LAS LEYES DE ROMA
Una de las mayores aportaciones del mundo romano a la historia es el derecho, sobreviviendo los elementos fundamentales a la sociedad que los creó. Las leyes de las XII tablas se consideran el punto de partida del sistema legal romano. Los primeros entendidos en el Derecho serían los Pontífices, siendo los consejeros de jueces y particulares. Sus comentarios fueron los primeros pasos de la literatura jurídica.
Este primer derecho pontificio estaba vetado a los profanos. Más adelante Neo Flavio publicó la lista de los días que se celebraban los juicios. De esta manera los sacerdotes abandonaron su monopolio y se inició la jurisprudencia pública. La actividad legislativa fue aumentada cuando las asambleas populares, los magistrados y el Senado aumentaron el número de edictos promulgados.
El poder judicial reside en manos de los Pretores desde el año 336 A.C. Los otros magistrados tenían un poder muy limitado en comparación con el pretor.
El proceso civil se iniciaba cuando el querellante invitaba al demandado a presentarse ante el Pretor. Si el demandado se negaba el querellante podía utilizar la fuerza para llevarla a juicio. El estado declinaba la potestad de la citación en los ciudadanos. Los jueces eran elegidos por las partes entre los inscritos en una lista que anualmente preparaba el Pretor para ese efecto.
Si ambas partes llegaban a un acuerdo sobre los hechos juzgados, el Pretor decidía. Este poseía la facultad de rechazar o dar curso a la instancia presentada por el demandante. Las causas penales eran mucho más sencillas, entre otras cosas porque los crímenes que juzgaban eran menores: Incendio doloso, asesinato, destrucción de cosechas de manera intencionada. La antigua Ley del Talión fue sustituída por una multa que recibía el agredido.
La jurisdicción sobre las causas penales reacían en los Reyes en un primer momento para pasar a los magistrados en tiempos de la República que dejaron paso a las asambleas populares. Si durante la época republicana el derecho alcanzó un importante grado de desarrollo, en el Imperio llegó a tomar unas proporciones vastísimas, parejas a las dimensiones y cantidades de población que habitaba dentro de las fronteras.
Las fuerntes del derecho serían las leyes dictadas por los emperadores y los decretos senatoriales. Las leyes del Emperador se dividían en: Edictos –Disposición para toda la población. Mandatos –Para los funcionarios. Prescriptos –Disposiciones sobre temas aislados. Decretos –Decisiones sobre problemas judiciales.
Entre los siglos I y II adquirieron especial importancia los juristas, intérpretes de derechos laicos. Pero la crisis del siglo III extendió el caos en el Imperio Romano. Despoblado por el hambre y la guerra, las infraestructuras se habían desmoronado. Las cloacas comenzaron a bloquearse. Los caminos se hicieron más difíciles. Un mensaje que durante la época de Augusto o Trajano habría tardado semanas en llegar ahora tardaba meses. Los bandidos aparecieron en lugares anteriormente tranquilos. No había forma de saber si el hombre que reclama los tributos oficiales era el recaudador de impuestos que trabajaba para el emperador, uno de los pretendientes, o algún aprovechado que decía venir en su nombre. Incluso en la propia Roma, los negocios de los vivos se hicieron cada vez más difíciles, pues los disturbios por las carreras, las luchas religiosas y la inestabilidad política crearon una atmósfera en la que muchos creyeron que podían salirse con la suya.
EL SENADO
El Senado (del latín senex, senis, anciano) fue una de las instituciones del gobierno de la antigua Roma. La formaban 300 antiguos magistrados que se encargaban de ratificar las leyes votadas por los comicios, aconsejar a los magistrados y dirigir la política exterior y las finanzas. Nació como una institución consultiva de la monarquía romana, formado exclusivamente por 30patricios (un representante de cada gens) al principio, y luego 300. Adquirió mayores prerrogativas con la República, pasando a refrendar a través de su auctoritas los actos de los cónsules, y extendiendo su competencia a los actos de otros magistrados y Comicios, temas religiosos, conflictos entre magistrados, policía, crímenes con pena capital cuando esta era conmutada, cuestiones militares y financieras, y tratados internacionales.
Terminada la guerra entre Augusto y Marco Antonio en 31 A. C., Augusto procedió a cribar la lista de senadores, intentando recuperar como senadores a los supervivientes de las familias tradicionales, pero favoreciendo también a sus partidarios, sin tener en cuenta su origen, caso de Mecenas, Agripa, Lucio Munacio Planco o Cayo Asinio Polión. También incrementó los poderes nominales del Senado, trasmitiendo los poderes de elección de magistrados de las asambleas o comicia al senado, aunque realmente redujo sus poderes, ya que casi todas las provincias con ejército pasaron al control directo del emperador, las magistraturas se convirtieron en cargos honoríficos, y los candidatos a ellas necesitaban del visto bueno del emperador, quien asumió la potestad jurisdiccional de los Comitia Tributa, por lo que los Edictos imperiales se superpusieron a los Senadoconsultos.
A lo largo del Imperio, las relaciones entre los emperadores y los senadores empiezan a ser las de un tira y afloja continuo, y, si bien es cierto que muchos colaboradores de los emperadores son senadores. Los emperadores empiezan a dejar de lado las expectativas y deseos de los senadores. Además, los senadores tienden a ignorar que la verdadera fuente de poder del estado romano es ahora el ejército, por el cual pasan por cortos períodos de tiempo. La consecuencia es que los emperadores, como Tiberio y Calígula han sostenido relaciones muy difíciles con el Senado llegando a promover la persecución de muchos de sus miembros.
LA BUROCRÁCIA ROMANA
A medida que si poder y riqueza se expanden, Roma cada vez se hunde más en las manos de los burócratas. Las magistraturas públicas son electivas salvo en ciertas excepciones. El hecho de que esos puestos fueran electivos requería cierta especialización y apoyo auxiliar. Por un lado in consejo o Consilium de colaboradores, y por otro personal administrativo competente. El primero generalmente se elige ente los amigos del magistrado, aunque su composición solía fijarse de forma estricta.
En los inicios de la Republica, a falta de un aparato burocrático estatal era el propio magistrado el que tenía que procurarse el personal necesario, generalmente procedente de los auxiliares de su casa, libertos o esclavos. Sin embargo poco a poco fe desarrollándose un aparato estatal especializado, formado y pagado a expensas públicas y formado por esclavos del estado o individuos libres y organizados en corporaciones. Estos Apparitores, como se denominaban en su conjunto cubrían funciones administrativas más precisas. Entre ellos los que tenían el rango más elevado eran los Scribae, a su lado los Lictores, el símbolo de poder del estado; recaderos (Viatores), pregoneros (Praecones)…
Durante el reinado de Octavio Augusto el primer emperador realizó una reforma de las debilitadas y corruptas magistraturas republicanas, con directrices, órganos y personal cualificado para Roma, Italia y las Provincias. A cada estamento se le asignaron unas tareas precisas a través de una promoción de grados que sufrió constantes modificaciones, mejoras y restructuraciones.
A pesar de ello y de todas las reformas hasta la fecha era costumbre que un funcionario o recolector de impuestos hiciera su fortuna aprovechándose de quienes estaban bajo su jurisdicción.
Los Emperadores preferían servirse de personal doméstico perteneciente a su domus privada, esclavos y libertos, para las tareas más importantes de la administración, que era considerada una gran propiedad privada del emperador.
EDUCACIÓN EN ROMA
La educación experimente una profunda evolución a lo largo de la historia de Roma, determinada en primer lugar por la influencia griega que se produce desde el siglo III A.C. Y en segundo lugar por la estrecha relación del sistema educativo con la sociedad del momento y con la configuración estatal.
La educación tiene carácter aristocrático y configurado en una educación netamente urbana, pro lo que esta se circunscribe a la población ciudadana y libre del imperio al tiempo que la mayoría de escuelas se instalan en los municipios. Bien es cierto que en las aldeas o pequeños pueblos existían rudimentarias escuelas pero con escaso éxito.
Los grandes modelos de la educación corresponden primero a los siglos VIII – III A.C. –la Monarquía y los primeros momentos de la república y el segundo al periodo comprendido desde los siglos III A.C. hasta el presente.
En el primer periodo la educación se circunscribe al ámbito familiar, involucrando especialmente al patriciado y a la nobilitas. La educación en el hogar se extiende hasta los 17 años. Hasta los 7 años la educación corre a cargo de la madre y a partir de ahí del Pater Familias quien además de adiestrarle en las letras deberá enseñarle leyes y gimnasia. A los 17 años el hijo adopta la toga viril e inicia una nueva fase educativa fuera de la familia pero controlada por esta. El ejército y la política serán las dos direcciones que tome el joven noble y su enseñanza correrá a cargo de algún conocido amigo del Pater. El primer año está destinado a conocer la vida pública y después pasa al servicio militar donde aprenderá a luchar por la patria subordinando el individuo a la comunidad.
A partir del siglo III A.C. El mundo romano vive un contundente proceso de helenización que en un momento afectará a los círculos nobiliarios para luego irse diluyendo entre toda la sociedad paulatinamente. Un amplio número de retóricos y filósofos griegos desembarcan en la península itálica, muchos de ellos como esclavos. Este acercamiento al mundo helenístico no estuvo exento de polémica como el decreto de expulsión de todos los filósofos y retóricos griegos que dictó el senado en el año 161 A.C. Expulsiones que se sucederán en el tiempo. Pero la helenización de la sociedad no se le podía poner freno y el propio Catón, uno de los más encendidos defensores de la tradición romana, estudiará a los maestros griegos.
Como es lógico pensar, este proceso de helenización tiene su reflejo en la educación desde los últimos años de la República. Lo educativo abandona el entorno familiar para convertirse en algo público. Algunos emperadores regulan el proceso educativo o reducen los impuestos gramáticos y retóricos. Vespasiano crea en Roma sendas cátedras de retórica lantina y griega. Este mecenazgo pedagógico se extiende desde los emperadores a las aristocracias locales que también participan de la educación en sus ciudades, financiándola si es necesario.
