Partida Rol por web

Francesco elevó sus ojos hacia el techo con fastidio cuando el profesor entró y empezó a desordenar el aula para formar un estúpido círculo, jugar a un estúpido juego de presentaciones con una estúpida pelota hinchable. Y la cosa se ponía cada vez peor.

Escuchó atentamente las presentaciones del profesor, un idiota. Kaito, no le caía mal, aunque era soso. Kazuma, un freak. Finalmente se la pasó a Mila, quien dijo unas cosas sosas y "...pero odio a la gente que se cree importante sin serlo" - ¿No soportas competencia, cariño? - Pensó con una diminuta pero maliciosa sonrisa. Pero su expresión superioridad acabó cuando ésta le pasó la pelota. A eso se lo tomaría como algo personal.

Francesco suspiró y meditó su respuesta en silencio, sin preocuparse por el tiempo que se tomaba o las miradas furitivas de los otros.

-Mi nombre es Francesco Di Gennaro, me gusta el deporte y el ajedrez- Dijo con voz grave, observando fijamente al profesor - Detesto este tipo de juegos y a los profesores que se la dan de modernos.

Sin decir nada más, tiró la pelota a la que parecía ser el clon de Kaito*. Casi al azar, sin mirarla siquiera.

— Pfff...

Mila dejó escapar una pequeña risa en forma de aire mientras que apresuraba taparse la boca. Francesco fue el único que tuvo el valor de decir lo que todos (o algunos) seguramente estuviesen pensando.

El profesor se limitó a encogerse de hombros sin peder la sonrisa, como queriendo decir "no siempre llueve a gusto de todos". Mientras lloviera al suyo...

La chica recibió la pelota con gesto azorado aunque enseguida se repuso.

- Pues mi nombre es Koizumi Nanami y Kaito y yo somos hermanos - la verdad es que se la veía contenta. Hasta ahora siempre había asistido a la clase de al lado de su hermano pero era la primera vez que irían realmente juntos -. No hay mucho que decir de mí, creo, pero espero que todos nos llevemos bien - concluyó con una tímida aunque alegre sonrisa antes de pasarla la pelota al chico con pinta de extrangero desorientado.

yo estaba viendo a Yume-Chan con gran interes cuando me cae en la cara la pelota que rebota Nanami-Chan... entonces me pongo de pie para verme un poco mas alto y hablando con respeto y cordialidad hacia a todos mis compañeros en forma general... y me presento de manera educada inclinando la cabeza ya que la primera impresion es muy importante y mas en paises extranjeros, me aclaro la garganta un poco y añado un poco penoso pero gentil -Ho-hola... Profesor, compañeros buenos dias, yo me llamo Barezzi Viento Du Santos Tercero para servir a Dios y a ustedes... vengo de Sudamerica y soy nuevo en su pais... me gusta es llevarme bien con todos mis compañeros y vivir el momento y apasionarme con lo que me gusta... espero que nos podamos llevar bien, el gusto es todo mio- n_n

tomo mi lugar de nuevo sonriendo con timidez... y lanzo suavemente a otro PNJ

Cuando veo aparecer tras de mí, al que sería nuestro profesor me sonrojo hasta las orejas, pensando en lo boba que he sido por actuar tan a la ligera. Aunque se me pasa bastante rápido, en eso que nos hace sentarnos en círculo para iniciar, ahora sí, las presentaciones más formalmente. Con una pelota, bueno al menos era original. Y se veía un hombre simpático y abierto, eso me agradaba. ¡Le gustan los dulces, cómo a mí!

Por el contrario, no podía decir lo mismo del resto de compañeros de clase. Estaba escuchando atenta cómo hablaban, y había algunos que no lograron causarme una buena impresión, los veía demasiados fríos y hostiles. No todos claro, va en el carácter supongo. Lo que sí me llamaba la atención era sin duda el número de extranjeros en el aula, al menos tres, los dos estirados, y otro chico más agradable, pero que se motraba ahora algo tímido, ¡Uf! aprenderme su nombre sería una ardua tarea, pero me esforzaría. Barezzi Viento Du santos... ¿Tercero? Vaaya, debía de venir de una familia de generación realmente antigua.

