Partida Rol por web

No teníamos otra opción que enfrentar a Carlam. Su ira, su miedo todo amplificado por esa sombra que estaba detrás de él, no pudimos salvarle. Tal vez la muerte sea la única salvación posible para mi viejo amigo y que se reuniera con la Fuerza. Adopté la forma Soresu para detener su ataque, bloqueando la hoja de su sable de luz y desviándolo, con un movimiento de brazo para hacerle perder el equilibrio y poder golpearle, realizando un corte horizontal en su pierna y así reducir su capacidad de movimiento lo máximo posible. 

Una genial maniobra de Oso hizo que lo que quedaba de Carlam se desestabilizara, Suka bajó la guardia. El maestro jedi pensó que aquello lo haría cesar en su empeño, sin embargo se equivocaba, el retorcido ser volvió a embestir con la misma fuerza y no pudo volver a ponerse en guardia, no le dio tiempo... Lo siento. Fue lo único que salió de su boca. ¿Fue dirigido a Carlam? ¿A oso? ¿A los dos?

De repente, mientras Suka se disculpaba e intentaba rematar a su compañero considerando que era la mejor opción, algo que no esperaban sucedió.

El holocrón que tenía en la mano Carlam comenzó a resplandecer con un tono rojizo y de él emanó un aura ennegrecida que se envolvió al Maestro Meneer.

Carlam comenzó a reir como un desquiciado.

—Dame... dame tu energía —mientras notabais que empezaba a revigorizarse lentamente.

Suka sintió como si sus fuerzas se escapasaen de su cuerpo, incluso llegó a marearse pero supo mantener la posición de la mejor forma que pudo. Tanto su masa muscular como su buen aspecto de cara iban demacrándose... ¡había que hacer algo!

Noté como la presencia del holocrón absorbió la energía de Suka. No pensaba que la presencia del holocrón tendría tanto poder como para poder influir fuera del recipiente en el que se encontraba. Sabía que los holocrones sith funcionaban diferentes a los Jedi pero no esperaba para nada aquello. 

Dado que Carlam lo sujetaba de esa manera tan posesiva, se me ocurrió que destruir el holocrón podría ser una solución para salvar a Suka y a Carlam así que realicé una pirueta para recortar la distancia con Carlam y lanzar una estocada contra el holocrón y destruirlo. 

El holocrón siguió absorbiendo la energía vital de Suka mientras Oso valoraba cuales eran sus mejores opciones.

El Maestro Mener se dio cuenta que sus fuerzas prácticamente se habían reducido a cero, haciendo que incluso tuviese que dejar caer su sable laser y tuviese que hincar la rodilla, pero en un rápido movimiento y con una pirueta digna de acróbata, Oso se acercó hasta el desfigurado Carlam y de un simple tajo cortó por la mitad aquel holocrón Sith al igual que parte de la mano de su compañero Carlam.

Carlam se quedó boquieabierto en cuanto comprobó como aquella reliquia... SU reliquia había quedado hecho pedazos.

En un acto impulsivos y con la mandíbulo desencajada se abalanzó contra Oso.

—Nooo, nooooo.. ¡¡¡¡NO!!!! —la saliva salía de su boca de forma abrupta y caótica.

—Por qué lo has hecho! ¡¡¡POR QUÉ LO HAS HECHO!!!! —podías incluso percibir que tenías las lágrimas saltadas.

Se abalanzó con tanta violencia contra Oso que lo tumbó en el suelo. Suka, desde su posición, podía ver como aquel arrebato de furia estaba empujando a que Carlam intentase estrangular a su compañero por lo que había hecho.

—¡¡¡YA NO PODRÉ TRAERLA DE VUELTA!!!! ¡MALNACIDO! —¿A caso se había descubierto un atisbo del porqué Carlam estaba intentando hacer todo esto?

Al fin se descubrió lo que buscaba Carlam...

