Partida Rol por web

El siguiente en hablar fue Sem-Tar, que se había apresurado en recuperar su sable láser de color azul y en comprobar que no había sufrido ningún daño. Para él, su arma era algo sagrado y se notaba que lo había pasado mal estando separado de ella.

- Bien, Arion... -comenzó a evaluar a su estudiante-. Realmente no puedo estar más orgulloso de cómo te has desenvuelto durante nuestra estancia aquí. Desde el principio cuando escapatéis de las celdas, luego durante la pelea con los droides y más tarde cuando te jugaste la vida para ayudar a los más indefensos -añadió lanzando una mirada a la maestra Pallan'dari-. Todo ello es digno de elogio, y por si fuera poco, superaste la primera tentación del Lado Oscuro e incluso intentaste rescatar a un prójimo de su dominio.

Estaba claro que eso era algo que Sem-Tar no se había esperado. Pocos Jedi tenían la sangre fría suficiente para intentar convencer a un enemigo que había caído en el Lado Oscuro para que recapacitase, en lugar de lanzarse directamente a destruirlo.

- Ni siquiera yo lo hice tan bien en mi primera prueba, jovencito. Espero que te sigas esforzando tanto como hasta ahora y para la próxima, confía en la Fuerza para ver las intenciones del adversario.

Le dio una palmada amistosa a Arion en el hombro y dejó que el siguiente maestro hablase.

La siguiente en hablar fue Imara, la mentora de Mowar. Se acercó hasta su alumna, con una sonrisa de orgullo en el rostro de tez morena. Aún tenía algo de polvo en los bucles de pelo oscuro, pero ya tendrían todos tiempo de asearse adecuadamente en un rato.

- No pensaba que me costaría tanto mantener el aislamiento de la Fuerza, Mowar -dijo riendo entre dientes-. Estuviste a punto de atravesarlo en más de una ocasión con tus meditaciones. ¡La que llevaste a cabo en la celda pude sentirla desde aquí! Esas visiones te serán muy útiles en el futuro, cuando aprendas a dominarlas mejor.

Asintió con aprobación y continuó hablando.

- Es bueno que te apoyes tanto en la Fuerza, pero también tienes que ser consciente de que tienes otras muchas cualidades. Sé que no te gusta combatir, pero aún así lo has hecho contra un rival terrorífico... y lo has hecho muy pero que muy bien. Mucho mejor de lo que ninguno habríamos esperado. Eso sin mencionar que en todo momento te esforzaste por alejar del peligro a los más vulnerables, como siempre te he enseñado.

Luego se sonrió y meneó la cabeza.

- Estuvo a punto de darme un infarto cuando se os ocurrió intentar aquella cabriola en el pozo, pero al final salió bien, ¿no? Sin duda, has pasado esta prueba satisfactoriamente.

Después de Imara, el maestro Kavo se dirigió a Theen, su alumno. El anx aún estaba un poco dolorido por el golpe de sable que le había propinado Sem-Tar, pero ya iba notando cómo el dolor remitía.

- A ti te digo lo mismo que el maestro Tam-Ung ha dicho a su padawan, Theen -empezó el anciano sanador Jedi-. Confía en la Fuerza para buscar soluciones. El tiempo que pasasteis en la celda no sólo habría dado ventaja a vuestros enemigos, también fue peligroso para vosotros debido a los gases. Pero aparte de eso, te has desenvuelto bien, y has tenido intuiciones que te habrían podido servir de apoyo.

El maestro sabía que el carácter de su pupilo dificultaba que se abriese camino en ocasiones, pero eso sería un aspecto que irían puliendo con esfuerzo y perseverancia.

- La mejor lección que puedes sacar de aquí, Theen... es que como has visto, puedes confiar en tí mismo y en tus compañeros. Si tienes eso presente en el futuro, comprobarás que vas a mejorar mucho más deprisa de lo que lo has hecho hasta ahora. De todos modos, buen trabajo. En la próxima prueba lo harás aún mejor.

Y finalmente, fue el maestro Bashram el que se dirigió a Alia. Caminó hasta ella y le dio un par de palmaditas en la cabeza, con orgullo.

