Por suerte, gracias a la ayuda de Hina, así como de sus maravillosas "senpais", a la peliblanco no se le hizo muy difícil finalizar sus deberes con éxito, a pesar de que las profesoras le habían dejado un buena cantidad, sin tener en cuenta lo complicado de aquello por haberse saltado unas clases y por ende perdiéndose lo que se había enseñado en las mismas. En verdad, tenía mucho que agradecerle a sus amigas, por el hecho de que la hubieran ayudado con aquella más que molesta odisea para la guitarrista. De no haber sido por ella, habría tenido problemas con las profesoras, al igual que con Shion, quien probablemente se molestaría con ella por no tomarse en serio sus responsabilidades en el colegio. Por otro lado, a Fran le habría molestado mucho el tener que perderse las actividades del club de esgrima, como castigo sólo porque se había atrasado en las asignaturas.
Era bueno que hubiera podido disfrutar de la compañía de sus amigas, quienes hicieron más ameno el tener que hacer los deberes, teniendo en cuenta cuanto odiaba estudiar. Por otro lado, tenía que admitir que le había sorprendido la forma de sentarse de Rubí, ya que había imaginado que tendría más cuidado con las apariencias, aunque, al parecer, estaba claro que era bastante parecida a la joven rebelde en ese aspecto, algo que complació a Fran, ya que le gustaba que las personas fueran abiertas en cuanto a su forma de ser, y no que quisieran guardar las apariencias para no quedar mal frente a otros. - Me gusta el gatito... - Comentó divertida al ver el diseño de las bragas de la pelirroja, no pudiendo evitar sonreír ante semejante escena frente a ella. En comparación a cuando Ayami se había quedado sólo en su ropa interior, aquello no le afectaba tanto, por lo que podía darse el gusto de hacer un comentario al respecto.
Por lo demás, la tarde había pasado sin ningún problema, excepto por la mención de Mai, sobre una "parejita feliz" que no hizo falta pensarlo demasiado como para que Fran supiera a quienes se refería. La verdad era, que, desde que se había enterado de la clase de persona que Momomi era en realidad, no le importaba mucho escuchar esa clase de cosas, aunque sí sentía pena por Mitsuki, ya que la rubia no se merecía esa clase de cosas, y Fran no estaba segura de cuán fiel sería la castaña con ella hasta que se cansara y buscara a otra chica. Esperaba que lo que le había dicho fuera verdad, que realmente estaba enamorada de Mitsuki, y que no era un simple juego como lo había hecho con la peliblanco. De cualquier modo, decidió que era mejor no continuar con esa clase de pensamientos. Aquello era algo por lo que Mitsuki debería de preocuparse por sí misma, más cuando Mai ya le había advertido al respecto. Cada una tomaba sus propias decisiones.
Las campanas no tardaron mucho en hacerse presentes, resonando por todo el terreno escolar y llamando la atención de la joven rebelde. Parecía que era hora de cenar, algo que Fran había estado más que esperando, teniendo en cuenta el hambre que tenía a esas alturas. Además, estaba harta de estudiar, incluso si se había divertido con sus amigas. ¿Quién lo diría? Divertirse estudiando... ni ella se lo podía creer. Tras guardar nuevamente su cuaderno gris, la guitarrista levanto los brazos en el aire, estirándose luego de lo que había sido algo más que agotador y pesado para ella. - Sí. Será mejor que bajemos, no quiero perderme la cena. Tengo hambre. Además ya me cansé de los estudios por una eternidad entera. - Comentó un tanto perezosa, incluso si sabía que los deberes no pararían de caerle encima como una avalancha en los siguientes días de clases. Ni hablar de los malditos exámenes.
Al levantarse de la cama, volvió a colocarse sus zapatos, aunque se dejó la remera negra con la frase característica de "Punk's Not Dead", ya que no pensaba vestirse nuevamente con el resto del uniforme. No estaban en clases como para que eso le importara mucho a ella, y si realmente estaba obligada a vestirlo incluso durante la cena... pues... las hermanas tendrían que irse al demonio. - Vamos a por algo de comida. Espero que el postre sea algo bueno. - Además del postre... quería ver si podía sentarse con Kaname en el comedor, aunque era probable que tuviera varias amigas a su alrededor, lo que resultaría haría un poco imposible dicha misión para Fran, si ese era el caso. Bueno, incluso si no podía hacer eso, quería llenar su estómago, y divertirse un poco con el resto de sus amigas, olvidándose de los estudios por hoy.
