Esta será tu escena personal. Aquí podrás hacerme todas las preguntas que quieras y necesites, ya sean del sistema o del trascurso de la partida. Cualquier cosa, por tontería que parezca, puedes preguntarla sin problema.
Las dudas generales, que puedan afectar a todos los jugadores, mejor ponerlas por el off topic, pero aquellas algo más personales, por aquí.
Una cosa MUY IMPORTANTE. El tema de las tiradas las llevaré de una forma particular.
Cada jugador deberá hacer las tiradas de la siguiente manera:
- Motivo: (el motivo que sea) si es atacar: "Atacar", si es defender: "Defender", si es rastrear: "Rastrear alrededores", si es sanar: "Sanar"... hasta aquí fácil.
- Dado objetivo: siempre será medio (a no ser que yo diga lo contrario en algún momento puntual), es decir, no se cambia, se deja como está.
- Habilidad: aquí pondrás el número de puntos que tengas en tu ficha, dependiendo de la acción que quieras hacer. Por ejemplo, si en tu ficha tienes las habilidades: fuerza 4, destreza 3, rastreo 2, sanación 1 --> si vas a hacer alguna acción que requiera fuerza o pelea tienes que poner "4", si vas a esquivar por ejemplo tienes que poner "3", si vas a rastrear el terreno en busca de algún enemigo o alguna pista que puedas ver tienes que poner "2", y si vas a llevar a cabo alguno acción de sanación tendrás que poner "1". --> Pero todo esto dependerá de la ficha que decidas hacer.
- Modificador: son las ayudas positivas o negativas que puedes tener. Déjalo en blanco, a no ser que te diga lo contrario en algún momento puntual.
- Dificultad: siempre será 1. IMPORTANTE: cuando hagáis una tirada, sea cual sea, siempre te pondrá un mensaje de éxito, porque es muy complicado fracasar con dificultad 1. Pero el tema de la dificultad la controlo yo, asique cuando hagáis una tirada, narráis en el post lo que hacéis antes de la acción de la tirada, pero nunca lo que pase después de la tirada. Ya se encargará el narrador de deciros si habéis tenido éxito o si habéis fracasado. Aunque en la tirada os diga "éxito", no siempre será así, por lo que no lo deis por hecho en ningún momento.
- Oculta: me es indiferente si la marcáis o no. Si está marcada, la tirada solo la veré yo como Director, si no lo está, todos los jugadores la podrán ver también.
Explico esto por si alguien es novato. Para que sepa lo que es cada cosa.
Si eres veterano, lo único que necesito que sepas es la parte de la dificultad, que siempre es 1, que casi siempre saldrá éxito, pero que no narréis que habéis sacado éxito hasta que yo lo diga.
He leído la idea que me has presentado por MP. Me ha gustado mucho, por lo que no te voy a hacer esperar más.
Te doy la bienvenida a la partida.
Digamos que la parte de historia que a mí me interesa es la que se vaya dando en la partida. Solo quería algún matiz de la vida pasada de los personajes, por lo que soy muy poquito exigente, y lo que me pasaste se ajustaba a lo que yo necesitaba para empezar.
Ve haciéndolo pero no te agobies, empezaremos el lunes asique tienes tiempo.
Para hacerme una ligera idea a la hora de repartir los puntos ¿hay un máximo un un mínimo lógico para cada habilidad? Vamos, para no encontrarte con que alguien pone 12 a fuerza y un punto a cada una del resto ;)
El mínimo es 1. No hay máximo, doy libertad para que cada jugador haga una ficha dependiendo de las aptitudes de su personaje. Yo recomiendo que sea equilibrada (y las de los demás lo son), pero también coherente, si es el típico guerrero bruto sin ningún sentido común gordo y torpe, que no tenga 7 en agilidad. Por ejemplo.
Me dices si está correcta:
- Fuerza / Lucha: 4
- Agilidad / Destreza: 5
- Rastreo: 4
- Sanación: 2
¿Hay que hacer algo más?
Nop. De momento esperar, pronto empezaremos.
Llegaba el medio día y te encontrabas en tu granja, aunque estabas a punto de hacer un pequeño descanso para comer algo.
A lo lejos, escuchas como alguien se acerca. Un hombre encapuchado montado en un caballo blanco, cada vez está más y más cerca de donde te encuentras. Sin dudar, sales a su encuentro, preparado para defenderte o atacarle en caso de que llegara el momento.
