Como la balsa ya estaba levemente flotando durante su construcción en el agua, y dispuesta horizonzalmente al mar, resultó fácil tirarla a aguas más profundas.
Luego Link comenzó a remar, atravesando así la distancia. No dijo nada a Zelda; ella también estaba remando, de todas formas, habría costado mucho más tiempo si él sólo habría remado, pese a que no le gustaba nada que ella se esforzara tanto.
¿Pero habría podido casarme con una mujer otra que una mujer guerrera? se preguntó otra vez, ya conociendo demasiado bien la respuesta.
Zelda debía ser muy cuidadosa. Nunca había viajado en una embarcación tan improvisada, y había muchos elementos sobre los que estar alerta. Desde mantener el rumbo y ritmo de remada hasta no perder el equilibrio, ya que desde luego sería un problema importante que alguno de los dos se cayera de la balsa. No es que dudara de las capacidades de Link, pero sí que notaba su confianza fallar en este tipo de situaciones que tan desconocidas le eran.
La reina dedicó un momento de introspección a repasar la misión hasta ahora. Tenía que admitir que habían resuelto los desafíos que se les habían presentado con soltura, pero no podía evitar tener el presagio de que lo más complicado estaba por llegar.
- ¿Crees de verdad que esa mujer sabrá decirnos dónde está nuestra hija?
Ahora había llegado el momento de la verdad, echarla al agua y probar si realmente era estable.
Una vez todos dentro, la balsa se mantuvo a flote ¡eso era fantástico! Con el impulso necesario la balsa se adentró en el ancho mar, navegando a ritmo lento pero seguro.
El viaje transcurrió con normalidad, sin embargo en mitad de la travesía un fuerte oleaje sacudió la zona.
Llegasteis a temer tanto por la misión como por vuestra vida, pero un buen trabajo siempre tiene una gran recompensa, eso significó que el haber elaborado la balsa con suficiente pericia y tiempo conllevó a una resistencia y estabilidad que os ayudó a sobrepasar aquellas olas que podrían haber sido fatales.
Ahora el pantano quedaba a la vista, vuestro objetivo estaba aún más cerca: el encuentro con Baba Yaga
Los resultados de la construcción de la balsa han generado que el viaje haya sido seguro a pesar de los contratiempos. El pantano está a la vista con lo cual ahora debéis narrar vuestro último mensaje de la escena.
Los primeros minutos en la mar fueron tranquilos. Zelda había viajado en barco alguna vez, pero siempre había sido desde la comodidad de una nave de la armada real de Hyrule y nunca desde una embarcación improvisada. Cuando el oleaje comenzó a sacudir la balsa la reina vivió auténticos momentos de terror. Más de una vez buscaron sus ojos los de su esposo buscando apoyo, esa chispa de valentía que nunca se apagaba en Link.
Por suerte, y como se suele decir, tras la tormenta llegó la calma. La reina puso paz en sus pensamientos y su mente se dedicó de nuevo a repasar su objetivo y sus posibilidades. El pantano de Baba Yaga se hacía más grande conforme se aproximaban a él, y quién sabía los peligros que tendrían que afrontar allí.
Link remaba con determinación, tratando de dejar fuera de su mente las preguntas acerca de lo que iba a esperarles en el pantano. Había que afrontar los problemas uno a la vez, no todos a la vez. Cada lugar en que se hallarían traería sus propios peligros y retos.
Y ahora el reto fue de legar sano y salvo a la orilla del otro lado…
Poniendo toda su concentración en este cometido, Link supo guiar la balsa con fuertes movimientos, durante todo el tiempo apoyado por su esposa.
Cuán orgulloso he estado tratando de dejarla en el castillo… en realidad me habría sido imposible prescindir de su ayuda. Tal vez incluso es ella la protagonista y yo no hago más que ayudar.
Al final llegaron a la orilla.