La sensación de estar aun inconscientes se esfumó cuando una brusca vibración agitó los cuerpos de ambos jóvenes despertándolos por completo de aquel sueño inducido. Pronto ese telón negro que cubría sus vistas comenzó a esclarecerse por culpa de unos rayos de luz procedentes de una barra fluorescente que golpeaban con cierta violencia los ojos de Arisia y Dean.
Cuando sus párpados se abrieron totalmente, acción que llevó eternos segundos por la pesadez de éstos, ambos trataron de descubrir donde se encontraban. El lugar era estrecho, claramente diseñado para una única persona y el medio para ojear el exterior era una mera ventana alargada de forma rectangular. No obstante, aun así resultaba difícil tratar de mirar lo que había al otro lado; la mugre y la grasa trepaba por las esquinas de los pequeños cristales. Era fácil sacar la conclusión: unas pequeñísimas habitaciones donde encerraban a los prisioneros.
Dean miró su propio cuerpo desilusionándose con lo que había averiguado. Unas fuertes correas de acero lo rodeaban por completo, inmovilizándolo y evitando que pudiera realizar alguna acción no deseada por sus captores. Además, dichos cinturones de apresamiento mantenían al capturado completamente erguido, una posición que tras mucho tiempo acabaría siendo incómodo. Arisia por su parte trataba de arrimar sus ojos a la ventanilla para explorar fuera. Como buenamente podía logró hacerlo, aunque la suciedad del cristal no permitía distinguir detalles.
Un pasillo se alargaba hacia ambas direcciones adornado con puertas de prisiones y tras un pequeño hueco de menos de medio metro que separaba las prisiones de dicha vía. Aquellos fluorescentes se encontraba incrustados sobre la puerta metálica de cada prisión produciendo un incómodo destello al vecino encarcelado que tenía enfrente. Por suerte para Arisia, Dean estaba justo enfrente de ella.
Un corto pero estruendoso sonido retumbó por todos los pasillos. La brusca melodía parecía la fusión perfecta entre un pitido y el chirrido de un arrugamiento de amasijos de acero. Inmediatamente después de esa sonora señal, una voz femenina con cierta particularidad robótica habló.
Salida del subespacio realizada con éxito. Próxima entrada al subespacio en cuarenta y dos minutos.
Tras escuchar el aviso por la megafonía, Dean y Arisia se miraron y pensaron lo mismo; debían salir de allí lo antes posible. Mientras pensaban como hacerlo, uno dúo de pasos se aproximaba por el pasillo a paso calmado. Sus botas de cuero falso reforzadas en chapa resonaban con cierto ritmo sobre el suelo metálico...
Los pasos metalizados que los dos chicos encarcelados escucharon se transformaron en una silueta varonil vestido con algún tipo de armadura acolchada reforzada con algunas placas desordenadas por todo el cuerpo. Se basaba en unas hombreras de acero desgastadas y teñidas en blanco. El resto del cuerpo vestía esa protección revestida en un color púrpura muy gastado y grisáceo. Pantalones negros y botas gruesas completaban el uniforme de aquel esclavista.
¿Y por qué motivo viajamos por este sistema? -Preguntó el hombre con una voz carrasposa mientras miraba a un lado. Parecía hablar con alguien, pero ese alguien aun permanecía en el anonimato pues ninguno de los dos jóvenes consiguió vislumbrarlo. Llevamos días viajando aquí y allá. No tiene ningún sentido.
No pasó mucho tiempo hasta que otro hombre vestido de manera similar a su acompañante decidió dejarse ver y responder. Dean y Arisia se percataron de algo que portaban los dos hombres. Parecía un arma, probablemente algún tipo de fusil de asalto barato y oxidado, pero eso sería igualmente un problema cuando decidieran escapar de la prisión.
¿Y a mi que me cuentas? -Respondió el otro hombre, con igual voz carrasposa y un ligero tono de molestia. Se encogió de hombros mientras preparaba entre sus resecos labios una respuesta. Loba asegura que este sistema y los adyacentes están poco vigilados por el Imperio. Yo estoy deseando que vendamos ya a los esclavos y me pague mis créditos. Llevo varias jornadas sin recibir ni uno solo. ¡Ni uno solo!
