Partida Rol por web

El oír a Hugo decir esas palabras le helaba la sangre. El hecho de que Jake se pudiese estar jugando la vida de una manera tan absurda le daba miedo. Todo lo que estaba ocurriendo era demasiado horrible para que se le ocurriese a un niño fantasma con ansias de venganza... Ellos no habían hecho nada, ni siquiera le habían dado razones para merecer todo lo que estaban pasando. 

Eva simplemente se encogió cerrando los ojos con fuerza, esperando algún sonido que indicase que Jake estaba vivo o muerto, pero justo cuando ya estaban cantando victoria con una sonrisa en sus caras, un grito rajó el silencio de la noche que reinaba fuera de la casa, y la realidad fue como una bofetada tras otra, haciendo que de nuevo se formase un nudo en su garganta, el mismo nudo que parecía no querer abandonarla en toda la noche. 

-¿Por qué nos haces esto...? ¿no...no lo entiendo?- siguiendo las indicaciones del monitor saltó hacia abajo, sintiendo una sensación de vértigo en el estómago cuando sin más saltó al vacío, hasta que sintió los brazos firmes que le cogían y terminaban de dejar en el suelo. 

Mientras tanto, Jake había conseguido echar la puerta abajo. Ahora ya podríamos salir. 

Aunque, como todo lo que ocurría en esa espléndida noche, lo que nos esperaba fuera no era mucho mejor que lo del interior de la casa. 

Al ver tanta sangre y entender lo que había ocurrido, Eva comenzó a llorar, tapándose la cara con las manos mientras los hipidos entrecortaban sus palabras -lo-lo siento... lo siento... soy gafe. Seguro... que soy gafe... todos los que se han acercado para ser mis amigos... han acabado muertos.... lo siento.....

La muchacha se apartó de la puerta para dejar sitio, asintiendo a las palabras de Jane.

- Yo le ayudo con las sábanas, tirad el colchón.- Respondió a su amiga, al tiempo que se movía rápidamente hacia el monitor para anudar las sábanas que quedaban.- Cuanto antes salgamos de aquí mejor.

Estaba nerviosa, el corazón le latía a mil por hora, y obligarse a ignorar la presencia de Hugo para no perder los nervios había dejado en su voz un tono bastante más autoritario del que habría deseado. Pero ya estaba dicho, y no tenían tiempo para andarse con nimiedades si querían saber que puñetas había pasado ahí fuera con Dylan y Jhon.

Por suerte, no tardaron demasiado en acabar. La adrenalina era buena compañera en momentos como aquellos. Para sorpresa de la pelirroja Eva fue la primera en saltar, a pesar de su edad y del evidente miedo que tenía. Parecía que también tenía agallas la chiquilla. Ni siquiera había esperado a que colgasen la improvisada cuerda.

Le hubiera gustado poder ayudar a Jake en su intento por abrir la puerta, pero se sentía demasiado débil y dolorida, por eso se mantuvo a la espera de ver si el monitor conseguía su propósito apoyándose en Lenny. Cruzó los dedos rezando para que aquella madera se rompiera y pudieran salir por fin de aquella casa, aunque lo más seguro que en el exterior se encontraran con algo que no les gustaría ver. Por lo menos esa fue la sensación que le quedó después de escuchar el grito de Dylan.

No se dio cuenta que se estaba mordiendo el labio hasta que sintió dolor en él, justo cuando vio cómo Jake abría la puerta con tantas fuerzas que salió impulsado hacia afuera, cayendo en el suelo. Miró a Lenny con una sonrisa de alivio en la cara mientras tiraba de su brazo. El resto de sus compañeros ya estaban bajando del piso superior, pero ella no tenía fuerzas para ayudarlos así que lo mejor que podría hacer era salir de allí.

-Vamos, ya tenemos la foto ahora hay que...

Sus palabras se cortaron de golpe al ver, una vez en el exterior, encima de lo que se había caído Jake. Era un charco de sangre... mucha sangre, y el rastro conducía hacia el interior del bosque. Apretó con fuerza el brazo de Lenny mientras un susurro brotaba de su boca.

-Nunca nos dejará ir ¿verdad? Nos va a matar a todos... No va a permitir que salgamos uno solo con vida de este maldito campamento.