El sistema educativo se establece en tres niveles: Elemental, secundario a cargo del Grammaticus y superior, dirigida e impartida por los Retóricos. Al nivel elemental se accedía con siete años y se abandonaba con doce, situándose la escuela en el foro. Allí los alumnos reciben las clases del Magister, quien percibe por cada alumno un sueldo de 50 denarios. La mayoría de los alumnos van acompañados a la escuela por un esclavo llamado Paedagogus y disfrutan de vacaciones entre los meses de Agosto y Septiembre. Lectura, escritura, cálculo y recitación serán las enseñanzas impartidas.
Las enseñanzas secundaria y superior presentan unos caracteres más clasistas. La secundaria abarca entre los doce años y los diecisiete, momento que el joven toma la toga viril. El Grammaticus es el encargado de impartir las enseñanzas que versan sobre la lengua y el conocimiento y estudio de los clásicos, recibiendo por cada alumno 200 denarios al mes. El lugar donde se imparte es en los pórticos abiertos del foro. La enseñanza superior estaría dirigida por el Rethor quien llegaba a cobrar hasta 2.000 sestercios anuales por alumno. Las reglas del arte de la oratoria y su práctica serán las enseñanzas impartidas, a pesar de que desde Augusto este arte no era vital para participar en política. Sin embargo las escuelas superiores surtirán a la administración de altos funcionarios y prestigiosos juristas.
EL EJÉRCITO ROMANO
Las conquistas y victorias del ejército romano no son producto de la casualidad, el azar o la suerte. La clave del éxito de la ciudad se basa en su ejército de ciudadanos, el ejército profesional más temible de la antigüedad.
Sin embargo, el ejército romano no es un todo monolítico, habiendo evolucionado a través de varias circunstancias, cambiando y aprendiendo de las derrotas y de sus enemigos. Importante son las innovaciones tecnológicas. El gladius fue tomado de los hispanos, la loriga de los galos, los primeros cascos y organización de los griegos… La legión es una poderosa unidad de infantería, pero su capacidad habría sido muy limitada sin el apoyo de otras unidades especializadas en diferentes métodos de lucha; Caballería, arqueros, etc… Organizados y disciplinados con una capacidad impresionante de sacrificio, los legionarios inspiran terror en los enemigos y confianza en los aliados. Aunque esto no significa que no sean hombres como los demás. El Legionario lucha por la gloria y el honor pero también por su paga y el bienestar.
La base del ejército romano es la Legión. Compuesta idealmente por 4.800 soldados, aunque lo habitual es que sean algo menos debido a su despliegue en cometidos diversos: Cobro de impuestos, labores de construcción o administrativas, vigilancia de ciudades…
Cada Legión está compuesta por diez cohortes, cada una de ellas compuesta por 480 legionarios. Cada cohorte está dividida a su vez en 6 centurias de 80 hombres. A su vez dos centurias forman un Manipulo de 160 hombres.
Junto a la Legión marcha un destacamento de 500 veteranos –Vexillum Venatorum- con sus propios mandos y administración. Cada cohorte tiene asignados 120 esclavos denominados Calones, acostumbrados al mundo militar, incluso entrenados con los rudimentos del combate –generalmente utilizan herramientas, ya que no se les equipa con armas o armadura. Además cada legión posee una Turma de caballería de 120 jinetes, aunque están inscritos en la Legión esta caballería forma un cuerpo militar separado.
El comandante de la Legión es el Legado, escogido por el emperador. El Legado tiene a su cargo a seis tribunos: Uno de ellos del orden senatorial el cual es en teoría el segundo al mando –por lo general suele ser el hijo de un senador enviado para que aprenda el orden militar y medre para un futuro político-, los otros cinco
Un cargo importante es el Prefecto del Campamento, un Centurión de alta graduación. Su misión es comprobar las instalaciones del campamento y la logística, así como las unidades sanitarias, teniendo especial cuidado con las armas de asedio y artillería –catapultas y escorpiones. En su ausencia normalmente es el Legado quien asume el mando.
El Centurión es el suboficial por excelencia, de quien depende la motivación de la tropa, con diversas graduaciones entre ellos. Otros suboficiales son el Signifier –portaestandarte-, Optio –ayudante del Centurión-, Bucinator y Cornicen –ambos músico, transmiten las órdenes de combate- y el Tesserarius –Tesorero. Tanto el Optio como el Resserarius se sitúan tras la Centuria con palos para impedir que se desmorone en combate y huya.
El alistamiento en principio es voluntario, salvo que la situación lo requiera. En principio está abierta tanto a clases nobles como populares. Durante las guerras civiles o desastres militares pueden producirse reclutamientos forzosos. Todo ciudadano está obligado por ley a servir en el ejército si es requerido. La edad de alistamiento es de 17 a 23 años, aunque hay numerosas excepciones de jóvenes ente 13 y 16 años, así como hombres que sobrepasan los 40. Para alistarse se debe pasar un examen médico, ya que el recluta debe ser un individuo sano, sin ningún tipo de tara, realizándose también un examen de vista y de oído. Los reclutadores prefieren a los campesinos y labradores. Son gente más dura y sencilla que los urbanitas. La gente del campo está acostumbrada a la dureza de la vida a la intemperie, así como al trabajo duro necesario para montar el campamento con sus zanjas y empalizadas.
La duración del servicio militar es de 25 años, los últimos 5 como veterano. En ocasiones se prolonga más años según las circunstancias: Guerras, problemas administrativos y un sinfín de obstáculos. Al licenciarse un legionario obtiene una pensión única de 3000 denarios, pero muchas veces no recibe todo el dinero, sino también pago en especie. Lo habitual en estos casos es un terreno, que según la suerte y las amistades del legionario pueden ser unas tierras yermas en un lugar perdido o un terreno fértil cerca de una ciudad o calzada.
El ejército proporciona al legionario prendas interiores de lino, una túnica de lana de manga corta y un sayo que puede usar como capa y manta. En los climas fríos las tropas pueden recibir Bracae –pantalones. Esta indumentaria se completa con las Caligae –sandalias- y el Balteus, un cinturón preparado para portar armas. Las armas típicas del legionario son el pilum (lanza), gladius (espada corta), pugio (puñal), escudo, casco y armadura. La calidad y aspecto varían según las posibilidades del legionario, ya que las paga de su propio bolsillo. Su equipo tiene que ser bastante completo, ya que debe ser autosuficiente en combate y durante largas marchas. Consta de un macuto, cantimplora y útiles diversos. El equipo pesado como maderas para las empalizadas y otros objetos pesados se llevan en mulos y carros que guían los Calones.
Junto con las legiones se desplazan gran cantidad de gentes, ya que los legionarios requieren ropa, alimento, diversiones y otros servicios. Alrededor de los campamentos permanentes nacen verdaderas ciudades llamadas Canabae. Comerciantes, artesanos, vendedores, armeros, prostitutas… Un grupo inmenso que vive para, con y del ejército. Los otros cinco son del orden ecuestre por experiencia. Los tribunos comandan las tropas según la situación y requerimiento del Legado.
Aparte de la Legión el ejército romano dispone de otros tipos de unidades militares:
Los Auxiliares, proporcionados por las provincias, unidades especializadas como honderos baleáricos, arqueros sirios, jinetes númidas, unidades germanas y galos.
Los Pretorianos, velan por el emperador y la familia imperial. Muchos son enviados a las provincias en misiones especiales impuestas por el propio emperador. Debido a su posición y poder en ocasiones se entrometen en asuntos políticos y algún emperador es depuesto o proclamado debido a sus intrigas y traiciones.
Las Cohortes Urbanas sin milicias de ciudadanos establecidos en roma y en otras grandes ciudades, encargados de velar de la seguridad interna de la ciudad.
Las Cohortes Vigiles se encargan de combatir los incendios, pero también pueden actuar como policía protegiendo los edificios públicos.
Las Unidades Naveles están posicionadas en diversos puertos, siendo sus bases principales Miseno y Rabean. Se encargan de velas de la seguridad del transporte marítimo y perseguir a los Praedonibus –piratas.
LA RELIGIÓN ROMANA, EL PAGANISMO
Roma se distingue de las demás ciudades latinas por su religión al favorecer ésta la instauración del Estado. Las acciones del Estado estan vinculadas a los actos de Júpiter, el dios principal del panteón romano. Se reivindica la necesidad de implantar en el mundo la voluntad de esa divinidad, que defiende la justicia, el derecho y el modo de vida romana. De esta manera Júpiter se convierte en el juez de los conflictos ciudadanos entre los latinos, garantizando los pactos que las ciudades realizaran. Júpiter es su principal divinidad y se le rinde culto en el Capitolio.
Los romanos consideraban que todo podía ocurrir con tal de que los dioses lo desearan. Ven el cosmos como algo dinámico, pero en equilibrio, expresado a través del pacto entre seres humanos y los dioses ya que para ellos cada objeto o fenómeno tiene su propia alma. En virtud de ese pacto cualquier cosa puede ser elegida para establecer la presencia divina requiriendo el beneplácito previo de Júpiter. Para ello, existen adivinos que tienen el objetivo de descubrir la voluntad de los dioses: Son los Sacerdotes -leen en los oráculos de origen griego-, los Arúspices –leen en las vísceras de las víctimas sacrificadas- y los augures –interpretan la voluntad de Júpiter directamente-.
En Roma la religión estaba muy vinculada al Derecho al ser necesario distinguir entre lo ilícito de lo lícito. Esta función religioso-judicial la realizaban los pontífices, quienes formaban un colegio sacerdotal que estaba dirigido por el Pontífice Máximo. Ese cargo de Pontífice Máximo podía ser ocupado por cualquier miembro de la clase política romana, siendo habitual que estuviera en manos del emperador.
