Partida Rol por web

El grupo de Jedi hizo todo lo que estuvo en su mano para que aquella maniobra de escape fuera un completo éxito, sin embargo no todo dependía de sus conocimientos puesto que la amenaza que ejercían sus enemigos era significativa y la tensión acumulada bastante alta...

Carlam intentó por todos los medios que el generador de escudos funcionase, pero aquel caza parecía que no quería responder.

Suka hizo lo que pudo por arreglar el sistema de hipervelocidad, el cual parecía funcionar pero no al ritmo que necesitabais. Aún estaba calculando una ruta segura para salir de aquella posición...

Mientras tanto, Oso maniobraba el caza con toda la soltura que pudo, esquivando no solo a los grandes acorazados, sino empleando tácticas aprendidas en su vida para salir airoso de situaciones complejas.

Cuando todo parecía complicarse, el indicador de que la nave estaba lista para saltar se iluminó... ¡era hora de saltar al hiperespacio!

En cuanto el ordenador terminó de calcular la ruta por el hiperespacio, vi el testigo encendido y tiré de la palanca, di gracias a la Fuerza por contemplar las vistas del hiperespacio:-Buen trabajo, no sé a donde vamos pero buen trabajo a los dos.-pude decir con tono ignorante por el destino que nos deparaba pero estaba contento:-Sea donde sea donde nos lleve el salto aterrizaremos para hacer las reparaciones que necesita la nave con urgencia.-comenté mientras observaba la distancia que iba a recorrer la nave por el hiperespacio para estar preparado en cuanto salieran.

Por más que lo intenté fui incapaz de activar los escudos. Aquella nave era una chatarra que no entendía cómo había conseguido elevarse del suelo. Me sentía frustrado, ahora que estábamos a punto de conseguir escapar todo se podía ir a la mierda por culpa de la nave que habían robado.

Por suerte Oso demostró con creces su fama de piloto, manejándose con una pericia que evitó que fuéramos detectados. Al menos por el tiempo que necesitó Suka para reparar mínimamente la hipervelocidad. Solté de golpe de manera bastante sonora el aire que, sin darme cuenta, había estado reteniendo en mis pulmones cuando vi iluminarse el indicador en el panel... Podíamos conseguirlo, podíamos saltar al hiperespacio.

—¡Qué más da dónde acabemos! —exclamé sin poder evitar mostrar el alivio que sentía—. Mientra no sea peor que esto...

Aunque dudaba que hubiera en toda la galaxia un lugar seguro para tres jedis. Ahora que estábamos considerados como traidores nuestras vidas serían una constante huida hacia adelante.

A medida que recorríamos los parsecs que nos separaban de nuestro destino, me fui sumiendo cada vez más en mis pensamientos, en especial en el objeto descubierto en la biblioteca.

Al final había movido los cables correctos, por lo que Suka respiró aliviado cuando al azulado piloto se le encendió el testigo para saltar al hiperespacio. Una sonrisa apareció en sus labios cuando aquellas motas blancas se comenzaron a transformar en líneas.

Lo hemos logrado chicos, que gran trabajo en equipo. Dijo felicitándoles. Su entrenamiento jedi tendría mucho que ver en como habían luchado conjuntamente contra aquella horrible situación.

El destino era algo que a Meneer no le importaba por el momento, ya tendría tiempo de preocuparse más adelante, cuando descubrieran donde les llevaba la "maravillosa" nave del comerciante. Ahora necesitaba reponer fuerzas, con total seguridad estar descansado vendrá bien cuando hagan aterrizar la nave.

El salto al hiperespacio fue a la perfección, sin embargo, Suka tuvo un mal presentimiento. Algo en la fuerza le decía que algo no iba bien, pero no fue capaz de discernir que era.

Chicos, tengo un mal presentimiento. Advirtió. Aunque no se que ocurre. Quizás que ellos pusieran sus sentidos alerta ante lo que perturbó al moreno jedi podría ser de ayuda para averiguar que pasaba.