El otro hombre guardó silencio, se encogió de hombros más exageradamente que su compañero y volteó su mirada a otro lado despectivamente. Jugueteó aburrido con su arma. Ambos no dijeron ni una palabra más, como si todo estuviera dicho. Se detuvieron en el pasillo de las celdas durante unos segundos, expectantes a la espera de un suceso donde ellos tuvieran que ser reclamados y pudieran actuar en consecuencia. Pero ese suceso no llegó.
Por cierto, ¿no odias los viajes subespaciales? te dejan el cuerpo hecho trizas... El otro hombre escuchó la pregunta y con una tosca sonrisa asintió. Parecía que la conversación no llegaría mucho más lejos. Al paso de los segundos, ambos hombres se marcharon dejando el pasillo tan solitario como al principio. Uno de ellos silbaba y el eco aun resonaba tímidamente en los oídos de Arisia y Dean.
Me dolía la cabeza en el momento que desperté, y el ambiente y el estado en el que me encontraba, había aportado a que inicialmente me entre un poco de pánico, que paso calmadamente al darme cuenta que no ayudaría de nada sentirme aterrada en una situación como esta, debía retomar el control de mi misma, encontrar a Dean y salir de este lugar. Cuando mis ojos se acostumbraron a la luminosidad me di cuenta de que Dean estaba bien, pero estaba en otra celda, probablemente atado igual que yo, pero me quitaba un peso de encima al menos saber donde estaba, luego un par de tipejos aparecen mientras van conversando felices de la vida, no hable porque prefería escuchar, necesitaba información y cuando terminaron de hablar, me sentí un tanto angustiada, pretendían no solo vendernos como esclavos, sino que además estaban bien armados como pude notar en mi pequeño campo de visión.
-Maldición – Pienso un poco irritada - ¿Qué puedo hacer? necesito salir de aquí, tomar a Dean y largarnos de esta maldita nave.
Intento liberarme de mis ataduras mientras busco con la vista alguna cosa que en mi celda pudiese ser de ayuda.
-Joder... Nos tienen como esclavos... -Dije en voz baja para mi mismo.
La situación era realmente preocupante. No sólo por el hecho de que nos hayan capturado lo que parecen ser unos traficantes de esclavos, sino que además todavia me encontraba bastante aturdido.
-Tengo que encontrar alguna forma de liberarme de estas cadenas - Comentaba mientras me movia hacia delante en vano, debido a que mis cadenas me lo impedían.
-Piensa, piensa, piensa - Me repetía deseperado sin saber que hacer.
Escuchaba a aquellos tipos que parecian ser miembros de la tripulacion de la nave en la que nos encontrabamos, pero debido a la gravedad de la situación, no prestaba mucha atención a sus palabras.
Haced los dos una tirada de Advertir/Notar a dificultad 15.
Motivo: Advertir
Dificultad: 15
Tirada: 4 7 10
Total: 7 = 7 Fracaso
Se me olvido agregar la modificación, pero no se si pase, o falle la tirada, porque el conjunto suma mas de 15.
Si tranquila, está superado ^^ falta Dean jeje
Motivo: Advertir
Dificultad: 15
Habilidad: 3+7
Tirada: 4 6 6
Total: 6 +3 +7 = 16 Éxito
A la vez algo vino a vuestras mentes. Arisia podría usar su ordenador en el antebrazo cibernético para poder piratear el ordenador que abre las celdas. No sería muy difícil, Dean podía ver desde su prisión un panel de mandos que quedaba cerca de su compañera. Debía ser alcance suficiente para poder entrar en el sistema informático y abrir sus celdas.
El pasillo parecía despejado, no obstante piratear la computadora cercana era un proceso sencillo y discreto que la muchacha podría hacer. Una vez fuera podrían trazar un plan para huir del lugar donde estuvieran, una enorme nave al parecer.
¿Kierra quieres piratear la computadora de las celdas? ^^