Al contrario que sucediera en la noche anterior, las temperaturas descendieron bruscamente y el frío envolvió la atmósfera de Birchmont junto a las nubes grises y plomizas que despidieron aquella jornada al caer el sol. Una neblina reptaba desde el lago cubriendo a su paso el pueblo de un mortecino velo que engullía cada metro de calle y se instaló sobre Birchmont con persistente obstinación a quedarse sobre ella.
Aún con todo, el baile de Navidad del instituto Highbrooke estaba preparado para otra edición. Era una noche para divertirse y celebrar las fiestas. Dejar atrás los últimos acontecimientos y nombrar a los nuevos rey y reina de invierno del instituto.
Cambiamos de escena: La noche del baile.