Partida Rol por web

Con la otra mano sin pensarlo más, hago a por la llave pues mi mano herida ya no habría podido soportarlo. Mi corazón late con fuerza y finalmente tras un grito lastímero, consigo la llave número 17. Me dispongo a probarla, en la puerta y si no abre, lo hago en la trampa de Grace.

Era como jugar a la loteria. Una loteria macabra en la que el premio era ver tu propia carne abrasada bajo la piel, pero una loteria al fin y al cabo. Mire al vote numero 12, y meti la mano sin pensarlo. Probablemente por el dolor que aun me atenazaba, mi mano, bien aprendida entro como una exhalacion en el bote y aferro la llave a la primera.

Katrina y Grace cogen cada una una llave, pero ninguna de las dos nuevas llaves abre ni la puerta ni sus corsés...

las manos de las mujeres están ya en carne viva, el dolor es insufrible, las lagrimas corren por sus rostros y un leve goteo de sangre de la manos abrasadas dan el son de los gritos de dolor

Katrina empieza a palidecer, sudor frío y temblores, su cuerpo a penas le responde. 

Ha perdido incluso alguna parte de carne de su mano. Es realmente escalofriante

El asiático ordena que continúe luego de haber comentado un orden distinto. Aun así Grace y Katrina se adelantan a algún comentario o acto suyo y efectúan la pesca.

Empezaba a pensar que las llaves serian inservibles.

Era posible que incluso solo unas pocas llaves abriesen determinados corsé y que no cada llave perteneciese a alguno en particular. Luego de los fútiles intentos de abrir la puerta y aquellas armaduras de hierro. La posibilidad del asesinato se hace mas presente en la mente de Armando.

-Esto es inútil, mira su estado…- dice señalando a Katrina.- esto nos matara poco a poco y quizás ni encontremos la llave hay que hallar otra manera.- dicho esto ultimo busca por toda la sala. Quizás existiese algo que se les escapara por su obcecación con las llaves. Además ya libre del corsé su único problema era alguna sublevación o el suceso final al término de la cuenta atrás.

Por mas vueltas que da Armando en la Sala no encuentra nada en absoluto que le ayude a salir de alli, comienza a ponerse nervioso

Las lágrimas resbalan por mis mejillas derramándose sobre el sucio suelo. El dolor que siento en las manos es solo una sombra del dolor que siento al ver a Katrina en ese estado. Como puedo, cargo con ella hasta un lateral de la habitación y sentándome con la espalda contra la pared pongo su cuerpo sobre el mió y le acaricio las mejillas ignorando del dolor de mis manos.

No te preocupes, no pasa nada. Todo va a estar bien.

Mis brazos se cerraron con suavidad sobre su cuerpo, el izquierdo sobre su pecho, por encima de sus brazos, el derecho sobre su cuello mientras mi mano rozaba su pelo con suavidad. Comencé a cantarle, en voz baja, casi inaudible, y mientras mi brazo derecho se cerraba con fuerza arrebatándole el aire, el dolor y la miseria, mis lagrimas siguieron rodando por mis mejillas.

Poco a poco veis como Katrina abandona el mundo de los vivos, y yace muerta en los dulces brazos de Grace.

Anonadados el tiempo pasa

Arrulle el cuerpo de Katrina hasta que dejo de sufrir. Entonces con extremo cuidado, acomode su cabeza sobre la piedra, cerré sus ojos con un suave roce, y cruce sus manos sobre su pecho. Entonces me incline sobre ella y bese su frente con dulzura antes de susurrarle con mis labios a escasos centímetros de su oído.

Duerme mi niña, duerme ahora, descansa. Los Ángeles velaran tus sueños y cuando despiertes no habrá dolor ni miseria.

Me aleje con lágrimas surcando mis mejillas y mire a los dos hombres que estaban allí.

Katrina duerme ahora. No la molestéis.

El dedo índice de mi mano derecha se poso sobre mis labios invitándoles al silencio. Luego me volví hacia la puerta de la habitación tres y me acerque para ver cual era la situación allí.

Armando no consiguió encontrar nada que le llamara la atención. Entonces su mirada se poso  sobre Grace y la muchacha que descansaba en su regazo.

No podía concebir aquel acto, acaso no había dicho su captor que todos eran de alguna forma criminales. Aunque aquello le motivaba a cavilar el porqué de aquellos actos, la dura realidad le demandaba a continuar.

Mas no se movió cuando Grace acerca su rostro al de Katrina, y durante unos segundos permanece así hasta que por fin levanta la vista y se aleja del cuerpo que ahora descansaba sobre la fría piedra.

Las palabras de la enfermera no son más que un sinónimo para la muerte. Y la muerte era quizás la llave que necesitaban para aquella puerta. Tras aquel acto no pronuncio ningún vocablo solo esperaba y no precisamente por la petición, sino porque era algo innecesario.

Con las esperanzas alzadas de nuevo observa la puerta que en aquel momento la muchacha inspecciona.

La puerta para salir de esta sala no se abre tras la muerte de Katrina