Mientras Diego habla, observáis las huellas señaladas por Josep. Son de dos personas calzadas con botas de montaña y son recientes. Han pasado alrededor de las cuadras y parecieran dirigirse hacia fuera del recinto.
-Heeee, noo, estamos en un establo, debe ser los ornitólogos que vi hoy a la mañana, Pancho y Castaña, mandale saludos. Por cierto, una duda que tengo vos que sos un hombre de mundo, yo soy un chico de ciudad en mi puta vida vi un establo de cerca, pero... no es normal que tengan cámaras de seguridad en ellos, no?
Dice mientras camina a la para de las pisadas, y haciéndole un gesto con la cabeza a los otros dos para que lo sigan.
El catalán no estaba seguro de que seguir las pisadas fuera buena idea. No sabían hasta cuán lejos podían llevarles, o si habría algún peligro al que exponerse.
Pero estaba más enfrascado en intentar deducir si Diego hablaba con él, o hablaba con otra persona.
Y si no hablaba con él, que era lo que parecía, que clase de conversación estaba teniendo. Estaba claro que cualquier idiota sabría que Barcelona era una de las urbes más importantes del mundo racional, así que debía estar hablando por teléfono.
Pero de que hablaba. Que ornitólogo, ni que perro muerto.
Seguís las pisadas, sencillas de perseguir en el terreno húmedo, que parecen rodear el terreno de los edificios y dirigirse hacia la parte trasera del comedor-restaurante. Desde donde estáis, podéis ver luz saliendo de una puerta trasera abierta. Mientras, Diego escucha a Ernesto responder al otro lado del celular.
Bien. Estarán estudiando a los búhos, entonces - respondió Ernesto al teléfono - Y, no, qué sé yo. Usualmente no se guarda nada suficientemente valioso ahí adentro para que tengan ese tipo de seguridad. A menos que hablemos de animales pura sangre o algo así, y dudo que sea el caso - la voz de Ernesto volvía a la seriedad - O hablamos de mucha paranoia. Acá encontramos una cámara adentro de una cámara frigorífica. Diego, mejor que salgan de ahí.
-Ya estoy afuera no te preocupes... ahora estoy siguiendo pisadas misteriosas fuera del establo. Te llamo en 20 minutos.
Dice colgando sin esperar respuesta, pone el teléfono en silencio, mientras camina con pasos largos hasta acercarse hasta el comedor.
Haciendo un gesto con la mano a los otros dos para que mantengan distancia.
Las pisadas llevan justo hasta delante de la parte trasera del comedor, de cuya puerta trasera aún sale luz. Allí, en el parterre trasero, las huellas que seguís se unen a dos pares de pies más provenientes justo de la puerta. Estos dos no son de botas, sino de zapatilla deportiva y pequeñas, quizá femeninas. Cerca de ahí, a no muchos metros, hay aparcados dos coches, sin nadie en el exterior. Desde aquí, las pisadas de las cuatro personas se alejan hacia el bosque.
Llamo a Ernesto.
-Hay como mínimo 4 personas en el bosque, al menos una puede ser una mujer...
Mientras hablo me acerco caminando a los vehículos y miro dentro.
Josep no se fiaba mucho de aquel lugar. Algo no estaba bien, aunque no podía decir exactamente qué.
No es un poco raro que haya gente en el bosque, si fueran clientes hubieran ido a la cena de antes, y yo juraría que no vi a nadie.
Lo cierto es que no era una pregunta, en realidad estaba expresando sus propios pensamientos en voz alta. Aunque sin duda, los compañeros que tenia no aportarían nada con aquella pregunta, no parecían muy listos.
Miráis a través de las ventanillas de los autos y encontráis ambos vacíos y con el motor frío. No hay llave puesta y las puertas están cerradas.
Ernesto resonde al otro lado del celucar -Los estamos viendo a ustedes desde acá, están cerca de los autos. Girá para la casa, estamos justo en una de las puertas.
De seguido, escucha Diego cómo Ernesto se dirige a un interlocutor que está junto a él Efectivamente, son ellos. Vamos a ver qué dicen. Dicen que hay cuatro personas en el bosque, y al menos, una mina.
Y vuelve a hablarle al cámara: Diego, escuchá. ¿Te podés fijar si en los autos hay rastros de que fueron usados? Estamos buscando a las dos minas y Facundo dice que salieron de acá caminando solas hacia los autos.
Se voltea buscando al otro grupo y cuando los ve, se les queda mirando mientras habla
-Si, hay rastros de que fueron usados... por ejemplo, están a 1000 metros sobre el nivel del mar y no hay ninguna fabrica automotriz cerca. Aunque el motor esta frió
Dice mientras le sonríe a Ernesto, sin saber si puede verle sus gestos o no.
-Que dos minas? las conocemos?
Me pongo a caminar hacia donde están ellos
Qué importancia puede tener si los vehículos están o no fríos. Es que pensamos usarlos de parrilla.
El catalán, se había perdido un poco lo que pasaba, entre que no le importaba mucho lo que dijeran los chavales que estaban con él, siempre que no estuvieran haciendo o diciendo algo que tuviera que ver con su trabajo
A eso le sumabas que no estaba muy fino del oído, y tenias la típica situación en la que iba a remolque intentando unir las piezas de lo que estaba pasando.