No sé donde está ella ahora mismo - responde la voz al otro lado de la conexión - pero la persona que tenía que encontrar en París se ha trasladado también a Dublín para intentar encontrarla - una pausa momentánea, mientras el interlocutor decide si darle o no más información, luego un suspiro y por fin vuelve a hablar - La persona que tenía que encontrar en París se llama Céleste St.Jules, pero ahora está buscando a la mujer de Dublín, cuyo nombre es Xana Nyfrhau. Ha desaparecido del hospital, pero en él todavía está ingresado un amigo suyo.
- De puta madre. ¿Qué quiere decir que no sabe dónde está "París"? Se supone que usted lo sabe todo, que es onmi... que es el puto ojo en el cielo, supo lo de Ebba antes de que se lo contase y ahora no es capaz de encontrar ni a "París" ni a "Dublín". De puta madre amigo. Esto es lo que vamos a hacer. Vamos a Dublín - esto último lo dice en voz más alta tratando de que Markus lo oiga y le hace un gesto con la cabeza señalando la puerta de la sala de espera mientras se levanta y, con el móvil sujeto con el hombro se coloca la bolsa de viaje.
- La moto - le dice al teléfono pero claramente dirigido a Markus - Espero que no la hayan enviado todavía. ¿Está ahí? Bien, vamos a Dublín y reuniremos al grupo. Necesito saber el nombre del hospital y del amigo de... uhm... Xana. Si se pusiesen en contacto con usted antes de que las encuentre deles mi número de teléfono. Mandaré un mensaje confirmando mi llegada a Dublín para que finalice el resto de la transferencia. No me gusta olvidar a quienes me ayudan. verstanden?
Mientras dice esto sigue con las bolsas a Markus que ya se dirige al mostrador para tratar de efectuar el cambio de destino y parar la facturación de la moto hacia París.
La transferencia está preparada para cuando así lo indique - responde la voz - pero está muy equivocado en lo que respecta a mi poder y conocimiento, pues aunque hay ciertas cosas que sé, hay otras que se escapan a mi control....como el libre albedrío de las personas.
Estas últimas palabras adquieren un tono tajante, acompañado de un breve bufido, justo antes de cortarse la comunicación.
La azafata encargada del puesto de billetes no les pone ninguna pega en el cambio de destino, aunque les lanza una mirada un tanto extraña por ese cambio de última hora.
Por suerte, la moto aún no ha sido transferida, por lo que es sencillo redirigirla a Dublín.
La joven les indica el pasillo por el que deben dirigirse, y les indica que se den prisa, pues ahora mismo el portal está libre y puede ser utilizado.
- Si encima se me pondrá chulo. Sabía que no me diría el puto nombre del hospital ni del amigo. Siempre me hace lo mismo. A buscarse la puta vida otra vez. - dice Viktor a Markus después de colgar el teléfono. Su contacto tiene toda la razón para sentirse ofendido pero es algo que Dresden no esta por la labor de reconocer.
Aliviado por la agilidad de la tramitación del cambio de destino, sonríe a la azafata y aprieta el paso hacia el portal.
- Roaster, ¿recuerdas? - le dice a su compañero en lo que claramente se trata de una broma privada.
Siente ese hormigueo en el estómago. No le gusta nada viajar, no en esos portales. De haber tenido la posibilidad de hacerlo habría ido a Dublín nadando antes que atravesar uno de esos Roster. Se adelanta para atravesarlo antes que Markus. Quizá tiene miedo de que si no pasa el primero lo más probable es que se echase atrás. Coge aire y lo expulsa tres veces seguidas, a buen ritmo y se hiperventila ligeramente antes de dar el paso que le llevará a Dublín.
Viktor es el primero en adelantarse hacia la luz azul que desprende el arco obalado que es el portal.
Es lo único reseñable de la estancia, que aunque es grande en dimensiones se halla casi completamente vacía y pobremente iluminada.
En los límites, donde la luz apenas alcanza, está la sala de control, con un cristal que apenas deja entrever lo que hay al otro lado, ni a la persona o personas que lo manejan.
Dresden y Markus se encuentran allí prácticamente solos, a excepción de un par de demons fuertemente armados que vigilan el acceso al porta, pero que no han hecho ni un solo movimiento al acercarse ellos al medio de transporte.
Lentamente, tanto uno como otro, los dos viajeros penetran en la luz del portal.
Bien, pues cierro esta escena y paso a abrirte otra: Dublin, ciudad por descubrir.
Fíjate de marcarme solo a mí como receptor de los mensajes de momento, ya que aunque Céleste está en la misma escena, aún no os encontrais.