En el colegio pontificial también se integraban los flamines –sacerdotes dedicados al culto particular de un Dios-, las Vestales –sacerdotisas de Vesta- y el Rex Sacrorum –quien desempeñaba las funciones sacras anteriormente reservadas a los reyes-.
Dentro del panteón romano se encuentran cuatro agrupaciones que tenían la función de representar al Estado: La tríada de Júpiter-Marte-Quirino, la tríada Capitolina constituida por Júpiter, Juno y Minerva; y los doce dioses principales: Vesta- Diosa del fuego del hogar-, Juno –Diosa del matrimonio y del hogar, hermana y esposa de Júpiter-, Minerva –Diosa de la inteligencia, de la sabiduría y las artes-, Ceres –Diosa de la agricultura-, Diana –Diosa de las doncellas, de los bosques y de la caza-, Venus –Diosa de la belleza y del amor, esposa de Vulcano y amante de Marte-, Marte –Dios de la guerra-, Mercurio –Dios del Comercio, de la elocuencia y de los ladrones, mensajero de los dioses-, Júpiter –Dios supremo-, Neptuno –Dios del Mar-, Vulcano –Dios del fuego, del metal y de la fragua- y Apolo –Dios de los oráculos, de la juventud, de la belleza, de la poesía, de la música y de las artes-. La tríada Ceres-Libero-Liberia representaba a los plebeyos.
Con el fin de festejar a todos los dioses en los templos y los lugares sacros, los romanos establecieron un calendario, originalmente ligado a la agricultura. El mes se dividía en dos fases, siguiendo el esquema del calendario lunar. Cada mes estaba dedicado a una divinidad, existiendo días festivos propios cara cada dios.
Junto al culto público, los romanos presentaban un culto privado, más personal e intimista. El pater famílias era el responsable de los ritos dirigidos a las divinidades domésticas: Los Lares y los Penates. Además, cada individuo rendía culto a su genio personal. La atención a los cultos privados era responsabilidad de sacerdotes muy diversos. Así, antes de su reconocimiento, los creyentes de Isis, los de Mitra, los de Cibeles y Atis contaban con su propia organización sacerdotal y con lugares privados de culto.
Se generaliza el culto al emperador. A los emperadores difuntos y divinizados, se añadieron todos los miembros de la familia imperial. La Domus Augusta. El culto imperial se organiza en varios niveles: Todas las capitales de provincia celebran el culto imperial durante las asambleas provinciales; a ellas acuden los representantes de las diversas ciudades de la provincia. Además según las zonas y la forma de organización de las mismas, se practica el culto imperial en las ciudades o en circunscripciones más amplias. La ideología del culto imperial fue tiñendo otras manifestaciones religiosas; Los dioses que protegían de modo especial al emperador se convirtieron en dioses augustos: Victoria Augusta, Providentia Augusta, Salas Augusta… El desarrollo del culto imperial no borra otras manifestaciones de culto a las divinidades romanas tradicionales.
En el marco de la religión romana se podía integrar a las creencias y rituales antiguos con los nuevos. De ahí que la configuración religiosa de cada ciudad fuera muy diversa. Los cultos locales que no entraran en contradicción con la forma de poder político romano fueron respetados. Los dioses locales encotraron condiciones de pervivencia y de asimilación con los dioses romanos; así divinidades locales de nombres distintos veneradas en balnearios de aguas termales se asimilaron frecuentemente con las ninfas, con Apolo Médico o con Esculapio.
El prestigio de algunos santuarios menores con influencias orientales es empujado cuando los soldados licenciados vuelven a su ciudad de origen y, sobre todo, los comerciantes que son los propagandistas más activos de los mismos. La permisividad sobre el régimen asociativo da a cualquier grupo de creyentes la posibilidad de formar una asociación. Para el derecho romano, bastaban muy generalizadas las asociaciones de pobres, Tenuiores, que coincidían generalmente con las asociaciones funerarias. Cada asociación tenía libertad para elegir a los dioses protectores de la misma, fueran o no dioses romanos. Las condiciones a las que estaban sometidas las asociaciones eran las mismas: Debían disponer de una sede, fijar las cuotas que debía pagar cada socio, reunirse periódicamente y tener establecido un reglamento aprobado por el colectivo de la asociación. En ese marco asociativo, resultó fácil la creación de comunidades religiosas privadas. Las sinagogas judías se amparaban también en el régimen asociativo. Mientras surgieron comunidades laicas, ante todo de mujeres pertenecientes a familias acomodadas, otros cultos (el de Mitra, Cibeles y Atis) eran más interclasistas.
Las ideas de ultratumba apenas influían en el conjunto de la religión ya que bastaba con el difunto fuera enterrado con las debidas honras fúnebres. El cadáver se transforma en sombra y pasa a formar parte del reino de los Manes los Dioses de la Muerte.
Con unas pocas excepciones, el sacerdocio paganos es una actividad a tiempo parcial y la adoración es contractual: La gente realiza los ritos correctos en los momento correctos, y los dioses se aseguran de que las cosechas crezcan y de que el Sol siga saliendo. El antiguo culto al emperador era más bien un homenaje político que una creencia real en que el emperador se había convertido en un Dios.
Haciendo sacrificios al genio imperial, los romanos reafirmaban que eran romanos. Los sacrificios eran un acto sencillo de ciudadanía. La creencia no era un factor. La mayoría de la gente, alta y baja, creía en los dioses, peno no se tiene que creer en los dioses para realizar los ritos o ser un sacerdote. Julio César tenía el título de sumo pontífice y no creía en los dioses. No importaba; hacía los sacrificios correctamente. Los paganos que creían en los dioses podían no aceptar a un hombre semejante como César, pero hacía su trabajo y eso era todo lo que requerían los dioses.
LOS MISTERIOS
Los dioses de los misterios también tienen seguidores en Roma, y a pesar de que llevan cientos de años en Roma, en cierto modo todavía se les consideran exóticos y “extranjeros”. Sus ritos son secretos y elitistas; Los devotos de Isis y los Galli pueden desfilar por las calles, pero la esencia de su religión permanece oculta.
Isis llegó a Roma desde Egipto. Sus devotos de ropas sencillas y cabezas afeitadas vagan por las calles de Día y de noche, cantando y haciendo sonar címbalos. Parecen felices, con la mirada intensa de un recién converso. La gente se pregunta si las sacerdotisas de Isis con los ojos pintados de Khol pueden hacer magia: Quienes se han encontrado con los seguidores de Isis extienden rumores de que pueden hablar con los pájaros, o animales que se convierten en personas, o profecías, sueños y prodigios. Otros se preguntan de si el culto de Isis puede realizar encantamientos sobre un hombre, convirtiéndolo de un miembro ordinario de la sociedad en la clase de persona que agarra el brazo de un transeúnte y le cuenta una historia de conversión y redención, quiera escucharla o no,
Los seguidores de la Magna Mater llegados hacia el 205 A.C.: Procedentes de Frigia, son todavía más extraños. Siguen el ejemplo de Atis, el primero de ellos. Era el hijo y amante de la diosa siria Cibeles, y se castró y se convirtió en eunuco cuando la diosa apareció y le dio el don de la locura divina. Los seguidores de la diosa siria afirmar experimentar el don de la diosa, y en la ceremonia de iniciación cada aspirante se castra en éxtasis, convirtiéndose de hombre en sacerdotisa. Los romanos educadamente les llaman galli –eunucos-, y menos educadamente cinaedi –pervertidos- dedican sus vidas a ofrecer oráculos y a realizar ritos de fertilidad sobre las parejas. Sus ritos son coloridos, inquietantes y extremadamente ruidosos.
El más privado de los cultos mistéricos es el culto de Mitra. Los mitraistas se reúnen en cámaras subterráneas y de noche, y en sus ritos se derrama la sangre de toros en enormes cantidades. Mitra es un dios de los soldados: Lucha contra los grandes monstruos de las leyendas y triunfa sobre la oscuridad. Sus adherentes, si tuvieran el conocimiento de la existencia de un verdadero inframundo lleno de demonios y la oportunidad, harían lo mismo.
LA PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS
Desde sus humildes orígenes en la periferia del Imperio, el cristianismo comienza a extenderse, y ya desde la época de la primera gran persecución de Nerón en el año 64 se aprecia que había conseguido llegar a distintos niveles de la sociedad, aunque en los primeros tiempos se trata sobre todo en una religión de las clases bajas. La masa pagana se mostraba hostil, extendiendo hacia los cristianos las acusaciones que se hacían a los judíos.
Se les acusó de ateísmo, misantropía y odio al género humano, una sociedad cerrada y sectaria que se negaba a participar en el orden romano y reservaba su culto solo a los bautizados. También comenzaron a surgir rumores sobre prácticas sacrílegas e infames, acusando a los cristianos de recubrir a los niños en harina y beber su sangre, o de realizar orgías incestuosas entre famílias.
Los emperadores Flavios no se mostraron hostiles a los cristianos hasta el final de la dinastía, cuando Domiciano eliminó a varios miembros de su família acusándoles de ateísmo por negarse a rendir culto a los dioses de Roma. La persecución de Domiciano se extendió después a todo el Imperio y a la aristocracia romana, considerándose un crimen religioso y personal. A mediados del siglo II comienzan a encontrarse cristianos pertenecientes a la burgesia e incluso entre los intelectuales.
A medida que el imperio romano entraba en crisis muchos romanos empezaron a considerar que todos los males del imperio se debían a la "impiedad" de los cristianos, que provocaban la ira de los dioses tradicionales de Roma.
Durante el reinado del emperador Diocleciano empieza la mayor persecución de los cristianos hasta la fecha. En esta ocasión la persecución no va dirigida contra un sector concreto, sino contra el conjunto de los cristianos, produciendo un increíble número de mártires. La persecución es animada por los sectores más conservadores del gobierno romano, que ve la expansión del cristianismo como una amenaza.