Al comedor!! Asaltemos las bandejas de comida!!
Cuando Momomi dijo de su color, se fijó en que Mitsuki enrojeció al instante. Debía haberse dado cuenta de que se refería al de sus ojos.
Si después no completó la frase, fue porque quizás pensó que sería demasiado para decirlo en ese momento. Desde luego, su lugar favorito era en donde estuviese Mitsuki, pero eso... sonaba demasiado fuerte para haberse conocido hacía tan poco tiempo.
Quizás Mitsuki lo entendiese de todas maneras, pero si lo hizo, fue capaz de recuperarse y segur hablando. Blanco, olores dulces como el coco y la vainilla... todo muy relacionado con su casa, estaba segura de ello.
Mitsuki era un primor; sencilla, agradable, preciosa y cariñosa.
Las campanas para la cena interrumpieron los pensamientos de Momomi.
-Vaya, la hora de la cena. Supongo que tendremos que dejar nuestro paseo para otro momento. ¿Vamos al comedor?
Momomi miró directamente a los ojos a Mitsuki y se sumergió en ellos, esperando que ella, a su vez, hiciese lo mismo en los suyos. Quizás todo aquello no durase. A lo mejor a la mañana siguiente, todo cambiaba y sus sentimientos, los suyos o los de Mitsuki, ya no eran los mismos. Pero no era eso lo que le parecía y estaba deseando comprobar que en verdad, ella no era la chica fría y cruel que a veces habían pensado las demás. Tenía sentimientos, deseos y aflicciones, y estaba segura de que junto a Mitsuki, podría demostrar que su corazón, era igual que el de las demás, que podía sentir y emocionarse.
Qué podía amar.
El te me había salido bastante bien, y las pastas de Yaya estaban muy ricas. El anime que estábamos viendo me estaba pareciendo interesante... aunque en las partes de besos y cosas de ese estilo me hacían sonrojarme un poco; sobretodo el beso del final que me puso bastante colorada. Pero estaba bien... además el hombro de Yaya estaba bastante cómodo -Bu-bueno... ¿que t-te ha pa-parecido...? ¿Ve-vemos o-otro ca-capitulo?- le pregunté a mi compañera de cuarto, aún estando apoyada en su hombro.
Pero entonces, la campana sonó en la residencia... lo que indicaba que teníamos que ir a la cena, haciéndome que me incorporaba separándome de mi compañera -¡L-la ce-cena! Y... ¡a-aún n-no estamos ve-vestidas!- exclamé algo nerviosa ahora, al ver que podíamos llegar tarde -A-asi va-vamos a lle-llegar tarde... ¡va-vamos Yaya-chan!- dije con ciertas ansias mientras que por un lado dejaba la taza, por otro lado recogía mi portatil, y por otro cogía mi ropa para quitarme la bata... ¡había pasado de estar relajada a estar estresada en un segundo!. Y estaba dando tantas vueltas por todos lados que al final se me había abierto la bata... pero estaba a tantas cosas que ni me había dado cuenta.
Las campanas que anunciaban la cena rompieron el momento de paz que Yaya había conseguido con yuki. Ésta se levantó como un resorte y se puso a ir de un lado para otro sin saber qué hacer primero, agobiada por el tiempo.
¡L-la ce-cena! Y... ¡a-aún n-no estamos ve-vestidas! A-asi va-vamos a lle-llegar tarde... ¡va-vamos Yaya-chan!
No te preocupes, yo recojo el ordenador y tú las pastas.
Cuando se levantó, vio que la bata de Yuki se había abierto, permitiendo que viese su ropa interior, y Yaya se sonrojó. No era lo mismo que cuando se había cambiado delante de ella, porque el hecho de que quisiera ocultarlo le daba un significado nuevo.
Así que lo que hizo fue dejar el ordenador encima de la mesa y ponerse rápidamente de espaldas.