Suka estaba en las últimas, no tenía fuerzas, sentía que la vida se le iba por momentos. Hizo por agarrar su sable laser de nuevo, por noble que fuera el motivo de su antiguo amigo no había actuado bien, es más se le había ido la cabeza si de verdad creía que podría haberla recuperado sin consecuencias, así que no iba a permitir que acabara con la vida de Oso.

El maestro Menner se concentró en la fuerza, probablemente sería lo último que iba a hacer en la vida por lo que confiaba en que no le abandonara. Como no llegaba al sable láser, lo intentó atraer a su mano como tantas veces había hecho en su vida, tan solo tenía que dirigirlo a Carlam y encenderlo, él tenía esperanza de tener las fuerzas necesarias. ¿Las tendría?

Carlam entró en cólera tras destruir su holocrón y se abalanzó sobre mi maldiciendo mi existencia y con claras intenciones de estrangularme, colocando sus manos alrededor de mi cuello. 

Vi a Suka desfallecer y, con sus últimos momentos levantó su mano, no tenía claro qué intentaba pero no podía centrarme con él ahora. Recurrí a una técnica que aprendí hacía unos años atrás y con un golpe des de la derecha intenté partir el izquierdo de Carlam para liberarme de su presa y poder sacarmelo de encima. 

El sable de Suka no fue llevado con éxito hasta el cuerpo de Carlam, el cual estaba ahora distanciado del de Oso tras haberse conseguido zafar de aquel intento de estrangulamiento.

A pesar de sus buenas intenciones, el maestro Meneer no pudo hacer nada más para intentar ayudar a su compañero y cayó inconsciente teniendo en cuenta que lo último que escuchó fue el jadeo intenso de su ahora enemigo Carlam.

Ahora tan solo quedaba Oso en pie, armado con su sable. A pocos metros se encontraba aquella versión enfurecida y agitada de Carlam, también con su sable en las manos.

Se hizo un minuto de silencio, donde ambos usuarios de la fuerza se miraron.

—No... no te lo perdonaré jamás... quemaré tu cuerpo... y el de Suka... quemaré este planeta... ¡quemaré la galaxia entera con mi furia! —tras gritar aquello dio un salto y se abalanzó una vez más contra el que fue su amigo antaño.

.-No.-le respondí a aquél ser de nombre Carlam, aunque no parecía él:-No Carlam, no te lo permitiré. Antes acabaré contigo.-dije mientras hice una floritura con el sable para colocarlo hacia atrás, sujetándolo con ambas manos, respiré profundamente y dejé que la fuerza fluyera a través de mi para aumentar mi velocidad de movimiento y recortar la distancia entre Carlam y yo a toda velocidad y atacar con el sable láser al costado de Carlam con un corte horizontal a la zona abdominal. 

Se hizo el silencio durante unos segundos tras el zumbido del sable laser de Oso que acababa de terminar de ejecutar el que sería el movimiento final en todos los sentidos.

El sonido de dos objetos pesados caer al suelo reveló que aquel duelo había finalizado con un único ganador.

Oso miró al suelo para contemplar el cuerpo inerte de Carlam, partido por la mitad, aún con los ojos abiertos pero con uno de sus brazos extendidos, como apuntando al "cielo". Su mano estaba engarrotada, casi parecía raquítica pero aquello ya era la carcasa de un cuerpo que estaba vacío.

Suka estaba inconsciente, pero su vida no corría peligro y más si su compañero iba rápido en su auxilio.

Parecía que aquel capítulo del pasado de aquellos tres Jedis acababa de terminar.

Tan solo quedó la reflexión de qué era lo que pasó en cada momento por la mente de Carlam, qué era el holocrón que estaba en su poder y sobre todo... quién era esa sombra poderosa en la Fuerza que parecía mover los hilos detrás de vuestro antiguo amigo.

Los restos del artefacto aún yacían en el suelo, junto al cuerpo aún caliente del jedi caído...