- Me preguntaba si tendría que combatir finalmente contigo, Alia -dijo-. Pero tu compañera Mowar tuvo buena visión y te apartó del peligro. Ahora que has experimentado el Lado Oscuro, tendrás ventaja a la hora de volver a enfrentarte a él. Como mandalore, quizá seas más vulnerable a su influencia que el resto... pero no olvides nunca que la que decide eres tú, y que si te mantienes firme, siempre podrás superar su tentación.

Se encogió de hombros como solía hacer muy a menudo y continuó su evaluación.

- Respecto al resto de la prueba... no tengo nada que decir. Desde que salísteis de esa celda lo sentí por los desdichados droides que se iban a cruzar en vuestro camino. Mira cómo no me equivoqué, pobres pedazos de chatarra...

Se rió con fuerza y le dio un golpecito amistoso a su alumna.

- En definitiva, lo has hecho muy bien. En cuanto volvamos al Templo te curtiré aún más para que seas todavía más letal con el sable láser. Aprobada.

El padawan jedi escuchó las palabras de su maestro con semblante serio. Nunca le había gustado que manipulasen sus sentimientos y esta prueba había estado llena de engaños, ilusiones y mentiras.
La asustadiza twi´lek que había rescatado de una situación comprometida, en realidad era una Maestra que nunca estuvo en peligro. El iracundo padawan que amenzaba su integridad, era su propio Maestro empuñando un arma de entrenamiento.

Sin embargo, recordó la tenebrosa presencia que había percibido a mitad de su duelo con Phiras. ¿Había sido un truco, una ilusión?

"Maestro Sem-Tar... Estoy confuso... Durante nuestro enfrentamiento con Phiras... Con nuestro alter ego, percibí una alteración de la Fuerza... El Reverso Tenebroso intento convencerme de que me uniese a lo que representaba... Quisiera saber si esa presencia era el Lado Oscuro..."

Arion asintió, satisfecho ante las explicaciones de su maestro y se acercó a sus compañeros de aventuras. Primero tendió la mano al Anx, en señal de amistad.

"Gracias Theen. Ha sido muy importante para mi que confiases en mis palabras y decisiones."

Despues se acerco a Mowar, la aprendiz Gungan.

"Gracias Mowar. Tú confianza en el Lado Luminoso de la Fuerza ha sido muy inspiradora."

Camino hasta ponerse a la altura del pequeño Nop y le palmeó amigablemente el hombro.

"Gracias Nop. Me has recordado que cualquiera puede sobreponerse al Lado Oscuro."

Al llegar el turno de Alia y de Lyna, se inclinó respetuosamente ante ambas.

"Gracias Lyna. No podría haber tenido una compañera mejor y más sabia. Y tú, Alia, has sido ejemplo de autocontrol y fortaleza. Gracias."

Arion se giró hacia los maestros y les dedicó una educada y respetuosa reverencia.

"Gracias Maestros. He enfrentado mis miedos y los he superado. He adquirido sabiduria para  utilizar mis dones de la Fuerza y cuando dejarlos de lado. He aprendido de mis debilidades y de mis virtudes. Gracias, Maestros, por vuestras enseñanzas."

La maestra Pallan'dari sonrió al escuchar los agradecimientos de Arion, y miró a su propia padawan, Lyna.

- Tal vez deberíamos emparejaros más a menudo -dijo-. A ver si se te pegan también los modales de Arion...

Aunque estaba claro que lo decía en tono de broma, porque le guiñó un ojo a su alumna. Luego se dio la vuelta para encararse a las naves que había en el hangar. Cada una tenía capacidad para seis pasajeros.

- Bueno, creo que va siendo hora de volver. Lyna y yo nos llevamos una de esas, y los que quieran, que vengan con nosotras. ¿A alguien le hace ilusión pilotar la otra nave?

Sem-Tar se adelantó, llevando al brazo sus ropas Jedi. Se cambiaría cuando estuvieran de camino a casa, al Templo Jedi de Coruscant.

- Ya me ocupo yo. Seguro que alguno de los chicos podrá ponerse a los mandos mientras me quito estos andrajos. No me va el oscuro...

