A Mercy no le dio tiempo a decir nada, cuando la loca de Mariam se lanzó hacia Santa disparando la máquina de clavos. - ¡Huid! - Exclamó, sabiendo que precisamente era el mejor momento para salir de allí por patas. - Vamos Mike, no te pares... - Le indicó al muchacho tirando de él y corriendo hacia su peor pesadilla, mientras este seguía pelándose por sacar el hacha de la pared.
- !Matarnos no te los devolverá! - Gritó la joven tratando de que aquel loco cesase en su empeño. - ¡Quizás deberías pensar en reunirte con ellos! - No estaba bien tratar de inducir a alguien al suicidio, pero en este caso... - Sería la mejor solución para todos...
Contagiado del ánimo de sus compañeros a insultar al Santa, Mike se sumó a las descalificaciones. O al menos a lo que él entendía que estaban haciendo sus compañeros. Mientras tanto era arrastrado por Mercy hacia la salida.
-Y no te olvides de mi Scalextric! ¡Botarate!
No creí necesario el momento de hablar.
No después de que la hoja de un hacha se clavara justo a mis narices en la pared. Me dio el tiempo justo a cerrar los ojos sujetando aún con fuerza el rastrillo del jardinero. Cuando los abrí, tras el golpe, pensé que me había rebanado la cabeza.
Al principio pensé que nuestras palabras habían calado en él, y casi me relajé. Hasta que la loca de mi amiga empezó a arremeter contra el Santa con la pistola de clavos. ¿What? ¿Que esperaba conseguir? que eso no era una pistola de verdad!
- No, Marian!!!- Grité viendo que nuestras posibilidades de marchar sin ningún rasguño se esfumaban.
Mercy gritó, al igual que Mike. Pero su actitud fue distinta: La de huir. Y yo con ellos. Me giré para correr. Tras lo de Marian, dudaba que el santa estuviera de mejor humor que antes.
- Vamos, vamos- grité corriendo tras Mercy y Mike.
A fuera o el Santa nos impide el paso y tenemos que...volver a dentro? XD
Los clavos de Marian impactaron en el Santa que retrocedió unos pasos alejándose del hacha, no parecían haberle hecho mucho daño pero sí que habían afectado al hombre que se escondía bajo el traje. Parecía que desde que habían nombrado a su familia, aquel monstruo se había vuelto humano. O al menos atisbaba un poco de humanidad. Los recuerdos de su familia le habían aturdido, pero también le enrabietado demostrando que era peligroso con aquel golpe de hacha que podía haber cercenado la cabeza de cualquiera de ellos. Ahora, con el hacha lejos de él y la puerta apenas a unos metros, tenían la última posibilidad de escapar. Y lo bueno era que la policía ya estaba llegando.
Tirada de acción para salir al exterior.
- Ahora! Pasemos!! - Exclamó Mercy a todos, volviendo a tirar de Mike y pegándose al otro lado de la pared al pasar junto a aquel loco. No quería ni oler el perfume que aquel psicópata se había puesto aquel día, antes de vestirse de esa guisa y salir a matar a adolescentes.
Por un sengundo, Mercy creyó que no lo conseguiría, sobre todo cuando tuvo aquel pequeño tropecio al iniciar su sprint final. Pero la salida estaba allí mismo y los rotativos de los coches de la policía comenzaban a alumbrar el lugar. Quería salir de allí a toda costa, aunque la pesaba la muerte de Noah, sabía que ese no era el momento de llorarle. - El querría que te salvases, por eso lo hizo, no lo olvides. - Se dijo así misma, mientras corría esos pocos metros hacia la libertad y la salvación.
Metros que parecían kilómetros a sus ojos.
Motivo: Huir valientemente
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 3, 6 (Suma: 10)
+2 Correr. = 12
Mierda... muy útil no habia sido su invento. Debió de ser lo que pensó Marian para sus adentros, sin embargo no hubo lugar para más pensamientos. Tan sólo el pensamiento más primitivo, el del instinto de supervivencia se adueñó de ella y echó a correr siguiendo a Mercy.
Motivo: Correr
Tirada: 3d6
Resultado: 7
Motivo: Correr (ahora desglosando)
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 6, 2 (Suma: 9)
Motivo: Correr
Tirada: 4d6
Resultado: 6, 1, 6, 4 (Suma: 17)
Mae mia, que os atropello XDD
-¡Cowabunga! - Gritó Mike mientras pasaban corriendo al lado del maníaco homicida para salir al exterior. Mientras Mercy tiraba de él, Mike aprovechó la inercia para seguir la carrera y sacar la lengua justo cuando pasaron al lado del Santa.
