Dos hombres se aproximan a ti
-Disculpe, ¿oiga?...-
Te giras hacia ellos preguntándote qué querrán...
Sientes un pinchazo en la nuca... Un calor agradable te invade, así como una sensación de tranquilidad. Te gustaría recordar este sueño y esta sensación cuando despiertes...
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-Saúl... Saúl... despierta- la voz de Lola y la presión de su mano en tu brazo te sacan del sueño -Es de día...-
Sabes lo que viene... que tienen que encender el fuego.
Te quedas sentado un momento recordando el sueño... era tan real... parecía un recuerdo, pero eso no ha pasado nunca. Y, bueno... tampoco estás seguro de que sea un recuerdo, parecía más un sueño de esos que son tan realistas que te levantas entre sudores...
Te incorporas y Catalina aprovecha para encender el fuego. El día no es tan luminoso como los anteriores. No está nublado como para llover, pero las nubes sueltas hacen que parezca gris.
El olor del humo por el fuego recién encendido, se extiende por la cocina y, algo más tarde, el olor de la leche cociendo para hacer las gachas.
Desperté pero me sentía extraño. Aún en la cama lo primero que hice fue tocarme la nuca por si tenía alguna marca.
¿Qué había sido eso? ¿Qué era sueño y qué realidad? Todo lo que me pasaba ya no podía ser real... Pero todo lo parecía. No era la primera vez que tenía esa sensación, pero esta vez era diferente.
-Lola, ¿me has estado llamando mucho rato?. Era como si no estuviese aquí...
Quizás era el estrés por la batalla, pero me notaba más pesado esa mañana. Comencé a desayunar pero la mano me temblaba, la cuchara no paraba de moverse y no mancharme se estaba convirtiendo en todo un reto.
Perdoname de una veeeeeez, no sabía que era tan importante!!
Déjame disfrutar de ser novato e inconsciente!!
PD. Me has llamado bellaco...Maldita!
-¿Mucho rato? No, te has despertado enseguida ¿porqué?- le pregunto, al principio sin darle importancia.
Pero cuando servimos el desayuno veo que le tiemblan las manos y vuelve a estar, otra vez, un poco pálido.
-¿Estás bien? ¿tienes frío?- le pregunto, preocupada, mientras me doy cuenta de que Catalina también lo ha notado
Perdonado ;-)
Ja ja ja ja ja
Pd: Pensé también en llamarte rufián
-No, no he dormido bien. -Aún me tocaba la nuca pero no notaba nada. -Lola, ¿puedes ver si tengo alguna marca o algo en la zona de la nuca?
Terminé de desayunar como pude y salí a tomar el aire. Intenté tranquilizarme, respiré profundamente el aire puro del campo como si fuese la última vez.
Parecía que poco a poco me calmaba y los temblores desaparecían.
¿Qué será de mi al finalizar el día?
-Sí, claro que sí- te dice Lola, levantándose y poniéndose detrás tuyo. Se apoya en ti y te revisa el cuello, cerca de los hombros. Como no sabe lo que busca, al principio sólo mira por encima esperando encontrar una garrapata o algún bicho grande. Al no verlo, se fija con mayor atención buscando alguna marca de mordedura de araña, de picadura de chinche o de pulga... Pero no localiza nada.
-Agacha la cabeza un poco...- te dice cogiéndote con las manos la cabeza y haciendo que pegues la barbilla al pecho. Sus dedos separa con cuidado el pelo de tu nuca, moviendo despacio cada mechón, buscando alguna marca -Yo no veo nada ¿te molesta mucho? Te puedo poner un poco de pasta de avena y manzanilla, si quieres- comenta peinándote un poco para volver a colocar tu pelo bien.
En cuanto terminas de desayunar, sales de la cocina. El aire es fresco y el frío de la mañana ayuda a templar tu ánimo. Respiras hondo.
-Angel pregunta si puedes subir a verle...- Te dice Lola asomando la cabeza por la puerta.