Supe que tras ese movimiento el combate había terminado. El destello que formé con el haz de luz del sable terminó con el sonido del cuerpo de Carlam cayendo al suelo, partido por la mitad. En ese momento respié profundamente y exhalé, apagando el sable de luz y girandome. 

Allí estaba Carlam partido por la mitad, sin sangre por ningún lado debido a la cauterización instantánea por el sable de luz, pero sin vida:-Ahora eres uno con la Fuerza, viejo amigo. Nos volveremos a encontrar.-dije mientras veía a Carlam inerte en el suelo de aquella cueva. 

Todo había terminado.

Me acerqué a un Suka inconsciente y posé una mano sobre él y entregué mi voluntad a la Fuerza para sanar el maltratado cuerpo de mi amigo que todavía estaba vivo. Mientras el tiempo dejara que pasara y la Fuerza sanara a mi amigo empecé a pensar en todo. Quería salvar a Carlam, traerlo de vuelta a la luz y volver los tres juntos a la Academia, presentarle a mi Padawan y poder volver a estar los tres juntos pero la Fuerza quiso que llegaramos a esto y tuve que responder a su llamada. 

El futuro era incierto pero lo afrontaría con firmeza, serenidad y con la ayuda de la Fuerza. Quería volver a ver a Jacob y salir de aventuras con él, le había estado entrenando para que se convirtiera en un Guardián de la Galaxia. Una mejor versión de los jedis de antaño y más conscientes de nuestros fallos y de nuestras debilidades y con nuestras mejores cualidades. 

La sanación de Suka iba bien y podía sacarlo de aquí para que el droide médico de la nave hiciera el resto:-Volvamos a casa.-dije y levanté a Suka del suelo para cargarlo a la espalda. Entonces pasé al lado del cuerpo inerte de Carlam y decicí que también volvería a casa. A pesar de que había caido en la oscuridad, había sido Jedi y había crecido con nosotros, era como nuestro hermano por lo que se merecía un entierro según nuestras costumbres. Así que decidí que tras dejar a Suka en la enfermería de la nave, iba a volver con una camilla para recoger el cadáver de Carlam y llevarlo de vuelta al Templo. 

El pesar y la tristeza de apoderaron de mi durante un instante mientras cargaba el cuerpo de Carlam en la camilla, junto a su sable de luz, y sentí de nuevo el Lado oscuro en ese lugar:-No me tentarás, no podrás con mi voluntad y la Fuerza está conmigo.-dije y empecé a empujar la camilla flotante de vuelta a la nave. 

Cuando llegué le pedí al droide médico que pusiera a Carlam en estasis hasta que llegáramos al Templo y me dirigí a la cabina para hacer despegar la nave, salir del planeta e introducir las coordenadas de Yavin 4, el Templo Jedi. Tras saltar al hiperespacio, activé el piloto automático y decidí ir a ver a Suka para comprobar su estado. El droide médico hacía bien su trabajo y estaba en buenas manos, por lo que decidí descansar un poco antes de llegar al templo. Volví a la cabina y me senté en el asiento del piloto para recostarme y dormir un poco. 

Soñé con el tiempo en Coruscant y nuestro aprendizaje, recorrí los pasillos del templo y sus salas donde aprendimos a manejar la espada, cultura, teología, ciencia, los Caminos de la Fuerza, gracias a Yoda. Estaba feliz de volver a aquellos tiempos aunque fuera un sueño. Al soñar con Yoda mi subconsciente rememoró una de sus enseñanzas:-Los caminos de la Fuerza, extraños son pero seguirlos debemos. Los Jedis, a través de nuestro entrenamiento, la Fuerza canalizamos y utilizamos pero doblegarla a nuestra voluntad no podemos. El futuro incierto es y miles de cosas pueden ocurrir pero vuestro entrenamiento recordad y fe en la Fuerza tened, pues ella os guiará hacia ese futuro.-con una lágrima en los ojos me desperté y vi la alarma.

