Partida Rol por web

Tenían razón las estrellas.

Capítulo tres: Papeles.

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19/06/2013, 20:23
Director

La puerta da paso a un despacho. Se trata de un lugar no muy grande, con luz natural que proviene de una ventana. Hay una mesa sencilla estilo IKEA, estanterías de la misma procedencia y carpetas, carpetas y más carpetas de encuadernación en anillas. Un ordenador de sobremesa algo anticuado es el principal objeto de trabajo, aparte de algunos bolígrafos baratos en un cubilete.

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30/06/2013, 19:05
Ernesto Crocce

Los ojos de Ernesto se pasearon por la nueva habitación, precedidos por su ceño fruncido. Aquella más parecía la oficina de un pretendido escritor que un centro de operaciones clandestino del jefe de la estancia. Sus cejas se fruncieron aún más al pensar en eso. La puta madre, esto no tiene nada que ver con un centro de operaciones clandestino. Mejor que el catalán paranormal no sugiriera nada al respecto, porque el recuerdo imborrable empujó a Ernesto al borde de un ataque de ira, en el cual sólo logró hacer un equilibrio precario a base de una voluntad de fierro.

Movió la cabeza, tratando de alejar a los fantasmas. Se acercó a las carpetas, y miró la computadora de cerca.

¿Estos son los documentos? - preguntó, mientras evaluaba por un instante cuáles tenían menos polvo, agarraba una de ellas - ¿Decís que acá tiene que esconderse los motivos de que estemos acá en Bariloche? ¿De dónde sacaste eso?

Sería el recuerdo, la urgencia por apagarlo, pero la paciencia se le estaba acortando. Aún así, se concentró en intentar encontrar algo que tuviera sentido.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ernesto se dispone a algo en las carpetas, algún patrón, revisar los documentos, etc.

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09/07/2013, 18:03
Director

Facturas, albaranes, fotocopias de recortes de prensa que hablan de las bondades del lugar pero también de su historia negra (nada que no os resumieran ya antes, son artículos sin profundidad), más facturas... el papeleo normal de un lugar como este. Sin embargo, el ojo experto de Ernesto caza algo más. Un patrón. Una relación entre la aparición de rumores fantasmales y algunas facturas fuera de lo común. En concreto, la contratación de actividaes teatrales, de un par de empresas que se dedican a teatralizar y animar eventos. No se especifica el trabajo en concreto a realizar, pero es una coincidencia interesante.

Entonces, comenzáis a escuchar más ruido en la planta de arriba y en unas escaleras. De hecho, parece que alguien bajase a justo la sala que haya seguido de la puerta que aún no habéis abierto, que da salida a este despacho.

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12/07/2013, 13:30
Josep Gallofré

Escondámonos, vamos. No deben encontrarnos aquí.

Josep sabia que por la cara del señor Crocce había hallado algo, algo en lo que no tendrían tiempo de profundizar, porque sin duda, estaban violando la intimidad de un santa sanctorum.

Hizo que los hombres se retiraran de nuevo a la sala anterior, y aguardo a ver donde se escuchaba el jaleo.

Sin duda, esta vez seria más oportuno salir de nuevo por la fachada de la finca, y ya de paso, terminar de echar un vistazo al perímetro, sin duda, había más sorpresas por ahí dispersas.

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17/07/2013, 05:32
Ernesto Crocce

Sin duda, Ernesto había encontrado algo. No lo decía su cara, o no solamente ésta, sino la expresión de su cuerpo entero. Pero qué pedazo de hijos de puta estos tipos. Antes de ir a España a aquel pueblo de mierda, había sido un escéptico de tomo y lomo. Después de aquello, y de ver con sus propios ojos lo que había visto, se había abierto un pequeño espacio en su mente para lo ilógico. Por eso estaba ahí abajo, a fin de cuentas, además de para seguir al catalán paranormal y evitar que le pasara lo mismo que a Frantisek. Frantisek. Pero ahora se había cerrado, clausurado, con la violencia de quien patea una puerta que no va a abrirse nunca más.

No, no era una patada. Ernesto levantó la cabeza. Eran pasos.

- ¡La puta madre que lo parió a Murphy!

Ignoró el escalofrío desgarrador en la nuca, aquel que transformaba en sudor frío el volver a escuchar los pasos que habían una vez bajado a buscarlo. El olor a óxido, la humedad y el sonido gatillaron la adrenalina, el recuerdo, la rabia. Y antes que Josep pudiera sacarlos, Ernesto había agarrado a Camestres por el cuello de la campera y del brazo al catalán paranormal, para hacer lo propio. No los soltó hasta que abandonaron el habitáculo.