Comienzas el ascenso por las escaleras con el ánimo un poco mejor. Al llegar arriba escuchas voces airadas en la habitación de Angel. Está discutiendo con Adrián. Quizás no querrías escuchar pero ya lo has oído, antes incluso de darte la vuelta
Angel: -Lo que no entiendo es porqué te tienes que ir ya, si llegaste hace dos días... -
Adrián: -Porque las tropas del Rey parten hoy, tengo que ir-
Angel: -Me estoy muriendo... no sabemos cuándo será... y cuando sea lo haré sólo porque mi hijo está ocupado sirviendo a un Rey al que no le importan sus sirvientes... -
Adrián: -¿Cómo puedes decirme eso? Esto es lo que somos, lo que hacemos... Tú siempre estabas viajando también, deberías comprenderlo...-
Hay un silencio un rato y luego escuchas a Adrián decir -Adios, padre. Aguanta hasta que vuelva, por favor- y sus pasos se acercan hasta la puerta...
El pinchazo fue real, demasiado real, y si no estaba ahí es que todo aquello era lo que no era tan real...
-No, Lola, ya estoy mejor, gracias.-No era necesario contarle mis últimas sensaciones a Lola, tendría que tratar de descifrar esto por mí mismo. Si mi sensación era correcta ni Lola, ni Alodia ni nadie de aquel mundo podría ayudarme ni darme ninguna respuesta. Todo dependía de mi.
Mientras tomaba el aire reflexioné sobre esto y me calmé bastante. Empecé a pensar en la batalla, eso era lo único que me preocupaba en ese momento. Sentía cierta impaciencia porque comenzase la contienda, aunque no tenía ni la más remota idea de lo que me iba a encontrar allí.
Subí a ver a Ángel y me encontré en medio de una discusión padre-hijo.
Veo que Adrián se marcha airadamente y que Ángel tiene un tremendo gesto de impotencia.
-Mi Señor, yo acompañaré a su hijo Adrián a la batalla. No puedo prometerle que lo protegeré pero si al menos que memorizaré cada segundo del combate para inmortalizarlo a él y a su casa.
Sin tiempo para más me dirigí tras Adrián, no dejaría que se fuese sin mi. Le pedí algo de tiempo para recoger algo de material con el que tomar apuntes en el campo de batalla. Antes de partir buscaría un momento para despedirme de Lola...
Angel te mira con cierta curiosidad
-No entiendas mal de mis palabras, por favor, pero no te hacía en batallas. Creo que haces bien, al fin y al cabo, esto es lo que hacemos, así conseguimos nuestras riquezas, extendemos nuestro reino, defendemos nuestras creencias y nuestros valores... La lucha es el fundamento de la vida que llevamos. Pero no todo el mundo va y, en tu caso, nunca intuí en ti interés- Señala el baúl a los pies de la cama -Ábrelo y coge el un jubón oscuro que encontrarás-
Rebuscas y encuentras lo que crees que te ofrece. Es un chaleco de cuero duro realmente grueso
-Quédatelo, yo ya no lo voy a usar y a ti puede servirte. Sé prudente Saúl. No eres un soldado, no quieras pasar por uno. Y regresa para contarme las hazañas de mi gente y de mi hijo-
Una vez te despediste de Angel, fuiste hacia la zona de las cuadras. Adrián estaba supervisando los caballos y aquello que quería cargar.
-He dedidido que vayais en uno de nuestros caballos. Si vais a pie nos retrasarías. Recoged las cosas que necesiteis lo antes posible. Me gustaría partir pronto para intentar reunirnos con las tropas del Rey al atardecer- te comenta Adrián
-Mi señor, no es mi intención entrar en batalla. Jamás sostuve una espada... Mi interés, como vos sabéis, no es otro que el de narras historias. Pero esta vez quiero narrar una en primera persona.
