Partida Rol por web

Qué demonios?!! Vuelvo a marcar la secuencia. Nada. No funciona. Porqué no funciona?! Oh vengaaa no si encima me echarán la culpa de que la puerta no se abra y me lanzarán a las abejas como comida o cebo, fijo!

-No es culpa mía, lo juro! No sé que está pasando pero no parece conectar...- intento disculparme, aunque se nota mi nerviosismo desorbitante en mi cara, sudando, en mi voz, algo temblorosa, y en mi sonrisa, de histérica demente.

Es que no puede ser!! De nuevo, marco la secuencia como si realmente fuera a variar algo respecto a las tres veces anteriores...

La doctora Coretti se arrodilla delante del mecanismo de llamada y comienza a abrirlo con nerviosismo, algo no parecía ir bien en aquella puerta, aunque también era posible que fuese debido a otra cosa.

Cuando la salvación parecía cercana, recibimos el bofetón más duro que podíamos recibir, no podemos volver y esas abejas se acercan, un instante de desesperación atenaza mi garganta y los músculos de mi cuerpo, pero el entrenamiento recibido se impone, no es la primera situación apurada, aunque puede que sea la más terrorífica dado el enemigo al que nos enfrentamos.

- MIERRRDA ¿y abre otra dirección que no sea Atlantis?, cualquiera nos vale en este momento.

Veo con una mezcla de resignación y furia el grupo que se acerca, me apoyo en un árbol y abro fuego sobre la masa.

- Que no se diga que se lo hemos puesto fácil. Acabemos con esas jodidas.

Disparos moderados, ya habrá tiempo de fuego automático cuando las tengamos encima. La respiración se acompasa al resto de movimientos, la mira se centra en objetivos a bulto y el dedo finalmente aprieta el gatillo para enviar muerte con ráfagas cortas

Uhm... Nada parece funcionar como debería así que empiezo a trastear un poco más con el dispositivo. Me olvido por completo, por un rato, que estamos siendo atacados por abejas gigantes y aunque oigo de telón de fondo los disparos y el zumbido de las alas de los insectos, yo me sumerjo en el maravillo mundo de la tecnologia, en un intento de encontrar donde está el jodido problema con la puerta!

-No puede ser tan díficil, maldita sea!- mascullo para mí misma, ajena a todo lo demás. Lo abro e intento mirar en sus entrañas, buscando una salida...

Maldigo nuestra suerte y me gustaría saber si el aparato de llamada estará saboteado. Es muy raro que no funcionen sin mas.

Tomo el bloque de C4 y le pongo el detonador para una explosión controlada con el mando, antes de arrojarlo al paso de las abejas y todo lo lejos posible nuestro. Si con eso no lo dejaban no lo harían con nada.

El oficial israelí miró el DHD cuando llegó a su altura, y luego al enjambre de abejas. No funcionaba la dirección de Atlantis, y tenía que pensar rápido.

-Habrá problemas en Atlantis. ¡Fuego de cobertura!

Marcó una vieja dirección, la del stargate de la base del punto alfa de la galaxia pegaso. Desconocía si seguiría en uso, pero recordó haber estado allí hace unos años, cuando Atlantis sufrió ataques wraith y su equipo no pudo volver a Atlantis durante días.

Esperó que la dirección funcionara. Abandonada o no, la base podría proporcionarles un lugar seguro donde averiguar que demonios estaba pasando con Atlantis, o esperar a poder contactar con la ciudad de los antiguos.

El stargate brilla y la puerta dimensional se abre hacia la dirección marcada por el teniente coronel israelí. La doctora mira a la puerta y luego al DHD, al parecer la puerta funcionaba despues de todo, lo que no parecia estar operativo era Atlantis, pero... ¿Era eso posible?

Las abejas llegan hasta donde se encuentran los comandos del equipo de exploración y en breve comenzarán a atacarles sin piedad.

Aquello era un disparo a ciegas. ¿Habría alguien en la base? ¿Les recibirían con un iris cerrado? Activó el GDO y luego la radio, mientras sus hombres disparaban contra las abejas, cubriéndole.

-Aquí el equipo Atlantis 18, esto es una transmisión de emergencia. Estamos bajo ataque de animales autóctonos en el planeta M72-841. Solicitamos apertura inmediata del iris de la base del punto alfa. Vamos a cruzar. Repito, vamos a cruzar.

Miró a sus hombres y no le pareció correcto que fueran ellos los primeros en arriesgarse a desintegrarse tras la puerta. Así que aguardó unos veinte segundos, y luego ordenó antes de cruzar la puerta.

-¡Retirada al stargate! ¡Constantine, Fernández, cobertura hasta el final y luego crucen la puerta!

Besó la estrella de David que llevaba colgada del cuello, y luego cruzó la puerta. Esperaba no dejar de existir al otro lado en cuanto cruzase. Pero en tal caso, sus problemas habrían terminado.

