Énone afirma en silencio y con seriedad. Se inclina un poco y gira sobre sí mismo dibujando un círculo con la espada en la cera y mugre del suelo, un par de florituras más y el diagrama arcano que le fue revelado de dibujo casi perfectamente en el suelo. Casi, porque todo el centro estaba incompleto. Énone extendió una mano para que el chico la cogiera y entrara con él.
—Debes hacerlo tú, Ryan.
El chico asintió. Podía notarse la lucha que ocurría en su cabeza, en su alma con cada paso que daba arrastrando los pies. Cogió la mano de Énone y éste tiró de él para que de un salto entrara y no tocará las líneas grabadas por la espada en el piso.
—cierra los ojos y, escuches lo que escuches, no los abras.
El elegido dió un paso atrás. Su mirada era sombría, casi como si se hubiera cubierto de sombra los ojos. Tomó aire y extendió los brazos.
—Tayen, Scarlett, prepárense. Si algo sale mal el demonio podría materializarse aquí.
»Oh poderosos dioses de Egipto: Ra, Osiris, Isis, Horus y Anubis. Yo los invoco en este momento crucial para expulsar a este intruso maligno. Que el ojo vigilante de Horus detecte al demonio. Que el cetro de Osiris lo debilite. Que las alas protectoras de Isis cubran a esta alma atormentada. Yo, el iuun em nenou en hedjou, canalizo el poder del sol eterno de Ra y la guía sabia de Thot para desterrar a esta fuerza corrupta de un cuerpo que no le pertenece. ¡Sajt jem! No eres bienvenido aquí. En el nombre de los Dioses Eternos de Heliópolis ¡te ordeno que salgas ahora! SAJT JEM JENT!
Era su voz, pero a la vez había algo más en ella, un eco del más allá. Una letanía en un idioma antiguo y secreto más parecido a un canto que a un discurso. La kophesh sagrada comenzó a brillar al mismo tiempo que las líneas grabadas en el suelo con ella. La luz dorada recorrió cada curva hasta terminar de dibujar el sello mágico incompleto debajo de los pies de Ryan. Las mismas gotas que salían del aspersor parecían demorarse en caer sobre el niño poseído.
- No vas a matar a nadie Tayen... o tendré que matarte yo a ti. - Le aseguré a la mujer cuando la escuché decir aquellas palabras que tan poco me gustaron, al tiempo que Ryan comenzaba a liberarse del apego del demonio poco a poco gracias a las palabras de Énone. Los gritos del padrastro de Ryan me enfurecieron lo suficiente como para acabar dándole un codazo en la boca. - A ver si así te callas, maldito desagradecido. Tú si que no eres nada. - Le espeté en la cara y para que dejase de tocar las narices le di una patada en las pelotas. - Así te quedas quieto y callado un rato.
Al girarme vi a Énone pintarrajear algo en el suelo, no sabía de que iba la historia, pero seguro que no sabía tampoco de que iba la mía. Saqué la caja con la estola, el crucifijo y la gastada biblia y me coloqué aquella morada estola sobre los hombros, donde el sello de Gabriel grabado en ella coincidía con el que llevaba en mi cuello tatuado.
La cruz estaba en aquel momento porque debía estar, siempre había estado en aquellos casos y debía volver a creer en mí, en mi sangre y en mi poder, no en el del Dios que había desaparecido. Abrí la biblia, buscando las palabras adecuadas para el ritual. El agua bendita ya caía por los rociadores, así que solo debía tener cuidado de memorizar con rapidez aquellas palabras que ya había repetido tantas veces que descansaban en algún lugar de mi memoria. Hecho esto, guardé la biblia para que no se estropease más de lo que estaba y, mientras el agua bendita me empapaba e iba dejando a las abejas muertas y quemaduras en Ryan, acompañé las palabras de Énone con las de un exorcismo Cristiano, solo que aclamando desde mi corazón a San Gabriel de nuevo y permitiendo que la sangre de su sangre que aún corría por mis venas, ayudase a obrar el milagro.
- Regna terrae, cantate Sancto Gabrieli Archangelo, cantate Cernunnos;
Regna terrae, cantata Dea psallite Aradia.
Sancte Gabriel Archangele in caelis, Sancte Gabriel Archangele in terris.
