Partida Rol por web

Hay vida más allá de este planeta.

Los últimos datos recogidos por varias misiones no tripuladas dan información suficiente para saber que, no solo hay vida, si no que, además, es inteligente. Eso plantea varios escenarios. El peor de ellos implica invasión.

La ONU, enmarcado en el Plan Oikos, ha creado varios equipos de trabajo cuyo objetivo es establecer un plan anti - invasión. El equipo cuenta con varios grupos de trabajo; uno para definir los esquemas de alerta y para configurar los medios de comunicación, otro para diseñar armas que abarquen nuevos medios de ataque... y un grupo para evaluar y definir los esquemas de organización y conducta, llamado Proyecto Contingencia.

Todos los responsables de los distintos grupos del Plan Oikos conocen la existencia de los demás equipos de trabajo y sus objetivos, pero no el detalle de cómo desarrollan sus tareas. Esto permite que cada grupo trabaje con libertad absoluta de cara a obtener sus objetivos. Ademas, se ha dotado a los miembros de los equipos de recursos casi ilimitados, accesos especiales a cualquier información, valija diplomática para viajar sin declarar entre países...

El Proyecto Contingencia está formado por 10 militares y 10 científicos especializados en Neurobiologia, Psicobiologia, Anatomía...
El director del equipo es el Dr. Auguste Newman, doctor en Antropología, Ciencias del Comportamiento y Psiquiatría.
Por debajo de él y a sus órdenes, esta el General John S. Husser.

El objetivo declarado del Proyecto Contingencia es establecer las posibles pautas de comportamiento de la humanidad, ante distintos escenarios de ataque. Para ello evaluan el comportamiento de las personas ante escenarios de cambio repentino con alto nivel de stress.

Además para cada escenario y, una vez identificadas las pautas de actuación que tendríamos, tendrán que establecer cuales serían los protocolos necesarios que dirijan nuestro comportamiento de manera que podamos, como raza, afrontar y combatir en un escenario alterado. Lo que se busca es pautas que permitan identificar líderes, establecer incentivos que movilicen a las personas, evaluar el impacto de la falta de recursos en personas anónimas... en definitiva, identificar y controlar todo lo que pueda "volver idiotas a las masas", como dice el General Husser.

El equipo se encuentra en la Fase I de trabajo, la que implica la obtención de información sobre escenarios y reacciones humanas ante los mismos.

La fórmula de trabajo, no declarada, que actualmente se utiliza por el equipo, es la recogida de sujetos en distintos ambientes, físicos y mentales, a los que someten a diversos escenarios imposibles para testar reacciones y consecuencias.

La recopilación y análisis de la información obtenida permite cumplir una doble función:
- establecer pautas de comportamiento ante situaciones imprevistas
- ayudar a identificar patrones concretos que ayuden a seleccionar sujetos con un perfil mental resistente, que serían los reclutados como responsables y coordinadores de los equipos de respuesta y contención en caso de ataque.

El procedimiento es el siguiente:
1.- Identificar el sujeto candidato conforme a las especificaciones definidas por el equipo médico.
2.- Análisis de sus patrones diarios (rutinas). Selección del mejor momento para la extracción.
3.- Extracción del sujeto
4.- Implantación mental del escenario a testar
5.- Recogida de datos
6.- Borrado de memoria
7.- Entrega del sujeto en el mismo lugar de la extracción

El proceso completo dura 5 horas. En cambio los datos analizados responden a un período mental de 4 días, que es el plazo que el Plan Oikos tiene identificado como plazo mínimo para una concluir una invasión completa del planeta.
La diferencia entre el tiempo mental y el real se salva con un estímulo neuronal que acelera el trabajo del cerebro. El único efecto secundario es un fuerte dolor de cabeza que permanece en los sujetos por 12 horas tras la devolución.

Una vez terminado el experimento, a los sujetos se les borra la memoria y son devueltos al lugar donde fueron extraidos, solo unas horas después de la extracción.

Eres consciente de estar despierto ya pero aún no has abierto los ojos. Un rayo de luz se filtra entre las rendijas de la persiana y te da en la cara. Ya es de día, toca levantarse. Aunque tú no tienes los mismos horarios que los demás. No tienes que fichar en un reloj a la entrada ni que correr para alcanzar el metro porque si lo pierdes entrarás 10 minutos tarde.

Tu vida "laboral" se ajusta al horario de visitas del hospital. No sueles ir por allí antes de las 12. Así das tiempo a que la gente despierte tranquila y a que los médicos hagan una primera ronda.

Los primeros rayos del día me despertaron, de nuevo se me había olvidado cerrar del todo la persiana.

Esa noche no había dormido bien, una sensación rara me recorría, me notaba pesado...

-¡Nada que no arregle una ducha y un café bien cargado!- hablé en alto, siempre lo hacía a primera hora de la mañana, me servía para notar que estaba en orden.