Motivo: Corre corre que te pillo
Tirada: 5d6
Resultado: 3, 5, 1, 4, 6 (Suma: 19)
El grupo al completo cruzó el pasillo evitando lo máximo posible acercarse al homicida, primero pasó Mercy tirando de Mike y luego Marian y Lena. Cuando ésta última pasó junto al Santa lo hizo en el momento preciso, pues un segundo más tarde y el afilada hacha del criminal le habría cercenado el cuello pues al fin había logrado ese monstruo arrancar el arma de la pared y lanzó un brutal ataque de nuevo contra ellos. La pelirroja incluso sintió el aire que desplazaba la hoja del hacha en la nuca.
Cuando al fin salieron al exterior les recibieron los focos de los coches de policía deslumbrándoles la cara. Escucharon un disparo y sintieron como una bala les pasaba cerca antes de que la voz del inspector Connor gritara que nadie abriera fuego. Mike gritó de alegría al ver la bala pasar y empezó a corear que dispararan otra, pero el resto de ellos se sintió terriblemente asustados y un instinto primitivo les había llevado a lanzarse al suelo. Los instantes posteriores fueron un poco caóticos. La voz del inspector volvió a gritar fuerte instando a sus hombres a disparar ahora, y una lluvia de disparos logró abatir al Santa que salía detrás de ellos con su hacha nuevamente en el alto, dispuesto a rematarles en el suelo. Las balas le hicieron retroceder y caer de espaldas, con gesto compungido y soltando el hacha a un lado. Terminó recostado contra la pared junto a la puerta por la que acababan de salir todos, con la barba postiza caía y un hilillo de sangre cayéndole de la boca. Sus pulmones habían sido agujereados con dos disparos certeros y un tercero se alojaba en su hombro. La vida se le iba mientras cada vez le costaba más respirar y emitía un ronco sonido que ninguno de ellos olvidaría jamás; pero a pesar de ello, todavía continuaba fijando la mirada en Mercy con un tremendo odio, como sí aún todavía pudiera levantarse, coger el hacha y terminar con ella.
¡Muchos, muchos presagios!
—¡Vámonos!—instó Marian al grupo, se mostraba reacia a compartir un segundo mas de su vida con aquel maldito desgraciado—. No merece la pena darle a este cabrón la alegría de estar acompañado en sus últimos momentos... Lo hemos conseguido... Pobre Noah... Pobres todos.
Miró con los ojos vacíos a la multitud de policías que se estaban poniendo en marcha y les instaban a avanzar para a continuación hacerse cargo del Santa caído. Si hubierais venido antes... Parecía estar pensando.
La situación se tornó caótica una vez salimos del edificio. Mercy tiró de Mike, dirigiéndole hacia las luces de los coches de la policía. La joven enseguida reconoció al inspector Connor entre la multitud de agentes que habían y se dirigió hacia él. Lo siguiente que recuerda la joven son los sonidos de los disparos. Mercy se agacha e insta a Mike a que lo haga, soltándole la mano para taparse los oídos.
Una vez terminado todo, Mercy se pone en pie y se coloca junto a Connor, cuya presencia es para ella un pilar de seguridad. Mira a Santa a los ojos, viendo como la mira. Sintiendo como su mirada penetra en ella, fría como el hielo y a la vez ardiente por el odio que siente por la joven. Asustada, Mercy da un paso hacia atrás y se coloca detrás de Connor, mientras que se agarra temblorosa a su brazo.
- Se lo dije... el loco de Stark... - Le indicó la joven, temiendo que aquel hombre aún se pudiese levantar y correr hacia ella. - Se que es un poco cruel pero... - espero que no se salve. - Fue a decir, pero prefirió guardar silencio y esperó a sentirse a salvo del todo, para por fin poder llorar a Noah.
Mirando allí tirado al Santa, casi me dio pena.
Cogí la mano de Mike para tirar de él y ponernos a una distancia segura. Había visto demasiadas películas para saber que ese tio podría estar fingiendo o no estar tocado de muerta instantanéa.
Yo era una activista que solía hacer sentadas o huelgas cuando la ocasión lo requería. Me era imposible no empatizar con el pasado de Stark. No así con su forma de proceder, pero seso hace que te pienses duramente, si tú harías lo mismo en su situación. Matar a todos. Vengarte.
¿De quién?
- Mercy... - Miré a la rubia mientras andaba sin darle la espalda al asesino.- ... el coche de Stark... volcó? ¿ Quién no le ayudó? ¿La policía?- Extrañamente pensé que...
- ¿Y si esto fuera una trampa y quería justo eso, atraer a toda la policía ?- Y si tenía una puta granada de mano para volar antes de morir, a toda la poli.
A pesar de que la paranoia de Lena podía incluso resultar posible, no ocurrió nada malo después de que la policía abriera fuego contra él. Aquello era la vida real y Eric Stark, a pesar de su increíble fuerza y descomunal tamaño, una persona de verdad y no iba a levantarse después de que varias balas se alojaran en su caja torácica.