PANEM ET CIRCENSES
La diversión con mayúsculas del mundo romano es el circo o los juegos circenses. En el circo hay deportes, pasión e incluso ideas religiosas o políticas por lo que algunos especialistas lo consideran como algo más que espectáculo.
La tradición hace referencia a los reyes etruscos como los creadores de los juegos en Roma, ya donde posteriormente se instalaría el Circo Máximo. Se trataba de ceremonias que tenían origen funerario, con el fin de conjurar poderes de ultratumba. Paulatinamente el espectáculo fue ganando terreno al rito y se establecieron fechas fijas para su celebración, debiéndose sumar los espectáculos extraordinarios que habitualmente pagaba un particular para ganarse a pueblo. Los juegos eran regulados por e Senado, siendo los magistrados los garantes del cumplimiento del calendario fijado. Los juegos solían durar entre seis y ocho días con algunas excepciones como los Ludi Romani que duraban 16. Las víctimas de los sacrificios, los aurigas y los atletas participaban en una procesión inicial donde se dejaba una muestra del lujo y el boato que rodeaba a los juegos.
En un primer momento los juegos no tenían un lugar reservado para su celebración, eligiéndose el foro para presentar los combates de luchadores, cuya sangre tranquilizaría el espíritu de los muertos.
En época republicana eran los magistrados los encargados de la organización de los ludi, recibiendo un fuerte impulso en época de Julio César y los emperadores de su dinastía. Los magistrados locales debían responsabilizarse del espectáculo, sufragando los gastos de su propio bolsillo a partes iguales con las arcas públicas. Posteriormente surge la figura de los Lanistas, empresarios profesionales que reclutan gladiadores para los espectáculos y disponen de contactos en diversos lugares para disponer de animales salvajes. Al igual que los gladiadores, la profesión de los lanistas se considera Infame, lo que los inhabilita para ocupar cargos públicos. Algunos lo han convertido en un negocio lucrativo, por lo que no son gratuitos, aunque reservan algunas localidades para autoridades y amigos.
El ambiente que se vive alrededor de los juegos es impresionante. La gente se agolpa en el recinto antes de amanecer para poder disponer de los mejores lugares. Una vez en el sitio, allí se comía y bebía para no perderlo, dejando la ciudad casi desierta. Muchos espectadores se desplazan desde lejos para contemplar el espectáculo y pasan la noche a la intemperie. Los altos dignatarios, con el sitio reservado, acceden al reciento cuando ya está lleno, momento en que la muchedumbre manifiesta su cercanía o lejanía con sus representantes populares ya fuese con vítores o abucheos. A continuación se sortean las parejas de luchadores, se examinan las armas y se procede al calentamiento. Cuando esta todo preparado se inicia el combate que suele ser a muerte. Cuando uno de los luchadores cae, el vencedor se vuelve al palco del editor –quien sufraga los juegos- para dictar sentencia: El caído puede vivir o morir allí mismo con un simple movimiento de dedo. En muchos casos la valentía con la que luchan es un acicate para salvar la vida en ese delicado momento. Pero uno de los principales motivos del espectáculo es la sangre de los gladiadores, que es considerado como un remedio para curar la epilepsia. Otra alternativa de lucha es contra animales salvajes, a las que se dan caza en la arena. Los espectáculos eran anunciados en carteles realizados en colore rojo y negro que se distribuyen por toda la ciudad.
Junto con las distribuciones gratuitas de alimentos, los juegos son la manera más utilizada para ganarse la simpatía popular. Panem Et Circenses contentan a la plebe y así no se dedican a prestar atención a las cuestiones gubernamentales. Los espectáculos del circo de roma atraen la fascinación de los ciudadanos hasta donde Roma recuerda. Un día considerado como día de circo, los líderes de Roma, sean cónsules o emperadores ordenan que cese el comercio. No importa la época, los líderes compiten por celebrar los juegos más espectaculares que se pueden. Tras la caída de la República, los espectáculos se hacen más lujosos. No importa que los moralistas y tradicionalistas culpen de la caída de a república a la caída de la moral provocada por el circo y el teatro.
Las carreras de cuadrigas, luchas de bestias, duelos de gladiadores y las ejecuciones públicas de quienes son arrojados a perros salvajes, grandes felinos u osos atraen a grandes multitudes en esos días de fiesta. Boxeadores con los nudillos desnudos y luchadores profesionales se enfrentan ante el público en las atracciones populares secundarias.
Los líderes de Roma consideran los espectáculos como una de las mejores maneras de conseguir popularidad –cuanto mejor sea el espectáculo, más popular se hace quien lo organiza. No es un métido barato, pero los nobles creen que mantiene a la plebe feliz, esto y una ración gratuita de grano a la que todos los ciudadanos romanos pobres tienen derecho.
Los que vamos a morir
“Si el tiempo lo permite, 30 parejas de gladiadores, siministrados por A. Clodio Flaco, además de los sustitutos, por si algún hombre muriese demasiado pronto, luchará el 1,2 y 3 de Mayo en el Circo Máximo. Después de las luchas se celebrará la caza de una gran bestia salvaje, Luchará el famoso gladiador Pais. ¡Hurra por Paris! ¡Hurra por el generoso Flaco, que corre con los gastos del Duunvirato!
-Anuncio típico de la lucha entre gladiadores.
Los gladiadores, como todos saben, realizan espectáculo matando en la arena. Algunos son esclavos, algunos son criminales condenados a muerte y algunos son hombres libres con gustos por matar, ansia de fama o simplemente por necesidades económicas.
Durante el día los gladiadores se adiestran bajo el látigo del Lanista, preparados para el día en que tengan que salir ante las multitudes de Roma y matar o morir en gloria. Son hombres de diversa condición social. Algunos pueden ser personas libres que han sido condenadas a muerte y cuyas penas se les hn conmutado por este “oficio” (noxi gladiumludi damnati). También hay entre ellos condenados a trabajos forzados que eligen la lucha para poder obtener la libertad, si mantenían la vida. La mayoría son esclavos condenados, aunque también hay alguno alquilado momentáneamente para el juego o un soldado desafortunado que lucha para obtener lo que las campañas le habían negado. Tampoco faltan malhechores o simples aventureros. Todos ellos se forman en las escuelas de gladiadores donde cada uno se especializa en una técnica o tipo de armamento ya que los combates enfrentaban a hombres en diferentes tipos de lucha. De este modo se compensaban los armamentos e incluso los espectadores participan en el combate avisando a los luchadores de los movimientos de sus adversarios o sugiriendo iniciativas.
Por lo general los gladiadores veteranos, pese al ardor del combate evitan los movimientos inútiles. La resistencia vale mucho puesto que muchas veces deben luchar todo el día y a pleno Sol, en medio de un polvo ardiente y chorreando sangre. Si caía alguno, el vencedor se vuelve hacia el palco del editor, quien decide si el vencido debe seguir vivo –missus- o morir allí mismo.
En el espectáculo el público también participa, especialmente si el combate no es especialmente emocionante o si había sospecha de tongo. La muerte de un gladiador siempre despierta morbosidad y haber luchado con valentía y habilidad puede librar al vencido de la muerte.
Pare evitar el floreciente mercado de gladiadores, se han creado centros de formación estatales. Los entrenadores llamados Doctores supervisan los entrenamientos, especializándose cada uno en una técnica particular, siendo habitual que este puesto fuera ocupado por gladiadores viejos ya retirados.
Los precios de los gladiadores han experimentado una importante alza con el paso del tiempo, existiendo algunas estrellas muy bien pagadas. Los gladiadores normales –gregarii- cobran entre 1000 y 2000 sestercios mientras los experimentados –meliores- llegan a recibir entre 3000 y 15000 sestercios. El propio Estado lleva años intentando regular este mercado, abaratando los precios al limitar los impuestos y establecer una tarifa máxima de contratación. Existrían muchos tipos de gladiadores diferentes, aunque estos eran los más comunes.
Los gladiadores famosos se convierten en celebridades por derecho propio. Algunos son tan temidos que los nobles romanos contratan a los gladiadores en su tiempo libre como guardaespaldas y ejecutores. Si son esclavos, el dinero que gana va a su propietario; si son lobres ganan mucho dinero con su trabajo.
Las mujeres, especialmente las nobles, a menudo desarrollan una extraña fascinación por estos asesinos célebres. Los gladiadores se convierten muchas veces en figuras de escándalo como de admiración pública y esto incluso atrae a los cercanos de los emperadores. Julio César por ejemplo ordenó inundar el Campo de Marte para escenificar una gran batalla marítima entre gladiadores. Siempre es útil darle a la plebe lo que quiere.
Un líder cuyas ideas de pasarlo bien difieren demasiado de la sensibilidad del pueblo puede encontrarse con que sus espectáculos son boicoteados. Las audiencias aprecian a los gladiadores extraños y exóticos –enanos, gigantes, bárbaros de otras tierras, mujeres- y les prestan gran atención. Aun así siempre hay algunas voces que acusan de droga a este tipo de espectáculos y tratan de forma poco satisfactoria de que las autoridades prohíban dichos espectáculos.
¡A los leones!
Las peleas y espectáculos de bestias que siempre preceden a las luchas de gladiadores nunca despiertan tantas emociones en el público como los gladiadores. Sin embargo, han disfrutado de un continuado seguimiento en todas las épocas.
Dichos espectáculos comienzan en su mayor parte con bestias hambrientas a las que se arrojan a criminales condenados, sin armas en el centro de la arena. Si sobreviven, o los animales no se los quieren comer, a veces los romanos les liberan, pero en otras veces los envían de vuelta a la cárcel para otra ocasión.
