Partida Rol por web

El suelo fangoso era ahora el terreno a pisar y el único obstáculo aparente para llegar hasta Baba Yaga. La niebla comenzaba a hacerse más densa por momentos; normalmente su espesura era la normal en aquel clima pero desde que la oscuridad parecía haber vuelto a emerger de la tierra todo lo sobrenatural ahora tenía más poder.

Era fácil tener el vello erizado según se iba dejando atrás la balsa que os había permitido llegar hasta aquí, os sentíais continuamente observados ¿eran las criaturas que os estaban acechando?¿era quizás la propia Baba Yaga que sabía de antemano vuestra llegada?¿o es quizás algo peor?

Los mosquitos comenzaban a cebarse con vuestras perfectas pieles mientras su zumbido casi no dejaba escuchar con atención el entorno. Estabais tan concentrados en vuestro alrededor que casi habíais perdido la noción del tiempo ¿o era quizás un efecto adicional de la niebla?

Cualquiera que fuese vuestro pensamiento, nada ni nadie podría evitar que siguierais adelante. La choza de la bruja no debería estar demasiado lejos, lo sentíais hasta en los huesos...

Al llegar al fin, comenzamos a dar pasos dentro de la niebla en aquel lugar cenagoso. No se veía el camino, ni tampoco el frente más allá de unos pocos metros. Por suerte me quedé cerca de Zelda para no perdernos ninguno de los dos. Me mantuve alerta, aunque lo único que allí parecía molestar eran aquellos odiosos mosquitos, pero hasta que la sensación de peligro no se fuera, no podría bajar la guardia.

-No se vé nada... - dije por lo bajo, hasta que me acordé de la vela, la cual puse en alto viendo si igual hacia algo - Igual un poco de luz nos deja ver por donde pisamos. ¿No crees? Si funcionara claro... Igualmente no te alejes demasiado

Tenía muchas ganas de pisar tierra firme después de todo el vendaval pasado para llegar aquí, un lugar frío y tenebroso, pronto desparecieron las ganas... Miré instintivamente hacía atrás pero ya no se podía ver nada, un escalofrió recorrió todo mi cuerpo. No daba a basto intentando quitarme de encima todos los mosquitos que nos rodeaban, me crucé de brazos como intentando recogerme a mi misma mientras intentaba vislumbrar lo que había a nuestro alrededor, estaba tan absorta en mis propios pensamientos que aunque Link estaba a mi lado oí su voz a metros de distancia.

-Zelda cálmate, todo va a salir bien, confía en ti, y en Link, si algo va mal estáis los dos para solucionarlo.- Dije para mi misma intentando recuperar mi fortaleza.

-Si...-Respondí con media sonrisa debido a mi inseguridad, y me acerqué un poco más a él mientras continuábamos andando.

Link, sin dudarlo, cogió el pequeño cofre para sacar a la luz una vela con la esperanza de que pudiese iluminar su camino.

El artefacto mágico cumplió su función y convirtió la oscuridad en un suave velo más claro, sin embargo la densa niebla seguía permaneciendo intacta.

Continuasteis avanzando lentamente debido a que era muy fácil perderse, por fortuna encontrasteis la pista de que no estabais dando pasos de ciego o peor aún, ¡caminando en círculos!

Se trataba de una charca, bastante amplia como para ser rodeada. Parecía que teníais que atravesarla con mucho cuidado ya que, si pisabais con demasiada fuerza o brusquedad os podría tragar cual arena movediza...

Encontrar a Baba Yaga era algo que estaba costando más de lo pensado, pero el sacrificio era necesario.