El inspector Connor les hizo saber que estaban a salvo e hizo un gesto para que un par de agentes se acercaran hasta ellos y se los llevaran de allí, pasado el cordón policial que se había formado con los vehículos y los agentes. Connor separó a Mercy de él y se la entregó a uno de los agentes, haciéndole un gesto para que no se preocupara más. A continuación llamó a varias unidades y él y otros agentes armados y sin dejar de apuntar al Santa Claus que yacía en la pared del Whittemore Center se acercaron a corroborar su estado. El mismo Connor le retiró la barba postiza, dejando al descubierto la cara llena de cicatrices de quemaduras de Eric Stark, y el tomó el pulso en el cuello. Estaba muerto.
Los siguientes minutos se hicieron algo borrosos en sus recuerdos, unos agentes se quedaron a custodiar el cadáver del asesino mientras que Connor y otros tantos entraban en el pabellón de deportes para ver qué había pasado allí dentro. Alguno de los agentes no aguantó la visión de la pista de hielo y tuvo que salir a vomitar y ser remplazado por otros de mejor estómago. A ellos les llevaron hasta unas ambulancias que habían llegado poco después y se colocaron tras los coches de policía. Pronto llegarían más ambulancias para sacar los cadáveres que Stark había mutilado en aquella trágica noche. Se encontraban sentados en uno de los bordillos, esperando que el inspector Connor llegase para interrogarles sobre lo ocurrido antes de llevarles al hospital, cuando vieron como algunos paramédicos sacaban del interior el cuerpo sin vida de Noah.
Lo que allá sucedía no pasó desapercibido para Marian. Sin embargo no le quedaban más lágrimas para todo lo vivido, desafortunadamente aquel sería el primer cuerpo de un largo desfile de caídos que probablemente se alargaría durante toda la noche.
En su lugar Marian optó por levantarse y alejarse de todo aquello. Como si aquel acto y la distancia, pudieran borrar la amarga realidad. Entonces sacó su móvil y tras comprobar que había cobertura empezó a pulsar un número familiar de memoria —tardaba menos que buscarlo en la agenda—. Al llevarse el auricular al teléfono confirmó que los tonos sonaban.
—¿Mamá? Tienes que venir, llévame a casa por favor... ha sido horrible.
Y con este post mi pj terminaría con la partida (si el máster tiene a bien y no nos mete un susto por el camino).
Mercy se sintió durante unos instantes igual que una moneda falsa, pasando de mano en mano hasta que terminó sentada en aquel bordillo junto con sus compañeros. Que Connor la hiciese señas de que todo había terminado, no era suficiente para ella, incluso ver que realmente era Stark quien se ocultaba bajo aquella máscara y que el hombre había muerto. Sabía lo que la esperaba ahora. Nueva medicación, más terapia. Llorar todas y cada una de las noches venideras y añorar lo que no pudo llegar a ser.
El año pasado perdió a amigos suyos bajo aquel siniestro y cruel verdugo. Pero el que más dolió a la joven fue el que perdió en vida, su amor de adolescente: Troy. Quien se marchó para jamás volver. Ahora, un año después, la intervención de aquel loco volvió a trastocar las ilusiones de Mercy, solo que en esta ocasión, fue la muerte la que quiso llevarse la vida del joven Noah.
Mercy se lamentaba en silencio de aquello, empezando a darse cuenta realmente de que había perdido a aquel chico para siempre, cuando vio como los paramédicos sacaban el cuerpo de su amigo y de algo más, del interior del edifico. La joven se puso en pie y corrió a su lado, pidiendo a quienes le llevaban que la dejasen unos instantes a solas.
La joven Wells miraba a Noah con ternura y dolor. Acarició su rostro con dulzura unos segundos, buscando como despedirse de él. Como darle las gracias por lo que hizo e incluso como regañarle por hacer aquella locura. Pero no pudo. Las lágrimas fueron lo único que Mercy pudo desprender de su cuerpo. Entonces besó a Noah en la frente y luego en los labios, para sentir como unos brazos protectores la sujetaban por detras y la alejaban del cuerpo sin vida del que había comenzado a ser su nuevo gran amor.
-¡Sí señor! - Había gritado eufórico Mike, que se había levantado del suelo antes que nadie tras los disparos y daba saltos de alegría totalmente desquiciado. -¡Toma esa!- Colocó las manos y los dedos como si estuviese sosteniendo una metralleta y empezó a simular que disparaba al Santa. -¡Ratatatatata!