- Buen día, guerrero. - empezó a hablarte el extraño encapuchado. - Se escuchan muchas historias en estos días. Peligros que se ciernen sobre todos los territorios de esta isla. Los reyes pronto tendrán que convocar a cualquier persona capaz de blandir un hacha.
Te hablaba con tono suave y tranquilo, no daba la sensación de ser una amenaza, al menos por el momento. Pero por mucho que lo intentabas, conseguías verle la cara. La capucha no dejaba ni un margen para poder verle el rostro, y la capa que le caía desde los hombros, ocultaba toda la ropa y armas que pudiera llevar aquel hombre.
Con todo eso podría resultar una amenaza, pero el modo en el que te habló...
- ¿Tendrías algo de comida para un viajero hambriento?
Empezamos.
Primera escena, está en tu mano decidir qué hacer con el extraño encapuchado.
Llevaba ya unos cuantos días sin salir al bosque, había demasiado trabajo en la granja y mi hermana y su marido necesitaban toda la ayuda posible, por ese motivo no había tenido tiempo para salir a cazar.
Había estado atendiendo a los pocos animales que teníamos, intentando sacar algo de provecho a esa tierra medio baldía y había estado partiendo leña y, en esos momentos que acababa de dejar el hacha a un lado y me disponía a ponerme la camisa para hacer un descanso, el sonido de cascos acercándose hizo que me detuviera para ver quién podía ser. No reconocí el caballo blanco que venía directo hacia la granja y mucho menos reconocí a quien lo montaba.
Precavido, agarré de nuevo el hacha y me acerqué al camino para comprobar quién era el jinete y saber las intenciones que traía.
—Buen día forastero —contesté, dando por hecho que para mí era un completo desconocido pues llevaba oculto su rostro bajo una capucha. Ese detalle hizo que me mantuviera a la defensiva y no solté el hacha en ningún momento, mientras escuchaba las palabras del hombre.
—Malos tiempos sin duda son los que vivimos —corroboré a lo que él decía. Entrecerré los ojos intentando ver algo bajo su capucha pero el hombre se ocultaba demasiado bien. Sabía que era un riesgo aceptar a un completo desconocido que ni siquiera se atrevía a mostrar su rostro, pero si en algo era conocido mi clan era por ser gente de bien, gente honesta la mayoría y sobre todo éramos compasivos—. Poco podemos ofrecerle pero un buen caldo y algo de pescado en salazón tengo para darle.
Me aparté, sujetando con fuerza el hacha, para dejar que desmontara, esperando ver si en algún momento descubría su cara pues me parecía una falta de respeto seguir con el misterio cuando alguien ofrecía su hospitalidad.
—Largo camino parece que ha recorrido, ¿venís de muy lejos? —Era una manera como cualquier otra de entablar una conversación, pero mi impaciencia necesitaba saber qué había llevado al desconocido hasta una granja tan apartada como la de mi familia.
Al bajar del caballo, el enmascarado descubre su rostro, y te mira como si se acabara de dar cuenta de algo indispensable, que se le había pasado por completo.
- Disculpa mis modales. Llevo un largo camino a mis espaldas, ¿qué pensarás de mi? - dijo el hombre mientras terminaba de recolocar la capa.
Puedes ver que es un hombre de mediana edad, con mirada viva y despierta, con alguna que otra cicatriz en el cuello y en el rostro. Sin duda ha pasado parte de su vida en combate. Pero lo que más llama tu atención es el emblema de su peto, sin duda alguna era el emblema de la ciudad de Varakdar, la ciudad de los reyes en cuyos territorios se encontraba tu granja.
- Mi nombre es Egil, explorador del reino de Varakdar y mano derecha del principe Jorgen. - dijo mientras se fijaba en el instrumento que portabas y que fácilmente un hombre de tus cualidades físicas podría blandir como arma. - No será necesaria arma alguna, puedes confiar en que no supondré riesgo alguno ni para ti, ni para esta hermosa granja.
Extiende el brazo para colocar su mano en tu hombro, para a continuación pintar una sonrisa de medio lado en su rostro, - Aceptaré gustoso los deliciosos manjares que has mencionado. A cambio, lo mínimo que puedo hacer es explicar el propósito de mi llegada.
