Pese a haber abandonado el tétrico poblado la sensación de ser observado persistía. No podía concretar qué le inspiraba esa desazón, esa congoja... pero tampoco podía obviarla. Y por supuesto no lo diría en voz alta. Era un berserker, jamás había tenido miedo de enfrentarse a nada, fuera conocido o no... daba igual... si la muerte lo visitaba tras un encuentro, lo aceptaría sin más, e iría al Valhala para sentarse junto al fuego con Odín.
Pero ahora... fuese por lo que fuese... tenía miedo.
Lo único que podía darle cierta pista era ese olor... irreconocible, pero inconfundible. Lo notaba desde hace rato, desde antes de salir del poblado... y persistía.
Miró a sus compañeros... no estaba seguro de que aguantaran otro trecho hasta el siguiente asentamiento, que se veía a varias leguas... ¿y si tras el esfuerzo, resultaba ser peor que el que acababan de abandonar? Aquí al menos... si algo los atacaba, lo verían venir... más o menos. Y siempre podrían huir ocultándose entre los campos...
Creo que deberíamos dar descanso a las monturas... y de camino a nosotros mismos...
Dije, saltando de mi caballo y saliendo del sendero para acercarme a los trigales... comencé a tocarlos, si, efectivamente, gozaba de buena salud, pese al ambiente de putrefacción que habíamos visto desde que abandonamos el refugio... quizás, solo quizás, pudiésemos recolectar algo de maiz, podría venir bien en el futuro...
Propongo levantar un pequeño campamento, y pasar la tarde y la noche ahí en medio... si algo nos ataca... mejor aquí que en el pueblo, donde todo se puede ocultar.
Algo noté de repente... primero fue el olor... un olor característico... ya conocido... recoger maiz ahora parecía una cuestión baladí...
Giré el cuello y vi al resto... inmóviles... resignados... con una mirada vacía de toda expresión o conciencia...
Estaba solo...
Así había sido siempre... y así debería haber sido...
Saludé con un gesto a Björn y a Úlf, con quienes más había llegado a conectar, dándoles las gracias de modo silencioso por haber luchado codo con codo frente a las temibles bestias blancas... Sonreí... desenvainé a Tenebrosa y me interné en la espesura... cazador o cazado... quien sabe que sería qué, llegado el caso...