Sabía que debería aprovechar el tiempo que teníamos de viaje por el hiperespacio para descansar. Y lo intenté. Acomodándome en el asiento de aquella destartalada nave cerré los ojos para buscar un poco de paz en medio de todo el caos y horror que habíamos vivido los últimos instantes. Necesitaba meditar, pero también coger fuerzas para lo que nos esperaba.

Pero me sentía intranquilo. Por más empeño que puse en relajar mi cuerpo y mi mente, me resultó imposible. Algo me perturbaba; quizás la misma Fuerza fuera la que me estaba avisando de que algo iba a suceder. O quizás todo se debiera a aquel objeto que había descubierto en la biblioteca.

Fueron las palabras de Suka, poniendo voz a mis pensamientos, lo que me devolvió a la realidad.

—Yo tengo la misma sensación —dije, abriendo de nuevo los ojos y dirigiendo la mirada al frente como si esperase que de la nada saliesen miles de peligros y problemas—. Algo va a pasar y no sé si nos gustará.

Mis compañeros por alguna razón estaban preocupados. Abrí mi mente a la fuerza, si había algo que les preocupaba en la Fuerza podríamos encontrar la respuesta. Tuve cierta dificultad en tal tarea puesto que estaba concentrado en el pilotaje:-También lo siento. Sea lo que sea le haremos frente juntos.-contesté intentando hacer que se tranquilizaran. 

Para vuestra sorpresa, poco tardasteis en descubrir el motivo de aquel mal presentimiento.

Un caza surgió del hiperespacio poco tiempo después de que llegaseis al sector actual. Al principio no sabíais quién estaba ahí, pero tan solo tuvisteis que sentir aquella conmoción en la Fuerza para saber que quien os había seguido el rastro de forma efectiva era... Anakin Skywalker.

No entendíais el motivo ¿por qué os iba a seguir aquel Jedi caído a vosotros? ¿Qué teníais de especial?

En un abrir y cerrar de ojos abrió fuego contra vuestra nave. Os había pillado desprevenidos, pero no sería así la siguiente vez. Estabais en una situación muy comprometida, pero no os ibais a rendir ahora.

Teníais un sistema desconocido a la vista... aunque según la carta de navegación se trataba de la luna de Kaz II. Probablemente vuestro único refugio ahora.

No tuvimos que esperar demasiado en ver confirmados nuestros presentimientos. La conmoción en la Fuerza fue tan fuerte, tan rotunda, que resultó fácil adivinar quién pilotaba el caza que nos había seguido. El general Skywalker nos había descubierto y ahora estábamos en su punto de mira. Nos habíamos convertido en su siguiente objetivo a la hora de acabar con todos los jedis, al igual que habíamos visto en el Templo.

Por unos instantes me sorprendió saber que éramos importantes de alguna forma para él, cuando nosotros apenas éramos unos recién nombrados caballeros sin demasiada relevancia para la Orden. Pero luego recordé la forma en la que habían acabado con aprendices, con caballeros, con ancianos y niños por igual. ¿Por qué nosotros íbamos a salvarnos de su fijación por matarnos a todos?

Aún no me hacía a la idea de que el general más brillante que había existido, el jedi más sobresaliente que había tenido la Orden fuera el causante de aquella matanza.

Sin embargo no había tiempo para pensar en todas esas incógnitas. Lo que de verdad nos urgía era aguantar los ataques del caza el tiempo suficiente para poder escapar a la luna que se mostraba en la carta de navegación. Aunque dudaba que Anakin Skywalker nos dejara escapar con tanta facilidad.

—Intentaré activar los escudos —dije, poniéndome manos a la obra—. Espero que funcionen esta vez —musité más para mí que para mis compañeros.

Al salir del hiperespacio, comprobé la carta de navegación para saber donde estábamos:-Kaz II. No recuerdo nada en particular de este sistema, supongo que podremos escondernos y planear qué hacer después.-y para cuando iba a realizar la aproximación al planeta una nave salió del hiperespacio detrás de nosotros. Una nave pequeña, según el escáner y un proyectil de plasma pasó cerca de la nave:-Nos disparan!-grité y aceleré a fondo realizando unos tirabuzones para dificultar que nuestro atacante desconocido fijara blanco. Para cuando pude fijarme en el quién nos disparaba tuve que forzar mi mente para alejar cualquier sentimiento y concentrarme en el pilotaje de la nave. Se trataba de Skywalker, el gran Jedi de la República caído en desgracia y ahora cazador de Jedis. 

