorprendida por la petición de mi hermanita.
No es que me apeteciera mucho, pero lo tomaría cómo una misión, ¡eso es! -Está bien, ya voooy. ¡No tardo Eimi-chan! - dije finalmente accediendo antes de que me hiciera pucheritos.
Me levanté y volviendo a calzarme, salí de nuestro pequeño apartamento en busca de la sal del vecino.
Francesco levantó una ceja ante la mirada del otro guardaespaldas, casi demostrando superioridad. Bublik empezó a hablar sobre algo que le había comprado a su hija, por lo que no le prestó atención a sus palabras mientras dirigía su mirada aburrida hacia la decoración de la oficina, esperando a que Mila contestara o se levantara de la silla para marcharse. No iba a quedar bien visto si Francesco se fuera antes que ella.
-Apresúrate... el apestoso olor de esta oficina me da náuseas - Pensó para si mismo mientras arrugaba la nariz, probablente sea por el aroma que emanaba de Bublik, de un perfume caro.
La chica le dirigió una mirada significativa a su hermana. Vale que ella cocinara pero ¡no iría también a pedir la sal mientras Yumei se limitaba a mirar! En cuanto se fue de la cocina escuchó como su hermana volvía a tararear felizmente, con ese estado de ánimo suyo relajado y feliz.
Sólo le separaban cuatro pasos del apartamento de al lado del que compartía con su hermana, así que de hecho, no es como si tuviera que irse lejos. Pero, ¿cómo serían sus vecinos? La verdad es que aún no habían conocido a nadie, a pesar de que llevaban ahí un par de semanas.
Llamó a la puerta y el ruido provocó cierto bullicio tras la puerta. Por fin abrieron y lo primero que pudo percibir Yumei fue un delicioso aroma a estofado. Lo segundo, fue a su guapo profesor con una mirada de sorpresa y desconcierto en su cara.
- ¿Tanaka-san?