Humiliter majestati gloriae tuae supplicamus
Ut ab omni infernalium spirituum potestate,
Laqueo, and deceptione nequitia,
Omnis fallaciae, libera nos, dominates.
Exorcizamus you omnis immundus spiritus
Omnis satanica potestas, omnis incursio,
Infernalis adversarii, omnis legio,
Omnis and congregatio secta diabolica.
Ab insidiis diaboli, libera nos, dominates,
Ut coven tuam secura tibi libertate servire facias,
Obsecro te, audi nos!
Ut inimicos sacri circuli humiliare digneris;
Obsecro te, audi nos!
Archangelus sanctus Gabriel terribilis in sancto suo;
Cernunnos ipse truderit virtutem plebi Suae,
Aradia ipse fortitudinem plebi Suae.
Benedictus Archangele Sancte Gabriel, Gloria in sanguine tui Sanguinis tui;
Benedictus Deus, Gloria Patri,
Benedictus tuus sanguis, qui per venas meas Archangeli Sancte Gabriel currit;
quae daemonium ex illo corpore exire faciet.
Una oración donde Dios no aparece, solo el Arcángel San Gabriel, la Santa Madre, mi sangre, sangre del Arcángel cuando estuvo en la Tierra, Cernunnos, un dios celta y por lo tanto pagano y Aradia, del neopaganismo, la primera bruja conocida. La cruz de madera estaba colgada a mi cuello, pero en lugar de usarla para marcar al demonio, usaba una de mis armas.
- Por el poder del Arcángel San Gabriel, te ordeno que me digas tu nombre, criatura del averno.
Los demonios menores eran vulnerables cuando se les sacaba su nombre. Los mayores... a esos les gustaba que se les reconociese por su nombre porque daba falsas esperanzas a los creyentes más débiles, jugaban con ellos y luego los mataban, quedándose con su recipiente para ellos hasta acabar su trabajo en la Tierra. Y este, no era más que un emisario medio... su poder podía ser doblegado sabiendo usar su nombre o teniendo más poder que él.
Ya dirás que tiro, que el texto en latín me ha costado lo mío xDD
El tiempo se detuvo levemente para mí mientras buscaba en mi interior algo que pudiera destruir a ese engendro... y lo encontré.
Ryan estaba colérico, y esta vez no era el demonio el que hablaba por su boca.
Sabía como se sentía, y aunque mi experiencia fuera distinta, el sabor que dejaba era igual de amargo. Esa sensación que se tiene cuando alguien "no se lleva su merecido"... es una mierda. La ira te inunda y hacer cualquier cosa. La gente se equivoca cuando te dicen que pienses en el "después". Es muy placentero darle su merecido a alguien. Dejarlo hecho mierda.
El problema es que eso te gusta y terminas por convertirte en un monstruo insaciable que hace lo que le sale de los huevos. Just como yo era.
Mientras ellos hablaban e intentaban convencer a Ryan, abrí mi mente. Busque el rastro astral del demonio cercano. Todos tenemos una firma astral. Algunas huelen a mierda y otras a Violetas. Pero todas emiten una frecuencia resonante en el espacio mental. Es como una firma imposible de borrar atada a un hilo muy largo.
Tan solo había que tirar del hilo correcto para encontrar...
- Te tengo... zorra.-Abrí los ojos como si hubiera encontrado la aguja del pajar. Y de hecho, así lo era.
Enone y Scarlett querían exorcizar al crío, bajo esa lluvia sagrada, que quemaba mi piel por dentro. A fin de cuentas, a Ew´ah se resguardaba en mi interior y, pese a que la religión fuera Cheyenne, la fe es la fé. Da igual en lo que se crea mientras se crea en ello.
- Deja a chico, Dy'lith, la Reina Cortesana.- Sonreí como si la mala de la historia fuera yo.
Extendí mi mano hacia Ryan hasta que mi mano tiró lo suficiente del hilo para encontrar su firma mental entera. Era como sacar la yema del huevo sin romper la cáscara, a través de un poro minúsculo. Pero esa hija de fruta, saldría por mis cojones. Empecé a cerrar mi mano como si fuera una garra, en el aire, "tomándola" por el cuello (y así era espectralmente al menos)
- Mírame a los ojos y sal a jugar, perra. No tienes a donde ir... más que al infierno.
