Partida Rol por web

Apartamento de los Hagebak, Nueva York

Octubre de 2016

El pequeño erizo devora con gula los gajos de manzana que Bianca ha cortado para él. El animalito, que prefiere la fruta sin pelar, mira de reojo a Zoo, que lo observa y olisquea desde fuera de su jaula.

Enfermo - insiste el lupus. Lleva con la misma cantinela desde que la manada interceptó aquel transporte de Magadon y liberó a varios animales exóticos traídos clandestinamente para la experimentación. De todos ellos, este erizo albino robó el corazón de Bianca. Así, después de poner a los demás animales en manos de una organización ecologista de los Hijos de Gaia, Bianca decidió quedarse con el erizo. Magadon aún está buscando a esos animales. Sólo con el erizo ha perdido casi 3000 dólares. Incluso hay una recompensa para quien ofrezca información que permita encontrar el "delicado cargamento robado por ecoterroristas". De momento no se le puede llevar a ningún veterinario. Ni siquiera es seguro sacarlo del apartamento.

Cariño, ya estoy en casa - saluda Héctor Hagebak desde la entrada. Un agradable olor a comida tailandesa hace que Zoo se olvide del erizo y cambie a su forma humana para hablar con el padre de Bianca.

Ah, estáis todos aquí - dice cuando entra en el salón - Zoo ¿en qué habíamos quedado?

¿Qué pasa? - pregunta el Roehuesos - Estoy en mi forma humana.

¿Y esos pelos tuyos en la alfombra y el sofá? - le rebate Héctor - Porque los conozco perfectamente. Coge el aspirador y recógelos o no hay comida.

Rezongando, Zoo coge el aparato del mueble de debajo de la tele y empieza a limpiar.

Gracias, Zoo - dice Héctor con una sonrisa - He traído ese Pad Thai que tanto te gusta. Termina pronto, que se te enfría - empieza a poner la mesa con ayuda de su hija - Gina, siempre es un placer verte. Ewan, veo que el viaje te ha ido bien.

Cuando todo está dispuesto y Zoo ha terminado con su tarea Héctor suspira y adopta una expresión triste - Ha sucedido lo que temíamos, chicos: Krodder's Pass ya no existe y el túmulo del Lobo Invernal ha desaparecido. O al menos es lo que nos ha llegado desde Winnipeg, y ya sabemos que los Wendigo no son muy abiertos que digamos. Están enviando a muchas manadas a la zona para asegurarse de que el Narlthus sigue encerrado. También he estado sondeando por allí pero no he conseguido localizar a Cassandra en ningún hospital de la zona ¿Estáis seguros de que era ella la que visteis en las noticias?...

Era curioso, me gustaba este lugar y estar otra vez con la manada era más que agradable y sin embargo había tenido la necesidad de irme durante dos semanas. Aún hablábamos por móvil así que no es como si cortara el contacto con ellos. No del todo al menos. Sin embargo el estar solo yo y el camino era más que una necesidad, era algo que mi abuelo me había avisado y que nunca había entendido.

Había viajado hacia el norte para asegurarme que lo que habíamos visto en las noticias era cierto, pero eso solo era una excusa. No que no me preocupase Cassandra pero era simplemente por tener un destino en vez de viajar sin rumbo. Durante el viaje las únicas noticias que tuve era el como se extendía una plaga e incluso los espíritus del lugar estaban abandonando el lugar.

Por infructuoso que hubiera sido el viaje, ahora estaba aquí y las pocas malas noticias que tenía prefería guardármelas. Así que con mi habitual sonrisa observaba como Zoo aún seguía quejándose de lo enfermo que estaba el erizo que habíamos rescatado. Eso también había sido divertido y bastante menos peligroso que enfrentarse a una peligrosa Danzante.

- Está bastante mejor que cuando lo encontramos, así que solo es cuestión de tiempo que se ponga bien. No deberías preocuparte tanto, Zoo.- comento risueño ante la actitud del lupus.- Y bueno vosotras dos, ¿qué me he perdido en éstas dos semanas? ¿Gina al fin has conseguido que todos los hombres nos demos cuenta de lo opresores que somos?- no había malicia en la pregunta pero siempre era divertido picar un poco a la italiana.- ¿Y esa es una pulsera nueva, Bianca?

Mientras charlábamos y nos poníamos al día llego el padre de la albina, Hector era un buen hombre y había aceptado con bastante facilidad que estuviéramos en su casa casi todos los días.

- No entiendo porque no llegáis al punto intermedio en el que Zoo pasé siempre la aspiradora y que pueda estar en la forma que más le guste. Ahorraríais tiempo y decepciones.- bromeo a la vez que hago sitio para que el chico de rastras pase el aparato por el salón.- Y encantado de verle sr. Hagebak, el viaje me ha sentado de perlas. Espero que si alguna vez convenzo al resto en que me acompañen le de permiso a su hija. Por cierto, ¿necesitáis ayuda con algo?- añado mientras me acerco a la mesa.

La siguiente noticia que da me la esperaba, confirmaba lo que había oído estando por fuera y lo de que tampoco habían encontrado a Cassandra.

- No, tenía el aspecto de Cassandra pero no puedo asegurar de que fuera realmente ella.- desde que había visto las noticias se me habían formado varias ideas en la cabeza y ninguna muy halagüeña.

Bianca lleva el pelo más largo, pero igual de blanco que siempre. Sus rasgos parecen haberse afilado un poquito, quizás porque ha perdido algo de peso, o quizás porque el tiempo pasa, quizás de forma más notoria para algunos. Lleva un vestido negro de algodón largo hasta las rodillas y unas zapatillas convers del mismo color para darle informalidad al cómodo traje.

