Partida Rol por web

Estando a una distancia prudencial y aprovechando que el calvo estaba ligeramente mas calmado, pero sin dejar de mirar al gitano, Saimon, curioso siempre, quiso saber un poco mas.

-Pues díganoslo querido abusón. ¿Donde están los Rocks, que ha pasado aquí. Porque toda esta locura y que les ha prometido a estos dos para que estén de su parte? -Su risa se había transformado en seriedad.

-Porque que yo sepa, fuimos traídos aquí todos nosotros para una subasta y ahora estamos jugando a la guerra. Creo que es hora de una explicación para todos. -Esperaba que Guido y Salvador apoyaran sus palabras, que habian estado muy callados desde la amenaza del hombre.

-Señora,va a conseguir que nos maten a todos-dijo-Crees que si no consigue lo que quiere nos va a dejar ir con vida.-y mientras se acerca a Emilia añade-Pienselo,merece la pena que nos maten a todos-mientras habla se acerca hasta ponerse al lado de Emilia.-Hagamos lo que dice y larguemonos de aquí mientras podamos.

-De verdad,se lo que parece,pero ni Judith ni yo estamos metidos en esto.Solo intentamos que nos salvemos todos.

Según iba acercándose el gitano, Saimon daba un paso atrás cada vez para que no se acercara ni a él ni a ella.

-Quietecito Jesus, que todos estamos muy tensos.-Le aviso.

Guido parecía ser uno de los pocos, por no decir el único, que sabía lo que ese peine podía hacer en una persona, aun sentía un pequeño quemazón después de ese tiempo.
Se acercó a Simon y a Emilia, se colocó junto al hombre dejando a la mujer tras ellos pero en medio, con el hueco justo para que se sintiera segura pero pudiendo usar ese arma tan extraña.

-Parece que la situación ha dado un giro y ahora está usted en desventaja. ¿a quien esta dispuesto a llamar si esto continua así? dijo erigiéndose al extraño.

Vamos a dejarnos de mierditas! Dijo Salvador un tanto harto de tanta sospecha y acusación. A mi me importa un carajo lo que estáis liando aquí. Si quieren matarse, adelante!, por mí no se preocupen! Ahí les queda el teléfono de los cojones!

Salvador con las llaves en la mano enfiló las escaleras en dirección a la puerta de entrada. Si alguien más quiere venir, que me siga!

No les he prometido nada. Dijo el desconocido. Son miembros de la Organización para la que trabajo. Ellos estaban infiltrados en la casa y estaban buscando los objetos como vosotros. Decidió decir todo eso, pues se temía que nadie lo estuviera creyendo. El intento que estaba haciendo de fingir estar de su lado, no iba a dar sus frutos, pues ya nadie confiaba en él.

Ahora que ya lo sabéis, comentó, la chica está con el jefe, informando de todo lo que estaba pasando. Luego miró a Jesús que se acercó demasiado al viejo, no estamos jugando a la guerra, simplemente habéis llegado en un momento muy poco oportuno. Yo no sabía nada de esa subasta, pero me temo que hoy no era el día, o al menos no el momento. Dijo encogiéndose de hombros y acercándose también hacia ellos. Señorita, dijo refiriéndose a la vieja, a pesar de que eso de señorita ya no fuera con ella, será mejor que baje el peine, y suelte la taza y la botella, no es bueno tener tantos objetos a su alcance, podría ponerse en peligro. 

Cuando Jesús se acercó demasiado al grupo, todos se fueron alejando para no dejar que se acercara tanto. Estaban armados, y en cualquier caso podrían suponer un auténtico peligro.

Luego fue Guido quien trató de amenazarle. En desventaja ninguno, señor. Los miembros de mi organización están aquí, la chica está ahí con ellos, y nosotros dos hemos venido a por los objetos. Será mejor que os marchéis, no tenemos intención de que nadie muera, pero si no nos queda más remedio... la situación no ha cambiado, no sabéis usar El Peine y aunque tengáis La Taza no tenéis poder absoluto con ella. Solo tengo que pedirle a mi compañero dijo mirando un momento hacia atrás El Libro y podré deshacerme de vosotros. Creo que no estáis en posición de negociar. 

