La tarde transcurría con calma mientras observabas todo a tu alrededor. El saludo del niño y tus reflexiones posteriores te mantuvieron donde estabas durante un rato. La gente se movía a tu alrededor, saludando al pasar, con gesto amable, pero sin pararse a charlar.
Las campanas de la iglesia sonaron marcando nonas y viste como algunas personas entraban a la iglesia. Era curioso observar que no eran demasiadas. La celebración no duró demasiado y, cuando terminó, tú seguías allí...
No decías si querías hacer algo o ir a algún sitio y después de darle vueltas, la verdad, no me he atrevido a moverte.
Cita:
Muy bien traído con el título de la escena, por cierto :)
Pasé una tarde tranquila. Pese a sentirme un elemento extraño en ese ecosistema noté que no llamaba la atención, que encajaba perfectamente.
Después decidí darme una vuelta por los alrededores, buscaría el cementerio si no estaba muy alejado. Quizás hubiese algo interesante por allí.
No quería ir al monasterio sin hablar antes con la bruja. Tenía que preparar bien esa visita para que fuese lo más fructífera posible.
Jajaja, no fue casual. Era un homenaje a la partida.
Y atrévete a hacer conmigo lo que quieras... (esto último dicho así no queda muy bien, jajaja)
Mientras rodeabas la iglesia encontraste el cementerio en la parte posterior y decidiste darte una vuelta por él.
Era un espacio bastante grande, en el que se observaban montículos de tierra principalmente. La hierba crecía salvaje y sólo en un par de sitios no habia verde, pero sí tierra removida.
En algunos de los montículos habia cruces de madera. Algunas de las cruces estaban hechas con mayor detalle e incluso alguien había tallado el nombre del que supusiste era el difunto. Otras, en cambio, eran solo 2 ramas atadas con una cuerda.
El cementerio estaba rodeado como por un murete de piedras de sólo medio metro de alto. En una esquina, separado 1 metro de la parte exterior del muro, había otros 4 montículos, ninguno de los cuales tenia cruz.
Saliste del cementerio y pensaste que sería hora de volver, así que te dirigiste, sin prisa, hacia la casa.
Cuando llegaste Catalina y Lola estaban preparando todas las cosas para la cena. Te ofreciste a ayudarlas, pero te pidieron que te quedases sentado.
-Adrián ha preguntado por ti- comentó Catalina mientras removía un guiso -Pero no ha dicho qué necesitaba-
No tardó mucho en estar la cena lista. Catalina fue a servirle a Adrián que cenaría en el comedor y Lola subió llevarle la cena al señor Angel.
Catalina se asomó a la cocina
-El señor Adrián dice que vayas al comedor-
Te acercaste hasta allí, temiendo qué pudiera ser lo que quería...
Cita:
En realidad suena a "Atrévete y pagarás las consecuencias" XDD
-¿Has hecho tu esto?- pregunto cuando Saúl llega, señalando el mapa que he dejado encima de la mesa. No dejo de comer mientras continuo -Creo que nunca he ocultado mi opinión sobre lo que haces. Considero que eres un vago y que te aprovechas de mi padre para que te mantenga- intento decirlo con voz calmada -Sin embargo, he de decir que esto, me parece un buen empleo de tus habilidades. Si es posible, mañana por la tarde, me gustaría que hicieras uno como este... bueno, no igual, son otros los terrenos que deseo tener pintados ¿de acuerdo?-
Di un paseo tranquilo por la parte de atrás de la Iglesia y el cementerio. Pensé en la muerte, en mi muerte. Si moría en ese lugar, habría muerto mil años antes de nacer. A menudo pensaba tonterías de este calibre, era mi manera tratar de tomar perspectivas de los problemas, quizás mi forma de sobrevivir en mi época, en ésta o en cualquier otra.
Después de haber visitado a los ancestros decidí volver a casa. Allí me enteré de que Adrián me quería ver...
Debería haberme quedado en el cementerio, sin duda sería más agradable que hablar con este personaje...- pensé.
Entré en el comedor y para mi sorpresa Adrián mostró un tono conciliador. Seguía siendo un tipo desagradable, pero quizás algo menos que el de mi época.
Era evidente que quería aprovecharse de mi recién estrenada habilidad como cartógrafo. Sin duda la productividad y la utilidad no eran propias solo del siglo XXI. Acepté pero le pedí un poco de tiempo para preparar unos "materiales especiales". Tampoco quería meter en un lío al otro Saúl si finalmente conseguía regresar a casa gracias a la bruja...
-Perfecto. Entonces mañana por la tarde. Así tienes la mañana para preparar lo que necesites- te comenta Adrián. Es evidente que no está acostumbrado a que le contradigan y no asume que necesites más tiempo.
Volviste a la cocina y comenzaste a cenar con Catalina. Al poco tiempo bajó Lola y se sentó a cenar con vosotros.