Y empezaron a recoger todo para marcharse. Los ayudantes de los Cuerpos de Servicio Jedi llegarían pronto al lugar para dejar todo como estaba antes de que empezara la prueba y llegase un nuevo grupo de alumnos.

Asiento ante las palabras de mi maestro. De verdad que el lado oscuro era algo terrible, ya había tenido un pequeño contacto con el, pero definitivamente no hay como estar bajo control en todo momento y no doblegarse ante una ira ciega e irracional. 

-¡Claro maestro! - Digo orgullosa de haber pasado - Pero me temo maestro, que solo llegue aquí gracias al trabajo en equipo y el apoyo de Mowar cuando estuve al filo del lado oscuro, el lado oscuro es algo terrible, poderoso pero terrible - Digo meditando sobre lo que había vivido, luego hago una reverencia - Menuda prueba fue esta, nunca lo hubiese esperado sinceramente maestro, ni siquiera había escuchado rumores, supongo que es un secreto que debemos guardar. 

Mowar, en lugar de hablar hizo algo que no era, al parecer, demasiado típico en los jedis y fue a abrazar a su maestra fuertemente. La joven gungan había sufrido mucho, como todos sus compañeros y, aunque confusa, aún reunió las fuerzas para poder responder los elogios de sus compañeros.

—No fui yo la que decidió por Alia, fue ella misma. Estoy segura que nunca caerá.—Mirando a su maestra añadió con total sinceridad— Y...bueno...aunque la prueba fue más dura de lo que se pueda imaginar, me alegro de que haya sido eso y que no os ocurriese nada...si te hubiese pasado algo yo no se...

Separandose de su maestra Mowar la miró a los ojos y sintió el orgullo que rebosaban por como había actuado. Aquello la hizo sentir mejor de lo que nada la había hecho dentir nunca. Sabía que para ella quizas, era mñas importante que para otros maestrso que superase la prueba ya que era su primera padawan y que aquello siempre marcaba. Como el primer combate real, como la primera prueba. Finalmente, recordó el comentario que Illmara había hecho sobre el pozo y sonrió

Lo del pozo...siempre me enseñaste que el camino más obvio no era siempre el correcto.—se permitió bromear- aunque estuviesemos a punto de ropernos el cuello

El maestro Kar-Dot se encogió de hombros ante lo que Alia acababa de preguntar implícitamente.

- Bueno... no voy a decirte que lo vayas pregonando por ahí, pero en el Templo hay muchos Jedi que pasaron por pruebas similares -le explicó a su alumna-. Una prueba Jedi rara vez se ve venir, y aunque les cuentes a tus compañeros lo que habéis hecho, puede que cuando ellos se enfrenten a sus evaluaciones, la forma en que les pongan a prueba sea completamente diferente... o puede que no.

Sonrió y se encaminó a la nave que el maestro Sem-Tar iba a pilotar.

- Resumiendo, puedes hacer lo que quieras -terminó-. Lo importante es lo que has aprendido aquí. Y recuerda, cuando tú misma seas una maestra, nunca está de más una excursioncita al Borde Exterior con unos cuantos colegas y sus alumnos. Aunque si no tienes cuidado, te arriesgas a perder un brazo...

Soltó una de sus carcajadas atronadoras y le guiñó un ojo a Alia con complicidad.

Imara sonrió ante el abrazo de la gungan. Las muestras de afecto personal no se premiaban y había algunos Jedi que incluso las censuraban, pero la maestra de Mowar no dijo nada. Comprendía por lo que había pasado su padawan y sabía lo empática que era, al igual que le pasaba a ella misma. La propia Imara había sido una padawan muy afectuosa a la edad de Mowar.

- Es importante enfrentarse al hecho de que tus compañeros estén en peligro -le enseñó-. Hay quien en estas situaciones se bloquea... pero también hay quien saca fuerzas de flaqueza y se crece ante las circunstancias, como habéis hecho la mayoría de vosotros.

Mientras caminaban hacia una de las naves, Imara adoptó su posición acostumbrada de meditación, con las manos ocultas por las luengas mangas de su túnica Jedi. Mowar sintió que todo volvía a la normalidad. Simplemente, ahora era un poco más experta y hábil.