Esperaba que con ese pequeño extra, las palabras de mis compañeros pudieran hacer el resto y acabar con el demonio.
De la espalda de Ryan surgen dos grandes patas articuladas terminadas en puntas perversamente afiladas. Al contacto con el agua sagrada empiezan a humear y a moverse espasmódicamente al igual que las abejas. Ryan cae de rodillas ante Énone, que sigue dibujando y recitando su salmodia. Los aguijones que debían clavarse en el cuerpo del Elegido son retenidos por la letanía de Scarlett.
¡Soy Dy'lith! - responde el demonio - ¡Dy'lith la reina cortesana!
Es la orden de Tayen la que pone fin al sufrimiento de Ryan obligando a salir a Dy'tilth del cuerpo del niño. Su aspecto es humanoide y femenino, con un cuerpo quitinoso erizado espinas venenosas. de su espalda cuatro brazos articulados y dos pares de alas. Sus ojos son dos pozos de oscuridad llenos de ira y odio.
Su cuerpo se retuerce, humeante y dolorido, bajo la lluvia continua de agua bendita mientras Dy'lith abre sus fauces llenas de colmillos para lanzar un alarido de cólera y dolor. Cuando Énone termina el trazado del Ojo de Ra éste se abre hacia el profundo abismo infernal del que procede el demonio. Aullando de rabia y desesperación, Dy'lith intenta aferrarse al mundo físico mientras el Ojo se la traga de forma implacable.
¡NO ME IRÉ SOLA! - dice abrazando el cuerpo de Ryan. Las patas inferiores de su espalda, que aún no se han derretido por el agua, se clavan en un hombro y una pierna del juez Chambers para tirar de él hacia el Infierno. Tanto el niño como su padrastro empiezan a hundirse con su captora en las profundidades del Ojo de Ra.
¡SUÉLTAME! - grita Ryan intentando zafarse - ¡SUÉLTAME!
¡NO! - responde Dy'lith - ¡NO VOLVERÉ AL INFIERNO CON LAS MANOS VACÍAS!...
La katana que sostenía en el ritual, brilla ante la presencia del demonio con fuerza al salir del cuerpo de Ryan.Creí que no podría hacer nada, pero la fe que quedaba en mí hacia mi misma sangre, aún tenía fuerza y validez contra aquellas criaturas.
- ¡Tú no eres nada! - Grité al demonio. - ¡Y si fuiste reina alguna vez, sería en el baile de graduación del Infierno!
En ese momento Énone acabó el dibujo del suelo y se abrió un túnel hacia algún sitio, en infierno supongo. Pero no iba a dejar que aquella cosa volviese a casa y menos aún arrastrando al niño. Así que con la ira contenida por todo lo que había hecho no ese demonio, sino el mío propio y sus palabras para unirme a él y los planes que tenían para mí en el infierno... no podía volver... era demasiada información.
Así que salté con mi katana sostenida con ambas manos para no perder el control y busqué cortar la cabeza de semejante criatura. A fin de cuentas, era una cazadora especializada en demonios y no los dejaba con vida. Ignoré los gritos de Ryan y si su padrastro dijo algo ni me enteré, pues mi fijación era esa cosa encarnada ahora mismo a la cual podía dar muerte como su castigo final... y sus acciones habrían sido en vano.
Motivo: Patear Culos
Tirada: 2d6
Dificultad: 7+
Resultado: 6(+4)=10 (Exito) [4, 2]
+4 Elijo: Obtienes la ventaja. Dale un +1 a tu próxima tirada o a la de otro PJ. El punto para Énone y su tirada.
Al mismo tiempo que la katana de Scarlett iba por la garganta de la autoproclamada reina cortesana, la kophesh de Énone iba por el brazo que se aferraba a su protegido. Apenas el pozo se había abierto bajo ellos el elegido había dado un paso atrás y tratado de alejar al chico de aquel abismo, abismo al cual la demonio intentaba arrastrarlo nuevamente.
Motivo: Actuar bajo presión (frialdad)
Tirada: 2d6
Dificultad: 7+
Resultado: 4 (Fracaso) [3, 1]
Reí de una forma bastante escandalosa.