Miró a su alrededor buscando algo, más bien a alguien, justo a los dos que se habían quedado fuera, incapaz de creerse que aquel rastro pudiera ser de ellos. Aunque después de todo lo que había visto esa noche...

-¿Dónde estarán John y Dylan? Sólo espero que... -tragó saliva a la vez que señalaba el rastro de sangre-. Sólo espero que eso no sea de ellos. Aunque... habrá que seguir el rastro.

Lo que acababa de decir le resultaba asqueroso, pero no les quedaba más remedio que saber qué había sucedido con los dos que se habían quedado fuera.

Me incorporé, confuso por el golpe y empapado de lo que al principio creía que era barro. Sin embargo, al levantarme y verme las manos comprobé que no era solo barro. También había sangre. Apreté el puño, lleno de rabia y busqué a Dylan y John, que no aparecían por ninguna parte.

Me fijé en el rastro. Era muy grande. Había mucha sangre... Demasiada para que estuvieran vivos. Me quedé mirando el rastro mientras los demás salían. Las gotas de lluvia lavaban un poco mi cara, pero estaba demasiado sucia como para pudieran hacerlo completamente. Además, disimulaban las lágrimas de rabia que caían. Eran buenos chicos, joder. No se merecían algo así.

Escuché a Lizzy por encima de la lluvia. Levanté la vista del rastro y los miré a todos. Si seguíamos el rastro a ciegas podríamos acabar como ellos. Pero igual estaban vivos. Mi cabeza daba vueltas. Si intetanban rescatarlos podrían acabar todos muertos y podría ser en vano. Tanta sangre... No, tenían que seguir adelante. Tenía que proteger a los que quedaban.

Debemos buscar la otra foto. Dije, palpando la otra mitad, que había guardado en el bolsillo. Cuando la encontremos todo esto se acabará y... Y no perderemos a nadie más.

No podía mirarles a la cara mientras decía aquello. Estaba proponiendo abandonar a sus dos compañeros para intentar salvar el pellejo. Tal vez fuese cobarde, pero creía que era la mejor opción. No podía poner a más gente en peligro.

Cuando se haya acabado todo les buscaremos. Aunque para entonces seguro que es demasiado tarde. Mucha sangre... Demasiada.

Leah dio un paso adelante, por segunda vez iba a mojarse y a dar su opinión. ¿Seguir el rastro? Era como en las películas, los que seguían la dirección de la que provenía un ruido raro.

Yo estoy con él, es mejor seguir sus reglas. Busquemos esa dichosa foto e intentemos acabar con esto vivos. Dijo no muy esperanzada. Había visto suficiente para saber que probablemente acabarían todos muertos. Pero tenían que intentarlo, y con ese tipo de locos solo se podía ganar jugando a su juego.

Tras preparar la cuerda y hacer que el colchón caiga al piso de abajo, comienza a bajar usando la cuerda improvisada para no hacerse daño contra el suelo y los restos de la escalera. Cuando queda poco para el colchón se deja caer y se aparta para que el siguiente pueda bajar. 

Intenta no mirar hacia los cofres ni hacia la sangre que se puede ver en el exterior y que conduce hacia el bosque. Dylan y Jhon han desaparecido y, por lo que dice Jake, es posible que no vuelvan a encontrarlos. Lo que no llega a comprender es por qué se quedaron fuera cuando todos los demás estaban dentro.

Todos se hacen una y otra vez las mismas preguntas y Hugo no las responde. Seguramente no tenga ningún argumento válido para todo lo que está pasando y es más una venganza porque le da la gana que porque realmente quiera vengarse de los que fueron crueles con él y su familia.

Aún sentado en la cama, cámara en mano y expresión impertérrita, Hugo fue observando primero cómo lograban el trozo de foto, lamentando el no poder quedarse también con Jake durante el intento, y después cómo gracias a una segunda acción heroica del monitor, todos lograban salir de la casa. Suspiró al tiempo que se levantaba y les seguía bajando la distancia entre el piso primero y el segundo como si fuera bajando unos escalones invisibles.

Les siguió hasta llegar al umbral de la puerta, en la que se apoyó al tiempo que escuchaba las decisiones que intentaban tomar. ¿Sería alguna la apropiada? ¿Qué podría idear por el camino? Sin embargo, había algo que le estaba molestando en cierto modo.