-Hana-chan, se te ha abierto la bata -le dijo, divertida... y también avergonzada más por su propia e inesperada reacción que por el hecho en sí -. No te preocupes y termina de cambiarte aquí mismo que yo lo haré de espaldas.
Sin volverse, Yaya cogió su ropa del armario y empezó a cambiarse con rapidez, mientras sonreía. Después de todo, había pasado una tarde preciosa con su Hana-chan.
Cuando terminó de vestirse, se enderezó y sin volverse, preguntó en voz alta.
-¿Estás ya lista, Hana-chan?
Gra-gracias...- le agradecí a Yaya por huardarme mi ordenador mientras me dejaba las pastas que eran más faciles de guardar. Aunque aún con esas seguía algo acelerada. Al menos hasta que Yaya me hizo notar lo de mi bata abierta... cosa que me hizo parar y sonrojarme mucho... ¡que debajo sólo llevaba ropa interior! Me la cerré con las manos de golpe, mientras mire a Yaya... menos mal, la chica se había dado la vuelta para respetar mi intimidad. Que detalle -Mu-muchas gra-gracias Yaya-chan... me ve-vestire a-ahora- le dije.
Confiaba en que no me miraría... por lo que me quite la bata y las zapatillas de espaldas a ella; aunque lo hice con prisas para que nos diera tiempo a llegar a la cena. Tarde tan poco, que cuando me giré ya vestida, la vi aún poniéndose la ropa de espaldas, pudiendola ver sin querer en ropa interior aunque durase poco. Por supuesto me puse roja de repente, creo que me salté un latido, y no tardó demasiado en sangrarme la nariz con un hilito; un poco más cuando se me paso un pensamiento por la cabeza -Es guapa...- y se me fue mezclando con el anime que habiamos visto. Nada más lo pensé agite un poco la cabeza intentando quitarme ese pensamiento, mientras que me tapaba la nariz con mi pañuelo... el cual creo que debería limpiar para mañana... porque parece sacado de una peli de terror con tanta sangre -¡S-si! E-estoy li-lista- le respondí a la chica, por si quería girarse y encontrarme sonrojada con la nariz taponada. Pero lista para ir a cenar.
Rubí se sonrojó ante el comentario de su ropa interior, esperaba que ni su compañera de habitación ni Mai las hubiera visto, por lo que cerró un poco las piernas, lo suficiente para que no se les viese y siguiera cómoda.
Tras ello, al acabar, el timbre sonó y aquello quería decir que era la hora de la cena. La tripita le sonó y , una vez que recogió las cosas, esperó a que estuviesen todas para salir de allí. Rubí asintió ante la pregunta de Mai y sonrió con la respuesta de Fran. Ella esperaba que fuera una cena ligera, pero no por ello menos satisfactoria.
¡Vamos, Hina -chan! -comentó animada a la pelirosa, a la que agarró de la mano para ir más ligeras- ¿Qué crees que habrá para cenar? -se paró en seco, retrocedió y , con la izquierda, agarró a Mai- Espero que haya una sopita de verduras...
Mitsuki estaba disfrutando de aquel momento con Momomi. Habían empezado a sincerarse, aunque fuera con cuestiones triviales como sus colores favoritos, pero sentía que eran pequeños pasos que iban rascando la coraza superficial de la de Spica. Pero lo bueno no puede durar eternamente, y las campanas se encargaron de recordarles (muy cruelmente, bajo el punto de vista de Mitsuki) que el tiempo había pasado, y que era hora de juntarse en el comedor.
Aquel momento le ponía un poco nerviosa. La noche anterior se había juntado todo el grupo, al igual que para comer. Pero, ¿qué iba a ocurrir en la cena? Era evidente que Fran y Ayami no querían nada con ellas. Aunque a Mitsuki no le caían mal, no le importaba sacrificar su compañía (al fin y al cabo, tampoco las conocía demasiado) para poder estar con Momomi. Pero sí le gustaría cenar con Yuki y con Mai. Y a Mai le gustaría estar con Rubí. Y Rubí querría estar con Hina. Y Fran también querría estar con Hina.