- Querida...- Me adelanté un par de pasos por un lateral, rodeando a Enone y a una enfurecida Scarlett que saltaba como un canguro cabreado sobre la demonio.-... claro que volverás al infierno... ¡Pero sin manos!
Alcé las manos en dirección a sus manos y varias manos diabólicas espirituales salieron de mis muñecas, rajando la carne de mis muñecas en el proceso. Dolía, pero era el precio de Ew´ah para usar ese poder. Mis manos reales hicieron el gesto, mientras que aquellas manos etéreas monstruosas cogían los dedos de las manos y de aquellas pinzas que mantenía clavados al padrastro de Ryan.
Y empecé a retorcer, como si estrujara una bayeta mojada, hasta que los dedos de la maldita empezaron a crujir, uno... tras... otro.
Motivo: Romper dedos
Tirada: 2d6
Resultado: 7(+2)=9 [6, 1]
La forma de Dy'lith ya es apenas reconocible, medio derretida por la lluvia de agua bendita. El golpe de Scarlett deja su cabeza colgando de unas pocas tiras de hueso, músculo y quitina, pese a lo cual la cabeza del demonio sigue chillando enloquecida. Sus dedos rotos por la magia de Tayen sueltan su presa sobre Ryan. Los brazos del monstruo se agitan, clavando sus afiladas púas en el hombro de Énone. Aunque el Elegido logra sacar a Ryan del círculo, lo hace al precio de ser arrastrado a su interior ante la mirada incrédula e impotente de sus compañeras. En su caída Dy'lith se lleva consigo al juez Chambers y a Énone. Cuando los tres han desaparecido el portal se cierra dejando como único rastro un complejo dibujo místico junto al khopesh de Énone clavado en el suelo.
Sin el soporte mágico del demonio, su colmena empieza a pudrirse y las pocas abejas supervivientes se disuelven en grumos de apestoso limo rojizo...
Énone, no has podido elegir peor momento para sacar un Fallo. Das tu vida por salvar a Ryan.
Scarlett y Tayen: no marquéis más a Énone
Sonreí por primera vez en lo que se me hacía una eternidad después de sufrir aquella horrible noticia al ver la cabeza de aquel demonio cercenada y soltando sus últimos gritos antes de caer muerta en el interior del círculo creado por Énone.
Sonrisa que se borra al instante cuando veo como Tayen saca a Ryan pero que esa cosa arrastra consigo a al joven egipcio en lugar de al crío. Mi reacción es intentar agarrarle en vano. El círculo se cierra de golpe atrapando en él a su creador, una diablesa menos y un humano que jamás debió existir con ellos.
Me dejé caer sobre el símbolo de rodillas. - ¡NNNOOOOOOOOOOOOOOO! - Exclamé con rabia y dolor para luego golpear aquel sello con mi puño con fuerza al tiempo que lágrimas de dolor volvían a salir por mis ojos e inundaban mi empapado rostro de pequeñas y microscópicas perlas de sal.
Dolida y a cuatro patas, me giré hacia Ryan y le miré con rabia e ira. Me puse en pie y caminé hacia él. No era más que un crío, una mierda de niño que había jugado con lo que no debía y por ello Énone había muerto. Por eso le levanté del suelo y le puse a mi altura, mirándole a los ojos, con sus pies colgando. - Espero que hayas aprendido algo de esto Ryan y que no se vuelva a repetir jamás. Porque si vuelvo a verte endemoniado, te juro que nadie sacará al demonio de tu cuerpo y que será mi katana la que te partirá en dos. Un joven brillante ha dado su vida por salvarte, así que ya puedes ser mucho mejor que él porque si sigues por el mal camino ya sabes cual será tu final.
Me importaba una mierda si el crio se había asustado, si lloraba ni nada. - Será mejor que lo llevemos con su madre antes de que ocurra algo más... - Le dije a Tayen bajando al crío al suelo y dejándolo ahí. - Espero que tus criaturas estén muertas... porque eso será un problema si queda ahí. Se supone que este mundo no existe y menos aún escolopendras de esas dimensiones y menos aún vivas. - Había dolor en mi voz. Mucho dolor. Más del que podía soportar. Miré al crío y lo empujé hacia Tayen.
