-Si las niñatas no se creyesen más de lo que son, ahora podríamos ir a buscar al padre del chavan y dejar esto vigilado... pero no, hay que joderse.- murmura Joshep con un enorme malhumor (es lo que tiene dormir apenas un par de horas) y agrega, tratando de animarse un poco mientras mira a Dan -Voy a por un café ¿Cómo lo quieres?-
- ¿El café, dices? -le responde, distraído, como si en esos momentos algo le estuviese rondando la cabeza.
-Si.- responde el policía bastante parco -A ver si al menos así me despierto un poco.-
Y es que dormir poco lo pone de una mala lecheeee....
- Maldito cabrón, hacernos pasar toda la noche en vela y él sin salir. -comentó, a su rollo, haciendo caso omiso del café por el momento. Miró su reloj de pulsera.- ¿A qué hora piensa levantarse para ir a currar? -esta pregunta le hizo reflexionar sobre cuál debía ser el inicio de la jornada de un heladero; tal vez las 8:30 era aún demasiado pronto para vender polos y cucuruchos. Echó un vistazo a lo lejos, donde la furgoneta continuaba aparcada.
- Tenemos varias opciones, sabemos que hoy a las 15:30 estará en la plaza de nuevo vendiendo helados: o seguimos esperando hasta que se decida a salir o... -le tendió el papel arrugado donde llevaba apuntado el teléfono del señor King- ...ya que vas a por un café, puedes llamar al padre del chico, para que te dé su teléfono y llamar a su casa, a ver si se te ocurre una buena excusa para hacerle salir.
- Pero yo de aquí no me marcho sin verle otra vez. -dijo finalmente, con resolución. Y después, como si cayese en algo que se le había pasado por alto:- eh... ¿el café? Sólo; y sin azúcar, por favor.
Joshep sonríe, ya se conocen desde hace bastante y los dos saben que les gusta el café igual (negro y sin azúcar) pero lo mismo ambos siguen siempre la rutina de preguntar... no sabe bien... por si el otro cambia de idea o algo.
-Me parece bien. Llamaré al padre y le diré que su hijo está bien, si es que no responder a la puerta puede considerarse de ese modo. A ver si asi se anima y viene, me pone una denuncia, o cualquier cosa que nos de un medio legar para entrar ahí dentro de una vez. Yo también quiero verle.-
Y se estremece al recordar al heladero, no sabe qué, pero tiene algo raro... algo que sin dudas Dan llegó a percibir... se lo nota.
Así que me voy a llamar por teléfono al viejo y de ahí a la cafetería a por un par de cafés enormes, negros y sin azúcar.
- Que haya suerte, Joseph. Aquí me quedo, a ver si entre tanto suena la flauta y sale de una vez.- al mismo tiempo que se despide, Parker encendió el enésimo cigarrillo y buscó una posición cómoda, apoyado en una farola.