Los truenos retumban en la distancia mientras cruzáis el puente colgante, resbaladizo por la lluvia, que lleva hasta la torre Barmin. La lluvia cae de forma persistente, haciendo que pequeñas cascadas arroyen desde los vierteaguas de los empinados tejados y las barandillas de los balcones.
Os encontráis en Sharn, La Ciudad de las Torres. Torres tan altas que no os permiten ver la base y tan altas que mirar a sus cúspides es un atrevimiento tan sólo al alcance de los más resistentes al mareo y al vértigo. Las aerocalesas reclaman viajeros intrépidos y adinerados que quieran librarse de una caminata, pasada por agua, a través de innumerables puentes y escaleras.
Más allá, la estación de mensajería de la casa Sivis os espera una semana más. Desde hace un mes os habéis dirigido a esta estación de mensajería en busca de unmensaje. En busca de trabajo tal vez. Pero nada hace parecer que hoy vaya a ser un día distinto a los anteriores.
Un relámpago ilumina la escena. La puerta de la estación de mensajería está abierta en un extraño ángulo..un gruñido proviene de alguna parte del interior.
A lo mejor hoy si es un día distinto después de todo...
El conocimiento de un Patrón de Creación de los antiguos artíficies de la Casa Cannith ha reaparecido entre las altas torres de Sharn. Un grupo de héroes ha recuperado de las profundidades de esta ciudad una parte de este esquema. Pero en su misión han descubierto que no eran los únicos interesados en los antiguos secretos de Eberron. Y, en breve descubrirán, que deben viajar a uno de los peores y más peligrosos lugares de este mundo. Un lugar asolado por una explosión arcana que destruyó a todo un reino durante la última guerra...
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