Cuando la enfermera le detiene el brazo la joven Garou tiene un momento de pavor y alivio en el que piensa que va a reunirse con sus hermanos. Luego todo sucede tan rápido que apenas es capaz de reaccionar hasta que escucha la voz de la policia. Están metidos en un lío, en uno bien serio.
Cuando Zoo se acerca a ellos revierte a su forma natural y ayuda a su hermano a mantenerse derecho, mirando con gesto horrorizado a Ewan mientras se presenta, y la sarta de brutalidades que siguen a tan singular manera de decir “hola”. Pestañea, la luz de la linterna le hace mucho daño en los ojos y tiene que entrecerrarlos.
Siente una andanada de gratitud hacia el pelirrojo, que sólo su manada puede ver ya que se ha girado dándoles la espalda a las dos recién llegadas en cuanto ha identificado los glifos del klaive, cosa que ha aliviado también su maltrecha vista. Señores de la Sombra. Cómo no. Siempre llegando en el momento adecuado para recoger el premio sin haberse manchado las manos. Procura mantener el rostro inexpresivo, pero tiene una mirada de furor asesino que no se le pasa hasta que aparece la pequeña espíritu que cuida a la manada.
Mantiene el brazo para que Zoo tenga algo de apoyo en caso de necesitarlo, eso le da tiempo a tranquilizarse y a no soltar toda la frustración que está sintiendo en este momento, pero sus manos tiemblan. Una Garou lo suficientemente hábil como para tener una klaive podría haber impedido que su manada muriera. Y ahora les viene dando órdenes.
En aras de una cooperación que le está sabiendo más amarga que la hiel se saca la chaqueta y recoge los tres objetos (motosierra, nariz de plástico y el cuchillo de plata que agarra con dos dedos) y hace un fardo con ellos, manteniéndolos ocultos de la vista en la prenda de ropa. Se revisa un momento, comprobando que no tiene manchas de sangre. Con gesto resuelto se pone el fardo debajo del brazo y se ajusta el gorro y las gafas.
-Soy Elaine Alanna Rothschild.- Levanta la barbilla con un tono de voz frío. En circunstancias normales no lo haría, pero...Señores de la Sombra. Dando órdenes. Después de llegar tarde y sin ayudar en nada. Pero es mayor, y de más rango evidentemente.- De la casa del Corazón Sabio de los Colmillos Plateados. Supongo que es mejor que no perdamos más tiempo, señora Gerenko.- Mira un momento a Gina y su gesto se relaja un poco.- ¿Podéis avisar por teléfono o algo de adónde vamos?...
Estoy en ello - gruñe Yngvild antes de seguir con su cuchicheo al aparato.
Iremos a nuestro hotel - apunta Eileen - No vamos a llevar esas cosas al edificio del F.B.I. ni tampoco podemos llevarlos al túmulo. Por lo que sabemos en esas cosas - señala los objetos recuperados de los fomori - hay Perdiciones pequeñas pero muy poderosas. Lo suficiente como para transformar a críos en esos monstruos con los que os habéis enfrentado. Y ya estoy hablando de más. Vámonos antes de que Slenderman vuelva a abrir el el portal y traiga a más frikis de mierda para recoger todo eso...
Elaine: la Señora de la Sombra apenas ha abierto la boca. Es la Pariente la que lleva la voz cantante en todo el asuno.
Ya de por sí me había dado mal rollo cómo había desaparecido la enfermera en medio de la oscuridad, así que cuando oigo más voces desde las escaleras, poco me falta para no lanzarme sobre nuestras visitantes. ¿Cómo que están todos vivos? Muchísimas gracias, ya se ve que esperabais encontrar una sangría de lobos aquí. Casi a regañadientes, vuelvo a mi forma homínida y me alegro en cierta parte de que sea Ewan el que empieza a hablar, porque como lo hiciera yo iba a acabar soltando una larga lista de insultos y seguramente fuera mucho peor. Aunque me quedaría bien a gusto.
Por suerte, Eshia aparece para relajar un poco la tensión. Me llevo la mano al abdomen, recordando que yo también estaba herida, aunque me haya cegado el cabreo. Parece que el zarpazo no se ha curado del todo, pero será suficiente para que no vaya desangrándome por ahí. Todavía sin querer abrir la boca, me acerco y tomo el relevo de medio cargar a Zoo mientras Elaine se dedica a recoger lo que nos han pedido. Perdiciones... En forma de gilipolleces para Halloween. Genial, lo que nos faltaba.
- Yo soy Gina Leone pero ¿y Bianca? - gruño, levantando la mirada hacia la del FBI y luego mirando más tranquila a Eshia - No vamos a dejar a parte de nuestra manada atrás. - me giro un momento hacia Zoo, riñéndole con la mirada. Así que la próxima vez piénsalo antes de lanzarte de cabeza contra el peligro. Luego vuelvo a dirigirme a las otras dos - Por lo demás, iremos con vosotras si podemos sacar más información de todo esto.
Y una buena explicación de por qué coño no habéis hecho nada. Aprieto los dientes, conteniéndome por no soltar nada más. Simplemente echo a andar, ayudando a Zoo a salir con los demás.