Las bestias del circo son grandes felinos, lobos, perros salvajes u osos. A veces arrojan a las víctimas animales exóticos o extraños tanto que algunos ni siquiera son peligrosos. Los preferidos por el pueblo son los elefantes y tigres.
Otras veces se realizan combates de gladiadores contra fieras. Pueden enfrentarse y matar con facilidad a toros, jirafas, babuinos o flamencos. Los asistentes a los espectáculos consideran estas luchas de fieras tan serias y fascinantes como las luchas entre gladiadores. Por ejemplo, durante su ascenso al trono el emperador Calígula dilapidó una gran parte de su fortuna importando animales para preparar sus juegos.
A menudo hay espectáculos con relaciones sexuales ente mujeres y animales “bajo las gradas”. A los romanos les gustaban mucho las representaciones en que Júpiter, Rey de los Dioses, violaba a jovencitas tomando la forma de diversos animales. Tales espectáculos en los que se empleaban a esclavas para que fueran montadas en público se ofrecían de vez en cuando en la arena del circo, pero el problema era adiestrar al animal para que actuara como se quisiera. En ocasiones se utilizaba como forma de castigo y ejecución. Aún se recuerda la vez que una mujer condenada por envenenar a cinco personas para conseguir sus propiedades fue sentenciada a ser arrojada a las fieras, y como castigo adicional, a ser violada por un asno. Se colocó una cama en mitad de la arena del circo, a la que la mujer fue atada con los brazos y piernas extendidas. El asno había sido adiestrado para arrodillarse en la cama.
Aurigas
Lo único que quizá provoca más pasión que la lucha en Roma son las carreras de carros, llegando incluso a producir divisiones partidistas entre los asistentes. Originalmente las carreras se celebraban en honor de Consus, una deidad agraria por lo que el evento se integró en las fiestas celebradas en Abril para honrar a la diosa de la cosecha –Cerealia-. La carrera viene precedida también de un desfile –pompa- que parte del capitolio, atraviesa el foro y llega al circo Máximo. Tras el desfile se procedía al sorteo para determinar el lugar de salida de cada una de las facciones en la actualidad verdes y azules.
Los carros estaban tirados generalmente por cuatro caballos y se situan en su correspondiente calle –carcer-. El presidente daba la salida, momento en el que estalla el delirio. La carrera no es solo cuestión de rapidez sino de táctica y técnica. Colocarse bien y obstaculizar los progresos del contrario es más importante que poseer caballos veloces. El equino fundamental es el de la izquierda ya que debe realizar los giros por lo que no iba atado al carro sino a su compañero. Su nombre es funales.
Resulta bastante fácil volcar el carro, chocar contra la spina o contra otro carro, lo que en el argot se llama naufragar. La victoria se decide en los últimos metros, cuando el público enloquece apoyando a su color. Existe una cierta correspondencia cromática con las clases sociales. Los partidarios de los azules se reclutan entre los miembros de la aristocracia, mientras que los verdes son más populares. El espíritu partidista llega a provocar enfrentamientos entre los espectadores y muchas veces verdaderas revueltas.
Como ocurre con los gladiadores, algunos aurigas alcanzan la fama, especialmente entre las damas, celebrándose sus victorias y sus gestas amorosas. La mayoría muere joven, los mejores consiguiendo centenares de victorias y con suerte retirándose a tiempo con millones de sestercios en los bolsillos. Aunque muchos morían pronto todos son héroes y muchos tienen estatuas en su honor, con inscripciones elogiosas que consiguen hacerles inmortales a ojos de los plebeyos.
En un día de carreras de cuadrigas, hay siete o más carreras en cada circo de la ciudad. Las carreras de cuadrigas siempre han sido populares y amenazan con empequeñecer a los gladiadores. En cada carrera, cuatro cuadrigas de caballos, conducidas por jóvenes aurigas que pueden tener tan solo 15 años. Dan entre 5 y 7 vueltas al circo. Los Aurigas conducen con las riendas envolviendo sus manos, lo que significa que si los caballos rompen la barra que los sujeta a la cuadriga, o si el carruaje sufre un “naufragio”, a menos que corte las riendas y consiga liberarse el auriga es arrastrado por el suelo y probablemente reciba suficientes heridas para matarle o dejarle tullido. Un auriga siempre lleva un cuchillo afilado encima, porque si los caballos se separan de la cuadriga, cortar las riendas es la única forma de sobrevivir.
Los accidentes se producen a menudo, no pocas veces porque los aurigas de facciones rivales recurren a todos los trucos sucios posibles, desde hacer maniobras peligrosas en la carrera –empujar a un oponente al lado, lanzar un puñado de abrojos a la cuadriga que viene detrás pasando incluso por drogar a los caballos y sabotear las cuadrigas.
Los espectáculos de gladiadores llenan a las multitudes con ansia de sangre, pero son las carreras de cuadrigas las que realmente sacan lo peor de la gente. Los aurigas lo arriesgan todo durante esas carreras, pero sus vidas realmente no corren más peligro que las de los muchos de sus seguidores cuya lealtad a su facción elegida los convierte en objetivos o los dispone a matar a sus rivales. Con siete o a veces más carreras al día y alguna durante la noche, existen muchas posibilidades de que la mitad de la multitud enloquezca.
Con el paso de los años parece que la violencia ente las facciones de las carreras se incremente. Un día de espectáculos provoca una noche de disturbios; además los emperadores apoyan abiertamente una facción por encima de otra y permiten de forma tácita que continúe la violencia, castigando una facción pero no a la otra, apoyar la misma facción que la familia imperial siempre proporciona algo de inmunidad de las persecuciones, pero poca.
En el escenario
El teatro romano comienza a desarrollarse tras la conquista de las ciudades griegas en el siglo III A.C. Los saqueos de ciudades como Siracusa y Corinto llenaron las calles y las casas romanas de arte griego al tiempo que un buen número de griegos llegaron a Roma como esclavos o diplomáticos. La élite cultural griega desembarcó en la península Itálica para formar una amplia generación de hombres y mujeres romanos. Esta helenización se manifiesta con fuerza desde el siglo II A.C. cuando la mayoría de la aristocracia romana hablaba en griego.
Quinto Ennio realizó adaptaciones de comedias griegas y sus tragedias están inspiradas directamente en Eurípides, siendo muy apreciadas por la sociedad culta. También se dedicó a la sátira a través de las fábulas, leyendas o parodias.
Pero el teatro serio de la época republicana acabó dando paso a lo que se puede denominar comedia. El drama serio deja de ser interpretado y pasa a ser leído por las clases más cultas. Con la llegada del imperio ningún romano respetable sube al escenario, pero el teatro es importante y a todos los romanos les encanta. Las grandes tragedia de Aurípides y Sófocles comparten escenaro con las comedias vulgares de Plauto. Todo está permitido en el escenario romano e incluso a diferencia del teatro griego se empieza a permitir que mujeres trabajen como actrices. Ejecuciones y mutilaciones reales forman parte del espectáculo teatral para entretener a las multitudes.
Mención aparte es el teatro pornográfico en el que se realizan actos sexuales reales en el escenario, y que por lo general esta orientado a un público más reducido y privado.
Las obras teatrales duran toda la noche y atraen a muchos sin techo, que de otra forma dormirían bajo el calor del sol o del frío de la noche. Consideran el teatro como un entretenimiento y refugio. La gente está apelotonada y hay calor. Siempre hay bolsas que robar. Una noche en el teatro es una experiencia inolvidable. El público grita obscenidades y tira cosas al escenario si no está satisfecho; si los actores no han sido lo bastante astutos como para sobornar a una parte del público existe la posibilidad de que sean recibidos con silbidos antes de que siquiera puedan pronunciar la primera frase. Roma es un escenario implacable.
Festines y apuestas
Desde que se ha declarado el Imperio los ricos y nobles cada vez tienen menos que hacer. El emperador se convierte en el señor y amo de Roma. Las personas cuyos ancestros fueron antaño los amos de Roma, los descendientes de los estoicos Catón y Cicerón, con el paso del tiempo prefieren cada vez más dedicarse a festejos y celebraciones. Gastan enormes cantidades de dinero en esclavos músicos y bailarines, así como los que son hábiles en artes más exóticas. Los nobles derrochan enormes cantidades en los juegos de dados, y en las apuestas de las carreras de cuadrigas. Acosan a sus parientes, maridos y amigos para que reescriban sus testamentos y les dejen mayores cantidades de dinero, casi como si estuvieran animando a sus benefactores a que se mueran de una vez.
Descuidan el estudio de la literatura y la retórica. Prefieren las historias milesianas morbosas y obsecenas y aderezan sus discursos con vulgaridades que consideran atrevidas. Mientras se levantan algunas quejas de una cada vez más diminuta élite culta, la mayoría de los romanos siguen festejando y celebrando. Se dice que Julio César y Vitelio acostumbraban a salir en medio de un festín para vomitar y poder comer más. Se consideraban los actos sexuales públicos una parte de sus festines. Los esclavos deben acostumbrarse a limpiar el vómito, la sange y la orina del duelo de la mansión al día siguiente de un festín.
Desde los inicios del Imperio, poco a poco las antiguas familias nobles de Roma se convierten en una clase gobernante sin nada que gobernar. Quizás es la razón por la que dedican tanto tiempo a sus grandes propiedades, sus ingresos, sus antiguas familias y sus impresionantes títulos. Adelántate para abrazar o besar a un noble romano como recibimiento y retrocederá, apartando la cara y ofreciendo su mano para que la beses. Imitan el distanciamiento del emperador, pero al contrario que él, su distanciamiento es una farsa, un escudo de inseguridad para ocultar el hecho de que sin su dinero y sus nombres ilustres realmente no son más importantes que cualquier otro Romano.