- Será mejor que estés con ella. Conmigo corres peligro. - Blandí mi arma con mis dos manos y me dirigí a la puerta por la cual habíamos venido. Si esas cosas estaban aún allí, íbamos a ser un delicioso aperitivo dado que ya no habían abejas para comerse.
Y es que aún no había terminado. Quedaba el entuerto de Tayen al otro lado de aquellas puertas. Pero al abrir ya no había nada con lo que luchar. Así que tuve que marcharme con mi rabia dentro. - Tayen, ¿puedes dejarle con su madre? A fin de cuentas ya sabes donde está el colegio y su casa. Te veré en el motel. - Con eso me alejé del crio y de la joven india antes de que uno de los dos acabase siendo herido por mi ira. Y es que eso de que Tayen llevase a un demonio dentro de ella... era mejor que me alejase.
Tayen pudo ver la moto aparcada en el motel, pero si llamó a la puerta no abrí ni dejé que se viese nada por las ventanas dado que no quería que me viese llorar como una cría sobre la cama. Por fin el día se consumió y la oscuridad trajo a Peterson a mi lado. Su llegada y caer rota en sus brazos fue todo en uno. Harry sintió mi dolor aumentado por la pérdida del joven Énone.
Pasé la noche entre los brazos de mi amor prohibido, aquel que tenía vetado por mi linaje y el dolor llegó a convertirse en pasión buscando consuelo en el placer de nuestros cuerpos. Peterson cumplió como siempre, pero eso no hizo sentirme mejor.
A la mañana siguiente una furgoneta apareció en el motel. De ella bajaron dos hombres. Uno de ellos llamaba la atención por su altura y cojera la cual era ayudada por un bastón. El otro vestía con ropa de marca y sus ojos, una mezcla de verde y gris, miraban con preocupación a Henry tras llamar a la puerta. Harry les abrió con calma y vestido, como si allí no hubiese pasado nada esa noche. Yo permanecía en la ducha, buscando fuerzas para verles después de que Harry les pusiera al corriente no solo de la muerte de mis padres, sino la de toda mi estirpe en toda América. Yo era la única Van Helsing viva desde el Norte hasta el Sur de aquella extensa tierra. Pero además, había que añadir la pérdida del joven egipcio.
Tardaba en salir y fue quien era mi actual pareja en aquel momento quien entró a ver que tal estaba. Henry me encontró en estado de shock sentada en el váter usándolo como si fuese una silla normal. Había elegido bien a quien sanar mis heridas, físicas y mentales. Y es que no podía tener mejores amigos.
Henry me abrazó y me besó dándome consuelo y el calor de su cuerpo. Estuvimos a solas un rato en el baño hasta que me recompuse y salí a saludar a Rafi, quien me recibió con un cálido abrazo. Quizás el primero de muchos... de eso no estaba segura aún. - Deberíamos irnos. Todo está en las alforjas y la habitación está pagada hasta mañana.
- Tranquila, pequeña. Quédate con Henry aquí mientras Rafael y yo metemos las alforjas y la moto en la furgoneta. - Peterson miró a Rafi. - Espero que la alquilaseis con rampa como os dije, porque sino te mancharás esas manos con la manicura tan perfecta. - Le dijo Harry a Barba casi buscando mofarse de él.
Lo bueno es que Rafael ya le conocía dado que era nuestro fiscal y nos tocaba trabajar en muchos casos con él, al menos en los más importantes, puesto que no se rebajaba a simples carteristas o peleas entre borrachos. Él tenía su prestigio como fiscal del distrito y difícilmente se le sacaba de allí.
- No te preocupes, inspector. Compré unos guantes de cuero resistentes para subirla y un par de monos. Así no te mancharás esa vieja ropa ni se te romperá más de como la tienes. - Rafi se giró hacia mí. - Tranquila. No nos mataremos entre nosotros. Al menos no hoy. - Y me sonrió antes de salir con Harry de la habitación, llevando una alforja cada uno.
Mis ojos se clavaron a Henry, quien estaba sentado a mi lado en la cama, pasándome su brazo por mi espalda y pegándome a su cuerpo de manera constante al tiempo que yo estaba abrazada a su cuerpo.