- Un regalito bendecido por Selene - respondió a Ewan guiñándole un ojo cómplice, sabiendo que él entenderia que era un fetiche.

Al fin llega su padre. Y su sonrisa aumenta cuando se acerca para besar su mejilla. Hoy está contenta. Por fin van a cenar todos juntos desde hace varias semanas. La conversación entre su padre y zoo también le suben el humor, y su pequeño White parece estar un poquito mejor.

Cuando ya solo quedaba llevar el pan a la mesa, su padre saca el tema de Kroder´s Pass y su ceño cambia a uno de sincera preocupación para pasar al dolor. Suelta la cesta sobre el mantel despacio. Traga saliva despacio apartando los horribles recuerdos. Aquellos donde las tripas de Cassandra quedaron expuestas, donde la risa de la danzante se clavaba en el alma.

- Era ella - dijo con firmeza - Lo se. Era ella -

Tras estos meses... Bueno, ¿qué podía decir que había cambiado? Me había metido en cada vez más protestas y manifestaciones y se podría decir que ya era una más del grupo de mi colectivo, si es que no lo era antes. Y no sólo eso, sino que gracias a la influencia de Bianca, también había conseguido que un buen grupo participara también para apoyar causas ecologistas. La verdad es que la gente de aquí se apunta a todo, y cada vez me alegro más de haber venido aquí con mi madre. 

- Oh, qué cazzo, sabes de sobra que no es así. Mira a Whitey, él es macho y no ha oprimido a nadie. - bufo al escuchar a Ewan, sonriéndole al pequeño erizo. Cuando entra el padre de Bianca, le saludo con la misma tranquilidad de siempre y un gesto de mano - Ciao​​​​​​, Héctor.

Desvío la mirada cuando le echa la bronca a Zoo por los pelos y me tapo la boca para ocultar mi sonrisa, esperando que no se dé cuenta de que parte del pelo es mío por haber estado haciendo el tonto con él antes. Para la próxima limpio yo, hermano. Eso sí, la sonrisa se me va al momento cuando veo que empezamos a hablar de algo más serio. Suspiro y bajo la mirada mientras los demás responden. En su momento estaba convencida de que lo era pero...

- Sí que parecía ella... Aunque dudo que fuera a un hospital. Es fuerte y... - Y si no fuera ella, no querría dejar rastro... Sacudo la cabeza y vuelvo a levantar la mirada - Pero gracias por buscarla igualmente. 

Gracias, Ewan - contesta Héctor - La verdad no me molestaría que Zoo, o todos vosotros ya puestos, me ayudarais a mantener el apartamento limpio. He oído que algunos Moradores del Cristal han hecho trato con los espíritus de sus hogares para ocuparse de las tareas domésticas.

Cuando Bianca deja caer la bolsa su padre le rodea los hombros con un brazo - Anímate, cielo. Seguiré buscando ¿Vale? Si quieres, cuando todos tengamos un fin de semana libre cogemos un avión y vamos a Winnipeg para...

Se interrumpe cuando suenan los móviles de Gina, Ewan y Bianca. Los tres han recibido el mismo mensaje de Simon Gentle, el Maestro de ritos del túmulo.

Consejo extraordinario. Acudid A.T.L.(1)

Supongo que tenéis que iros - Suspira Héctor - Llevaos la comida...

La joven se dejó envolver por los brazos de su padre mientras cerraba los ojos, disfrutando de su cercania y sus palabras amables. Sobre todo porque parecia que la única que conservaba la esperanza era ella. No duró mucho pues el móvil sonó. Se puso de puntillas para besar la mejilla de su padre. Luego se acercó a la jaula - Adios Bolita - rozó su naricilla con la yema de su indice antes de apartarse.

- Vamos chicos - Cogió algo de comida que fuera fácil de comer por el camino y esperó a que todos salieran antes de hacerlo ella.

- Lamentablemente ninguno somos moradores y la que más mano tiene con los espíritus es tu hija.- le contesto a Héctor imaginándome a Bianca pidiendo por favor a la aspiradora que se moviese sola. Si embargo luego llegan las malas noticias y el resto da su opinión después de mí.

Me trago mi respuesta al escuchar a Bianca, todos habíamos visto como la habían destripado y como su espíritu había abandonado su cuerpo. No había retorno para Cassandra y eso implicaba que algo estaba usando su aspecto, sin embargo ya habíamos discutido eso y era el primer día que había vuelto y no quería manchar el encuentro con una discusión sino tener una cena tranquila con mis hermanas y hermano.

No obstante surge otra emergencia, definitivamente me estaban dando ganas de irme otro mes entero.

- Gracias, creo que me voy a llevar bastante.- tenía hambre así que cojo suficiente para comer algo de camino y guardarme un poco para acabar con el gusanillo cuando apareciese de madrugada.

Pongo los ojos en blanco y ladeo la cabeza cuando oigo que menciona a los Moradores y sus espíritus. Había un buen motivo para que estuviera constantemente fuera de casa, pero considero que no es el momento para quejarse (otra vez) de mi madre. Así que simplemente resoplo y miro el mensaje del móvil. 

- Gracias por la comida, Héctor. - me despido, ayudando a los demás y cogiendo una de las bolsas, dándole una rápida palmada a Zoo en la espalda mientras nos marchamos - Al final te has librado de limpiar, ¿eh?