Continuamos avanzando por la zona pantanosa, por la cual, yo trataba de avanzar manteniendome alerta, pero según caminabamos no podía evitar notar que Zelda estaba un tanto incomoda. Así que me detuve un momento para girarme y mirarla

-¿Estás bien cariño? - no pude evitar sonreír al verla recogida, por lo cual le dí un abrazo para transmitirle mi calor y tranquilidad - No te preocupes. Se que el lugar parece horrible, pero mientras estes a mi lado, no permitiré que te pase nada. No tienes que temer, pues seré tu escudo en los peligros y... tu... - Le ofrecí a la vela para que la cogiera, ya que era un icono de luz y para mi... - tu eres la luz que me guía en la oscuridad. - Tras lo cual le di un beso tierno y cariñoso. - Continuemos juntos. - Le ofrecí entonces una mano mientras con la otra agarraba el escudo.

Entonces tras otra gran caminata, llegamos a nuestro siguiente obstaculo. - Vaya... parece que no paramos de encontrarnos obstaculos. Si tuvieramos una cuerda bastante larga, podríamos cruzar con una de tus flechas... y mi garfio no creo que llegue hasta el final. - Comencé a pensar alguna forma de atravesar el lugar de una manera más sencilla, pero no se me ocurría nada. - ¿Alguna idea? - suspiré entonces y dije el único plan que tenía en mente - Iré yo primero, dame la mano y pisa donde yo. No voy a dejar que te ocurra nada. - Entonces con algo de ciudado y suavidad empecé poco a poco a introducirme en la charca

Link tan intuitivo como siempre, notó qué necesitaba y me lo dió, noté la calidez de su cuerpo y de su alma, me sentí mucho más tranquila, el hacía que recorrer el pantano fuese como un juego de niños si permanecíamos juntos. -Muchas gracias, es justo lo que necesitaba.le dije con una sonrisa que denotaba cariño, y los ojos un poco empañados.
Fue entonces cuando nos encontramos con el siguiente obstáculo, ya con las fuerzas renovadas gracias a la energía que me había transmitido Link, no tenía miedo. -Creo que podemos cruzarlo andando sin problemas, despacio y con buena letra y al final encontraremos lo que estamos buscando. Continué sin más miramientos, agarré con fuerza la mano de Link y me adentré en la charca con mucHo cunidad casí andando de puntillas.

Ibamos cruzando tranquila y lentamente poco a poco por el suelo fangoso de aquella charca, parecía que lo estabamos consiguiendo pero... entonces noté como la mano de zelda iba descendiendo. Me giré para verla hundiendose el el pantano y entonces me alteré - ¡Zelda! - Puse un paso firme más cerca de ella - Agarrate a mi con fuerza - Mi otra mano fue a buscar su cuerpo y entonces tiré de ella para sacarla del fango, poco a poco y con seguridad en mis pasos.

Una vez logrado, esta vez tendría a Zelda en brazos y la sacaría finalmente de la charca, dejandola delicadamente en el suelo mientras yo caia de rodillas por el esfuerzo que suponía haber cruzado la charca

-¿E-estas bien mi amor? - Le pregunté mirandola bien de arriba a abajo - Esa charca es una trampa mortal... Por un momento pensé... - no quería decir lo que pensaba ni tampoco siquiera pensarlo - Da igual, estamos los dos a salvo, es lo que importa.

Estaba decidida a avanzar con calma, pero de un instante a otro noté como mis piernas se hacían cada vez más pesadas y me costaba más avanzar ,hasta que me quedé totalmente inmóvil. Cuando quise darme cuenta no podía avanzar, y cuanto más quería moverme más me hundía.

Los nervios se me empezaron a crispar, una sensación de agobio se apoderó de mí, lancé un grito sordo hacia Link, pero no me salía la voz, tenía tanto miedo que no podía hablar en ese momento. Link me agarró con fuerza y utilizó su habilidad para moverme y sacarme del hoyo en el que me había sumergido sin darme cuenta, tirando de mi avanzábamos con lentitud.

 Por unos instantes temí por nuestras vidas, lo viví como en tercera persona, desde fuera de mi cuerpo, tenía tanto miedo que la situación hasta se convertía en algo ajeno a mi.

Unos segundos después me encontraba en los brazos de Link ya fuera del peligro, el tiempo se había dilatado y me había teletransportado extrañamente al otro lado, aún aturdida le respondí -Sí, estoy bien...- Con la voz aún temblorosa.