Las ráfagas cortas se ivan sucediendo pausadamente, al menos por el momento.

No es Atlantis, pero la puerta se abre a una dirección amiga, respiro un poco aliviado, la lucha será menos desesperada de lo que parecía en un momento. No veo el momento de cruzar, pero Mala y yo seremos los últimos, tenemos que cubrir a los demás, como si fuese muy diferente a lo que hacemos ahora.

Tranquilidad, la puerta está abierta y salimos de aquí en poco tiempo. Observo a las abejas, las más cercanas que pueden ser las más peligrosas, quizás nos sigan por el tunel, aunque siempre es mejor pocas que todo el grupo que se acerca.

Dos de aquellos insectos ya tienen a los miembros de Atlantis al alcance de su aguijón y lanzan un ataque cada una, por la derecha atacan a Mala y por el centro a la doctora que está aun agachada cerca del DHD, mirando alucinada como ahora si que se abre.

Alan llega, finalmente, hasta el Stargate. Quizás haya sido el veneno, o puede que las propias abejas, puede que sus pies, o quizás todo junto, pero el caso es que tropezar y darse de morros contra la hierba mientras hay abejas gigantes alrededor zumbando furiosas no tiene ninguna gracia. Por suerte, tuvo el reflejo de rodar al bosque, levantarse y seguir corriendo. Y llegar justo a tiempo para ver como el Stargate se activa. Pero por lo que parece, no se enciende hacia la dirección que debería. Ben Zee da la orden, y de nuevo Alan está encantado de obedecer. Aunque no sea Atlantis, no puede ser mucho peor que el planeta colmena. Al menos no inmediatamente. Dos abejas se lanzan hacia Mala y hacia Coretti. Alan levanta su arma y dispara, dispuesto a evitar que lleguen siquiera a atacar. 

Es que no entiendo nada, lo había revisado todo, porque ahora funcionaba con el Teniente Coronel? No tiene ningún sentido! Y lo peor, eso sólo puede querer decir que está pasando algo en Atlantis o bien este planeta se ha movido de sitio y por eso ya no conecta exactamente a como cuando entramos. Cualquiera de las dos opciones me parece igual de mala.

Enfrascada en las posibles hipótesis de porqué la puerta no ha funcionado correctamente, para cuando llega el grito de aviso no me da tiempo de hacer lo debido y esquivar. Lenta, Coretti, muy lenta. Es casi como si oyera al instructor que estuvo entrenando a todo el grupo de científicos civiles, años atrás. Lo oigo en mi cabeza como si ahora mismo lo tuviera aquí delante.

-Bien maaal...- susurro, extasiada y espantada de ser el próximo blanco. Esperando al impacto en 3,2,1...

Ah, no...le digo a la abeja según se acerca. Si un pendejo de tío no me clava nada sin permiso, menos lo harás tu. Sonrío dulcemente un segundo mientras la carga que lance cae en medio del grupo de abejas y lo detono con gesto de satisfacción casi orgiástica cuando aun esta en el aire.

Por si acaso, y antes de que eso pase les grito a mis compañeros. ¡¡FUEGO EN EL AGUJERO....FUEGO EN EL AGUJERO...!!! Comed polla, putas con alas. Añado antes de dejarme caer al suelo y cubrirme detrás de un tronco.

El fuego de cobertura no es tan eficaz como nos gustaría y ya tenemos a alguno de esos bichos encima, por suerte para mi, hacen caso omiso de mi persona y se centran en las féminas del equipo. Mala puede ocuparse de su ataque con mas o menos habilidad, pero la doctora Coretti es otro cantar.

Mc Dermott ha tenido la misma percepción que yo y trata de cubrir a los miembros del equipo del ataque, decido sumarme a sus esfuerzos disparando acoplado a los suyos y con ambas abejas como objetivos, mientras paso a paso me acerco al portal.

Gotas de sudor comienzan a aparecer en mi frente, mas debidas a la tensión que al esfuerzo físico realizado.

- Venga malditas, dejadnos un minuto y saldremos de este puñetero planeta.

Las dos damas del equipo esquivan a las abejas con algunos problemas, sobre todo la doctora Coretti que estaba agachada y tenía poco margen para moverse, el teniente McDermott y el capitán disparan contra los enormes insectos que caen al suelo muertos manchando con el veneno que albergan en sus bolsas a las mujeres. El teniente coronel ya había pasado por el stargate.

La "bomba" de Mala estalla en el aire entre la mayor parte del enjambre que es volatilizado por la explosión, pero también está demasiado cerca, haciendo que la onda expansiva les empuje, todos ellos vuelan por el aire, Alan "cae" dentro del stargate y el resto a los pies del mismo bastante atontados, pero aparentemente intactos, Mala y Gonzalo ayudan a Maya a levantarse y los tres cruzan la puerta estelar con el orgullo herido, pero habiendo matado un buen montón de bichos.

FIN DEL CAPITULO