LA ECONOMIA
La Clientela
Los ricos siguen manteniendo las tradiciones sociales que instituyeron sus antecesores republicanos. Como la tradición del patronazgo –clientela-. Cada mañana un noble romano acude a su salón y recibe a sus clientes, sus dependientes. Algunos son sus libertos, algunos son sus deudos. Algunos simplemente acuden para pedir dinero, o la promesa de ayuda, ya sea una recomendación para un marido para una hija del dependiente, o apoyo en algún caso judicial –los romanos son especialmente litigantes, y a menudo necesitan este tipo de ayuda. A cambio, los dependientes actúan como agentes del noble de la ciudad. Cuidan de sus intereses en el mercado o la granja, actúan como intermediarios en cuestiones de negocios o leyes y los respaldan si necesita su ayuda. La relación, aunque desigual, siempre es beneficiosa mutuamente.
La agricultura
El sector agrario es el más importante en la economía romana. Aunque no se ha realizado ningún avance tecnológico en mucho tiempo.
Ya se ha producido un importante desarrollo del regadío, de los injertos o de la cría de animales para la ganadería. Los instrumentos básicos de trabajo son las azadas, las palas, un rudimentario arado, los rastrillos…
Se distingue entre las pequeñas y grandes explotaciones. Las explotaciones pequeñas adquieren un mayor auge en el momento de la conquista de Italia, cuando la mayoría de la ciudadanía se dedica a la agricultura. Los territorios arrebatados a los pueblos vencidos son repartidos ente los ciudadanos romanos, estableciéndose nuevas colonias. Este sistema también se pondrá en práctica en as provincias. Los pueblos que no se rebelaban y se asimilaban pacíficamente conservaban sus tierras.
De estos pequeños espacios agrícolas, los campesinos obtenían los alimentos necesarios para la subsistencia familiar y para pagar los impuestos. La competencia casi imposible ante las grandes explotaciones que empezaban a surgir motivó una ingente oleada migratoria de campesinos hacia Roma, aumentando el número de gentes que vivían de la beneficiencia estatal. Los que se resistían solo podían contar con la mano de obra personal y la de su familia, que cuando era escasa no deja otra solución que la emigración o el alistamiento en el ejército.
Las grandes explotaciones agrarias eran grandes latifundios. El propietario nunca trabaja en la explotación sino que son los jornaleros, esclavos o incluso colonos los que realizaban las labores agrícolas. Muchas de ellas se dedicaban en exclusiva a la ganadería. La concentración de espacios agrícolas es motivo de preocupación para los emperadores. El trabajo estaba supervisado por un capataz, contando para cada actividad con personal cualificado, la mayoría de la mano de obra es de procedencia esclava.
La producción se guarda en silos y se transforma en “industrias” de la propia explotación como molinos o prensas de vino y aceite. El olivo y la vid son los productos más cultivados en Italia, aunque no se dejó de lado el cereal que procede en su mayoría de las provincias de Hispania, Egipto y Africa. El desarrollo agrícola permite el aumento del sector servicios y de la ingente mas de desarrapados que habita en las ciudades en busca del “panem et circenses”.
La minería
Los romanos han introducido y utilizado los avances técnicos de las explotaciones mineras de la antigüedad de Grécia, Asia Menor y Egipto. En Época republicana las principales explotaciones romanas se encontraban en Hispania, donde se usaba el llamado Tornillo de Arquímedes para extraer el agua de las galerías y pozos, pero también utilizaban otras técnicas como explotaciones a cielo abierto, por pozos y/o galerías, sustituyendo a la criba prerromana de las arenas de los ríos mediante bateas.
Una técnica introducida por los romanos era la Ruina Montium o derrumbe de montañas, que consistía en desviar grandes cantidades de agua a través de canales de hasta 40 km, salvado vaguadas y desniveles. El empuje del agua erosionaba las rocas hasta derrumbarlas y posteriormente se filtraban los escombros resultantes.
En la actualidad las sucesivas conquistas también permiten el hallazgo y explotación de nuevos yacimientos. Se acuñan lingotes con la marca de la explotación donde se limpia y purifica el material. El régimen de gestión al principio era controlado directamente por el estado que es responsable de su administración y vigilancia, contando con la ayuda de legionarios y guardias libertos. Contando también con el servicio de colonos y arrendatarios libres para supervisar los aspectos técnicos y de mantenimiento.
Por lo general las condiciones de trabajo de los mineros eran muy duras, por lo que los mineros eran esclavos o poblaciones dependientes. Durante la época republicana se utilizaron masivamente esclavos en las minas pero con la llegada del imperio se emplean también trabajadores libres junto con los esclavos. Algunos de estos eran “alquilados” por sus propietarios para el trabajo en las minas y otros eran condenados a trabajos forzados en ellas.
La artesanía y el comercio
En el Imperio las máquinas juegan un papel secundario frente a la mano de obra humana; el incremento de producción se resuelve creando nuevos talleres, uno de 60-70 trabajadores es un taller grande siendo estos la excepción.
Por una parte existían talleres que trabajan para el consumo local produciendo objetos baratos y poco elaborados y otros elaboran productos de gran calidad destinados a la exportación. Los talleres habitualmente eran propiedad de hombres libres que empleaban esclavos como mano de obra. Prácticamente todos los trabajos eran manuales, salvo el uso de poleas para manejar grandes pesos.
Una gran parte del trabajo del sector artesanal se realiza el hogar de los romanos; fabricación de pan, telas y vestidos. Los romanos más enriquecidos podían contar con suficientes esclavos domésticos especializados en diversas profesiones para surtir sus hogares. Cicerón se enorgullecía de poder abastecerse de todos los productos artesanales con sus propios esclavos.
Italia comenzó a competir en el comercio mediterráneo ya en la época republicana; la ciudad de Aretum era famosa en toda la zona por su cerámica, Tarento y Mantua por sus bronces y la propia Roma consiguió imponerse en el mercado de la cerámica de lujo adaptándose a los cambios de gusto de diferentes épocas. Sin embargo a finales de la República las cerámicas de la Galia e Hispania comenzaron a desplazar la romana. El mismo modelo seguían otros productos habituales como vidrio, tejidos, calzados, etc.
A medida que los romanos organizaban los territorios conquistados tomaban como modelo la ciudad de Roma y la construcción de calzadas, templos, foros, teatros, acueductos… Ello exigió una gran mano de obra. Los trabajadores de la construcción eran esclavos o trabajadores libres asalariados y muchas veces eran necesarios especialistas como yeseros, caleros, albañiles, bovedistas, pintores…
Para defender sus intereses, los artesanos se organizaron en asociaciones conocidas como collegia, que llegaron a convertirse en centros de centros de agitación política que fueron prohibidos a finales de la República y solo han sido restaurados hace apenas una década. Actualmente los miembros de esta asociación son mayoritariamente esclavos, libertos o trabajadores pobres. El tipo de profesión y el lugar de origen son la base inicial de la que surgen. Pronto las ciudades han reconocido las ventajas de este sistema y en lugar de esclavos públicos se usan collegia fabrum en los que había varios tipos de especialistas para la construcción y reparación de calles y edificios públicos.
Gran parte del comercio es realizado por los productores. Los campesinos llevan el exceso de sus cosechas a las ciudades más próximas y en los propios talleres donde se fabrican cerámicas y telas se pueden comprar. Por su parte el Estado se responsabiliza directamente o contrata compañías para trasladar a Roma o a los campamentos militares diversos productos. La figura del intermediario aunque ya presente, no está demasiado extendida. Pero en las actividades comerciales los propietarios no podían estar viajando y desplazándose continuamente; era frecuente que usaran esclavos de confianza en su nombre, incluso en lugares muy alejados. También era frecuente la utilización de expertos en el comercio a larga distancia y de esta forma Sirios y Judíos operaban en Occidente y comerciantes hispanos actuaban en el valle del Rin.
Las grandes ciudades eran los mayores centros de actividades comerciales. El comercio entre aquellos que no realizar carrera militar y obtienen cuantiosos botines es la forma más directa de promoción económica, y como en otros sectores, las tareas más duras y sucias, como la carga y descarga de mercancía eran desempeñadas por esclavos además de ser ellos mismos una importante mercancía.
La moneda y los Precios
Cuando Augusto ascendió a Emperador, hacía ya siete siglos que las monedas circulaban por Europa. La economía romana reside en la propiedad agrícola y ganadera, la producción artesana y el comercio. Los bancos se encargan de todas las operaciones de letras, transferencias y préstamos. El interés bancario va del 6% al 12% anual. Según se efectúen las operaciones en Roma o en las provincias. Como siempre los usureros prestan con tasas aún mayores, a veces hasta un 4% mensual.
Durante el imperio la unidad monetaria funciona de la siguiente manera.
El AS, una moneda de bronce es una moneda de bronce y la unidad monetaria más baja.
El SESTERCIO, una moneda de latón son 4 ASES.
El DENARIO, una moneda de plata son 4 SESTERCIOS.
El ÁUREO, una moneda de oro son 25 DENARIOS.
Además existían monedas fraccionarias como el cuarto (moneda de cobre) que valía ¼ del AS, el MEDIO AS, el DOBLE AS o MEDIO SESTERCIO, el MEDIO DENARIO y el MEDIO ÁUREO.
Las monedas suelen emplearse en las ciudades. En el campo se sigue imponiendo el trueque y el pago en especie y las monedas se reservan para las compras en la ciudad, mercados o ferias. Los precios son muy irregulares y vulnerables a la crisis y movimientos económicos.
PRECIOS
Medio litro de vino corriente puede vender entre 1 y 4 ASES.
1/3 litro de aceite 1 SESTERCIO.
1 celemín (6,5 Kgs) de trigo 3 SESTERCIOS.
1 celemín (6,5 Kgs) de trigo candeal 7 SESTERCIOS y 2 ASES.
1 Kg de pan enter 2 y 5 ASES.
1 Kg de acelgas, sal, mostaza o hierbabuena 1 AS
Con 2 ASES se pueden comprar garbanzos, el alimento más barato en Roma. Comer es relativamente barato por unos sestercios. Las cauponae despachan comidas por algunos ASES y dormir costaba 1 AS.