Habría seguido nuestro rastro y calculado la ruta de salto y tan sólo tuvo que introducir las mismas coordenadas que nuestro ordenador:-Bien hecho Carlam!-grité al ver en la pantalla que los escudos estaban activados:-Redirigiendo energía a los escudos traseros. Suka, dispara todo lo que tenga la cañonera y evita que nos pueda derribar. Hazlo tu si es necesario.-le dije al moreno Jedi mientras tocando una serie de botones en el cuadro de instrumentos que tenía a mi izquierda, quité parte de la energía de los escudos frontales para reforzar los traseros. Vi como la imagen que mostraba la pantalla con la nave y unos segmentos, que simbolizaban los escudos, se reducían los frontales mientras los traseros se fortalecían. 

Tras eso aceleré a fondo para llevarnos hasta un refugio e intentar despistar a Skywalker. 

La sorpresa fue mayúscula, pensaban que habían huido pero no, el mismísimo Anakin estaba tras ellos. ¿Significaba eso que ningún jedi de mayor nivel había logrado huir? Estaban en serios aprietos.

¡Voy! Suka saltó de su asiento en cuanto Oso lo planteó. ¿Matar al que había sido su compañero? Sin duda lo haría, después de lo que había hecho no le supondría ningún remordimiento. Fue corriendo al puesto de artillería de la cochambrosa nave y se sentó ante los mandos del cañón. Espero que todo funcione. Pensó preocupado.

El moreno jedi se concentró en la fuerza, no es que fuera malo con las armas a distancia, es que el destino de la galaxia podía estar en sus manos y quien mejor que la fuerza para decidir. Movió el cañón, buscando la nave del joven Skywalker, los tirabuzones de Oso no se lo pusieron fácil, sin embargo, lo logró. Cerró los ojos. Sus manos se movieron con los estímulos que la fuerza le trasmitió y tras unos segundos apretó el botón y disparó.

Tras unos momentos intensos donde se debatía la supervivencia del grupo a través de una persecución contra el traidor Jedi, parecía que finalmente había una vía de escape a la vista.

Oso fue capaz de maniobrar la nave de tal manera que la entrada en la órbita de la luna era inminente, además, el fuego recibido por los cañones de vuestra nave habían disuadido lo suficiente a Skywalker para saber que continuar persiguiéndoos no era tan buena idea.

Aquello os hacía partícipes de una sensación increíble, habíais logrado en dos ocasiones evadir una muerte segura a manos de aquel que sería el elegido.

Os mirasteis los unos a los otros llenos de satisfacción mientras se trazaba la mejor ruta para aterrizar en un lugar seguro, sin embargo unos indicadores de emergencia empezaron a iluminarse en la cabina generando un escalofrío en vuestro cuerpo.

Algo estaba fallando en la nave, al principio pensasteis que podía ser un daño colateral de los ataques de Anakin, pero quizás la respuesta iba más allá: vuestro transporte no estaba preparado para una situación tan extrema como la que acababais de vivir y era potencialmente inestable.

No sabíais que iba a pasar a continuación, tan solo podíais creer en la Fuerza puesto que la nave a medida que traspasaba la atmósfera no dejaba de avanzar a más y más velocidad.

¿Era aquel el final de vuestro viaje?

A pesar de los esfuerzos de Skywalker para derribarnos, conseguimos no sólo ponernos a salvo en la órbita de la luna si no que conseguimos ahuyentar al cazador con los disparos efectuados por Suka. Calculando la mejor ruta para aterrizar vi en la pantalla principal una anomalía y sin poder evitarlo empezamos a ganar velocidad al perder los estabilizadores:-Chicos tenemos problemas! Hemos perdido los estabilizadores y hemos entrado en barrena al ingresar en la atmósfera!-dije sujetando con fuerza los mandos para intentar controlar la nave y llevar el morro hacia abajo. 