Fui tranquilamente al baño, realicé todo el protocolo de rigor y me duché con el agua bien caliente. Daba igual qué época del año fuese, el agua caliente siempre me servía de estímulo.

Desayuné apenas un café, a primera hora no me entra gran cosa en el cuerpo. A media mañana, antes de ver a Ángel me tomaría cualquier cosa. En ese instante pensé en cuanto tiempo le quedaría a Ángel, si conseguiríamos terminar a tiempo su biografía. Pero al segundo decidí quitarme ese pensamiento de la cabeza, había que ser positivos.

Me vestí de manera informal, como siempre, con unos vaqueros y una camisa de cuadros, de esas que no le gustaban nada a mi amiga Lola. Desconocía si hoy esa garrapatilla tendría turno de mañana, pero me apetecía verla. Siempre me animaba verla en los días que amanecían raros.

Salí tranquilamente de casa, escuchando música, hasta llegar a la parada del autobús, llevaba mi carpeta con un par de bolígrafos y todas las notas de la historia de Ángel. 

Subí al autobús y saludé al conductor como siempre y, como siempre, el conductor no me devolvió el saludo. Se limitó a mirar por el retrovisor y bostezar.

Éste hombre debe ser el alma de las fiestas- pensé.

En el autobús me limité a escuchar música, no sabía leer en un vehículo en movimiento, era algo me convertía en un ser primitivo, puesto que a mi alrededor todo el mundo estaba leyendo las pantallas de sus móviles. Eso me servía para observar a la gente sin ser observado. Me gustaba sentir que era el único realmente conectado con la realidad.

Me bajé del autobús y caminé hacia el Hospital. Ángel estaba en la cuarta planta. Me conocía perfectamente el camino, iba en piloto automático incluso para saludar a las mismas enfermeras, médicos o personal de limpieza que ya me conocían.

El piloto automático...así iba conectado con la realidad. Me encanta la incoherencia de los seres humanos.

Entré en la habitación de Ángel, eran las 13:30 y estaba terminando de comer.

Mientras esperaba comencé a revisar las notas del día anterior. Íbamos por Junio de 1963, me contaba como vivían en la clandestinidad los logros de los cosmonautas rusos. Él siempre contaba que comenzó a interesarse por el comunismo y la política para ligar más, que eso de entrar en terreno prohibido hacía que las relaciones cobrasen una emoción que hoy en día no existía...

Después de comer, Ángel me pidió que le dejase dormir un rato. Así, que decidí irme a la cafetería y tomarme un sandwich y un refresco. Le mandé un mensaje a Lola a ver si estaba en el Hospital y tenía un hueco libre...

Cita:

Te contestó Lola, casi de inmediato.
Te sentaste en una de las mesas libres con tu bandeja. Mientras esperabas a Lola e ibas comiendo no pudieste evitar fijarte, como hacías siempre, en la gente a tu alrededor; una madre con su hija que llevaba vendado el brazo, una chica leyendo una revista, dos tipos con bata de médico y zapatos, el sacerdote que estaba siempre por el hospital...

Lola interrumpió tus observaciones

-¡Ey! Estabas en las nubes otra vez ¿eh?- le pregunto chasqueando los dedos frente a él -¿Otra vez estás comiendo un sándwich? Sabes que hay más opciones en el menú ¿no?- No es una regañina, sólo que me preocupo por él y no quiero que acabe dándole una anemia.

Me alegro de que esté aquí. No tengo muy claro si lo que hace le llena, pero ayuda mucho a la gente. Saber que serán recordados de una manera más "real", más tangible, con un libro, llena de ilusión los últimos días de algunos

-Pues yo no te voy a contar mi día porque estás comiendo, pero sí, todas las asquerosidades que se te ocurran las he tenido hoy-

Ya me había acostumbrado al ambiente del Hospital. Obviamente no era un lugar agradable, pero a mi inspiración le venía genial.

Al principio me planteaba si mi trabajo molestaría a alguien. Un extraño que veía a familiares venirse abajo y trataba de evadirse para no hundirse él también. Sabía que a veces podía parecer insensible, pero le parecía que la mejor manera de comportarse era la de estar ahí en un rincón, haciendo el menor ruido posible.

La cafetería permitía recargar las pilas de alguna manera pese a un más que discutible menú. En el instante en que mordía por segunda vez mi sandwich apareció Lola. Justo en el momento en que se sentaba, las nubes se desplazaron para que apareciese el sol. El clima me regalaba una preciosa metáfora de como me sentía.

-Este sandwich es lo único decente que veo, ya sabes que vivo con el miedo a que la cocinera de aquí intente acabar conmigo. -Con Lola me salía solo el hacer chistes y bromas malas, y que las soportase con una carcajada eran el motivo de que la necesitase en días como hoy.

Su uniforme estaba impoluto, así que asumí que se acababa de cambiar.