Habíamos vuelto a casa:-La Fuerza me guiará hacia el futuro.-dije y volví a tomar los mandos para aterrizar la nave en el Templo Jedi. 

Suka cayó inconsciente, aquello le impidió ver el final de su amigo, ni si quiera supo como salió del planeta ni porque llegó a despertar días más tarde en el templo Jedi. Obviamente fue Oso pensó al despertar...

En aquel periplo de inconsciencia muchas imágenes surcaron la mente del maestro Meneer. Su familia no estaba entre esas imágenes, no sabía nada de ellos, desde que recuerda pertenecía a la orden jedi. Siempre creyó ser feliz, pensando en que hacían el bien, pero entonces llegó su peor pesadilla, la orden 66, y lo cambió todo. Perdió otra familia y a sus dos mayores amigos y descubrió la soledad.

Aquella soledad lo hizo otro y realmente nunca pensó que volvería a su antiguo camino y tampoco pensó que después pasaría lo que ha pasado. El imperio cayó gracias a un nuevo Skywalker y llegó con ideas renovadas, sin embargo... Carlam le había demostrado en primera persona que los jedis no hacían el bien tanto como creían, también tenían sombras.

Cuando por fin despertó supo como si lo hubiera vivido que Oso había terminado con sus amigo, la fuerza se lo hacía llegar con claridad. Su azulado amigo estaba a su lado, esperándolo. Has hecho lo que debías. No sientas ni un ápice de culpa. Dijo nada más despertar posando una mano sobre la de su amigo.

El futuro se sentía incierto, las dudas se apoderaron de Suka y no tenía claro cual debía ser su camino. ¿Seguiría en el templo jedi? ¿O se apartaría de ese camino por aquello a lo que puede llegar a llevar? Solo el tiempo lo dirá, lo que es seguro es que la fuerza le guiará en esa difícil decisión.

Un silencio solemne se generó alrededor de la pira donde yacían los restos de Carlam, antiguo Jedi de la República, superviviente de la Orden 66, amigo y hermano...

Oso y Suka mostraron sus respetos ante el homenaje que Luke Skywalker convenció de que se hiciera ante los caídos, fuese el motivo que fuese.

"La esperanza motiva nuestros pensamientos y decisiones... que la oscuridad no nuble la pureza que hay detrás de cada acto"

Las llamas devobaran los restos terrenales mientras sentíais que habíais hecho lo correcto, es decir, luchar con todas vuestras fuerzas para encontrar un objetivo.

Ahora la vida continuaba, las enseñanzas, el aprendizaje, las experiencias, las nuevas emociones y los nuevos propósitos.

Habíais conseguido con vuestra valentía y honradez que vuestros discípulos os respetasen y admirasen por partes iguales. Seguían vuestras instrucciones, vuestros principios, vuestros criterios... su esperanza en vosotros era la misma que teníais en ellos de un futuro lleno de prosperidad y eso os reconfortaba el corazón. ¿Es ése el camino del Jedi?¿Es ése el vínculo con la Fuerza más poderoso? La vida, la muerte, el futuro, el pasado. Todo estaba conectado y todo tenía un sentido: aprender y avanzar.

Cuando terminó el funeral todo parecía regresar a la normalidad, sin embargo, semanas más tarde, un grito ahogado de un Pawadan de la academia irrumpió en una de las salas de meditación del templo donde se encontraban los Maestros Nim, Meneer y Skywalker.

¡El maestro Kyp Durron ha sido atacado!

Uno padawan de la academia que se encontraba de guardia en la sala de comunicaciones explicó aterrorizado que el Maestro Jedi Kyp Durron lanzó un aviso estremecedor mientras se encontraba en una misión de búsqueda de contrabandistas en las profundidades del borde exterior:

¡Nos atacan! ¡Están comenzando una invasión!

En aquel instante fatídico, los allí presentes se miraron sin entender qué clase de amenaza se cernía sobre ellos... 

Pero esa ya... será otra historia.