Mientras aprovecha para leer un poco por su cuenta también, Mikele sigue contando la historia.
- Bueno, realmente solo peleábamos por territorio, pero no es como si fuesen razones personales. Creo que el monstruo ese acabó sirviendo para aprovisionar de carne a los barcos. Realmente, incluso las personas más beligerantes acaban teniendo un momento para hablar. Eso demuestra que en el fondo todos tenemos algo de bondad dentro.
Después guarda silencio.
- Hmm… oye, y cuando dices que vuestra capitana ama a Lyvia… ¿Es literal o es una expresión?
-¿Elizza? Bueno, es una expresión, es decir, no es lo mismo que sientes tú. Porque tú la amas literalmente, ¿no? Viste a una preciosa hembra azul herida de gravedad ¡Y ZAS!¡PUM!!ÑAAA! Enamorado para siempre. Elizza es más de cómo quiero yo a mis libros de medicina, o a los helados, o a los dulces de Bronz o a molestar a Grajo mientras duerme o estirarme las uñas en el mástil o... bueno. Ya sabes.
Palmeó a su lado sacudiendo la cola en una invitación amistosa.
-¿No sientes mogollón de presión siendo un Canel... Canoli? ¿Qué es lo que más amas que no sea Lyvia? ¿Quieres hacer alguna locura de soltero antes de la boda? Como tu nueva mejor amiga es mi deber respaldarte en los actos estúpidos y arriesgados.
Mikele responde mientras lee.
- Bueno, es difícil a veces. Mi familia me lo ha dado todo siempre, y yo no podría hacer otra cosa si no devolvérselo. Aunque yo no amase a Lyvia, no podría no establecer un matrimonio con ella si eso es lo mejor para todo. Si eso ayudase a evitar futuros enfrentamientos y así se salvase aunque sea una vida, ya habría merecido la pena.
-Hmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm suena muy sacrificado todo esto, Mikele. Pero súpersacrificado eso. Que lo mismo yo no lo entiendo porque no lo he vivido, ña, pero suena a que pagarías una deuda que has contraído solo por nacer. Y, ¿Sabes,ña? Nacer no debería endeudarte. Debería, yoquésé, liberarte. ¿Qué harías si pudieses hacer lo que quisieras? No algo en plan algo en lugar de casarte, ña, si un día te levantaras y fuese Mikele Ravioli...
Mikele sonríe de forma nostálgica.
- Realmente es interesante esa visión que los piratas tenéis de la vida. Tan romántica. Supongo que intentaría conseguir dinero para poder ayudar a la gente. Eso es lo que me llena como médico y como persona. Hay tantos hospitales en los que podría hacer un gran trabajo...
¡Pero a veces la vida es la vida! Y se que en este mundo también puedo llegar a hacer mucho bien.
-Yo pensaba más en "le escondería la ropa interior a mi hermano" o "mezclaría dos bebidas a ver qué tal saben" o "echaría un aperitivo crujiente en mi bebida a ver si hace efecto esponja" pero supongo que también vale. -la falta de ambición también era algo bueno si, como Mikele, además de pertenecer a una familia poderosa contaba con un hermano.
-Oye, ¿y qué mosca le ha picado a tu hermano,ña? Parece superborde ¿cuando bebe se vuelve blandito y entrañable?
- Ah, bueno. Realmente esto que hago ahora mismo es lo que me gusta. Leer. Desde niño. No pido otra cosa. Afortunadamente he tenido bastantes oportunidades de estudiar.
Hizo una pausa lectora.
- Mis hermanos son otra cosa, ellos están más metidos en el negocio familiar. Y Santino particularmente se pone muy nervioso con los piratas. Estará tenso toda la ceremonia, no se lo tomes en cuenta. Es buena persona en el fondo,... creo.
-Si se pone nervioso con los piratas y tu familia se dedica a la piratería... tiene un problema logístico, ña. ¿Cómo son tus otros hermanos?-levantó un momento la vista del libro y ladeó una oreja con cierta inquietud por ese "creo" titubeante de Mikele.-¿Alguna vez has llevado un huevo en una cuchara haciendo una carrera? Después de la boda, si quieres hacemos una. Creo que es de los juegos menos aparatosos que alguna vez hemos hecho en mi tripulación.
Mikele respondió, nuevamente, con cierta melancolía.
- Suena divertido, desde luego. A ver si me queda tiempo con toda la ceremonia.
Con su sonrisa perenne, seguía leyendo.
El tiempo voló en la biblioteca ambos perdidos en lecturas, hasta que el propio Mikele tuvo que comenzar a partir hacia el banquete prenupcial de aquella noche. Audrey también tendría que reunirse con los suyos para asistir.
Cerró el libro y se despidió de él realmente apenada como si fuese un viejo amigo y lo devolvió a su lugar en la biblioteca Cannoli.
-Gracias por dejarme leer tus libros, ña, Mikele-se inclinó hacia delante en una reverencia realmente sentida y acompañó parte del camino al novio hasta que ambos tuvieron que separarse para acudir a sus distintos deberes como novio y como invitada de rebote.