.-Necesito que me ayudéis! Hay que utilizar la Fuerza para envolver la nave y controlar el aterrizaje.-dije extendiendo la mano derecha hacia el morro de la nave y me concentré en formar una burbuja que envolviera la nave, mientras sujetaba con fuerza los mandos con la izquierda:-Es la única manera que se me ocurre para que no nos convirtamos en un amasijo de metal y fuego!-comenté apremiando la necesidad de sobrevivir al aterrizaje. 

A pesar de que dudaba que fuéramos a tener la suerte necesaria para escapar a la persecución de Skywalker, lo habíamos conseguido. El pilotaje de Oso era perfecto, los disparos de Suka habían sido impresionantes y los escudos habían funcionado. Un conjunto de buena fortuna que esperaba que continuara hasta ponernos a salvo en tierra.

Pero no íbamos a tener esa suerte ya que, a pesar de que nos habíamos librado del antiguo general jedi, el cual seguramente solo estaría esperando una nueva oportunidad para acabar con nosotros, la vieja nave iba a ser la que nos diera los problemas. Y unos problemas que aguraban una muerte muy desagradable.

La atracción que estaba ejerciendo la luna sobre la nave conseguía que la velocidad fuese cada vez más vertiginosa. Si no conseguíamos estabilizarla o ralentizarla de alguna forma, acabaríamos abrasados y nuestros restos machacados contra la superficie.

—Tienes razón Oso. Hagámoslo —dije, reconociendo que la única oportunidad que teníamos de salvarnos era aunar nuestras fuerzas y confiar en la Fuerza.

Me concentré como bien había aprendido, notando cómo la Fuerza fluía por mí y ayudé a mis compañeros a cubrir la nave con una burbuja de Fuerza que refrenera su imparable descenso.

Desde la zona de la cañonera Suka entendió que se habían conseguido librar del general Skywalker. Sus disparos fueron certeros, eso pudo verlo con claridad, al igual que notó que ellos habían recibido algunos, por lo que si seguían vivos dentro de esa chatarra, significaba que Carlam si había conseguido arreglar los escudos esta vez. También fue plenamente consciente del gran pilotaje de Oso para intentar despistar a su enemigo, pues sus inesperadas maniobras le había dificultado bastante el hacer blanco. En definitiva, sentía que habían realizado un gran trabajo en equipo.

Meneer salió corriendo a la cabina para felicitarlos creyendo que ya estaban fuera de peligro, sin embargo, la voz de Oso le sorprendió por el camino y de repente la nave le hizo tambalearse. Se recompuso como pudo y se dio más prisa en llegar a la cabina. Había oído la idea de Oso y tampoco se le ocurrió nada mejor que dejarlo todo a la fuerza como había hecho tan solo unos minutos atrás.

¡Vamos allá! Dijo convencido estirando la mano. Si entre los tres hemos conseguido despistar a Anakin esto va a ser pan comido. Somos un gran equipo. Afirmó convencido para dar ánimos a sus compañeros. Entonces cerró los ojos y se concentró, notó fluir la fuerza hacia el casco de la nave. Estaba convencido de que iban a conseguirlo de nuevo.

A veces incluso cuando la oscuridad parece inesquivable,

la luz se aferra a los rincones más inaccesibles para mostrar su fuerza.

La unión y el vínculo de los tres defensores de la paz cobraron poder guiados por un mismo instinto.

Supervivencia

Confianza

Redención

Esperanza

.

..

...

Con los ojos cerrados y confiando en la voluntad de la Fuerza, se concentraron con la intención de generar un escudo que les protegiese de un destino fatal. Un impacto directo con la luna que les había brindado una segunda oportunidad.

Había sido mucho lo que dejaron atrás.

Había sido mucho el esfuerzo depositado por tener una oportunidad más.

Una oportunidad más para seguir cumpliendo un propósito.