Mike era el único que no iba cabizbajo hacía los policías, al contrario, sonreía, gritaba alegremente y les tendía la mano para que se la chocaran después del show. Parecía que acababa de salir extasiado de ver una gran película de acción. Dejó que un enfermero le recolocara el hombro y no paró de hablarle sobre cuál de los Power Rangers era el mejor. A su parecer no había quien ganase al Verde, pues era tan cojonudo que podía hacer sonar una flauta aún con el casco puesto. -¿Qué mierda hizo el Rojo? ¿Eh? Ya te lo digo yo, absolutamente nada.
El enfermero puso los ojos en blanco y se retiró aliviado de su lado. Entonces Mike miraba alegremente al grupo, se reía como un niño pequeño a pesar de que el resto se encontraba totalmente compungido y triste. Cuando el cadáver de Noah apareció sobre una camilla algo se debió reconectar durante unos segundos en su cabeza y se giró hacía Mercy hablándole en tono serio.
-Oye, Mercy, ¿Cómo supo ese gilipollas que estabas en New Hampshire? Alguien ha tenido que darle esa información, ¿no crees? -La pregunta de Mike hizo que todos sintieran un escalofrío, pero Mercy comenzó a temblar de modo incontrolable. Mike comenzó a tararear la canción de los Power Rangers.
La sangre de Mercy se heló ante las palabras de Mike. Como si no tuviese suficiente con la muerte de Noah y lograr mantenerse entera durante el tiempo que pudiese, ahora Mike señalaba y con razón, a un posible traidor entre los suyos. Mercy se quedó en silencio unos segundos, los cuales parecieron minutos.
- Los sabía mi familia, mis allegados... - Dijo inicialmente. - Me cuidé de que nadie aquí lo supiera, me refiero a mi pasado. A él. - Indicó refiriéndose al loco de Santa y su sangriento pasado. - El único que sabía algo... más bien todo, era mi psiquiatra, el doctor Markus... pero dudo que ese hombre... - ¿Y si había sido él quien había alertado a Stark? Quizás simplemente quiso investigar sobre la historia de la joven y le dejó suficientes pistas al psicópata como para encontrarla. No podría creerme que le hubiera traído a posta. Pero claro, llevaba sin responder a mis llamadas desde el inicio de toda esta locura.
- Inspector Connor. Llevo dos días tratando de dar con mi médico y no hay respuesta. ¿Podría ver si está bien? Quizás él atrajese a Stark a aquí. - Le expliqué temblorosa al policía. - Doctor en psiquiatría Daniel Markus. - Esperaba equivocarme y que no solo él no trajese a Stark hasta aquí, sino que además estuviese fuera de la ciudad, disfrutando de las vacaciones de Navidad.
Unos agentes se encargaron de alejar a los curiosos que empezaban a acercarse al lugar, entre tanto ellos fueron acompañados hasta las ambulancias. Iban a trasladarles al hospital más cercano donde recibirían más cuidados, tanto físicos como psicológicos. Mercy quiso decirle al inspector Connor que comprobara el estado del doctor Markus, Connor tomó nota pero ahora tenía asuntos más importantes entre manos. Alguien había tapado el cadáver del Santa con una manta para ocultar la siniestra mirada que mantenía pese a estar muerto y esperaban para llevarselo y analizar su hacha, ropas, y el grandioso escenario del crimen que era el Whittemore Center. Sería una larga noche para los inspectores.
Entre tanto, ellos eran llevados al hospital. Las luces de los coches de policia inundaban el lugar y se colaban a través de la ventanilla ligeramente empañada de la ambulancia en la que les trasladaban. La nieve inundaba las aceras a los lados y se veían los surcos que la marabunta de vehículos de emergencias que habían llegado al lugar había dejado en la nieve. Al fin terminaba aquella pesadilla. Pero ahora quedaba despertar y afrontar la dura realidad. Los amigos perdidos, las consecuencias de aquella noche y las duras secuelas.
***
El 26 de febrero dos agentes de policia de la ciudad acudían al hogar del doctor Daniel Markus, un respetado psiquiatra que llevaba días sin atender a sus pacientes. Los dos agentes habían acudido por las denuncias de sus vecinos a causa del fuerte olor. Se temían lo peor puesto que nadie había visto al doctor en los rellanos del edificio desde hacía varios días. Los dos policías se encontraron con un cuerpo mutilado a causa de los impactos de un arma de filo contudente y pesada, había sangre por todos lados y el cuerpo ya se encontraba en avanzado estado de descomposición. El piso, a parte del hecho de ser el macabro escenario, no parecía tener mayores desperfectos ni pareciera que faltase nada, ni joyas, ni dinero, ni artículos de valor. El responsable de aquello no se había llevado aparentemente nada. Incluso los papeles del doctor continuaban sobre la mesa, como si hubiese estado trabajando hasta el momento de aquel fatídico hecho. El archivo de un paciente podía leerse sobre la mesa junto al cadáver: Mercy Wells, Universidad de New Hampshire.
Fin