Saqué el jubón del baúl. Pesaba más de lo que me imaginaba, no sé si podría manejarme bien con él, pero al menos me podría proteger en un momento dado.
Al bajar Adrián estaba preparando los caballos...
Genial, espero que al menos sea manso y no me mande al suelo a las primeras de cambio.-Pensé.-Empieza la aventura Saúl...
No podía irme sin despedirme de Lola.
-Lola, quizás no volvamos a vernos...-Tomé sus manos y la miré a los ojos. -Espero que si me pasase algo tu Saúl volviese. Aunque sabes que a pesar de todo yo también seré siempre tu Saúl.- Aparté su pelo de la cara con suavidad y la besé durante unos tres segundos en la comisura de los labios. Después la abracé con fuerza.
-Lola...
Lola te devuelve el abrazo con fuerza
-No digas esas cosas... claro que eres Saúl. Tu lo que tienes que hacer es volver ¿vale? Sin heridas, a ser posible, con todos los dedos, las dos piernas...- te comenta intentando hacer una broma. Y bajando algo más la voz, para que sólo la oigas tú, añade -Adrián vuelve siempre, pese a que él sí está en medio de la batalla. Y tú no puedes ser menos que él-
Te besa con fuerza en la mejilla y te suelta para que puedas marchar.
El caballo que te han dado no parece en absoluto nervioso, si no mas bien tranquilo. Espera paciente a que lo montes, sin necesidad de que nadie lo sujete por las riendas.
-Vamos. Si se nos da bien, podremos comer en Altobar y reunirnos con el resto de los hombres del Rey en Valencia de Don Juan, al caer la tarde-
Haz una tirada a Fisico, a ver qué tal se te da lo de montar a caballo... Como tienes 10, esa es la dificultad. Si sacas eso o menos... ¡como si lo hubieras hecho siempre!. Si fallas, bueno, digamos que caerte no te vas a caer, pero al subir darás un espectáculo
Me despedí de Lola con un nudo en la garganta, pero con una sonrisa en el rostro.
-Volveré entero, te lo prometo.
Después vino lo más complicado...
Era la primera vez que montaba a caballo y se notó...Vaya espectáculo.
Intenté seguir a Adrián como pude, esperaba poco a poco hacerme con las riendas...Caerme del caballo y morir antes de la batalla sería un ridículo...Histórico...
También fue un aviso a navegantes, nunca había hecho eso antes, igual que nunca había estado en una batalla. Todo podría convertirse en una divertida anécdota o en un auténtico drama.
Motivo: Físico
Tirada: 1d20
Dificultad: 10-
Resultado: 16 (Fracaso)
Qué maquiavélica eres!
Te dejo narrar a ti mi ridículo...
Y esta vez no me alegro nada, pero nada de nada...
Habías visto las suficientes películas de vaqueros como para saber que tenías que poner el pie en el estribo y luego pasar la pierna por el otro lado. Pero este estribo no era como los que tu conocias, si no más bien un lazo de una cuerda. A pesar de eso y, como habia otra cosa, lo hiciste sin más. Metiste el pie, te agarraste a la horquilla de la silla la silla, puesto que no tenía cuerno y tomaste impulso para subir.
Tu mano no sehabia agarrado demasiado bien ya que nada sobresalía, por lo que no era sencillo. Además habías tomado demasiado impulso, que intentaste compensar con un gesto brusco para sentarte, cayendo sobre el caballo. Este se removió nervioso, haciendo que perdieras el pie que tenias en el rudimentario estribo. Sin un punto de apoyo, te desplazaste hacia el otro lado, teniendo que agarrarte al cuello del animal.
Removiste tu trasero hasta quedar bien sentado en la silla. Entonces cogiste las bridas y levantaste la mirada. Todos te observaban con gestos que iban desde la incredulidad a la risa contenida.
-Espero no tener que arrepentirme de esto...- dijo Adrián y azuzó su caballo para avanzar. Hiciste lo propio siguiéndole.