- Será un viaje largo, cielo. Lo digo por mí, porque voy a viajar con tres niños que no saben dejar de tirarse puyazos. - Le dije antes de besarle antes de salir de allí para ver como metían la moto sin dañarla en la furgoneta y la sujetaban para que no sufriese ni un solo arañazo.
- Y lo que te vas a divertir viéndonos sacarnos los ojos sin hacer daño a nadie... ¿eso no lo cuentas? - Me preguntó con aquella pícara sonrisa suya y se puso en pie. Apoyado en su bastón me tendió la mano para ayudarme a levantarme. - Venga, tienes el circo asegurado en la furgoneta. Tu coge unas palomitas y disfruta hasta que lleguemos a Canadá. Allí podrás quejarte de nuevo. Hasta entonces tendrás que seguir los consejos de tu médico: yo. Y conozco el mejor remedio para sanarte... - Me sonrió de aquella manera tan irresistible y se lanzó a besarme, haciendo que perdiésemos el control los dos.
Pero escuchar a Harry maldecir fue suficiente para hacernos parar y salir a ver que había pasado. Como era normal, Peterson se había cabreado por el peso de la moto y se acordó de Henry y Rafael en voz alta por no cogerla con rampa.
- Chicos, tranquilos. No quiero ejercer de madre. Esta vez necesito que me cuiden a mí. - Por primera vez me sentía tan vulnerable y rota que era capaz de pedirles ayuda en voz alta. Miré a la puerta de la habitación que era la de Énone y luego a la de Tayen. - Voy a despedirme.
Llamé a la puerta de la mestiza y ni esperé a que abriese. - ¡Tayen! ¡Me marcho a Canadá a resolver problemas familiares! - Como escuchar como mis padres se habían encontrado dispersos por las paredes, el suelo y el techo de cualquier habitación de nuestra vieja casa y no tener explicación alguna que darme por no saber que había ocurrido, sin poder decirles que quien había hecho aquello era aquel demonio que mató a mi marido e hijos de la misma manera que hizo con mis padres. - ¡No sé lo que tardaré en volver! ¡Ten cuidado!
Regresé junto a los chicos, que habían logrado meter mi moto y sujetarla en condiciones. - Hecho... vámonos. - Y me cogí de la mano de Henry para subirme en la parte trasera de la furgoneta con él. Peterson se puso al volante y Rafi ocupó el asiento de copiloto mientras esperaban a que Henry y yo subiésemos de una vez.
Al arrancar la furgoneta, conmigo aún fuera, sonó música jazz en la radio. Ya sabía que el último en conducir había sido Henry.
- ¿Qué mierda es esta? - Se quejó Peterson dejando escapar un gruñido. - ¡Esta es música para maricas! - De golpe sonó Iron Maiden en la furgoneta. - ¡Esto es música de hombres de verdad no de nenazas! - Miró por el espejo retrovisor y me vio mirando aún la puerta de la habitación de Énone. - ¡Van Helsing! ¡Mueva su jodido culo al interior de la furgoneta antes de que le pise y la deje en tierra! - Exclamó, dándome aquella orden como el oficial superior que era en la policía.
Iba a ser un largo viaje...
¿Qué podía salir mal?
Puede que no nos diéramos cuenta de las cosas... o la gravedad del asunto. Estábamos tan acostumbrados a ganar, a plantarle cara al miedo, a bailar con el diablo... que nunca pensamos en que las cosas podían torcerse en cualquier momento. Nos confiamos a ser poderosos y solucionar las cosas de una manera u otra.
¿A caso no fue suficiente aviso el perder a Haniel?
Estrujé los dedos a aquella cosa hasta rompérselos. Oí el crepitar de sus huesos y caparazón quitinoso, y sonreí para mis adentros con el gozo del dolor ajeno. Ew´ah reía para mis adentro, estrujándome las entrañas con el placer de la victoria. Pero no hay luz sin oscuridad.
No sé qué pasó. Fue todo muy rápido, y para cuando ella desapareció, él ya no estaba tampoco. Su arma estaba clavada en el suelo como testigo silencioso de su abandono. Scarlett golpeaba donde antes hubiera un círculo con entrada al infierno. Ahora solo quedaba la piedra del propio suelo. Y yo... yo...