- Penélope.

La llamó aún apoyado en el marco de la puerta, mirándola con su expresión fría y seria. Lo curioso es que no la fulminaba con aquella penetrante y fría mirada que les echaba a los demás:

- ¿A dónde crees que vas?

Penelope había seguido el curso de la acción con el corazón encogido, desde las caídas, pasando por la apertura de los cofres hasta el grito corto y estridente de Dylan que indicaba que no había modo alguno de que aquello acabara bien. Finalmente se había dedicado a seguir en silencio y cabizbaja a los demás, con aquella aura de tristeza infinita que la envolvía a todas horas como una segunda piel de la que no podía librarse.

Y estaba acercándose a los demás, dispuesta a desaconsejarles con sus titubeos que siguieran el rastro de sangre, cuando Hugo se dirigió a ella. Las lágrimas afloraron a sus ojos mientras daba dos pasos en su dirección, temblando de rabia e impotencia.

- Para ya, Hugo, tú no eres...no eras así... Por favor, por favor, te lo suplico - le estaba sujetando por los brazos, mirándole, implorándole -. Me prometiste que les darías una oportunidad, por mí. Para que podamos descansar junto a madre. No dejes que te sigan corrompiendo, pasó hace mucho tiempo...

Tal vez sus palabras resultaran confusas para algunos pero para aquellos que habían tenido tiempo de echarle un vistazo a la foto no había incógnita ninguna pues en ella aparecía Penelope, aunque con una vestimenta anticuada y con un aspecto mucho más feliz del que cualquiera le hubiera visto.

Como respuesta, Hugo la continuó mirando, sin moverse del sitio, permitiendo que Penélope le hablara de aquella manera, que le tocase y le implorase. No varió su dura expresión en ningún momento, como si hacerlo fuera a destruirle.

Las lágrimas de Penélope causaron un leve cambio en el tono del chico que, tras colocar sus manos encima de los hombros de su hermana con bastante más delicadeza de lo que se podría haber esperado, le comentó con un tono ligeramente menos frío que antes:

- ¿Y acaso no lo estoy haciendo? Aún hay muchos vivos y tienen la mitad de la foto. ¿Acaso eso no te complace? Obviamente no voy a ponérselo fácil. No se merecen que se lo ponga fácil.- tras una leve pausa, continuó bastante más tenso. Tanto que daba la sensación que la casa entera estaba comenzando a temblar- Se merecen sufrir tanto como nosotros. Todos son iguales. ¿Acaso crees que ahora te aceptarán en su grupito? ¿Que... no te abandonarán? ¿Que no te lincharán? Déjales, Penélope. Abandona toda esperanza de estos odiosos humanos y realicemos nuestra venganza.

Penelope dio un fuerte pisotón en el suelo, como si aquel fuera el único modo de mostrar su rabia.

- ¡No! - se soltó de su hermano, negando con fuerza -. ¡No! Esto no está bien, ¡Hugo! ¿que se lo merecen? ¡Ellos no te han hecho nada! Los que te lo hicieron, los que nos lo hicieron, ¡murieron hace muchos años! Nunca me ha importado formar parte o no de un grupo yo sólo quiero... - la voz se le quebró en un fuerte sollozo -...sólo quiero volver a ser feliz con madre y contigo pero hagamos lo que hagamos nunca volveremos a estar vivos. Yo no quiero vengarme - esta vez la voz sonó amortiguada, oculta tras sus manos -. ¿Por qué...por qué no puedes dejarlo de una vez?

Apretó las mandíbulas con fuerza, empezando a respirar de forma más fuerte, de manera que el tórax se moviera con más intensidad. Parecía como si le resultase difícil mantener el control.

Hugo no se movió del sitio, pero sus palabras fueron tan determinantes como su voluntad desde que empezó el juego de venganza:

- ¿Dejarlo? No pienso dejar nada a medias. ¡Y ni se te ocurra protegerles, Penélope! Sabes tan bien como yo, que se lo merecen. Por mucho que lo niegues...- empezó a hacerse inmaterial delante de ellos, poco a poco.- ... tú también has disfrutado del derramamiento de sangre... por madre... por mí... por ti...- terminó por desaparecer, y solo su voz denotaba que estaba aún entre ellos- Morirán. Morirán todos.