Avanzasteis al paso hasta que estuvisteis fuera del pueblo. Cuando todas las casas quedaron atrás, Adrián puso su caballo al trote y tú no tuviste que hacer nada, tu caballo siguió el ritmo marcado sin más.
Os acompañaban otros 3 hombres, todos con sus propias monturas. Por sus ropas dirías que su nivel podía ser similar al de Adrián o quizás un poco más bajo.
Dos horas después de partir, Adrián marcó un alto para comer.
No habías notado las molestias hasta que bajaste del caballo. No era nada grave, pero sólo habían sido un par de horas. En cambio notabas un cierto dolor en el culo y sentías cargados los músculos de la espalda por la tensión al intentar mantener la que creías era la postura adecuada en el caballo y así no caerte.
Otro negocio posible a montar aquí sería una clínica quiropráctica.-Después de lo mal que dormía ese trayecto a caballo era lo que le faltaba a mi espalda...y a mi trasero.
No quise quejarme delante de Adrián y los demás y traté de mostrarme lo más entero posible. Bastante espectáculo di con lo del caballo antes como para seguir atrayendo miradas hacia mi. Trataría de pasar desapercibido el máximo tiempo posible.
Me senté a comer al lado del resto mientras escuchaba sus conversaciones.
Los hombres desempacaron comida pero nadie hizo un fuego. Comisteis pan, queso y algún tipo de carne que te recordaba al embutido pero que no lo era exactamente. Era una carne dura y ligeramente rancia.
-A este paso, sí alcanzaremos a las tropas y hacen noche en Valencia de Don Juan- comentaba uno
-En eso confio. Quiero enseñarle esto...- comenta Adrián mostrando tu plano -Lo ha hecho Saúl- dice señalándote -Quiero enseñárselo y proponerle que hagamos algún tipo de plan... No quiero atacar como lo hacemos otras veces...-
Cuando comenta que el plano es tuyo, los tres te miran con asombro, como si fueras alguna clase de genio. Pero cuando Adrián comenta sus intenciones, la atención la vuelven a centrar en él
-Eso... no deberías hacerlo...-
-Es como dar a entender que su criterio no es bueno...-
-Al Rey no le gustan las críticas...-
Adrián se enerva -Este Rey sólo nos ha traido derrotas...-
Pero nadie dice nada más. El silencio se impone y el resto de la comida nadie habla. Terminais de comer, recogeis y subís de nuevo al caballo.
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Al ocaso llegáis a Valencia de Don Juan. A las afueras de la ciudad, acampados están los hombres del Rey. Lo primero que te llama la atención es el número. Esperabas miles... pero es probable que ronden los cien. Hay una especie de carpa, básicamente 4 palos y una tela. Supones que para el Rey. No hay casi campesinos o gente que aparente serlo. La mayoría son hombres de cierta riqueza, como Adrián.
Los caballos descansan casi en el centro, rodeados de personas sentadas alrededor de distintas fogatas. En algún grupo se oyen risas pero, en general, el animo no parece festivo.
-Nosotros nos quedamos aquí- Señala Adrián, en un punto, de una manera que no puedes evitar que te recuerde a cuando se busca un hueco libre para la toalla en una playa abarrotada del Mediterráneo
-¿Puedes encargarte de bajar nuestras cosas del caballo?- te pide Adrián -Quiero ir a ver al Rey inmediatamente-
El queso era feo, el pan era feo y la carne era fea, pero comí con ganas. Cabalgar me había dado hambre y mi estómago lo agradeció.
Adrián enseñó el mapa a nuestros compañeros de viaje. Sus ojos se clavaban en el papel como quien veía por primera vez La Gioconda, con un asombro que resultaba hasta cómico.
Tras la conversación pensé en el cuento de El Traje Nuevo del Emperador. Parecía que Adrían era claramente el cabecilla de la camarilla, pero no sabía si realmente tendría verdadera influencia sobre el Rey.