- Como he dicho soy el hombre de confianza del príncipe, y una misión nos ha llevado hacia el norte, hasta los límites de los territorios de Varakdar. Historias de aldeas arrasadas, campesinos arrastrados a viajar hacia la ciudad en busca de cobijo y algo con que llenar el estómago... Los reyes están buscando a cualquiera con voluntad de ayudar, y uno de ellos es el motivo de nuestro viaje, es más, en estos momentos el príncipe Jorgen estará hablando con el guerrero Björn, el susodicho guerrero. Si todo sale bien, se unirá a la causa.
Hizo un pequeño descanso mientras estiraba los brazos y la espalda, - tendrás que disculparme, ha sido mucho tiempo cabalgando. Jorgen tenía la misión de reclutar a Björn, y yo debía regresar a la ciudad, pero me he desviado del camino, menos mal que he encontrado tu granja, de lo contrario... el caballo se habría quedado sin fuerzas a mitad de camino. - Hizo una nueva pausa, pero esta vez, tras unos instantes, clavó la mirada en ti, - Bueno, creo que he hablado demasiado, ¿qué me cuentas de ti?, demuestras tener un corazón voluntarioso invitando a comer a un desconocido, y más cuando aún no se había identificado.
Se notó la sorpresa en mi rostro cuando vi el emblema que lucía el peto del desconocido, y la sorpresa aumentó cuando con sus palabras el hombre confirmó mis pensamientos… procedía de Varakdar, es más, se identificaba como la mano derecha nada más y nada menos que del príncipe Jorgen.
No era habitual que por esas tierras recibiéramos invitados de tal alcurnia y, por lo tanto, no tenía muy claro cuál debía ser mi comportamiento. Seguía desconfiando, pues el hombre que decía llamarse Egil podía ser un impostor, aunque tendría que ser un gran actor para mostrarse con tal desparpajo y confianza que solían tener los nobles. Y cuando él aceptó la humilde comida que tenía para ofrecerle, en esos momentos me sentí el pobre diablo que en realidad era.
—Disculpad —dije, apartando ligeramente el hacha cuando se acercó a mí—. Como he dicho, son tiempos difíciles y ya no se distingue amigo de enemigo.
Pegué un grito para que uno de mis sobrinos, el hijo más pequeño de mi hermana, se llevara el caballo del hombre para atenderlo antes de acompañar a Egil al interior de la casa. Escuchaba con atención y curiosidad las palabras y el motivo que le había llevado hasta la puerta de la granja, sin saber muy bien aún qué opinar de todo aquello.
—En esta granja siempre se ha respetado la hospitalidad hacia los viajeros cansados —añadí mientras ponía un par de platos con sopa en la mesa y dos vasos con cerveza un tanto aguada quizás, pero era lo que nos podíamos permitir—. Aunque nunca bajamos la guardia y mantenemos siempre algún arma al alcance de la mano… por si las moscas —por primera vez desde la aparición del hombre me permití sonreír. Podrían llamarme confiado, y aquel que lo dijera se llevaría una gran sorpresa pues tenía todos los sentidos en alerta y estaba más que dispuesto a saltar, en caso de ver cualquier gesto hostil, sobre Egil—. Pero comed sin miedo, os aseguro que no tenemos por costumbre envenenar a nadie.
Por unos instantes me quedé observando al que decía ser mano derecha del príncipe Jorgen mientras comía, pensando que alguien tan importante poco le podía importar la vida de un granjero y cazador como yo.
—Estáis en la granja de los Gunnarson, mi nombre es Úlf —me acababa de dar cuenta que yo aún no me había presentado—. Conozco el mal que azota la isla pues mi hermano y su familia cayeron ante él junto a toda su aldea. Y mi hermano era diestro con el hacha, os lo puedo asegurar —por un segundo el recuerdo de Sigurd acudió a mi mente y la rabia me inundó—. Así que los reyes están reclutando un pequeño ejército de hombres valientes, o quizás debiera decir necios e insensatos, que hagan frente al terror que se propaga desde el norte —de nuevo me quedé pensativo unos segundos, barajando una posibilidad que seguramente alteraría la paz en la que vivía aunque… ¿Qué paz podía tener sabiendo que la muerte ya había alcanzado a parte de los míos y podía reclamar a la otra parte?—. Y decidme, ¿qué buscáis en esos reclutas? ¿Qué ofrecéis para que se unan al príncipe y afronten en su nombre y el de resto de reyes peligros desconocidos? —Su respuesta podía conseguir que la loca idea que había empezado a germinar en mi cabeza arraigara definitivamente.
