A buen recaudo en la tienda, tratas de conciliar el sueño.
No sin esfuerzo, consigues dormirte, acompañada del ruido del viento chocando contra la tienda. Pero dormir... solo hace que la situación empeore.
En tu sueño, ves el bosque en el que te criaste, totalmente arrasado, y una persona encapuchada a lo lejos. Crees reconocer a la persona que se oculta tras la capa y la capucha, o al menos te sientes cercana a ella.
Ves como se acerca hacia ti con paso decidido hasta que finalmente se detiene a unos metros de ti. Con un tono sombrío, te susurra, - No te fíes de ella... ella traicionará a Varakdar y traicionará a los reyes... ella es el mal... si no la detienes, eso de allí es con lo que tendrás que cargar el resto de tu vida. - La voz claramente te suena, es la voz del hombre que llevas escuchando en sueños gran parte de tu vida, pero en esta ocasión el discurso es muy diferente. Además, con la última frase que dice, señala con el dedo un lugar que queda a tus espaldas.
Al girarte ves un gran árbol, con multitud de ramas que se dirigen hacia todas las direcciones posibles. pero en una de ellas puedes ver a tus nuevos compañeros, sin vida, ahorcados mientras sus cuerpos inertes son mecidos por el viento. - Ella es la semilla del mal, ya nada se puede hacer por ella... Sálvanos.
Al escuchar al hombre terminar de hablar, las preguntas se amontonan en tu cabeza, pero al volverte de nuevo hacia él... no hay ni rastro del encapuchado.
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El sol ya empieza a asomar por los agujeros de la tienda que habían surgido durante la noche, a consecuencia de las fuertes rachas de viento.
Un carraspeo, hace que os despertéis. Al alzar la cabeza hacia el origen del carraspeo, veis a la reina de pie, inmóvil ante vosotros, mientras os observa.
- Lamento despertaros. - dice en tono suave. - Ha surgido una misión, que creo que puede servirnos a todos, a vosotros para poneros a prueba, y a mi para ver de qué sois capaces.
Guarda un corto silencio mientras observa como os vais levantando. - Esta mañana una mujer vino a vernos, muy preocupada. Ayer por la tarde, su marido, un conocido pescador, se acercó al Río de Cristal para conseguir algo de cenar. Fue con su hija, y ninguno de los dos regresaron a casa. No sabemos más, puede que no fuera nada, que les cogiera la tormenta y se refugiaran en alguna de las cuevas que hay en esa zona, esperando que amainara. Pero la realidad es que aún no han vuelto.
- Terminad de despertaros, comed algo, y partid hacia el oeste. Como no sé si conocéis estas tierras, Olssen os acompañará y os guiará hasta el lugar, pero una vez allí me temo que tendréis que ser vosotros los que investiguen y busquen al pescador y a la niña... Esta es una de esas tareas de las que se encarga el bueno de Egil. Pero sigue en cama, anoche perdió el conocimiento... ahora parece estar algo mejor, pero... no tenemos muchos motivos para ser optimistas en cuanto a su estado.
Parece que durante unos segundos, la reina se pierde en sus pensamientos, pero pronto vuelve en sí, carraspea ligeramente, y se dirige de nuevo hacia vosotros. - El Río de Cristal está a poca distancia de aquí, cuando estéis preparados, partiréis. Olssen os espera fuera.
Continuamos en La Pescadora.