A la rubia le gustaba tenerlo todo siempre bajo control, y la situación se le iba de las manos. Pero quizá aquello era algo bueno. Si no había nada que pudiera hacer, ¿para qué iba a preocuparse? Podría utilizar esta experiencia para empezar a confiar más en el destino. "Qué será, será", había leído en algunos libros, pero a ella nunca le había terminado de agradar aquella expresión, puede que porque nunca lo hubiera llegado a entender, porque ahora empezaba a cobrar algo de sentido. ¿Qué pasaría con Fran y Momomi? ¿Qué pasaría con Momomi y ella misma?
Qué será, será...
- ¿Mm? ¿Gatito? - preguntó distraídamente alzando la vista de su cuaderno, la pelirrosa no se había dado cuenta del desliz de Rubí, y para entonces su compañera ya se había sentado de manera que se no se veía nada. A veces Hina era demasiado inocente, pero tampoco pareció darle mayor importancia. Se encogió de hombros sonriente y en poco tiempo terminaron de hacer la tarea.
Al final la idea de hacer los deberes juntas había sido un éxito rotundo, se habían ido ayudando las unas a las otras, e incluso había disfrutado pudiendo ayudar a Fran. Y para cuando se quisieron dar cuenta.. ¡Ya era la hora de la cena! - ¡Hala! ¿Ya? Se me ha pasado el rato volando. - comentó risueña. Miró a las demás y asintió, en verdad ella también estaba hambrienta, ya que no habían merendado con todo el revuelo de los clubes. - Sí, sí. ¡Voooy! - anunció poniéndose en pie y tomando sus cosas. Aunque quizá era mejor que la dejase allí. - ¿Te importa si dejo mis cosas aquí y luego subimos por ello? - pidió permiso tanto a Fran como a Ayami, dejando sus cosas sobre la cama de Fran. Luego Rubí la tomó de la mano, y pudo escuchar como le sonaba la tripita a su compañera, soltando una risita cómplice.
- Mmm jo qué hambre me estáis dando.. - protestó medio en broma riendo, imaginando que postre tocaría esa noche. O la idea de una sopa caliente antes de dormir. - Hm, hm, ¡vamos no sea que se acabe! ¡Soopa, sooopa! - dijo apremiante mientras esperaba con Rubí y Mai a las anfitrionas, la única pega es que tuvieran que comer en mesas separadas. Menos mal que tenía a Rubí.
A cenaaaarr
Tras volver del estado de trance en que entraba al intentar concentrarme para hacer los deberes salí de la cama de un bote -¡comida!- exclamé alegre al reconocer el sonido que marcaba que era la hora mirando a todas que empezaron a hablar de comida y sintiendo como si cada vez la necesitase más, recuperando las fuerzas que me faltaban al pensar en un posible postre delicioso -claro así no tienes que cargar con ellas ahora... ¡y podemos ir más rápido!- respondí a Hina a cerca de dejar sus cosas aquí y volver a buscarlas luego añadiendo un punto importante dado que todas parecíamos hambrientas mientras me acercaba a la puerta y abría para que pasasen, esperando a ser la última y reenganchandome a los pocos pasos que habían dado sin mí con uno par de pasitos rápidos -¿volveréis otro día a hacer los deberes con nosotras?- pregunté animada por la idea con mi característica sonrisa.
Yaya se giró y vio a Yuki tan preciosa como siempre, así que no pudo evitar que una sonrisa asomara en su rostro. El pañuelo con el que se tapaba la nariz le daba un aspecto muy gracioso, pero Yaya sabía que debía haber sangrado, y que si eso había ocurrido, era porque se había puesto nerviosa... con ella, seguramente.
Eso dobló su sonrisa... y evitó que dijese nada más.
-Y yo también.
Yaya se acercó cogió con delicadeza el pañuelo y limpió un poquito más la nariz de Yuki, como si fuese una niña pequeña. Después sacó uno suyo de su bolsillo y se lo dio.
-Toma, coge el mío hasta que lavemos este.
A continuación, tras unos segundos de mirarse fijamente, Yaya recuperó las formas.
-¡¡Bueno, pues... vámonos a cenar!!