Aquello parecía demasiado surrealista, para ser contado.
Abejas asesinas, llamas azules, frío que te cagas y un cura. Parecía un mal chiste, pero no lo era. Ojalá lo fuera. El chavalito y la orientadora necesitarían una buena sesión de terapia y mogollón de pastillas para olvidar aquello, si es que lo olvidaran. Yo era más de fumar cigarritos de la risa, con hierba de mi tierra. Una estaba acostumbrada a esas cosas, sobre todo cuando una de esas "cosas malas" están dentro.
- Joder.- dije poniendo la mano en forma de visera.- No creo que llegase ni a darles con mi rifle.- Y era una lástima, porque tenía una puntería que te cagas.
- Destruimos las colmenas.- Dije dirigiéndome al Fantasma- No irá a casa.
Me quité la chaqueta de Enone y la eché en el asiento de atrás.
- Que hay del socio de su padre. Preston Riley. Quiso dejarles en la calle. Quizá... quizá vengarse de él. - Negué con la cabeza.- No tenemos tiempo de eso. Te seguimos con el coche, Scar.- Dije encendiendo el motor del Emicuda.