-¿Te importa que después de cenar me vaya, Catalina? He dejado todas mis tareas hechas y Saúl y yo queremos ir a ver a Alodia-
Catalina te mira extrañada -¿Tú también?- te preguntó extrañada, pero se encogió de hombros y le dijo a Lola que fuese, que se apañaría sola si los señores pedían algo.
Cuando terminasteis de cenar Lola cogió un chal y te guió en el sentido contrario al que habías recorrido esta mañana, alejándote del centro del pueblo y acercándoos al bosque.
Antes de llegar al bosque había una casa pequeña, hecha de piedra y adobe. De su chimenea salía humo. Lola llamó a la puerta y abrió. Era una estancia de una sola habitación. Había una cama a la derecha y una mesa a la izquierda. Por todas partes había estantes llenos de cuencos, botes, raíces... Incluso en el suelo había cuencos.
-¡Lola! ¡Saúl! ¡Pero que bien que esteis aquí! Sentaros, sentaros...- les digo señalando los taburetes que tengo en un rincón y que pongo alrededor del fuego -¿Cómo es que os ha dado por venir a verme?-
Adrián seguía siendo el mismo en cualquier época, retiraba mi pensamiento anterior. Seguía dando esa impresión de egoísmo y soberbia, lo de antes había sido un espejismo...
Después cené a solas con Catalina hasta que llegó Lola, no sabía que hablar con ella, así que agradecí que no estuviesemos solos mucho tiempo. Me extrañó que Lola le contase nuestros planes y que no se inventase ninguna excusa.
-Sí. -dije entre risas forzadas. -En qué lios me mete Dolores.-Parecía como si estuviese hablando con mi suegra...
Por fin acabó esa eterna conversación y nos dirigimos hacia el bosque. Era la típica casita de la bruja de los cuentos, y yo solo esperaba no convertirnos en el origen del cuento de Hansel y Gretel...
Entré titubeando hasta ver a una señora que parecía de lo más normal... Parecía conocerme de toda la vida, bueno...al otro Saúl.
Lola se sentó y me dejó solo ante el peligro.
-Verá señora, venía porque quizás necesite de sus servicios...-Nunca había ido a una bruja, curandero o parecido, no sabía si había un protocolo para estas situaciones.
Traté de contarle la historia de manera parecida a como lo hice con Lola. Quizás el etiquetarla como bruja me liberó de cualquier miedo que pudiese tener en soltarle mi locura.
De perdidos al rio...-pensé.
Saúl me observa y me habla como si no me conociera. Eso ya me resulta desconcertante. Cruzo una mirada con Lola, pero ella está pendiente de él y no me la devuelve. "Lola me esquiva la mirada a propósito" pienso aunque no entiendo porqué.
Y entonces Saúl me cuenta una historia sobre que él no es nuestro Saúl y que es de unos años más adelante y que quiere volver a su época... Cuando termina su historia miro a Lola
-¿Y tú qué opinas?- le pregunto a ella. Y ella me dice que no se atreve a negar que lo que dice Saúl sea cierto pero que también puede ser su Saúl y estar confuso.
Miro el fuego mientras intento pensar con claridad
-Y ¿cómo queréis que os ayude? Yo no sé moverme en el tiempo. Yo sé de plantas, de animales, del clima y los cultivos... Además, aunque supiera...- los miro atentamente -¿Porqué hablais de nuestro Saúl, mi Saúl, tu Saúl... ¿porqué tendría que haber más de uno?- observo sus caras de no entender -Un momento...-
Me levanto y lleno de agua un cuenco grande, que pongo encima de la mesa -¿Dónde está el agua?- pregunto. Lola, más acostumbrada que Saúl a mis preguntas, contesta rápida que en el cuenco.
Entonces cojo un cuenco más pequeño y lo sumerjo en el agua del grande hasta quedar dentro, cubierto. -Dónde está el agua ahora?- Lola pone cara rara. Le señalo el interior -¿Lo lo ves? Puedo decir que hay agua en el cuenco pequeño. Pero también en el grande. Y, más importante aún, es el mismo agua. ¿Lo entendéis?-
La bruja se puso bastante filosófica y la verdad es que me costó entender que relación existía entre un cuenco con agua y yo...
-Señora, ¿es usted creyente? ¿Cree en Dios?.-Decidí ponerme yo también filosófico, quizás mostré un poco agresivo en mi pregunta, pero no creía en la reencarnación, ni en las vidas pasadas, ni en cualquier otra cosa parecida que estuviese pensado la bruja.
Este no era el camino que me va a sacar de aquí- Pensé.
-En mi época la respuesta a la pregunta que acabo de hacerle dependería de la persona a la que le preguntase. Hoy en día, en este momento, sé que no es así, todo el mundo tiene la firme convicción de que Dios existe.
Miré a Lola un momento como pidiéndole perdón por cuestionar su Fe y continué.
-Imaginemos que es verdad que hay un Dios y que tenemos un alma, y que la vocecita que oímos en nuestro interior al pensar proviene de esa identidad única que el creador nos confiere...