Procuraba retener algunos datos de cada uno de los presentes, pues era esencial para ir conociéndonos mejor. Enfrascada asimilando toda la nueva información, noto un golpecito en la rodilla, econtrándome con la pelota a mi lado, tomándola con ambas manos, me incorporo un poco sobre el suelo, y paseo la vista en torno al círculo mirando a todos un instante.

-Bueno, para los que se perdieran mi nefasta entrada al aula, mi nombre es Tanaka Yumei, pero podeís llamarme simplemente Yume. - les dije sonriendo, recordando la entrada en la que tan sólo el chico extranjero, Barezzi, me saludó, pero haciendo de tripas corazón, no pensaba rendirme tan fácilmente. No señor. Inspiré hondo y proseguí volviendo a sonreir de oreja a oreja. -También me gustan los dulces, aunque prefiero crear postres y recetas caseras, así que sí, me gusta cocinar. ¡Ah! Y los trabajos manuales no se me dan mal. - les comento animada, y con una mano me llevo varios mechones de pelo tras la oreja, pensando que más decir. -Y... No sé que más puedo contaros, me he mudado hace poco al distrito, y espero hacer nuevas amistades aquí. - dije mirando a los demás.

Justo antes de volver a sentarme cómo el resto y pasar la pelota. Alzo un dedo y les digo, un poco más seria. -¡Casi me olvido! Lo que más detesto en el mundo es la gente que pisotea y desprecia al prójimo. Es algo que no puedo tolerar y si puedo, tomo cartas en el asunto. - añado finalmente, sentándome y haciendo rodar la pelota hasta el chico de ojos azules.

lanzo la pelotita al azar... y veo que sin querer llegua a Yume-Chan y algo me palpita en mi pecho... entonces la veo poniendose de pie y se vuelve a presentar con ese caracter tan atento de hace unos minutos... y solo me digo -wow... que chica mas... mas agradable... - y cuando se lleva sus cabello para detras de su oreja y habla de si misma pienso -que cabello... que porte... que bonita voz... que chica...- y sin querer suspiro... -... wow...- y me quedo desde lejos contemplandola con una sonrisa y ojitos de borrego...

Shui cogió la pelota con una amplia sonrisa.

- Mi nombre es Aihara Shui, pero nadie me llama por mi apellido desde hace tiempo. Me gusta el deporte y pienso presentarme a las pruebas del club de básquet, estoy deseando jugar - mientras hablaba, con una pasión y entusiasmo desbordantes, hacía rodar la pelota nerviosamente entre sus manos, como si le costara mantenerla quieta -. Y creo que de las pocas cosas que no me gustan es... la comida de Ren, cocina fatal - señaló a Ren Komatsu sin perder la sonrisa -. Oh sí, y su discurso. Ha sido un auténtico asco, Ren.

Algunos compañeros rieron la broma antes de que Komatsu le arrebatara la pelota a su amigo.

- Idiota... - musitó en voz baja. Aunque el círculo era tan reducido que o bien se le entendió o se captó el significado de su palabra -. Me llamo Komatsu Ren y siento lo del discurso - comentó con voz amenazante, aunque totalmente a la defensiva -. No me gusta hacer cosas innecesarias, como tener que dar una charla que a nadie le importa o hacer un juego estúpido para conocernos. No se ofenda profesor, es mi opinión sobre el juego - añadió con un tono algo más conciliador y menos agresivo que el empleado hasta el momento.

- Hacer las cosas de forma diferente no tiene por qué ser estúpido, sólo una manera distinta de enfocar las cosas. Aunque no a todos nos tiene por qué gustar lo mismo. El mundo sería horrible si todos nos volviéramos locos por las mismas cosas.

