Ronald observó a todos los que se fueron presentados, asombrado por el encuentro de grados militares y peces gordos que fueron sumandose, uno a uno, a esta encrucijada.
Finalmente, al ver a Wiggins acercarse, Ronald sonrió y lo saludó muy calurosamente. Anterior a ello, había permanecido en la calle de en frente.
Así es, me alegra verte cabronazo. Vamos, entonces. Quiero ver de qué se trata todo este misterio.
Al devolver el saludo a Ronald, Wiggins aprovechó para decirle al oído:
- Espero que no metas la pata, esta es una oportunidad única para salir de los bajos fondos, si eres capaz de aprovecharla tendrás contactos y la posibilidad de escapar de las cloacas, ten tus sucias manos fuera de bolsillos ajenos o te las verás conmigo.
Haciéndose sitio, se acercó a la puerta del 221 B, tantas veces visitado y con familiaridad tocó la puerta.
Padre Wiggins, espero que intervenga en próximas escenas.