- Me ha abandonado... - susurré sin poder creer aún que Enone... Mi Enone no estaba ya.- Ese cabrón me ha abandonado... - Una lágrima negra recorrió mi rostro. Podría ser debido a la podredumbre de mi alma. O al mal de mi interior. Puede que aquella lágrima oscura fuera fruto de la suciedad del entorno. O puede que del rimel barato de gasolinera que lamia mi rostro ahora humedecido.
Puta egocéntrica. ¿Pensé en ello o simplemente no quería aceptarlo? Aún no salía de mi asombro, de mi shock mental. Solo asentí silenciosa a las palabras de Scarlet sobre Ryan. Siquiera tenía la cabeza centrada en la reprimenda al chaval. Tan solo pensaba que quizá... quizá... si hubiera... hubiera... ¡¿qué?! ¿Tenido el valor de decirle que lo quería? ¿Qué era la única luz que me retenía en esta mierda de mundo de oscuridad? ¿Habría sido más cauto, menos mártir, menos... Enone?
- No quiero ni una palabra. Ryan. Ni una.- Susurré al chaval tirando de su mano para salir de allí.
...
Scarlett se fue.
Desde "el Fantasma" todo parecía mejor y más silencioso. Vi a mamá golpear mi puerta y decir aquellas palabras. Pero yo no estaba allí. Estaba a algunos kilómetros por una carretera secundaria. Mi enlace mental con ella me proporcionaba esa visión de ella machándose del Motel acompañada del harem de hombres. ¿Necesitaba tantos hombres en su vida para sentirse mejor? Sonreí negando con la cabeza. Al menos ella sabe como aplacar su dolor de una forma más placentera.
El mío no se apagaría tan fácilmente.
- Adiós, Nena. Cuídate.- Susurré para mis adentros mientras cortaba el enlace mental que tenía con el grupo. No lo iba a necesitar más. Al menos hasta que volviéramos a encontrarnos, claro.
Un ruido a mi lado atrajo mi atención. La guantera del coche estaba abierta mostrando algunas chocolatinas "de viaje" que solíamos llevar y unas braguitas mías "de repuesto"
- Lo lamento Ryan.- Cerré la guantera con un gesto del índice, usando mi poder telekinetico, pero no sin antes dejar sobre el regazo del chaval una de las chocolatinas. Ryan abrió la chocolatina con una gran sonrisa y comenzó a comérsela- Ya comeremos hamburguesas más adelante.
Curiosamente, el padrastro de Ryan, el juez, "murió" en una explosión en el insectario. Su madre se "olvidó" de que tenía un hijo. Y el resto de la gente que lo conocía en el pueblo simplemente no recordaba si alguna vez había existido. Al menos eso es lo que les hice creer a todos. La leyenda del niño abeja... bueno... al fin de cuentas podía ser un cuento para asustar a los críos por las noches.
- ¿Tienes miedo, Ryan?- El chaval negó mientras lo miraba de reojo en el asiento del copiloto.- Bien. Lo tendrás.- Sonreí maliciosamente mirando de nuevo a la carretera. - Porque vamos a buscar a un amigo a un sitio muy chungo- El Kopesh de Enone emitió un sonido débil, casi inapreciable, desde el maletero. - Pero tranquilo. Estarás preparado para lo que sea, mi nuevo aprendiz. Llegaremos muy lejos, querido.
Hasta el infierno, si hacía falta.
La Khopesh del Elegido se ha quedado en el mundo al que pertenece, y la fuerza meramente humana de Énone no es suficiente para liberarse del agarre del demonio. Dy'lith, el juez Chambers y Énone caen hacia un abismo de calor abrasador y fétido hedor. Los aullidos de los condenados se oyen cada vez más cerca hasta que un extraño rugido los silencia por un instante. Se escucha un chasquido, Énone es zarandeado como el muñeco de un niño y de repente el Elegido se encuentra recorriendo los páramos desérticos de la Dwat a lomos de Ammyt.
ESE LUGAR NO TE CORRESPONDE - La voz de la diosa es mucho más potente aquí - MA'AT TE ESPERA PARA JUZGARTE, JOVEN SOHCEHT...