- Me alegrará volver a Coruscant para meditar sobre todo lo que las dos hemos aprendido aquí -dijo con una sonrisa-. Ahora ya sí que no tengo ninguna duda de que algún día me superarás, joven aprendiz.

-Gracias maestro, tendré en cuenta todas sus enseñanzas y todas mis experiencias adquiridas a lo largo de esta prueba-. Theen aun seguía sumido en sus pensamientos y la reacción Arion le desconcentro un tanto pues no estaba habituado al contacto. Sabía bien que tenía que cambiar su conducta y enfrentar sus miedos sin embargo no era algo sencillo, sobre todo si se le invadía con expresiones fraternales. El pequeño Anx era demasiado llamativo, demasiado grande para pasar desapercibido tal como el deseaba.
-Maestro- llamó Theen a su anciano maestro ante una duda que deambulaba por mente. –Que es realmente este lugar?-.

El maestro Kavo miró a su alrededor, abarcando con la vista todo el hangar que les rodeaba. La pregunta que Theen acababa de hacerle era una pregunta que él mismo había hecho en sus tiempos de aprendiz.

- Esto es todo lo que queda de una explotación minera de la República, que funcionó aquí hace unos quinientos años -respondió, mientras su trompa se movía al compás de sus palabras-. Con los años, hubo trabajadores que empezaron a desaparecer en ella, y aparecieron poco después, muertos o enloquecidos. 

El anciano maestro señaló la puerta por la que habían llegado al hangar.

- La sensación de agobio y la tentación del Lado Oscuro que habéis sentido, eran reales. Este planeta está sumido en el Lado Oscuro, y los seres vivos inteligentes son más vulnerables a él cuando están aquí. El complejo fue abandonado, y ahora la Orden lo utiliza como lugar de entrenamiento. Como has podido ver... es muy efectivo para lograr que los aprendices se enfrenten a sus miedos. 

Dicho lo cual, se encogió de hombros dando a entender que no había peligro real. Sólo el miedo que cada uno albergara en su interior podía hacerle daño en ese sitio, y ellos habían demostrado ser más fuertes que ese miedo.

Con estas y seguro que muchas charlas por venir sobre lo que los padawans habían experimentado en aquél planeta perdido, los doce miembros de la Orden Jedi, viejos y jóvenes, subieron a las dos naves que siempre habían estado en ese hangar esperando para llevarles de vuelta a casa. La maestra Pallan'dari accionó algunos controles y las puertas del hangar se abrieron lentamente, revelando la negrura del espacio salpicado de estrellas.

Los motores de ambas naves rugieron a la vida y en unos segundos, cortaban el espacio dejando atrás el planeta Kuvoth y sus anillos. Los padawan miraron por la ventana, mientras aquél lugar se iba haciendo cada vez más pequeño y finalmente se perdía de vista, hundido en el brillo del sistema estelar. Los maestros accionaron los controles hiperespaciales y las estrellas se conviertieron en finas líneas a su alrededor. Luego, el salto.

Probablemente nunca volverían a aquél planeta, o si lo hacían sería dentro de muchos años. Ahora les esperaba la continuación de su entrenamiento, y seguramente tendrían que separarse para seguir cada uno su propio camino tutelado por su maestro. Pero los lazos que se habían formado en la adversidad, enfrentándose al Lado Oscuro, no se romperían. Ahora eran conscientes de lo que significaba ser un Jedi. Ahora sabían que un Jedi nunca estaba solo, pues la Fuerza y sus compañeros de la Orden siempre estaban ahí para ayudarles a superar cualquier obstáculo.

Mucho después, las naves salieron del hiperespacio en la antesala del planeta Coruscant, la capital de la República que habían jurado defender. Su primera prueba había terminado, pero este sólo era el primer día de una nueva vida, y habría que seguir trabajando duro.

Al fin y al cabo, y como muchos años después diría un sabio maestro, adiestrarse para ser un Jedi no es un reto sencillo. Y aunque se supere, lleva a una vida dura.