Partida Rol por web

Llegaba el medio día y te dirigías a una taberna cercana para comer algo. Aquella tarde, la taberna estaba más concurrida de lo que solía estarlo, pero por suerte encontraste que aún quedaba un hueco en la barra. Al colocarte, trataste de llamar la atención del tabernero pero entre tanta gente, apenas te veía.

- Hay que tener suerte para que te escuchen en un día tan ajetreado como lo es el de hoy. - empezó a hablarte un extraño encapuchado que se encontraba a tu lado al momento de sentarte.

- La gente de estas tierras está nerviosa, y con razón. Más allá de este territorio, una oscuridad se ha adueñado de toda vida, y poco a poco está avanzando hacia aquí. Digamos que... no es un secreto. Pero algunas personas tratan de negarlo a toda costa, y beber hasta perder el conocimiento es una de las opciones. Parece que todo esto de la oscuridad les viene bien a los taberneros, están haciendo buen negocio en estos días.

Te hablaba con tono suave y tranquilo, no daba la sensación de ser una amenaza, al menos por el momento. Pero por mucho que lo intentabas, conseguías verle la cara. La capucha no dejaba ni un margen para poder verle el rostro, y la capa que le caía desde los hombros, ocultaba toda la ropa y armas que pudiera llevar aquel hombre.

Con todo eso podría resultar una amenaza, pero el modo en el que te habló...

Me quedo algo desconcertado,no se veía para nada peligroso, pero aún así sospecho de el y decido preguntarle para sacar información y saber quién era - ¿Y tú quién eres y qué haces en estos lares? conozco a casi todo el pueblo y juro nunca haberte visto.

Notas como el desconocido encapuchado inclina la cabeza hacia ti, observándote minuciosamente. - De momento en estos territorios, cada hombre, mujer y niño es libre de visitar las aldeas cercanas, ¿me equivoco? - dijo en un tono algo severo.

- Soy un viajero, he cabalgado durante largo tiempo hasta encontrar una aldea donde tomar algo. Tan pronto como termine, me marcharé, tengo cosas que hacer, y una misión por cumplir. - Tras unos instantes de silencio, dejó de observarte y desvió la mirada hacia la el frente.

- Solo trataba de mantener una conversación educada, no creo que sea la mejor manera responder tan seco a alguien que quiere iniciar una conversación, ¿no crees? Asique dime, ¿quien eres tú?, ¿acaso eres el líder de esta aldea?

- Disculpa no pretendía ser grosero, solo tenía curiosidad por saber quién eras. ¿Porque dices que la gente está nerviosa? No estoy al tanto de las cosas últimamente -

- Debes ser de los pocos afortunados que se han podido mantener al margen de todo lo que sucede día a día tras las fronteras de Varakdar. Muchos no corren la misma suerte y a diario pierden seres queridos a manos de extrañas criaturas que de natural no tienen nada en absoluto.

Ves como el hombre echa ligeramente para atrás la capucha. No lleva a quitársela del todo, pero ya puedes ver algo de su rostro. Un hombre de mediana edad, con alguna que otra cicatriz pequeña en el rostro, pero lo que más llama tu atención es el emblema que se asoma entre la tela de la capa que lo envuelve. Aunque solo puedes ver una parte, sin duda es el emblema de Varakdar, en cuyo territorios has vivido toda la vida. Ese emblema empieza a ocupar tus pensamientos, ya que bien es sabido que solo lo portan aquellos con cargos de prestigio en la ciudad de Varakdar, aquellos cercanos a los reyes.

- Aún me queda un largo camino para completar mi misión. Pero esta hidromiel... no tiene precio. Puede que sea lo que más eche de menos en el caso de que la misión fracase y acabemos todos muertos. - Hizo un pequeño silencio, para acabar suspirando. - En fin, yo ya me he presentado, ¿qué me dices de ti?

Noto su emblema y me pongo curioso al saber que viene de la ciudad en la que me crié - Yo me crié en Varakdar, luego aprendí el arte de la lucha y seguí sus caminos, últimamente ando demaciado desocupado y solo paso el tiempo aquí y labró un poco la tierra para no perder el tiempo- sigo curioso por el emblema así que decidí sacar el tema - dime de tu misión, quizás pueda ayudarte-

Egil te miró con sorpresa al escuchar que estás tan despreocupado que no has escuchado las historias, ni has visto nada extraño por el horizonte. - No había conocido a nadie como tu. Prácticamente todos los con los que hablo parecen tener una lucha interna entre correr aterrorizados o pelear rabiosos, me resulta curioso conocer a alguien sin noticias de la que puede ser la mayor catástrofe de nuestro tiempo.

Se hizo un pequeño silencio, que rápidamente se rompió, cuando Egil volvió a tomar la palabra. - ¿La misión? Bueno... digamos que es una misión de reclutamiento, con el objetivo de cumplir más misiones a posteriori. Las más importantes de todas son proteger a nuestra gente y encontrar la forma de detener para siempre esa oscuridad que cada día se acerca más y más.

- He acompañado al príncipe Jorgen para reclutar a un formidable guerrero, y aún estamos buscando gente con voluntad. Gente capaz de arriesgar sus vidas por un bien mucho mayor. La idea de los reyes es reclutar a cada hombre y mujer capaz de luchar, para alistarlos en el ejército de Varakdar y defender la ciudad. Pero la misión que nos ocupa a Jorgen y a mí ahora, es reclutar a un grupo reducido, que descubra qué está ocurriendo y trate de ponerle fin, ya que está claro que todo lo que sucede, no es natural. Muchas de las gentes de Varakdar han perdido seres queridos, nuestro objetivo es que nadie más se sume a esa larga lista. ¿Crees que es una misión imposible?, quizás esté por encima de nuestras posibilidades, pero estamos dispuestos a morir por intentarlo.

Hizo un pequeño silencio, hasta que fijó la mirada en ti, - ¿Qué opinas tú?, ¿crees que nuestra causa es justa?

Hago fondo a mi jarra y luego seco el resto de cerveza que quedó en mi barba con mi puño, lo vuelvo a mirar y le respondo- andas con suerte, acabas de conseguir un recluta, estoy a favor de su causa, solo dame un equipo y estaré listo para luchar, créeme no te arrepentirás - 

Egil te miró con una pequeña sonrisa pintada en el rostro. - Me alegra escuchar tus palabras, de veras.

Te puso una de sus manos sobre el hombro, mientras que con la otra se volvía a poner la capucha de tela, ocultando de nuevo el rostro. - En tres días, reuniré a todos los que habéis sido convocados en el campamento militar de Varakdar. Allí, me uniré a vosotros y os pondré al día de los últimos acontecimientos.

- Nos veremos muy pronto en la ciudad... ardo en deseos. - añadió para a continuación dirigirse hacia el caballo que parecía haberle estado esperando mientras esperaba tu encuentro en la taberna.

Largo una pequeña risa y le gritó en voz alta para que escuchará mientras lo veía alejarse - Será un honor y suerte con tu búsqueda - luego me volteo al posadero y le pido otra jarra.