1 Cacharro para cocinar 1 AS.
1 Lámpara 1 AS.
1 vaso para beber 2 ASES.
1 cubo 9 ASES
En lo tocante a ropa, una túnica normal costaba 15 SESTERCIOS y 4 SESTERCIOS su limpieza. El calzado también solía oscilar en torno a los 15 SESTERCIOS.
El problema de la vivienda no presentaba dificultades en el campo pero sí en las ciudades. En Roma el alojamiento es complicado y caro. Los alquileres más baratos en la ciudad suponen 2.000 SESTERCIOS al año. Muchos inquilinos alquilan parte de su vivienda a personas que a la vez hacen lo mismo con otras formando verdaderos cuadros de hacinamiento.
Por lo que se refiere a los salarios un bracero solía cobrar sobre unos 360 DENARIOS o 1.440 SESTERCIOS al año, incluyendo manutención. Los obreros poco especializados en torno a 700 SESTERCIOS. Un obrero con cierto aprendizaje, como un tejedor, gana entre 600 y 1.200 SESTERCIOS, mientras que un artesano puede cobrar hasta 3.600 SESTERCIOS si bien su salario dependía de la importancia de su trabajo. En la actualidad un legionario cobra entre 1.000 y 1400 SESTERCIOS. Un centurión percibe entre 10.000 y 20.000 SESTERCIOS.
Pero estos salarios palidecen ante las grandes fortunas. Algunos especuladores inmobiliarios en Roma tienen propiedades por varios millones de SESTERCIOS. Los Cónsules ingresan 1 millón de SESTERCIOS al año; los médicos reputados, 400.00 SESTERCIOS; 100.00 SESTERCIOS un profesor estatal de retórica y los altos cargos administrativos entre 60.000 y 200.000 SESTERCIOS.
LA FAMILIA ROMANA
La familia tradicional romana esta constituida por el padre, su mujer, dos o tres hijos o hijas, los esclavos domésticos y los antiguos esclavos, ahora liberados llamados libertos. Se trata de una familia absolutamente patriarcal donde el Pater Familias controla todo el poder sobre los demás miembros así como la disponibilidad de los bienes que poseen. La familia es uno de los elementos esenciales de la sociedad romana. Pertenecer a una familia vincula la posesión de derechos de ciudadanía por los que perdían los derechos ciudadanos se ven excluidos de la posibilidad de formar una familia. Diversas familias forman una Gens, caracterizada por la posesión de diferentes elementos que la identifican, como el ritual funerario o el culto a antepasados comunes. La importancia de la Gens alcanzó su momento culminante durante la Monarquía y los primeros años de la República.
El Pater Familias es la pieza clave de la familia. Subordinados a su autoridad se encuentran todos los demás miembros: Esoposa, hijos –estén casados o no-, esclavos, libertos, serviles. Todo ciudadano romano que no tenga ascendientes varones vicos es un Pater Familias. A la muerte del padre cada uno de los hijos se convierte su propio Pater Familias.
El matrimonio romano es un acto privado, ningún poder público tiene que sancionarlo y no existen contratos matrimoniales. Bien es cierto que se conocen procedimientos matrimoniales formalizados, con concreto tres: El más antiguo se manifiesta cuando el Pater Familias posee a su esposa durante un año ininterrumpidamente pudiendo ser disuelto cuando pasa tres noches consecutivas fuera del lecho conyugal. El segundo consiste en la realización de un sacrificio a Júpiter ante su sacerdote y el pontífice; El sacrificio consiste en una ofrenda de pan y trigo. El tercero es una falsa compra que se realiza en presencia del padre de la novia, cinco testigos y el portador de la balanza.
El segundo componente familiar son los hijos. Hijos son considerados aquellos niños y niñas nacido del matrimonio que son aceptados por el Pater Familias. El decide sobre la anticoncepción o el aborto pero si el niño nace debe aceptarlo o no como hijo. Por eso se deposita al recién nacido a los pies del Pater. Si levanta a la criatura es considerada hijo/a pero si no lo hacía queda excluido de la familia, exponiéndose a la puerta del domicilio o en algún basurero público donde lo recogerá alguien que lo desee. Las criaturas malformadas son expuestas o ahogadas. Los pobres suelen abandonar aquellos bebés que no podían alimentar. Si el bebé es aceptado se integraba en la familia el octavo día del nacimiento cuando se le impone el nombre individual –Praenomen- y se le cuelga una pequeña cápsula de metal –bulla- rellena de sustancias que poseían propiedades favorables en una ceremonia llamada Ilustratio.
Dada la elevada mortalidad infantil era bastante posible que la línea familiar se pierda a la muerte del Pater por carecer de herederos. Para evitar eso se intituyó la adopción, otra ceremonia de carácter privado celebrada delante de un Magistrado en el que se separa al adoptado de la Patria Potestas de su padre actual y se procede a su integración en la familia del padre adoptivo.
El Pater tiene también potestad sobre los esclavos de su familia. Solo el podrá manumitir al esclavo que pasará a ser Liberto, adoptando el gentilicio de su patrono y estableciendo una serie de obligaciones jurídicas y material para con el Pater.
Es el Pater quien tiene las prerrogativas religiosas de la familia, especialmente en las relacionadas con el culto doméstico. Tres elementos forman este culto: El culto al hogar –constituido por los Lares y Penates-, el culto al Genius –principio de la fertilidad- y el culto a los Manes –los antepasados-.
No es de extrañar entonces que el Pater tenga potestad de imponer castigos, mancipar –vender- a los hijos o concertar sus matrimonios, normalmente a edades muy tempranas como los siete años. En el acuerdo matrimonial se establecía la dote y el día de la boda. El Divorcio era legal aunque solo estaba justificado en determinados casos como el “adulterio, el beber vino o la falsificación de la llave de la Cella Vinaria”.
Los poderes de Pater también se proyectan sobre los bienes de la familia ya que ningún miembro puede tener bienes propios. A partir del siglo II A.C. la familia sufre una evolución acorde con los tiempos, manifestada especialmente en una limitación de las prerrogativas del Pater. También se manifiesta una evolución de la madre en determinadas potestades, concretamente en la posibilidad de ejercer la custodia sobre los hijos en el caso de tutela o si existe una conducta reprochable del marido. Actualmente el derecho de vida o muerte del padre sobre los hijos desaparece e incluso se castiga a los parricidas con el exilio. También se aprecia una limitación de las prerrogativas sobre la esposa. Ya que se empieza a manifestar una tendencia hacia el descenso de la natalidad entre los miembros de los Ordines –el grupo de ciudadanos privilegiados por excelencia- Augusto estableció para evitar su desaparición leyes que obligaban a los hombres entre 25 y 60 años a contraer matrimonio mientras que las mujeres debían hacerlo entre los 20 y los 50 años. De estos matrimonios debe nacer al menos un hijo legítimo.
Las mujeres
El papel principal aparente que desempeñan las mujeres en Roma es el de fiel y abnegada esposa ya que dependen en todo momento de su padre, y al casarse de su marido. Los enlaces suelen ser concertados por las familias y el padre de la joven debe entregar una dote a la muchacha. Ella tiene derecho de sucesión respecto a su padre e incluso capacidad de testar por lo que se dan casos en que la esposa es más rica que el marido y rehusa su autoridad, recibiendo en ocasiones todas las clientelas del padre aunque para nada es lo habitual.
Si tradicionalmente es el Pater Familias el que dirige la casa, quien da las órdenes a los esclavos y dirige la administración del hogar, ¿Cuál es el papel de la mujer en as casa respetables de roma? Lo habitual es que las matronas maten la mayor parte del tiempo en los trabajos relacionados con la costura y el tejido aunque parece que la tendencia es que la mujer vaya ocupando un lugar cada vez más protagonista en la casa.
El contar con varios esclavos permite a la matrona poder delegar en ellos todos los trabajos de la casa, incluso los relacionados con su propia higiene persona. El esclavo viste y calza a la dama, aunque no lava sus dientes. Los esclavos acompañan a la señora en la alcoba, aunque la matrona duerma sola o en compañía de su esposo. Era frecuente que los esclavos durmieran en las puertas de las alcobas. Esta omnipresencia de los esclavos en as vidas de las clases acomodadas romanas provoca muchas veces que las infidelidades sean públicas. Para mantener una relación amorosa secreta lo mejor es alquilar una habitación a in sacristán ya que estaba obligado a guardar secreto.
En las casas acomodadas, si el esposo fallecía, a matrona vería protegida su virtud por su familia ante la inminente llegada de una legión de pretendientes que deseaban hacerse con su fortuna. Previamente debía de haber muerto el padre porque si no como Pater Familias seria dueño de todo lo que perteneciera a la familia. El destino de las viudas es volver a contraer matrimonio o buscarse un amante que las complazca en el lecho para escarnio de los moralistas romanos.
Si es el hombre el que queda viudo puede buscarse una concubina, mujer o mujeres o favoritos con los que suele acostarse habitualmente. No hay que olvidar que los emperadores cuentan con un amplio harén de concubinas y esclavos de placer en palacio. Pero llegaría un momento en que este hombre viudo puede decidir establecer un vínculo más estrecho con esa concubina de inferior rango social por lo que se produce una unión de hecho entre ambos llamada concubinato. La concubina debe ser una mujer libre y la unión monogámica. Este concubinato no da lugar a consecuencias jurídicas pero los hijos nacidos de esta relación son libres.
A pesar de esta imagen aparente de inferioridad, existen numerosas excepciones en todas las clases sociales en las que las mujeres obtienen un poder inusitado, a menudo desde las sombras. El ejemplo más destacado son las familias imperiales, en las que las mujeres participan en las conspiraciones de poder con absoluta desenvoltura.
