Partida Rol por web

No hay ninguna entrada que veas alrededor ni nada que te ayude, es todo pared. Ya anocheciendo, ves como hay un cambio de guardia. La entrada parece desprotegida... Por ahora.

"Hay que joderse..." Suelto mientras echo a correr hacia la entrada rezando para pasar desapercibido. "Horxus, vigila o algo, por nuestra vida". 

Consigues colarte en un despiste que tuvieron al hacer el cambio de guardia. Ir corriendo no fue la mejor opción, pero por casualidad estaban distraídos hablando entre si.

Decides tomar una actitud más tranquila una vez dentro.

Sigilosamente sigues subiendo unas escaleras y adentrándote más y más a lo que parece ser un templo. Las paredes de piedra grises le dan un toque lúgubre. Ancianos enclenques se mueven de un lado a otro, tienen unas capas de un color azul oscuro, idénticas a las de Melzir. No hay guardias dentro y todos los ancianos parecen estar ciegos o apunto de ello.

Por fin llegas a lo que parece ser la estancia más alta del lugar y donde se efectua el ritual que invoca la cúpula. Un anciano se encuentra allí arrodillado de espaldas a ti. Murmura palabras y hace reverencias hacia la plataforma ritual, de donde sale un rayo blanco hacia arriba.

"Anciano, no os asusteis" Digo con voz tranquila mientras me acerco lentamente. "No pretendo dañaros, pero sí preciso de vuestra ayuda. Como podéis ver no pertenezco a este mundo ni a este tiempo. Hace varias jornadas fuí enviado aquí por un hombre de vuestra orden" Digo mientras busco el dibujo del círculo de Melzir en la mochila para mostrarselo. "Para aprender, conocer y así poder evitar lo que esta a punto de acontecer en mi mundo. Debo regresar y quizás vos podáis ayudarme". 

El anciano parece sobresaltado.

"¡Los demonios vienen a mancillar la ciudad....!" - dice mientras se levanta. "¡Un miembro de nuestro credo nunca haría tratos con el diablo!"

"¡Intentame engañar todo lo que quieras, pero tu lengua viperina te delata!" - Tres bolas de fuego aparecen a su alrededor.

"¡Debilítalo, pero no lo mates, lo necesito vivo para el ritual!"

"Todos en este mundo parecen obcecados en morir" Digo mientras invoco un circulo de fuego alrededor del anciano. 

Creas el vortice alrededor del anciano y este empieza a arder, pero consigue enviar a dos bolas para que te ataquen.

Una de las bolas te roza ligeramente, sin generarte algun daño pero la segunda te da de lleno. Una vez te atacan desaparecen y escuchas el grito de agonia del viejo. Rápidamente deshaces el vortice y le encuentras moribundo, su piel está llena de quemaduras, incluso llegas a ver que sus brazos se han convertido en una masa de carne alrededor de huesos negros, casi calcinados.

Los ruidos alertan a todo el templo, los guardias ya deben de estar subiendo las escaleras, por lo que mientras Horxus deshace el hechizo que protege a la ciudad tu te encargas de cerrar las puertas con lo que puedes.

Los minutos pasan y Horxus sigue haciendo los preparativos para el portal.

"¡¿Cuánto vas a tardar?!" - Digo mientras aguanto la puerta con todas mis fuerzas.

"!La puerta no aguantará mucho más!"

Horxus sigue sentado en la plataforma ritual moviendose con parsimonia.

"¡CALLA Y SE PACIENTE! NO TE ATREVAS A DESFALLECER AL FINAL DE TODO."

Ves como el cuerpo del anciano se eleva y empieza a retorcerse de formas que no creías posible.

"Mel amund shior.... Mel amund shior.... ¡MEL AMUND SHIOR!" - Exclama Horxus.

El cuerpo del anciano se abre completamente, mostrando sus entrañas y órganos. El demacrado cuerpo explota llenando todo el suelo de visceras y sangre.

Las paredes del templo empiezan a derrumbarse, mostrando el paisaje rojo que llevas viendo desde que entraste a este mundo. 

Una tormenta eléctrica se concentra sobre Horxus y la ciudad, destruyendo edificios con poderosos rayos.

Llega un punto en el que ya no puedes aguantar más la puerta, por lo que los guardias abren el portón y eres empujado hacia el centro de la sala debido al golpe conjunto que estos hacen para abrirlo. Del impacto la capa que cubría tu rostro se desliza por tu cabello hasta tu nuca.

Dieciocho guardias observan horrorizados lo que esta aconteciendo en la zona ritual y en la ciudad.

Te miran fijamente.

"¡Es el hijo del diablo!" - Los gritos en la ciudad cada vez se escuchan más fuertes. - "¡A por él!"

Mientras van corriendo hacia ti, van disminuyendo su velocidad a la vez que ves como lentamente su carne se derrite hasta solo quedar un esqueleto.

El edificio en el que estás se empieza a derrumbar lentamente hasta llegar al nivel del suelo. Una vez allí contemplas tus alrededores.

Todo ha sido vaporizado, delante tuya, un portal se alza. El silencio es absoluto e inquietante.

Una gran sensación de naúseas te recorre el cuerpo, has contemplado algo horripilante, te derrumbas y empiezas a vomitar. No paras de pensar en las miles de almas que has cosechado para salir de aquí. Muchos pensamientos recorren tu cabeza y eres incapaz de moverte.

¿Quien aguantaría tanto estrés y soportaría tanta sangre inocente en sus manos? Contemplas el suicidio, pero la risa de Yzmondo resuena en tu cabeza. No sabes que hacer.

No quieres continuar, has excedido el límite y ya no ves las cosas de la misma forma.

Derrumbado en tu propio vómito, notas como algo te da unas palmadas en la espalda. Miras intentando averiguar quien se encuentra detrás tuya y ves a Horxus. Es raro, nunca te habia podido tocar, era como un fantasma al que podías atravesar.

"Esto es solo el principio. Si de verdad quieres volver a tu mundo y salvarlo, este es el camino." - Dice mientras te señala el portal.

Supones que algo de razón tiene, que al menos esto no sea en vano. Te arrastras poco a poco hacia el portal y lo atraviesas.

Has abandonado un mundo de locura, pero al parecer has arrastrado a la pesadilla contigo.