Me agarré fuerte a Link, y las lágrimas brotaron de mis ojos sin que yo pudiera hacer nada. -He pasado mucho miedo...- con voz entrecortada, alcé mi mirada buscando sus ojos. -Me has vuelto a salvar, gracias.

Tras un duro esfuerzo y con el sentimiento de que vuestra vida había estado en juego en más de una ocasión, lograsteis atravesar con éxito aquella charca cuya fuerza de succión la había convertido en una trampa admirable contra los intrusos.

Necesitasteis tomaros un pequeño respiro de unos cuantos segundos puesto que atravesar aquella distancia era tan forzoso como haber recorrido kilómetros de llanura.

Tras el tiempo necesario tan solo quedaba una opción: seguir avanzando.

La niebla ahora parecía ser menos densa ¡aquello era muy buena señal! pero todo cambió cuando un escalofrío recorrió vuestra espalda, la imagen de vuestro objetivo estaba a la vista y los próximos minutos iban a ser cruciales.

El momento había llegado.

Los reyes de Hyrule asciendieron por la escalera para llegar a la choza. Sabían que Baba Yaga estaría ahí y cada segundo perdido dudando podría significar poner en peligro a su hija.

Tan solo costó un pequeño esfuerzo el llegar hasta arriba, la entrada a la cabaña estaba cubierta por unas viejas telas que casi olían a muerte. Realmente el lugar era desagradable en todos los sentidos pero... ¿qué más daba si servía para obtener respuestas?

Tras retirar el velo de la entrada pudisteis ganar acceso a la sala principal de aquel hogar siniestro. Todo estaba repleto de calaveras de animales, velas a medio quemar y muchos artefactos que parecían ser mágicos ¿incluirá alguno maldito?

Lo sorprendente fue como tras escuchar un pequeño susurro del viento, toda iluminación existente se disipó... fue así cuando aquella a quien habíais venido a buscar reveló su apariencia...

- Os estaba esperando... oh jóvenes reyes de Hyrule - comentó la anciana bruja mientras se movía escurridiza entre las sombras. De repente notasteis que tras ustedes se materializaron dos asientos que podíais usar para descansar un poco vuestras doloridas espaldas.

- Sé perfectamente para qué habéis venido... y lo mejor es que también sé que podré ayudaros... ¿no es maravilloso? - sonrió de manera siniestra. ¿Qué edad podría tener aquella mujer?¿un siglo?

- Dos grandes tesoros están perdidos... los dos igual de importantes son... uno para el pueblo y otro para el corazón... -

Cuando ví, recobrando el aliento, que Zelda empezó a llorar ya que pasó mucho miedo como ella decía, la abracé para que pudiera reposar sus lágrimas en mi. - Yo siempre estaré aquí por ti. Ya te lo he dicho, no permitiré que te pase nada - Y entonces esperé a que se tranquilizara para darle después un beso tierno. - ¿Más tranquila? - la miré con una sonrisa para esperar su respuesta.

Tras ello seguimos caminando después de un leve descanso para encontrarnos con que la niebla se iba despejando poco a poco según avanzabamos - Creo... que estamos cerca. -dije mirando al frente, y no me equivocaba. La casa de aquella bruja que nos habló Impa, Baba Yaga, justo en frente de nosotros. Estuve pendiente para ayudar a Zelda a subir las escaleras en caso de que necesitara ayuda* y entonces veo, o más bien huelo el panorama.

La podedumbre era intensa en ese lugar, era obvio que se trataba de la casa de una bruja, pero no esperaba que sus hogares olieran de aquella fomra. Cuando me enfrenté en el pasado a las hermanas birova, no percibía tanta peste, pero supongo que cada bruja es diferente entre sí. - Allá vamos - esperé que dentro de aquel hogar el olor no fuera pero...

