-Tenía que ser precisamente hoy- bufó indignada. Su mala noche, lo de Derek- cariño no hay mucho más que contar. Te escribí, escribí a Lis y como Lis no contestaba pues... me preocupé- dijo con voz suave, no le interesaba que otros la escuchasen. Estiró una mano bajo la mesa y la apoyó en el muslo de Will, dedicándole una caída de párpados de esas que habitualmente funcionaban cuando quería pedir algo o librarse de pagar una cuenta en un restaurante-Lis, termínate el café, tenemos sesión de belleza expréss- se encogió de hombros con falsa modestia- ya sé que no lo necesitamos, pero un poco de ayuda no viene mal y se nos echa el tiempo encima. -se inclinó hacia Will y sus labios aletearon junto a su oído en un susurro que quedó entre ellos. Después miró lo que le quedaba de café, que no era gran cosa, y echó dentro el sobre de la sacarina.
-Sed puntuales- ordenó con la voz de capitana de las animadoras mientras se incorporaba poco antes de sostener la barbilla del rubio y plantarle un beso en los labios.
-Si, lo que tú quieras, Tiffany
Respondió la muchacha mientras no perdía de vista el vaso vacío de café que atesoraba entre sus manos,como si de un gorrión se tratase.
Parecía como si Lisa estuviese con la cabeza bien lejos de allí. En un día normal, se habría enfurecido con William y su egocentrismo, le habría cantado las cuarenta mostrado lo muy digna que era ella, pero hoy no era un día normal. No tenía fuerzas para indignarse, ni para discutir ni para nada.