Partida Rol por web

Esta escena transcurre en la localidad de Cariño, en el norte de Galicia. Se trata de un pueblo pesquero pegado al mar, de unos 5000 habitantes (en todo el Concello, lo que significa que en el núcleo urbano hay menos). Las casas son blancas, azules, crema y de no más de tres o cuatro pisos las más altas. Las calles se organizan en curvas, callejas y cuestas que irradian desde la curva de la costa, doblada hacia el interior hasta formar una hermosa bahía de arena, acantilados y árboles. El pueblo está rodeado por monte en todas las direcciones donde no hay mar.

Tras un breve paseo llegáis al Instituto de Enseñanza Secundaria Cabo Ortegal. Parece que es la hora del recreo. Los chicos mayores se escabullen a un parque cercano para fumar, los mas pequeños corren a comprar chucherías o un bollo. Dentro hay un pequeño caos, con gente caminando en todas direcciones sin apenas mirar delante de sus narices. Un conserje ocupado os dice que preguntéis en la Sala de Profesores. Una profesora corriendo a alguna parte os dice cómo llegar cuando os perdéis. Dentro de la sala, un par de profesores escribien en el ordenador, otros dos se ríen de las respuestas del exámen de un alumno.

Cariño dispone de unas cuantas tiendas dedicadas al senderismo, montañismo y camping, donde comprar el material que necesitáis. El Camino de Santiago pasa cerca y la Costa da Morte empieza a ser un lugar turístico con más pujanza que antes.

Fontao, Cañotas, Chan do Monte, Castro, Maciñeira... los nombres de las aldeas se van espaciando cada vez más según vuestro coche se va internando en la Sierra de A Capelada, por la ruta aparentemente más directa para ir a San Andrés. Pronto toda aldea o incluso casa desaparece y queda sólo el bosque de pino y eucalipto, este desapareciendo poco a poco en favor del primero según ascendéis sierra arriba por una ruta serpenteante. Pronto, alcanzáis cierta altura y aparece la niebla...

La calle Iglesia sube en una empinada cuesta. Pero dado que la iglesia, más abajo, es el centro del pueblo, el número tres está cerca. Se trata de una vieja casona de planta y piso, cuyo tejado parece convarse en unos puntos hacia dentro y en otros hacia fuera...

El cementerio de San Andrés es pequeño, rodeado de una valla de piedra bastante vulgar y sin tumbas de aspecto muy antiguo, panteones o lápidas originales.

Daniel y su hija se dirijen a casa de Neves Lobeiro para descubrir lo que la anciana tiene que decir sobre Cati. Les precede Alba, nerviosa, con noticias para su abuela sobre la finca y la Guardia Civil.

Subidos en los automóviles, hacéis el camino de vuelta desde San Andrés hacia la finca Teixo da Meiga. El sol se está ocultado; cuando llegáis de nuevo a lo alto del cerro tan sólo os alumbra su sombra rojiza atravesando la niebla. De nuevo os sumergís en ese mundo oculto, repleto por lo que sabéis de caballos salvajes. Es como entar en el interior del aliento de un dragón.

El aire ha cambiado. La finca está mucho más cuidada, los muros se han levantado, la hierba ha sido segada. Suena una música de baile...

La medianoche se acerca. Y no es lo único. Seáis vosotros en busca de un destino o el hijo de Akium a través de su ruta demoniaca, o el alma de un amigo queriendo ayudaros, todo parece confluir a un mismo tiempo y espacio.

Al día siguiente recibís una llamada de Neves, invitándoos a comer tardíamente en su casa. Llegar a San Andrés no os cuesta, pero elegís una ruta que no os haga pasar de nuevo por la finca que os trae tan desagradable recuerdo.