Pero me equivoqué, al entrar no solo el olor era similar, sino que además la vista era un tanto caotica. Sabía donde me encontraba y habia pasado varias veces por sitios similares... al menos en vista. Pero lo que me preocupaba era Zelda. Por lo cual la miré para ver si se encontraba bien a pesar de que tuviera que esforzarse para estar allí por nuestra hija, pero fue cuando todas las luces se apagaron apareciendo aquella a quien veniamos a buscar.

-Baba Yaga supongo. Debemos presumir por tus palabras que lo que dicen de usted es cierto. - Quería hablar y decir cualquier cosa que pudiera ayudar pero... yo no era bueno para las acciones diplomaticas, y menos para las sociales... Zelda era la indicada para ello

Habíamos pasado lo peor, y Link estaba ahí para apoyarme, no podía sentirme más agradecida de estar con él -Si,ya estoy mucho más tranquila. Le dije mientras le miraba con una sonrisa sincera.

Por fin llegamos a nuestro destino, ¿podríamos encontrar las respuestas que veníamos buscando?. Me encontraba nerviosa, mi mente estaba tan pendiente de nuestra hija, toda la incertidumbre y el miedo por la posible vuelta de Ganondorf, que casi no note que todo el ambiente gritaba y olía a peligro. Percibí que Link se preocupaba por mi, pero no tenía miedo por el lugar sino por las respuestas.

Baba Yaga se apareció ante nosotros y también unas sillas a nuestras espaldas, mis rodillas empezaron a flaquear y tomé asiento disimulando mi impaciencia y nerviosismo, me crucé de piernas, aclaré la voz y dije:

-Baba Yaga, por favor, ayúdenos, si usted tiene respuestas del paradero de nuestra hija o qué ha pasado con la trifuerza, estaríamos muy agradecidos con usted. Estaba acostumbrada a guardar el semblante a la hora de hablar en público, con lo cual mi voz parecía calmada y agradable cuando en realidad no podía estar más muerta de miedo.

La decrépita bruja sonrió enseñando sus encías ennegrecidas.

Os observaba de manera inquietante en silencio, como analizando cada una de vuestras palabras, cada uno de vuestros movimientos.

- No hay más que ver vuestra mirada para saber que ardéis en deseos de encontrar aquello que buscáis... -volvió a sonreír.

- Os podré ofrecer respuestas sí... ¿por un precio? quizás no exactamente... puesto que la información necesaria para conseguir vuestro objetivo va más allá de las palabras... - comentó mientras empezaba a mirar a la reina Zelda con especial interés.

- Tanto la Trifuerza como vuestra inofensiva hija están en el mismo lugar... un lugar oscuro... donde la muerte dejó un hedor que fue sepultado por los escombros años atrás... - de repente empezó a esparcir unos polvos en el aire; dichos polvos comenzaron a tomar forma de manera mágica:

Aquella figura que duró en el aire tan solo unos segundos os transmitieron recuerdos oscuros del pasado ¿podía ser posible lo que estaba intentando indicar Baba Yaga?

Estaba claro que la bruja nos podía ayudar, el único problema era que sabía nuestra desesperación y que nos lo haría cobrar de alguna forma. No me importaba tener que darlo todo a cambio de Zelda, o de nuestra hija, incluso por la trifuerza, pero el hecho de que se aprovecharan de algo era muy taimado.

A penas pude preguntarle acerca de lo que nos iba a pedir por saber la información de donde esta ambas cosas que buscabamos cuando esparció un polvo  por la estancia los cuales formaron la figura de un ser que deseaba no volver a ver - ¡Ganon! - Solté al ver su figura tornandose mi cara en una expresión de ira, pero no solo mi rostro cambió, también apreté mi puño al pensar que él tendría a mi hija secuestrada.

Como no estaba sentado, tan solo dí un paso adelante preguntando con el fervor que me provocaba la ira - ¡¿Donde está?! - literalmente, dialogar no era lo mio, el impulso solo me hacía querer ir a por él y recuperar lo que nos había tomado de nuestro lado, no podía estar tranquilo al ahora saberlo que Ganon habia vuelto.