Al llegar a Valencia de Don Juan me sorprendió el ambiente de batalla, o más bien la falta de ambiente. Aquello parecía una feria en Invierno. Poca gente y muy pocos ánimos. No sabía exactamente como sería el enemigo, pero harían falta muchos discursos de BraveHeart para motivar a la tropa.
-¿Puedes encargarte de bajar nuestras cosas del caballo?- te pide Adrián -Quiero ir a ver al Rey inmediatamente-
Estupendo... Era el escudero de Adrián. Busqué alguna piedra con una legendaria espada clavada. Pero ni yo era Arturo, ni esto era la glamurosa Inglaterra. Las grandes historias de la humanidad no empezaban en Castilla...
¿Cómo narices triunfó Cervantes? No creo que en cinco siglos esto mejore por mucho Imperio que se monte.
Dejé mi rico mundo interior para volver a los caballos de Adrián, esquivando excrementos y aguantando el "exquisito olor corporal" que tenían las "grandes" aglomeraciones del medievo. Traté de recordar el olor dulce de Lola para engañar a mis pituitarias.
Cuando los caballos estuvieron a buen recaudo comencé a caminar por el campamento.
Bajas vuestras cosas de los caballos haciendo lo que Adrián te ha pedido. Una vez que lo has hecho, paseas entre las personas allí acampadas. Los ves comer lo mismo que tú, algunos tumbados en el suelo como tú lo has estado estos días... A tu memoria acuden tus estudios, lo que habías aprendido en esa otra vida... Pero, de alguna manera, extraer esos pensamientos tan concretos sobre algo que aquí aún no existe, te cuesta. Lo recuerdas pero... sientes un fuerte dolor de cabeza...
Cita:
¿Cómo narices triunfó Cervantes?
Dos referencias a lo que eras antes, concretas, asociadas a lo que habías estudiado... A lo que tú eres/eras. Te has ganado una tirada adicional de Psique. Igual que las anteriores de las noches, por favor.
Me siento en una piedra a ver si se me pasa el dolor de cabeza... No sé que sucede. ¿Quizás un golpe de calor al montar a caballo?
El caso es que cuanto más intento recordar cosas más me duele. No me siento el mismo desde el sueño de anoche. Y cada vez dudo más de todo...
Espero poder estar fresco para la batalla, no es momento de flaquear Saúl.
Motivo: Psique
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 18 (Fracaso)
Parece que ahora si me deja escribir en este mensaje... No se que pasa :(
La cabeza te duele durante unos minutos. Luego, igual que vino, se fue. Sentado en la piedra, vuelves a respirar con normalidad. Poco a poco parece que te vas encontrando mejor.
Te incorporas y vuelves al lugar donde habéis dejado vuestras cosas. Ya es de noche y algunas de las personas están intentando acomodarse para dormir.
Cuando tu llegas, está llegando Adrián también. Viene realmente enfadado
-¡Maldito hijo de Satanás! Conseguirá que nos maten a todos... Es un necio y un cobarde...-
Cruzas la mirada con él y crees ver la frustración que siente.
-Voy a dormir, no tengo ganas de comer nada- comenta agachándose a preparar un sitio en el suelo.
Adrián regresa hecho un torbellino. Parece que la reunión no ha ido nada bien. Obviamente esto no era una monarquía parlamentaria y no me extrañaba que el Rey fuese de ideas fijas.
-¿Mi señor, qué ha ocurrido?-Pregunto por compromiso, pero realmente no me hace falta mucha información.
Antes de dormir, como es costumbre ultimamente, observo el cielo. Esta noche echaré de menos la maldita cama de paja de la casa. ¿Será mi última noche aquí?
El bullicio del campamento se va poco a poco apagando. Solo se oye algún que otro susurro y el chascar de las hogueras.
Motivo: Psique
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 10 (Exito)
Tiro por Psique antes de dormir, si no era necesario hoy ignora la tirada.