Y entonces Salvador dio media vuelta y se dirigió hacia la salida. El desconocido aprovechó aquello para continuar, esa es la aptitud, eso es lo que tenéis que hacer todos. Así nadie sufrirá ningún daño.

Emilia estaba ya hasta el moño del gitanillo ese. Le recordaba demasiado a sus vecinas meticonas y cotillas que siempre andaban criticando a los demás a las espaldas y luego, de cara, tenían las mejores palabras-. A ver, joven, yo he visto muchas películas y en ninguna sale bien hacerle caso al malo. Y en todo grupo hay siempre un traidor que pone buena cara y luego da la puñalada a los inocentes. Y me juego la pensión a que ese eres tú… y posiblemente la violenta señorita esa –dijo desde detrás de Saimon y Guido, aún apuntándole con el peine.

Casi le dio la risa cuando el calvo comenzó a hacerse pasar por uno de ellos. ¡Como si fuera a creerlo! Vamos, ese truco era más viejo que la tarara. Además, mucho contaba, pero poco explicaba. No sabía cuánto de eso era cierto y cuánto se lo estaba inventando. Pero una cosa sí que le creyó-. ¡Ahá! ¿Ves, cómo no sirve mentir, gitanillo? Tu amigo acaba de reconocer que tú y la jovenzuela están de su lado. 

- Por cierto, "señorita", no. Para usted soy "señora". Que a ver si se cree usted que soy una solterona. Y le voy a dar la razón. Muchos objetos tengo ya encima.

En eso sí que coincidía con el delincuente. Entonces se le ocurrió algo. Ella no tenía ni idea de cómo usar el dichoso peine y ya iba algo cargada con la botella y la dichosa tacita que le estaba dejando un hormigueo muy molesto en el dedo. Así que se dirigió a Guido-. Oiga, joven, usted que se le ve buena gente y fortachón, ¿quiere el peine? Estoy segura de que usted sabrá usarlo mejor que yo. Y ya que ese criminal le ha dado una descarga, igual quiera vengarse.

Aunque hablaba al italiano, no paraba de pasar la cabeza de Jesús al calvo, por si acaso a alguno se le ocurría saltar a por ella. Solo se movió unos centímetros para dejar pasar a Cabezón.

-Ya estan todas las cartas sobre la mesa,asi que da igual quien tenga el puto peine.De aquí no sale nadie con vida si no soltáis los objetos-dijo tranquilamente-¿De verdad pensáis que os vais a ir de aquí por las malas?-y añadio-Hay objetos,ya en nuestro poder,que puedes aparecer en cualquier sitio que desees.No creo que sea demasiado difícil seguiros la pista,y cuando menos lo espereis allí estaremos,o si tenéis hijos,mujeres,hermanos,os imagináis que vayan desapareciendo uno a uno.Pensadlo bien.Ahh!!Cabezón,antes de irte suelta el mapa de carreteras.

Guido escuchó atentamente a los dos hombres que estaban delante de ellos mientras recibía el peine de manos de Emilia. Es verdad que no sabia usarlo, pero se sentía más seguro con el en las manos.
-A ver si lo he entendido bien. Supuestamente sois una banda que ha venido a robar los objetos que se subastan y algunos otros que desconocemos, tales como este peine mientras decía esto movía el peine apuntando a uno y luego a otro ¿y quien nos asegura que cuando tengais todos los objetos no vais a acabar con nosotros?

Según se iba prolongando la conversación con el calvo misterioso, la cosa cada vez se ponía peor. Independientemente de cual fuera la verdad sobre la situación de Jesus y Judith (si es que la joven seguía viva), el caso es que había gente peligrosa dispuesta a reventar la subasta y hacerse con los objetos milagrosos que se encontraban allí. Las esperanzas que Daniel tenía puestas en la adquisición del reloj para cumplir con sus sueños no eran tan fuertes como para poner en peligro su pellejo. Si fuera algo más pequeño, que pudiera caber en un puño o al menos en un bolsillo, podría intentar huir con él. Pero con semejante armatoste de reloj, imposible.