Tenemos que salir de acá - dijo Ernesto, al ver que Josep quería esperar - Si querés volver, tenemos que salir. Camestres, mirá por la ventana a ver si hay alguien afuera.

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18/07/2013, 05:26
Raúl Camestres
Sólo para el director
- Tiradas (2)

Notas de juego

Tirada para atisbar por la ventana, seguida de otra para hacerlo de manera sigilosa. Vos decime si es así o tengo que cambiar algo. Ya ni me acuerdo de como eran las reglas.

Otra cosa. Estoy aprovechando estas vacaciones para ponerme al día con Umbría. Ya me queda poco, así que trataré de ternerlo todo en orden antes de volver a trabajar (este lunes). De esta partida solo me faltan algunas paginas, porque me demoré releyendo un poco las otras escenas y decidiendo el tema del avance de experiencia (todavía no lo decidí, pero tengo el concepto y solo me queda elegir entre dos o tres frases)

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22/07/2013, 17:10
Director

Raúl vuelve atrás, a la otra habitación y se asoma con cuidado a la ventana por la que entrásteis. Pronto se vuelve y os hace un gesto con el pulgar: no hay problema, podéis salir por allí.

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22/07/2013, 23:05
Josep Gallofré

El catalán no perdió tiempo y salió al exterior, mucha tensión acumulada, así como mucho calor y olor a hombre dentro de aquellas dependencias tan pequeñas.

Ahora, de nuevo, pudo absorber el aire de la montaña, que era algo terroríficamente natural.

Bueno, creo que sin duda hay mucho por hacer, iré a ver mi habitación y luego volveré a buscar. Tiene que haber algo más en este lugar.

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05/08/2013, 13:51
Director

Tanto si os dirigís a las habitaciones o a otra parte del complejo, habéis de dar la vuelta a este edificio juntos y al hacerlo y llegar a la esquina anterior al frontal, escucháis una conversación. Sí, son las voces de vuestros compañeros pero también la de Martín, el empleado más joven del lugar. Si salís ahora por ahí verán que venís de la parte de atrás del edificio, lo cual en sí no tiene por qué ser sospechoso (podríais venir de las cuadras o de dar un paseo) pero os verían.

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07/08/2013, 15:47
Josep Gallofré

El catalán, no lo dudo y paso la esquina a buen paso, casi como si el demonio le pisara los talones.

No se molesto en mirar a los que hablaban en la zona, casi ni  los vio, pues iba concentrado en volver a su habitación, o casi sería mejor decir, que ir a su habitación.

Desde que se bajara del vehículo había estado trabajando, y necesitaba un pequeño descanso, su cuerpo no era precisamente el de un chaval, así que no convenía abusar.

Notas de juego

Vamos, que ni freno para ir a donde iba.

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12/08/2013, 15:16
Ernesto Crocce

Ernesto no había dicho nada. Había arrastrado a Camestres afuera, dado que Josep había salido como alma lleva el diablo... casi como él mismo habría querido salir, corriendo, jadeando, puteando, todo a la vez. Pero no lo había hecho, pues la responsabilidad se había impuesto al impulso, y su responsabilidad era mantenerse en pie. No, en calma. Eso no le impidió quedarse callado, ceñudo y ausente cuando el catalán paranormal avisó que se iría. Sí, no dijo nada, apenas se inmutó. Era su momento con los recuerdos, con los fantasmas, con aquellos que Argentina había sepultado durante décadas y que para él de tanto en tanto se volvían un presente.

Eso, sin mencionar los fantasmas de aquel sótano, de aquel pueblo perdido en España cuyo nombre no quería acordarse.

Cuando logró reaccionar, alcanzó a ver a Josep huir como alma llevaba el diablo, y levantó una mano inútil para detenerlo. Puta, ¡no le había dejado ni tiempo de explicarle lo que había descubierto allí abajo! Pero Ernesto no lo llamó, lo dejó marchar. Quizás lo que iba a decirle le partiría el corazón al catalán, o le sumiera en un delirio que le llevaría a tomar decisiones drásticas. Como lo hubiera hecho con Frantisek. Pero Frantisek sabía lo que hacía, y no estaba seguro que aquel gallego tuviera idea de lo que estaba haciendo.

Ernesto suspiró, y miró a Raúl.

- De esto, ni una palabra a nadie, Camestres. Yo me encargo de ponerlos al tanto. ¿Está claro?

Lo que le extrañaba era que su subalterno estuviera tan ausente. Quizás se le había terminado de quemar el cerebro por sobredosis de Rivotril, lo cual sí que no le extrañaba. Le dio un pequeño empujón para que se pusiera a caminar, y fue hacia los que estaban hablando, detrás de los pasos de Josep.

Notas de juego

Perdón la desaparición. Ha terminado mi época infernal y a partir de ahora, estaré más por aquí.