Esperaba que al menos la bruja pudiese seguir mi razonamiento, aunque estaba seguro de que no lo compartiría.
-¿Cómo sería posible que existiesen en dos momentos lejanos en el tiempo dos vocecitas hablando a la vez si solo tenemos un alma y, por tanto, una sola vocecita?
Después de esto sí que me van a llevar a la hoguera.- Pensé...
En mi época me había encontrado con muchas personas con las que no se podía discutir, personas de ideas inamovibles, que no entendían que otras pudiesen pensar de manera distinta. Solo a mi se me ocurriría plantear en un mundo que no conozco bien, una cuestión que podría tambalear el pilar donde se apoyaba todo. Quizás era el cansancio, el estrés de la situación, la forma en que veía ahora a Lola... Estaba realmente confundido y empezaba a desesperarme la situación.
Me senté al lado de Lola y esperé con la cabeza gacha la respuesta de Alodia.
Espero que no te haya descolocado mucho mi post, jajaja. Puede ser que no viniese muy a cuento esa reacción de Saúl.
Alodia escucha tu discurso con atención, después de responder sólo con un suspiro a tu pregunta sobre si cree en Dios.
Luego las dos se miran.
-¡Ay Saúl! ¿Y yo qué sé? Que yo no soy cura ni fraile ni el sabio del rey- te contesta Alodia con un poco de pena -Entiendo tu enfado, tu frustración, pero ya te he dicho antes que yo sólo sé de las cosas que toco y veo. A mí no me hables del alma o de dios. No me preguntes cómo puede estar una cosa en dos sitios, yo sólo sé que pasa. Y sobre el alma y dios... chico, me llevo bien con algún fraile pero no piso una iglesia desde hace años, pero recuerdo algo llamado el misterio de la Santísima Trinidad y venía a ser algo así, varias cosas iguales pero separadas-
Es evidente que le da pena Saúl y le da pena Lola, que quiere ayudarlo y no puede, pero su cara refleja claramente que no sabe qué os ha traido a verla
-Si te duele la tripa te puedo dar hinojo, si no puedes dormir melisa... Pero para lo que te pasa, yo no tengo una solución y tampoco lo había visto nunca antes... Lo siento mucho- te dice
¡Claro que no! Es comprensible que Saúl se fruste y se enfade. Si es lo que crees que le pasa al PJ está perfecto. Ya te dije que cualquier cosa que quieras hacer, dentro del contexto, me parece perfecta. Yo me adapto a tus decisiones
Me sentí realmente confuso... Había pensado que Alodia, que vivía alejada de la sociedad, probablemente estaría un poco ida y que afrontaría este problema desde otra perspectiva desde la que encontrar una solución. Pero no era así, Alodia estaba mucho más cuerda que yo, allí era yo el único loco y esa situación comenzaba a afectarme de verdad.
-¡Vamos Lola! Está claro que Alodia no me puede ayudar. Despídete y dale las gracias mientras yo espero fuera, tomando el aire.-Me despedí de Alodia con un simple arqueo de cejas y salí de la casita.
Se me desvanecía una opción de volver a casa, la que aparentemente veía con más posibilidades de acabar en buen término. Ahora solo me quedaba rezar y no de manera figurada, sino literalmente. Los monjes eran la otra opción que barajaba en esos momentos, pero también era una jugada peligrosa, puesto que no podría hablar de manera tan clara como con Alodia o Lola.
Mientras esperaba fuera miré al cielo. Veía las mismas estrellas que me habían enamorado la noche anterior. Eran lo único que en ese momento me ataba a mi época, las únicas que habían viajado conmigo, las únicas que permanecían inamovibles durante milenios.
Comencé a pensar que empezaba a ser inevitable que me quedase atrapado en esa época para siempre...
No tenias reloj pero estabas casi seguro que Lola llevaba ya más de 10 minutos para despedirse cuando, al fin, salió.
-Vamos rápido, está casi anochecido y no me gusta andar por aquí de noche- fue lo que te dijo al salir. Y no volvió a decir nada más hasta que llegasteis a la casa, donde se despidió con un -Yo me voy ya a dormir, mañana será un dia de mucho trabajo. Espero que duermas bien-
No estabas seguro de que estuviera enfadada... ¿o igual si? Porque normal, desde luego no estaba.
Acuérdate, narra sólo hasta que te duermas y hazme una tirada por Psique, 1d20.
Estupendo, lo que me faltaba para completar bien el día. Lola se había enfadado.
Intenté dormir pronto pero no logré conciliar el sueño facilmente. Pensaba que la visita a la bruja había sido una completa pérdida de tiempo y que mañana le tocaría hacer el mapa para Adrián.
Me pasaron por la cabeza miles de cosas, mi familia, mis amigos, pensé que nunca volvería a ver a ninguno de ellos...
Ojalá mañana despierte en mi colchón...
Tras un rato moviéndose y dando vueltas, Saúl consiguió dormirse.
Motivo: Psique
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 18 (Fracaso)