Seguía con su sempiterna sonrisa cuando Ren le pasó la pelota a otra compañera.

- Soy Hagiwara Natsu, muuuuuucho gusto en conoceros a todos - los ojos grandes de la chica iban mirando a todo el mundo con interés mientras hablaba -. Que qué me gusta... - se llevó un dedo a los labios en ademán pensativo mientras se iba dando golpecitos -. Me gustan los mangas shoujos, el cosplay y los cafés de MAIDS, son tan monos... - la chica era sumamente expresiva, uno casi se podía imaginar los corazoncitos típicos de esos mangas flotando alrededor suyo -. Pero también me gusta quedar con mis amigas y hacer cosas normales - añadió en todo de disculpa -. Supongo que no me gusta la gente que me juzga por mis aficiones - de repente, su tono había dejado de ser soñador y alegre para ser algo triste y tímido. Aunque enseguida mudo su expresión, dando paso a una alegre sonrisa, prueba de su humor cambiante -. Espero que nos llevemos bien.

Para terminar, la pelota había ido a parar a las manos de la chica que se sentaba junto a Nanami, su amiga de toda la vida. La muchacha la cogió con las manos tan rojas como su rostro.

- M-m-mi n-n-nn-nombre es Fura, digo Fuwa Ai. M-me gusta leer y el c-cine, pero soy muy vergonzosa - su tono de voz era algo bajo, cohibido -. Cuando t-tengo vergüenza, t-t-tartam-m-udeo. T-también soy algo pa-t-t-t-osa. Y...ya está.

Dejó la pelota en el suelo sin convicción, antes de hundirse en su sitio al lado de Nanami.

despues de escuchar a la mayoria me tranquilizo y pienso -creo que es diverso el grupo... supongo que asi somos los de nuestra edad... podemos ser dulces y agrios a la vez, je je, supongo que solo queremos divertirnos cada quien a nuestra manera, bien por ellos...- 

me alzo de hombros y me digo en voz baja -creo que el respeto al derecho ajeno es la paz... no me gusta juzgar a la gente... ni les impongo mis ideas y respeto las de cada quien, por muy ajenas que sean ami... pero supongo que asi son las cosas por aqui... pues bueno... intentare no meterme en problemas con nadie...... saludare a Yume-Chan en la hora del almuerzo...- 

en eso estaba cuando escucho a la curiosa compañera de al lado... a Ai Fuwa-San a quien tenia al mero lado de mi... y cuando oi como tartamudeaba  la escucho hasta que termina y entonces le digo con una sonrisa en buena onda -creo que eres una buena persona y eres de confiar, se me hace que tu eres bien a todo dar como amiga y como ser humano Ai-Chan... jeje no te preocupes, yo tambien estoy que me muero de verguenza aqui...- y le estiro la mano -hola, soy Barezzi, pero mis amigos me llaman "el Bary", la verdad es que no conozco a nadie por aqui ¿quieres ser mi amiga?...- y le sonrio... n_n 

- Ah, mm.. es-esto... - ¿le había llamado por su nombre? pensó colorada mientras le daba la mano débilmente. Pero era extranjero, debía ser normal -. C-claro, seamos amigos Bary-san - dijo el nombre con indecisión, sin tener claro del todo su pronunciación.

La sesión de bienvenida se había hecho tarde así que en cuanto acabaron las presentaciones ya era prácticamente la hora de la comida. El tiempo que faltaba se ocupó en volver a poner el aula tal y como correspondía y en determinar cómo se sentarían los alumnos.

- Después de comer empezaremos las clases de verdad. Oh, por cierto, un par de cosas: este sábado haremos una pequeña excursión a la montaña X. Será una salida para irnos conociendo mejor y sí, es obligatorio asistir. Y la otra, a parte de vuestro tutor, me han asignado como psicólogo del centro, así que cualquier cosa que queráis hablar, ya sabéis. Hasta luego, chicos - justo cuando había traspasado la puerta, volvió a meter la cabeza en la clase -. Se me olvidaba; Di Gennaro-san, ¿puedes acompañarme un momento? Sólo te robaré un segundo.