-Lola, después de tanto tiempo tus batallitas de enfermera ya no me quitan el hambre. Es verdad que los primeros días asociaba tu cara y tu uniforme con una cierta sensación de nauseas... -¡Qué cosas más bonitas le decía a veces! 

Estuvimos hablando durante un buen rato hasta que tuvo que volver a incorporarse. La verdad es que se me hacían cada vez más cortos estos momentos. El Hospital era un lugar duro a veces y sin Lola todo sería más complicado de sobrellevar.

Por fin subí hasta la habitación de Ángel que estaba ya despierto. Estuvimos hablando casi dos horas sobre una novia que conoció en Perpiñán. Yo siempre me preguntaba cómo pudo acabar Ángel recorriendo tanto mundo. Cómo una persona de una ciudad minúscula como Melilla podía haber visto tantas cosas, y como yo nunca me había atrevido a lanzarme a la aventura.

Espero a su edad haber vivido la mitad de los que ha vivido él. 

Me quedé inmerso en mis pensamientos hasta que Ángel tuvo que llamar mi atención con su habitual sorna:

-Chico así voy a tener que llegar a los ciento cincuenta años para que te de tiempo a terminar.

En seguida volví a aterrizar en la silla del Hospital y continuamos la charla. Fue uno de los días más agradables y productivos de los que Ángel y yo disfrutamos. Una de las cosas que más me gustaba de ese trabajo era que no paraba de aprender cosas nuevas, quizás gracias a esto, algún día pudiese escribir alguna historia en la que yo fuese el protagonista.

Salí del Hospital sobre las 7 de la tarde y decidí volver a casa andando. El día era bueno y estar con Lola y Ángel me había levantado mucho el ánimo. Caminar con mi música hacia casa era el broche perfecto para un buen día.

Cuando llegué a casa serían las 9. Me crucé con David que salía de casa rápidamente con la cara un poco descompuesta. No tenía tanta confianza con el como para preguntarle así que entré en mi casa, me quité las zapatillas, la camisa y los pantalones y me tiré un rato en el sofá.

No me apetecía nada cocinar, así que estaba retrasando todo lo que podía el enfrentarme a una nevera medio vacía...

Cuando abandonas el hospital, te cruzas en la salida con el hijo de Angel, Adrian*.

Miras hacia otro lado para evitar que te vea. No es que tengas problemas con él pero sabes que no le gusta mucho lo que estás haciendo. Aunque, como el encargo es de su padre, no puede hacer nada para impedírtelo ni aunque quisiera.
Es un tipo "de exito", seguro que tiene una empresa o algo así. Siempre va bien vestido y debe estar muy ocupado porque sólo viene a última hora a ver a su padre y, algunos días, ni eso.

Consigues evitar el saludo y te subes en el bus, de vuelta a casa.

En el descansillo te cruzas con David.

Parece que pasa algo pero no preguntas. Te vas directo a casa. Y, cuando entras, directo al sofá, después de ponerte cómodo. No han pasado ni 5 min cuando llaman a la puerta. Te acuerdas de ponerte los pantalones antes de abrir y ver a Nuria delante tuyo...

-Hola... esto... perdona que te moleste a estas horas... es que nos hemos quedado sin luz en casa ¿no tendrás una linterna para prestarnos? David ha ido a ver si es de los plomos pero igual tarda en poder arreglarlo, si es que puede porque a ver dónde encontramos una ferretería abierta a estas horas...-

Llamaron al timbre cuando me estaba quedando dormido en el sofá...¿Quién sería?

Acerté a ponerme los pantalones y la camisa a medio abrochar antes de abrir la puerta.

Era la vecina, que me venía a pedir una linterna -¡Para eso estamos los vecinos!- Intenté sacar una sonrisa entre bostezo y bostezo...

-Pasa, pasa. Siéntate mientras la busco.

La verdad es que mi casa no era la quintaesencia del orden, pero mi mente estaba trabajando con el piloto automático...

Le llevé la linterna, pero al dársela nos dimos cuenta de que no tenía pilas. -Espera, voy a buscar las pilas. 

Me pareció ver que Nuria comenzaba a ponerse nerviosa, tenía la impresión de que a David no le haría mucha gracia que estuviese en mi casa.

Tampoco quise preguntar si pasaba algo, pero también la notaba rara. 

Nuria me dio las gracias y se despidió. En cuanto cerré la puerta volví a ponerme cómodo, me acerqué a la nevera, cogí un yogur y me lo comí sin ver siquiera si estaba caducado o no.  

Pensé que así terminaría mi día, me tiré a la cama y...¡Oh sorpresa! Me había desvelado.

Me puse los cascos y estuve escuchando música hasta que el sueño volviese. Pero en ese momento todo mi día volvía a pasar por mi mente...Lola, Ángel, su hijo, David...y Nuria. En ese momento me sentí algo solo, y ese es el último pensamiento que tuve antes de quedarme profundamente dormido, creo que sonaba el Heroes de David Bowie.