Al ver la imagen que la vieja Baba Yaga nos proyectó, mi corazón dio un vuelco, un vuelco de 360º que me dejó sin habla. Instintivamente me llevé las manos a la cara, la cual estaba pálida.

-No puede ser.- Pensé repetidamente. No podía creer que él hubiera vuelto, y encima mi hija tuviera que estar con él, algo que yo personalmente entendía mejor que nadie y no quería que mi hija tuviera que pasar por semejante horror.

Los ojos se me empañaron y simplemente esperé a que Baba Yaga siguiera hablando y respondiera a Link mientras contenía mi respiración.

La bruja carcajeó mientras los polvos terminaban de desvanecerse.

- Pobres chiquillos - dijo mientras recobraba la compostura.

- ¿Desde cuando matar un cuerpo significa acabar con el mal que hay encerrado en él? - aclaró, confirmando así vuestras peores sospechas: Ganon podría haber regresado a Hyrule.

- Ahora mi pregunta es... ¿qué precio estáis dispuestos a pagar para obtener lo necesario para salvar a vuestra hija... ¿eh? - se frotó las manos.

Aquella bruja se estaba jactando de nosotros, aprovechaba quizás nuestra mayor debilidad y al mismo tiempo nuestro mayor miedo, y enemigo contra  nosotros, para poder sacar beneficios al hecho de algo tan importante como era la situación en la que nos encontrabamos.

Yo aún seguía furioso, como no estarlo ante alguien cuya diversión era ver como unos padres sufrían imaginandose los cientos de cosas que ese asqueroso y odiado ser podía estar haciendole a su hija... Mi puño seguía apretado y no sé como aguantaba sin sacar la espada de la vaina. Esperaba solucionar el tema rápido pero... no sabía como salvo de una manera tosca... y seguro que a Zelda no le gustaría verme tan furioso

-Se directa Baba Yaga ¿Qué es lo que quieres para que nos digas donde está el despreciable Ganon, nuestra hija y la Trifuerza? - Quizás esto último era lo que menos me importaba, cierto es que en antaño, fue una de las partes decisivas para que Zelda y yo vencieramos a Ganon... pero ahora mi único pensamiento se centraba en destruir a Ganon mientras Zelda rescataba a nuestra hija...

Cierto es que acabar con un cuerpo no es acabar con el mal, por mucho que me pesase y por mucho que me negara a verlo, el mal había vuelto y daba igual que fuera en forma de Ganon, el hecho era que debíamos volver a luchar otra vez, y yo estaba más decidida que nunca.

-Estoy dispuesta a hacer lo que sea por salvar a Zelda, incluyendo mi propia vida. Miraba fijamente a Baba Yaga, mis pupilas no se apartaban de las suyas queriendo trasmitir mi confianza y sinceridad al respecto.

-Por favor danos toda la información de la que dispongas, si hace falta yo pagaré el precio. No temía a las tinieblas, no si era por salvar a nuestra hija, tengo mis prioridades claras en esta vida y una de ellas es mantener la seguridad de mi hija por encima de la mía si hace falta.

Me agarré a la silla encorvando un poco los hombros, como quien se prepara para recibir un golpe por su posible respuesta.

De manera fulminante la bruja miró a la reina.

- Comprobemos entonces si realmente estáis a la altura de lo que pido... - sonrió mientras se acercaba más.

- A veces los precios a pagar no se calculan en oro, joyas o incluso tierras. Hay veces que algo tan limitado como nuestro tiempo es la mejor moneda de cambio - rió para sus adentros.

- Os ayudaré si consentís sacrificar parte de vuestra juventud... oh reina de Hyrule - su semblante se tornó funesto. Baba Yaga parecía sacada de la peor de las pesadillas.

- Dejadme absorber parte de vuestra energía y os daré lo que necesitáis para proseguir... juro que no morirá en el proceso... - drásticamente comenzó a frotarse las manos; desde que dijo esas palabras no dejó de mirar a Zelda.