- Guiados por la mano de un individuo que jamás entendieron termina nuestra historia, cuántos antes habrían estado en las manos del cruel destino, sin darle forma, sin pensar en una mano que moviese los hilos, ¿pero hacia dónde, el caos o la salvación?, eso es algo muy complicado de saber.
- ¿Qué recordará la Historia, cómo la pequeña Emperatriz ascendió al trono del mundo cruel para darle luz, o cómo los asesinos que ahora la guardan masacraron cualquier obstáculo para su ascenso en busca de respuestas inconexas?...quizás llega el punto, en el cual esas historias que nos cuentan están vacías de verdad, quizás no están cargadas de honor...quizás son únicamente historias sin más...
Los protectores de la reina dedicaron al final su vida al servicio de la nueva Emperatriz, la figura del control y de la justicia, fue difícil conseguir establecer gobierno y nunca pudieron deponer las armas ante las conspiraciones que aparecían en torno a su cabeza, resueltas por supuesto con sus habilidades.
Robert recibió una tumba como héroe, sus servicios previos a la corona lo hacían merecedor, y su sacrificio en esta historia, la marca del forastero había desaparecido dejando solo una cicatriz que sus compañeros siempre sabrán era esa marca. Add Harrison fue también coronado con el título de general en su tumba por su valentía y servicio, así como homenaje a Christopher y todos los revolucionarios que cambiaron las cosas.
Helga y Thaddeus tuvieron una relación esporádica, cada uno estaba en lo suyo, y al mismo tiempo dándose compañía siempre, a veces las definiciones son complicadas.
Benedict y Trash tenían claro su amor, ambos estuvieron siempre juntos, una extraña pareja, pero que en su difícil vivencia se habían encontrado y no se iban a separar, no han tenido hijos, pero Trash nunca descartó la idea y él tampoco, el futuro es así...
Finalmente, Amelia como Emperatriz, se casó con el Duque de las islas del norte, dedicado a la minería y tuvo dos hijos antes de su vigésimo octavo cumpleaños, Lucía y Marco, significando ambos la continuidad del Imperio del entendimiento.
Junto a Helga, Thaddeus ayudó activamente en la búsqueda del hermano de Helga, Albus. El susodicho había abandonado la capital y partido a las islas en el sur, un lugar que incluso hoy tenía dificultades geográficas por su oleaje.
En esas islas con el calor y el sudor aplastante apenas encontraron información, todo era confuso, se le había acusado de contrabando, robo, asesinato, prostitución en cubierta, cualquier cosa con tal de que simplemente se marcharan, el motivo les era desconocido.
Muchos viajes a lo largo de esas islas, hasta que en el último peñón de aquel mundo encontraron una tumba, y sobre ella el mango de un florete que Helga reconocía. Años para llegar a este resultado, y el único consuelo de que al fin descansaba en paz, hasta que Thaddeus se fijó, en que no había nada allí enterrado solo una tumba y esa empuñadura, ahí se acaba el rastro hasta nuestros días.
La pareja de Benedict y Trash, dedicaron sus esfuerzos a saber más sobre el forastero. Antaño un simple mortal, convertido por las creencias de un grupo en un Dios, indeseable para sí mismo y para los demás.
Había sido condenado cruelmente a la eternidad, a llevar su poder a los demás, deseando que en algún momento de la existencia uno de ellos lograra acabar con ese sufrimiento, buscarle y matarlo, ¿extraño sueño para un Dios no es cierto?, la inmortalidad es una dura y pesada carga...
Por otra parte, Madame Coisec escribía a Trash como si de una madre se tratase, aunque nunca contestabas siempre sabía lo que hacías, era raro, pero...era algo reconfortante saber que esos sentimientos no fueron del todo falsos, al dejarla escapar.
FIN.