Partida Rol por web

Me dejo llevar de un lugar a otro sin comprar nada hasta que compare precios y pueda sacar todo lo posible por el minimo precio.
Me dejo guiar por KIKE en cuestión de vestuario pero controlando al maximo el dinero; Busco prendas que puedan conjuntarse entre si (fondo de armario) para así optimizar y con respecto a mi compañero intento ser fria para que no se gaste mas que lo totalmente imprescindible.

Un día productivo, sin duda. Diego consigue todo lo que ha pedido, encantado con su condición de nuevo niño prodigio mimado de la empresa después del trabajo de España. Logra que Raúl se limite a toquitear un poco los trastos y ayudarle a almacenarlos donde los tengan a mano cuando vayan a viajar.

Precisamente este recibe algunos golpes de la dueña de la pensión en la puerta. La mujer insiste en haber escuchado a una mujer gritar en el cuarto de Camestres. Ya quisiera él. Son los chillidos de Raúl ante el blanco brillo de un televisor en pantalla muerta susurrando con la voz de una niñita.

Mientras, el grupo que va de compras es seducido por el verbo de Facundo, incluida Alicia. No le es posible evitar que el locutor saque un par de trajes extra para cada uno. Como contrapartida de justicia divina, una de las corbatas que elige para él Kike sería capaz de cegar a Stevie Wonder si le diera un foco de lleno. Aun así, el resto de conjuntos elegidos parecen perfectos paa el trabajo; Kike será un estrafalario, pero un estrafalario que sabe de su trabajo.

Hablando de rarezas, Gallofré recorre, con Ernesto a su sombra, la avenida Corrientes requisando por pocos pesos algunos libros antiguos usados que hacen referencia a mitologías del pais, aunque son referencias verdaderamente sencillas, de trazo grueso, más adecuadas para inspirar equívocos que certezas. El ukamar zupai, los ovnis de Tolar Grande o el abominable Fuentes se mezclan en la cabeza del experto forteano, que no deja de lanzar hipótesis apenas perfiladas a su sufrido acompañante.

Por fin, todos obtenéis una noche de verdadero descanso, quizá la última de las próximas semanas, que se avistan de duro trabajo. A la mañana siguiente os reunís en la cafetería-restaurante del Grand Boulevard.

Facundo es de los primeros en llegar. La noche anterior dejó en el hotel una valija, la de su nuevo guardarropa, aunque en ella conviven sus propios trajes y camisas con parte del nuevo de equipaje de su partenaire a la hora de representar a "la pareja feliz" en Bariloche

Sin embargo, pese a todo, no ha conseguido todo lo que hubiera querido, lo que lo obligó a preparar en su propia casa una valija, pequeña, con algunas pertenencias personales que trae consigo, junto con su notebook que lleva en un maletin, aparentemente bastante cargado.

- Aqui estamos! Listos para partir! - comenta con una sonrisa alegre dejando ambos bultos al lado de su silla - Desayunemos y arranquemos... O podemos seguir comprando ropa, aunque eso implique perder el avión - especula, contento con las compras realizadas - Ahora en serio, Aeroparque no es tan lejos... quizás algo de tiempo nos queda - bromea, o no tanto, esperanzado en conseguir una nueva corbata para reemplazar el "semáforo para cuello" que descansa en el fondo de la valija de ropa para la pareja

Josep, que ya estaba sentado a la mesa, desde hacia al menos una hora, pues el dormía poco y mal, al sentir que llegaba facundo y el resto, ni levanta la cabeza de uno de los libros de cosas importantes de la zona.

La cháchara prodigiosa de Facundo era totalmente ineficaz con el Catalán. Que solo tenia un objetivo en la vida. Demostrar que el mas allá no esta tan allá como todos pretendían creer. 

Aun así, pretendió no ser descortes. No al menos mucho, y ante las palabras que escuchaba de fondo, como si del soniquete de un ascensor se trataran, dijo un escueto.

Ahaa...

—¿Qué? —exclamo indignado al entrar y ver que Facundo no lleva nada de lo que compramos el día anterior—. ¿Para esto me he molestado en comprar ropa, para que llegue aquí y parezcas un mendigo? ¡Muy mal! ¡Ahora mismo te quitas esa ropa, la quemas y te pones algo de lo que compramos!

Tras esto me cruzo de brazos mientras suelto mi maleta en la puerta. Después añado—. Hasta que esto no esté listo, yo no estaré listo. ¡Qué desfachatez! ¡Todo mi trabajo en la basura!

Cuando apareció en la cafetería, a Ernesto todavía le dolía la cabeza. La cantidad de estupideces por segundo al cuadrado que había tenido que escuchar de la boca del catalán paranormal lo había dejado aturdido, y seriamente afectado en sus facultades mentales. Estoy realmente viejo, había pensado en un momento agobiado de la tarde anterior. Hace algunos años, ni me gastaría en escuchar toda esta sanata*. Aunque, y lamentablemente para él, lo sucedido en España le había forzado a admitir lo que había visto. Y vivido. Mierda, cómo no admitirlo, cada día de humedad se acordaba de eso cuando el hombro le jodía. Y Frantisek no se había muerto por una mentira, no. Puta madre, si no fuera porque yo vi lo del círculo de sal, te juro que no se lo creo a nadie.