Estaba convencido de seguir a Salvador para salir tras él de la mansión, cuando de repente las palabras de Guido le hicieron pensárselo al menos unos momentos más. Es cierto que les ofrecían quitarse del medio rápidamente y dejarles a ellos con sus asuntos. Pero le habían visto la cara a aquel tipo, y puede que los otros dos también fueran compañeros suyos. ¿Y si se los quitaban de en medio de todas formas? Daniel decidió esperar unos instantes solo por ver como continuaba aquella conversación. Si la situación se volvía a poner violenta, físicamente hablando, sería el siguiente en desfilar por la puerta de salida.

Simplemente porque no nos interesa. Dijo encogiéndose de hombros. No somos unos asesinos, pero no nos importará eliminar a aquellos que se pongan en nuestro camino. Si no dais problemas, no acabaremos con vosotros, ni tampoco con vuestras familias. Pero... dijo mirando hacia un lado, supongo que tampoco os quedará más remedio que confiar en ello. No tenéis más elección. Dijo siendo sincero.

Saimon alzaba una ceja tras otra al escuchar lo que estaba diciendo, procurando la distancia optima, para no ser atrapado sin previo aviso.

-Tengo una pregunta para el calvo. -Parece que ya no estaba de buenas. -¿Que les has prometido al gitano y la niñata para que se unan a ti? ¿O son de tu organización? Por que si no son de los tuyos, ¿Porque a nosotros no se nos ofrece el mismo trato? es lo único que me interesa saber ahora mismo. Porque me molesta que yo confié en alguien que luego me meta el dedo por el culo. -Aquel hombre risueño y que le gustaban las bromas, no parecía tener mas ganas de bromear.

Salvador se quedó petrificado al escuchar el comentario de Jesús. Parecía que el gitano era el único que se había acordado de que aún mantenía el mapa en el interior de su chaqueta. Su intención de salir tan campante sin que nadie de diera cuenta, habiendo conseguido el mapa por tres perras se había ido al traste.

Salvador no tenía ya muchas salidas, así que se giró hacia Jesus y se encaró con él.

Mira, gitanito! Dijo Salvador en tono burlón. Ni tú, ni todos los payos de circo del mundo sois nadie para amenazar a un Cabezón!. Entérate que no voy a dejar que un "demigrante" como tú me chulée! Así que si quieres el mapa vas a venir tú a buscarlo, eso si tienes güevos, "gilipichis"! Dijo Salvador al tiempo que cerraba sus puños y se ponía en postura de "en guardia" como si fuera a protagonizar una peléa en los años 20.

-Si eso es lo que quieres-y se dirigió al lugar donde se encontraba Cabezón.

Emilia se mantenía en silencio, por una vez en todo el día. Solo miraba atenta, con los dos ojos bien abiertos como los de un búho mientras agarraba bien fuerte la botella y la taza. Estaba muy interesada en todo lo que pasaba a su alrededor: En la pregunta de Saimon; en lo que Guido podría o no hacer con el peine; y en la pelea que se estaba formando entre Cabezon y el gitano.

La amenaza de Jesús y del delincuente de acabar con ellos y sus familias no parecía preocuparla en absoluto.

Salvador observó el movimiento de Jesus, y de forma totalmente sorpresiva se giró hacia Saimon.

Creo recordar Amigo mío que había usted recuperado su mechero, ¿no es así?. Creo que ahora es un buen momento para fumarnos esos dos puros que guardé en mi pechera. Dijo Salvador al tiempo que ofrecía uno de los cigarros a Saimon. Si me permite su encendedor, claro está!

Jesús avanza violentamente y se pone en medio de Cabezón y Saimon.-¿Que crees que me vas a amenazar con quemar el mapa?¿No querías pelear?Pues si eres hombre vamos solos tú y yo abajo-y le da un fuerte empujón a Cabezón alejándolo de Saimon y Emilia.

Saimon, dio un paso mas para alejarse del Gitano y el Calvo, arrastrando con el a Emilia, conocía muy bien las peleas callejeras y sabia que nadie podía estar atento a todo, por lo que no pensaba que corriera peligro ninguno mientras Jesus "hablaba" con Salvador. Aun así mientras esperaba paciente a la respuesta de aquel doble de "Bruce Willis" a su pregunta, sin quitarle ojo. Quiso advertir al Sr.Cabezon.

-Tenga cuidado, el gitano esconde algo, puede que tenga un cuchillo.