Partida Rol por web

Ahora entiendo porque Lora no se alejaba demasiado de la capilla, ella también es una refugiada del mal que asola nuestro mundo. – los responsables son peligrosos pero serán castigados. Puedes estar segura de ello, también de que volveré con ustedes.  Tienes mi promesa que volveré. Cuídate y cuida del Padre Lucio. No tardare mucho. – la tomo de la mano mientras hablo con ella intentando empatizar. Después de todo ella es también mi primera amiga. Luego le sonrió y me alejo corriendo.

Lora asiente con tristeza... sabe hasta cierto punto a que te vas a enfrentar y la duele pensar que podría pasar algo... Pero deja ir tu mano como signo de apoyo y entonces sales corriendo hacia la carretera... Donde no tardas en obtener transporte... gracias a las fatalidades sucedidas la gente se había vuelto algo más solidaria con los otros y no era tan difícil obtener ayuda...

Durante el camino tu cabeza se llenaba de preguntas que el padre Lucio no había respondido con claridad... "Dioses Olímpicos"... el viaje a Roma... la razón de ser de haber sido escogido... esperabas obtener algunas de las respuestas a esas preguntas una vez llegases a Roma.

Y tras un día de viaje llegaste por fin a Roma... el camionero te dejo en los barrios periféricos... y te alivió ver que la vida en Roma no parecía haberse visto afectada por los acontecimientos que sacuden al mundo... lo que hacía que te preguntases si tendría que ver con el hecho de ser el punto de reunión con los otros jóvenes con rosarios...

¿Y ahora qué? Supongo que tendré que caminar hasta dar con la gente que busco. Ya sé, daré un par de vueltas y si nada sucede entonces preguntare en la entrada del Vaticano pero me parece algo descabellado. Un muchacho andrajoso preguntando por otros muchachos desconocidos. Sin mayores pensamientos comienzo mi caminata hacia el interior de la ciudad milenaria.  Luego haré las preguntas importantes a la gente importante, pero solo si todo marcha bien.

Tras una hora rondando por la ciudad te encuentras de frente con un grupo de sacerdotes, todos bien engalanados que se dirigen a ti.

- Buenos días... por su aspecto he de suponer que se trata del joven Dante... ¿me equivoco? - dice uno de los sacerdotes mientras se acercan a ti... - Tenemos un mensaje del padre Lucio para recibirlo y llevarlo hasta el Vaticano... - termina su frase una vez se paran esperando tu reacción y respuesta.

Mmm…si soy yo. ¿Y ustedes son? – respondo en tono desconfiado y aguardo por una respuesta que me satisfaga. Podría ser una trampa pero en Roma es poco probable que suceda. Por ahora guardo la distancia en posición lista para la acción si hace falta.

- Hemos sentido su llegada a la ciudad y nuestro superior no desea que se encuentre en ningún apuro antes de llegar a la Santa Sede... por eso hemos venido a buscarlo... - dice otro de los sacerdotes, y en efecto, notas que de ellos emana una energía similar a la que el padre Lucio desataba en vuestros entrenamientos.

- Síganos por favor... estaremos más seguros una vez lleguemos allí, aunque los Olímpicos todavía no han osado atacar Roma... - decía otro mientras los demás sacerdotes hacían un gesto de desconfianza ante tal afirmación... como si esperasen un ataque inminente...

 estaremos más seguros una vez lleguemos allí, aunque los Olímpicos todavía no han osado atacar Roma..

Esta bien, iré con ustedes pero díganme, ¿Cuántos son los Olímpicos? Solo conozco a una mujer de cabello extraño. – debí asistir a las clases de mitología en la escuela en lugar de vagar por el rio en aquellos días. Avanzo con ellos sin dejar de mirar los alrededores por posibles espías o lo que sea. 

El sacerdote sonríe...  - Veo que vuestra aldea tuvo la suerte de no vivir los males de los Olímpicos si no sabes quienes son... - dice ignorante de lo sucedido en tu pueblo... - en realidad son muchos... pero los principales son los 12, Zeus, Hefesto, Afrodita, Apolo, Hermes, Démeter, Dionisio, Ares, Artemisa y Poseidón... te he nombrado diez por que dos de ellos ya no existen... Hades y Atenea, uno muerto a manos de la segunda y Atenea desaparecida desde hace varios años... - el hombre te dio una breve lección de mitología griega.

Otro de los sacerdotes se quedó pensativo ante tu duda y te pregunta... - ¿Una mujer de cabellos extraños? ¿Sabes su nombre o de quien se trataba?

Era una mujer de cabellos verdes que llamaba a su amo un tal Dionisio. Mas detalles lamento no tener. Solo fue un encuentro fugaz en donde pude lanzarla lejos de un golpe antes de ser entrenado por el padre Lucio. Fue cuando volví a mi pueblo y vi a todos convertidos en cerdos. Luego escape de allí y regrese a mi entrenamiento. -  definitivamente deberé leer sobre mitología griega. Estoy completamente fuera de foco pero no importa, solo son “dioses” que causan dolor a la gente.  – pero díganme una cosa, ¿acaso dentro de esos “olímpicos” no hay algunos con la tarea de proteger a la humanidad? – como en toda mitología siempre dentro del panteón hay buenos y malos. Pero solo parece haber malos ahora… 

- Si no recuerdo mal con esa descripción debe tratarse de Circe, la bruja de Eea... tuviste suerte de sobrevivir a un encuentro con ella... -  dijo el sacerdote según llegabais al Vaticano. - Con respecto a la tu pregunta... Atenea hizo las veces de defensora de la humanidad, pero fue derrotada por Apolo y privada de su "divinidad"... - ves que hace énfasis en esa palabra, como poniendo en duda la divinidad de los Olímpicos.

Una vez llegáis a la plaza de San Pedro os recibe otro sacerdote. - Él os guiará hasta vuestros aposentos... - dijo uno de los sacerdotes del grupo según se dispersaban.

- Sígame por favor... - dijo el otro cura de forma humilde llevándote al interior de la basílica de San Pedro, donde te llevo a través de varios claustros y pasillos hasta una pequeña pero cómoda habitación, similar a la que podrías encontrar en albergues bien acondicionados... - Es usted el tercero en llegar, y creo que nuestro superior querrá veros a los tres mañana, así que trate de despertar con el alba... en un rato le traerán algo para cenar... - dijo según cerraba la puerta de la habitación y te dejaba acomodarte en el lugar.

Escucho atentamente lo que dicen los sacerdotes sobre los “olímpicos” y sus riñas internas. Asiento en silencio a sus palabras y continúo la caminata hacia el interior del vaticano. ¿Ahora nos toca a nosotros salvar el mundo?

El lugar es impresionante, un arquitecto se sentiría en el paraíso entre tantas columnas, arcos y cosas que ni idea como se llaman. Para mi tan solo es una gran cárcel en la cual los clérigos moran. Luego que el sacerdote se retira tras indicarme que aguarde por la cena me acerco a la puerta, cuento hasta diez e intento abrir lentamente la puerta y mirar hacia el pasillo. Si puedo dar una vuelta por allí y volver pronto antes que traigan la cena entonces tendré algo de diversión tras tanto entrenamiento.