Usualmente hubiera sido el primero en llegar, pero como buen organizador, se había ultimando detalles para asegurarse que todo estuviera en orden. Por eso apareció en la mesa justo para para ver a Kike en versión completa huyendo de la moda argentina. Por el amor de Dios, que sea puto está bien, pero, ¿histérico? Lo que faltaba.

- Eh... - empezó el productor, sin saber todavía exactamente qué decir - Perdón, ¿esto es en serio? ¿Realmente están dispuestos a quedarse estacados en Buenos Aires y perder sus respectivos contratos por una desavenencia de ropa? - Ernesto movió la cabeza y se encogió de hombros - Bien. Si querés quedarte, Kike, te quedás. Te imaginarás que nadie te va a obligar, y hablaremos con la productora después. Si empezamos a trabajar así, vamos mal - giró hacia el locutor - Y vos, Facundo, si tenemos un vestuarista y la productora pagó por toda tu ropa, sabés poco profesional de tu parte aparecerte con algo que no te eligió. Y no me digas que es para que no se arruine o se arrugue en el viaje, ni me quieras vender un buzón.

Todo fue dicho en un tono casi descriptivo. No había enojo, ni fastidio, sólo aseveraciones. Ernesto miró al grupo, y después a su reloj.

- Tenemos tiempo de sobra para desayunar, antes que nos pasen a buscar para tomar el vuelo. Les sugiero que se aprovechen hasta la última gota de lo que la productora pagó por este hotel, porque posiblemente lo extrañen allá en el sur.

- Mendigo? - por un momento a Facu le faltaron las palabras... pero fue solo por pocos segundos - Eso nunca. Mi trabajo es estar presentable. Con o sin vestuarista. Y la ropa quedó acá en el hotel, en la valija que compramos - intentó explicarse con Ernesto - La que dejamos en el cuarto de Alicia. No quise subir porque no sabía si ya estaba despierta, pero si debo ir, despertarla y cambiarme allí... bueno... todo todo sea por el trabajo! - completó seriamente, observando el rostro de quien podía decidir su futuro

- Y yo no vendo buzones... no muchos... pero si compramos una valija para guardar la ropa y esta quedó acá no iba a llevarme una muda en la mano solo para cambiarme antes de venir. Si hace falta, lo hago ahora... pero... realmente... arrugar un traje para viajar... en fin tu eres el jefe - comentó encogiéndose de hombros - Si debo hacerlo, lo hago... y si hace falta le pido a Alicia que me ayude - agrego en voz baja, imaginandose la cara de la española cuando le transmitiera las instrucciones de Ernesto

Alicia aparece por la puerta ,radiante con su nueva ropa , lo cierto es que resalta cada curva y muestra lo largas que son sus piernas cosa que marca con rubor sus mejillas aunque intenta comportarse con naturalidad.
Señores , buenos dias - dice con un movimiento de cabeza- las cuentas ya están pagadas , he dispuesto que el desayuno lo hagamos aquí ,así tendremos mas controlado el factor tiempo , en 25 minutos saldremos hacia el aeropuerto,las maleta que bajasteis ya están preparadas para ser cargadas en los taxis que la compañia tendrá en la puerta cuando salgamos de desayunar ¿les parece bien?- y con una mirada espero si hay cambio de planes.

Diego no parece del todo muy despierto aun se frota los ojos, no a hablado desde que llego solo un gesto con la cabeza y una sonrisa para saludar a los presentes y un bostezo debes en cuando.
Su copa con un masculino *licuado de frutilla esta vació, y tiene una medialuna a medio comer frente a el, escucha las... observaciones de Ernesto y no puede evitar sonreír.

-No han pasado 24 horas y ya tenemos los primeros roces... esto va a ser como el viaje de egresados que nunca tuve

Miro a Ernesto arqueando una ceja cuando me dice que hablará con la productora, que si patatín y patatán. ¡Qué poca visión para ser jefe!

—¿De verdad te has parado a pensar las consecuencias de esto? ¿Tú has visto que alguna estrella se cambie alguna vez cuando baja de un avión? ¡No! —contesto a Ernesto—. Que eso no se llevase a cabo como es debido, podría desbaratar toda nuestra tapadera. Que me quedase aquí o no cambiaría poco... ¡Porque todo ya estaría arruinado!

—¿Quieres llamar a la Productora? —pregunto de forma retórica al hombre—. Muy bien, hazlo. Pero recuerda contarles que no participaría por saltarse partes importantes de la tapadera sin ningún tipo de pudor.

Paparruchas.

Fue lo que espeto el catalan ante las nuevas acometidas verbales de unos y otros. 

Olvidense de la tapadera. Lo importante es lo que vamos a descubrir alli. Hay un mundo oculto en Bariloche. Con el dinero de por medio, el incauto creera lo que quieran ustedes que crean. 

Fill de Put. 

Luego, como si el resto de las respuesta previsibles de los demas fueran a ser molestas, y lo serian, vuelve a centrarse en su desayuno y en el libro que esta leyendo. 

Los verdaderos ocupantes del vuelo 666