LOS POBRES
Nadie quiere ser pobre. Los romanos han heredados de los griegos el mítico del idilio pastoril, un paisaje de hermosas pastoras y pastores y simpáticos sátiros y ninfas que triscan bajo los árboles y tocan sus flautas y viven vidas honestas y decentes. Pero los romanos saben que es un mito. Nunca se han hecho ilusiones sobre los pobres de la ciudad. Los ricos piensan que los pobres son sucios e idiotas, esqueléticos y peligrosos como un millón de perros rabiosos y hambrientos.
Los pobres son la gente que fue despreciada como chusma, los desde la llegada del imperio la época en la que tenían algo que decidir pronto no será más que una nota histórica.
Hasta donde se molestan en saber los nobles, el pueblo se dedica al alcohol, el juego, el teatro y el circo. Si las multitudes de las carreras de cuadrigas tienen algún sitio al que ir es al circo que para ellos en un templo como el de cualquier religión. Los nobles romanos consideran el acento y la jerga vulgar de los campesinos y pobres de la ciudad difícil de comprender afirmando que los hombres ladran como perros y las mujeres cacarean como gallinas. Les acusan de glotonería, considerando que no quieren hacer nada, soportando el frío hasta que les cocinen y les sirvan la comida. Un rasgo de quien ama demasiado la gula. Pero el hambre forma parte de la vida de los pobres, y en las atestadas Insulae y oscuras Cauponae, la gente pasa la mayor parte del tiempo tratando de sobrevivir, y más todavía en épocas de crisis y hambrunas.
LIBERTOS Y ESCLAVOS
El fenómeno de la esclavitud modificó las condiciones de vida y de trabajo tanto en la ciudad como en el campo. Para comprender la magnitud de esta afluencia de esclavos basta señalar que solo ente el 200 y el 150 A.C. se ha estimado el número de prisioneros reducidos a esclavitud a 250.000 dato que probablemente esté por debajo de la realidad ya que, después de la tercera guerra Macedónica fueron reducidos a la esclavitud 150.000 epirotas, a los que hay que sumar los soldados y esclavos púnicos capturados durante la guerra contra Aníbal y que sin duda se contaron entre miles si tenemos en cuenta que, en el 209 A.C. se hicieron solo en la ciudad de Tarento 30.000 esclavos. Julio César trajo de la Galia 1millón de prisioneros y Trajano tras la segunda guerra con los dacios llevó a Roma 50.000 esclavos. A estos habría que añadir los que se obtenían por otras fuentes menores de aprovisionamiento: La piratería, la venta por deudas o los adquiridos en los grandes mercados de esclavos, como el de Delos o el de Side.
El precio de los esclavos varía en función de su sexo, belleza o conocimientos, y también en el número de esclavos existentes en el mercado en ese momento. Después de una guerra victoriosa los precios solían descender bastante. Un niño sano podía valer entre 600 y 700 SESTERCIOS, una mujer hermosa hasta 1200 o 1400, un esclavo instruido pordía valer hasta 7.000 SESTERCIOS, 9.000 un buen concinero y 500.000 un gramático. Los esclavos destinados a las labores más duras y cuya cualificación era irrelevante se vendían entre 600 y 1.000.
El estado es el principal propietario de esclavos –empleados principalmente en las minas de metales- y cada propietario de esclavos particular solía tener, por termino medio uno o dos, pero los más ricos llegaban a tener incluso varios miles repartidos en sus haciendas.
Muchos esclavos fueron incorporados a la industria y al comercio, pero no tantos como para que llegaran a eliminar el trabajo libre si se exceptúa tal vez el trabajo en las minas. Su implantación en los campos es masiva, sobretodo en el sur de Italia y Sicilia, donde están las grandes propiedades agrícolas. Las condiciones de vida de los esclavos oscila normalmente entre la dureza y la extrema crueldad. Pena de muerte y tortura son aplicadas con gran facilidad cuando se trata de fugitivos rebeldes.
El esclavo es propiedad del dominus o dueño. Inicialmente el esclavo no tiene ningún derecho. Lo que si existe es el peculio, un incentivo económico con el que, a la larga los esclavos más afortunados podían comprar su libertad. No obstante estos procesos de manumisión son poco frecuentes desde que Augusto estableciera normas limitadoras de la manumisión.
Las revueltas de esclavos –la más conocida al de Espartaco- propiciaron sin duda una mayor cautela a los propietarios que se tradujo en actitudes menos crueles que las de la República. La esclavitud forma parte integral del sistema para mantener la salud económica del imperio. La cultura romana no puede continuar sin esclavos; es una institución que nadie discute. Alrededor de un tercio de los habitantes de Roma son esclavos.
El testimonio de un esclavo no es admisible si el esclavo no ha sido torturado, las posibles sentencias a las que se enfrenta un esclavo incluso por los crímenes más triviales son siempre mucho peores que los de un hombre libre y aunque está mal visto es completamente legal que un propietario golpee a sus esclavos hasta la muerte, si le apetece.
Cualquiera puede ser vendido como esclavo. Los prisioneros de guerra pueden ser convertidos en esclavos y aunque es ilegal que los esclavistas hagan incursiones en tierras extranjeras para capturar esclavos es una práctica habitual, sobretodo en tiempo de escasez de estos.
Las personas que sufren una pobreza extrema pueden venderse a sí mismos o a sus familias como último recurso, solo para sobrevivir. Un hombre endeudado puede ofrecer su libertad como garantía de su deuda.
Los hijos de esclavos nacen esclavos. No existe un imperativo legal que obligue a un propietario a mantener unida la familia de esclavos, aunque muchos lo hacen porque resulta pragmático ya que una familia de esclavos a menudo trabaja mejor. Algunos propietarios tratan a algunos esclavos como sementales o bestias de cría.
En la ciudad de Roma, la mayoría de los esclavos trabajan como criados de la casa. Algunos tienen el trabajo exclusivo de limpiar el vómito y el desorden del suelo tras un festín. Algunos trabajn como heraldos personales, vestidores o coperos. Un noble paranoico puede tener un catador de vino, a menudo un gasto acertado.
Pidiendo el látigo
Algunos esclavos fueron educados al ser comprados o recibieron educación como parte de su inversión. Los “pedagogos” reciben el trabajo de enseñar a los niños, o acompañar a los estudiantes a las clases para tomar notas y vigilarlos. Otros pueden trabajar como tenderos, contables o secretarios. Muchos nobles dependen de sus esclavos para mantener sus mansiones en funcionamiento y orden, encargarse del papeleo y enviar mensajes.
Otros esclavos se ocupan del entretenimiento. Músicos, cantores y bailarines de ambos sexos siempre se encuentran demandados aunque tradicionalmente sólo una persona de moral laxa estaría dispuesta a poseer un esclavo así. Las prostitutas de muchos de los burdeles romanos son en su mayoría esclavas.
La mayoría de los esclavos de las ciudades se sienten afortunados comparados con los del exterior. Fuera de la ciudad, los esclavos que trabajan en las minas y granjas sufren vidas breves y difíciles. Encadenados juntos bajo el látigo, muchos trabajan hasta caer literalmente muertos de agotamiento y dolor mientras que sus cadáveres son apartados a un lado por sus compañeros vivos hasta que sus propietarios los desencadenan.
No es de extrañar que en la época del fin de la república muchos esclavos se rebelaran contra sus amos. Lo que ha llevado a que los amos mantengan una vigilancia estrecha sobre sus esclavos, mutilan y matan a cualquiera que intente rebelarse o fomente la rebelión.
LA vida de los esclavos aurigas y gladiadores tiene más riesgos, pero también mayores recompensas. Sufren un régimen de adiestramiento tan duro que muchos mueren antes de estar preparados. La mayoría de los que sobreviven no suelen durar mucho. Sin embargo algunos consiguen ganar su libertad y quedarse a trabajar en el circo y el anfiteatro. No tienen otro lugar a donde ir. ¿Y por qué querrían hacerlo? Incluso siendo esclavos se hacen famosos y se convierten en objetos de adoración y deseo.
Los más patéticos de los esclavos son los eunucos, que tienen una extraña posición en la sociedad romana. A ningún romano le gusta la figura del eunuco; es un elemento oriental, un símbolo de una sociedad decadente- Por otra parte, un hombre sin su “ambición” –o así piensan los romanos- se convierte en un hombre que puede ser leal, no sólo para cuidar de una hija o esposa sino también para encargarse de cuentas y documentos importantes. La realidad es que muchos eunucos reciben tantas responsabilidades que terminan convirtiéndose en personas muy ambiciosas.
Los libertos
Un esclavo puede ahorrar lo suficiente para comprar su libertad a su amo. Por otra parte, un propietario puede decidir liberar a su esclavo en cualquier momento. Un esclavo enfermo que es abandonado por su amo para que muera y que se recupera consigue la libertad, se convierte en liberto y ciudadano romano.
Una liberta consigue los mismos derechos que una mujer libre –dentro de las limitaciones impuestas a su sexo. Una liberta puede heredar y poseer propiedades y poco más.
Los libertos alcanzan a menudo posiciones elevadas. Un esclavo que es liberado por sus méritos a menudo es considerado un hombre de talento, de confianza y leal. Liberarlo a menudo solo asegura su lealtad, y su talento bien merece la libertad. Los emperadores de Roma siempre han sabido esto, y muchos de sus agentes de mayor confianza en la corte imperial han sido –y siguen siendo- libertos.
No es una decisión que agrade a muchos romanos. La idea de que un hombre libre reciba órdenes de alguien que en otro tiempo fue un esclavo es un ataque contra la importancia personal de un romano. La mayoría de los romanos creen que los esclavos no se habrían dejado esclavizar si no fueran deficientes y débiles o si no lo hubiesen sido sus padres y que la debilidad se lleva en la sangre. “Liberto” a menudo es una palabra que suena a insulto en la boca de un romano.