Francesco escuchó las presentaciones de los demás sin mucho entusiasmo. Observó furitivamente como el tal Ren Komatsu daba una respuesta similar a la de él - Ahora este me cae peor - Pensó mientras lo miraba con desdén. 

Miró de reojo como un chico extranjero conversaba con la de gafitas, casi que le daba repulsión tanta amabilidad y amistad -¿Que les pasa? Tienen quince años, no son niños... - Pensó con desesperación, pero por suerte el juego estúpido ya había terminado.

Finalmente el profesor tuvo otra idea brillante, y con brillante significaba horrible. Planificó los lugares, aunque sea estaba cerca de de Mila, pero atrás tenía a la gafitas, cuyo nombre no recordaba. 

Luego todos se levantaron para la hora del almuerzo, pero el profesor lo llamó para "hablar"

-Joder... pero tengo hambre... - Pensó mientras fruncía su ceño y se levantaba de su asiento lentamente para dirigirse a hablar con él. Giró su cabeza para localizar a Mila, quien no pudo ver con la multitud de alumnos que salían del aula.

- Ya te he dicho que sería sólo un segundo, desfrunce ese ceño - por algún motivo, parecía encontrar a Francesco una persona muy divertida. Aunque al proseguir, puso la primera cara seria de todo el día -. Escucha, en el colegio estamos enterados de tu situación especial con la señorita Bublik. No, no te voy a dar la charla de si realmente es lo que quieres o no. Como ya he dicho, si alguien quiere venir a hablar conmigo es libre, sino no voy a inmiscuirme en si te gusta o no eso de ser guardaespaldas. Pero sí te diré que la escuela lo ha aceptado porque más que un trabajo lo consideran una herencia cultural, aunque pueden cambiar de opinión en cualquier momento si no cumples con tu formación tal y como has hecho en los últimos años. Algunos profesores piensan que tu "interés" por mantenerte cerca de Bublik-san harán que te esfuerces en pasar de curso pero si no fuera así... - dejó la frase en el aire, mirando a Francesco fijamente -. Sólo quería que lo supieras. Tu trabajo como guardaespaldas no puede interferir, ¿entiendes?

El móvil de Kazuma había vibrado un par de veces en su bolsillo mientras hacían las presentaciones, pero había sido imposible mirarlo sin que el profesor lo viera. Pero ahora en el descanso...

Primer mensaje:

Espero que esté yendo bien tu primer día de clase! Recuerda, todo es cuestión de sonreír un poco :3. Aunque hay a chicas que también les van los misteriosos, sólo tienes que rodearte de un aura oscura y te encontrarán sexy :P Buena suerte!!!!

Segundo mensaje:

Estaba deseando que llegara la hora del descanso, estoy tannnn aburrida... ¿te va bien? Espero que no estés nervioso, aunque yo lo estaría jeje. ¿Te conectarás esta noche?

Escuchando las últimas presentaciones, Mila sacó sus propios veredictos. En su opinión, los únicos "tragables" eran Kaito, Francesco, Aihara y Hagiwara... Ren era una especie de Francesco en potencia y los demás, sin comentarios (en especial el latino bajito, mal rollo).

A continuación los colocaron a cada uno en un sitio, no se podía quejar, le tocó en la última fila y ahora era ella la que vigilaba la espalda de Francesco. Al escuchar el "plan" del profesor para el sábado, Mila puso los ojos en blanco a la vez que soltaba un gruñido.

— ¿Sábado...? Me se de una que se va a poner enferma... — Aunque papá Bublik, con esa tontería de la disciplina, seguramente la obligaría a ir.

Se extrañó bastante cuando el profesor llamó a Francesco. Sabía que tarde o temprano se la cargaría, pero... ¿Tan pronto? Pues vaya. Mila decidió esperar a su guardaespaldas en clase.