Si consideras que hago post quizás algo largos avísame para abreviarlos, que a veces me embalo y no me entero.
Egil escuchaba con atención lo que decías, mientras comía la deliciosa comida que lo ofrecías.
- Es totalmente comprensible que estéis alerta. La razón por la que tratamos de cabalgar con el rostro cubierto, es no llamar la atención, por si alguien trata de sacar partido o tajada por nuestras cabezas. En días como los que vivimos, y tan cerca de los límites de Varakdar… nunca se sabe lo que uno se puede encontrar.
- Lamento profundamente escuchar lo de tu familia. Pero por desgracia, no es nuevo para mí. Mi familia calló hace ya muchos años, su aldea fue atacada por un pequeño grupo de reconocimiento, soldados de una antigua ciudad vecina. Solo sobrevivimos unos pocos, llegamos a la ciudad y los reyes me acogieron. Crecí deseando entrar en batalla y vengarme, pero para mi sorpresa, hace tres inviernos, aquella ciudad fue arrasada por la oscuridad, nada se sabe de sus gentes. La misma oscuridad es la que nos acecha ahora a nosotros. Puede que sea una misión suicida, una misión para insensatos, pero preferimos morir portando un hacha en batalla, que quedarnos de brazos cruzados viendo como se acerca nuestro final, sin hacer nada.
Era evidente que Egil se había emocionado al hablar de su antigua familia, y también de la nueva, los reyes y príncipes de Varakdar. Poca gente como él sabía cómo eran realmente los reyes, y como se desvivían por su gente. Por supuesto que darían su vida peleando por la vida de cada aldeano, algo que se esperaría de cualquier rey, pero que en los últimos tiempos se fue sustituyendo por gobernantes que dominaban súbditos en vez de liderar pueblos.
- ¿Qué buscamos en los reclutas? Valor y voluntad. Esas dos cosas y saber luchar son las únicas que hacen falta. La idea de los reyes es reclutar a cada hombre y mujer que puedan pelear para que se unan al ejército de Varakdar, y protejan la ciudad de lo que está por venir. Pero la misión que tenemos el príncipe Jorgen y yo es reclutar a un grupo reducido que pueda descubrir qué demonios es lo que nos acecha sin descanso, y encontrar la manera de ponerle fin.
Tras dar un sorbo al vaso de barro, Egil clava la mirada en ti, - Tal vez estés interesado en unirte.
Sin problema con los post largos.
Cuanto más largo sea el post, significa que tienes muchas cosas que decir, lo cual está bien.
Mientras que sean post largos que digan algo*, como es tu caso, no tendré ningún problema, más bien todo lo contrario.
* He visto que hay gente en umbría que escribe biblias cada vez que postean y realmente no dicen nada. Nada que aporte a la historia, ni a su personaje, ni a la relación que pueda tener con otros... Pero no es tu caso.
Las palabras de Egil estaban cargadas de una honda emoción que incluso llegaron a conmoverme. La pérdida de seres queridos era algo a lo que estábamos acostumbrados, no en vano nacíamos para morir, pero cuando las muertes se producían por hechos violentos era más difícil arrancar el dolor del pecho. Entendía su angustia y podía llegar a entender el fervor con el que hablaba de reyes y príncipes, y esto último no tenía demasiado sentido para mí.
Yo podía luchar, de hecho me estaba dejando convencer por Egil, pero mis motivaciones no eran de fidelidad hacia unos hombres que se creían superiores sólo por el hecho de haber nacido en una cuna distinta a la del resto. Me podía mover la venganza, pero de sobra sabía pues lo había visto en muchas ocasiones, que la venganza sólo acarreaba más problemas y que, una vez ejecutada, el dolor seguía tan presente como el primer día. La venganza podía ser una motivación pero no la más fuerte.
Mi mayor motivación era conseguir un reconocimiento ante mi pueblo y mi clan, poder volver con honor, con fama, con gloria y, sobre todo, con las riquezas suficientes para sacar adelante la mísera granja y poder vivir sin problemas, mi familia y yo, el resto de nuestros días. Eso sí era una gran motivación para mí.
Pero en cambio Egil sólo pedía voluntarios, apelando a la honestidad, a la destreza, a la valentía, cualidades muy interesantes pero que por desgracia no se podían comer y para colmo el riesgo era demasiado elevado, sobre todo si lo que tenían que andar buscando era el origen de la oscuridad, qué había en ella, qué la motivaba a matar y, por supuesto, acabar con ella. Mucho riesgo y poca ganancia.
—Pudiera ser —comenté a Egil haciéndome el interesante cuando sacó a relucir mi posible interés en el reclutamiento—. Pero no puedo privar a mi familia de un par de manos fuertes que ayuden en el campo, o a cazar, sin ni siquiera saber que puedo volver con una buena… compensación —añadí, valorando a Egil como alguien lo suficientemente inteligente para saber de qué estaba hablando.
Egil no paró de hacer muecas mientras te escuchaba, como si pensara cada una de las palabras que salían de tu boca. - Como te puedes imaginar, no soy yo el más adecuado para tratar ese tipo de temas. Deberías hablar con los reyes, o en su defecto con la princesa Kaira, la heredera y la futura reina de Varakdar.
- No obstante, te diré que si lo que esperas es oro, puede que te lleves una decepción. Varakdar nunca ha sido la ciudad más rica de la isla, y ahora los reyes están gastando cada moneda que hay en las arcas para comprar comida y construir espacios donde los campesinos que buscan refugio entre sus murallas puedan sobrevivir. Pero supongo que todo se puede hablar.
Hizo un silencio, esperando que entendieras la situación que vivía la ciudad, - En cuanto a tu familia, estoy autorizado a ofrecer refugio en la ciudad. La oscuridad se cierne cada vez más sobre nosotros. No lo quieran los dioses, pero si llega a esta granja, masacrará toda vida que encuentre. Creo que lo mejor es que si decides unirte, te acompañen a la ciudad, y allí estarán a salvo, o al menos más a salvo que aquí. De momento, eso es lo que puedo ofrecerte, ya sé que no son tierras u oro... es mucho más importante.
Se quedó mirándote fijamente, para a continuación añadir, - Pero los reyes estarán en deuda con todos aquellos que se presenten para esta misión tan complicada. Si salís victoriosos, encontrarán la manera de compensaros como es debido, sin duda. Si caéis, a vuestras familias nunca les faltará de nada. Sé como son los reyes, y eso si os lo puedo garantizar, pero no concretar más... Entonces, ¿qué me dices?
Ni siquiera me preocupé en ocultar la decepción que sentía al escuchar cada una de las palabras de Egil. Era poco lo que me estaba ofreciendo para un trabajo tan importante y peligroso, pero también era justo reconocer que en el fondo el hombre tenía razón. Si yo caía, si mi familia sucumbía a la oscuridad, entonces ni la riqueza, ni el prestigio ni las tierras servirían de nada, por lo menos era bueno saber que en caso de que yo cayera a ellos no les faltaría de nada, ni a mi hermana y su marido ni a mis sobrinos y esperaba que, llegado el momento, la granja siguiera en pie para que ellos pudieran volver a ella.
Aunque la idea de hablar con la princesa no me resultó nada desagradable y quizás de ahí podría sacar algo más de aquella situación.
Me quedé unos instantes pensando, valorando todos los pros y los contras que la petición de Egil pudiera presentar y buscando cuál de ellos me podría aportar mayor beneficio.
—Necesitaría seguridad absoluta de que a mi familia no le va a faltar de nada si a mí… —hice un gesto con la mano como si los malos pensamientos fueran molestas moscas ante mí—. Está bien, acepto, pero espero que la princesa Kaira me reciba en audiencia —qué pretendía sacar de esa entrevista con la princesa ni yo mismo lo sabía.
Arma principal: arco
Arma secundaria: hacha a dos manos
Egil te miró con una pequeña sonrisa pintada en el rostro. - Me alegra escuchar tus palabras.
Fue retirándose hacia atrás, mientras volvía a ponerse la capucha, ocultando su rostro. - En tres días, todos los que habéis sido convocados, os reuniréis en el campamento militar de Varakdar. Allí me uniré a vosotros y os pondré al día de los últimos acontecimientos.
- Nos veremos muy pronto en la ciudad... - añadió para a continuación dirigirse hacia el caballo que esperaba fiera.