“No!”
Link se interpuso, poniendo la mano sobre la empuñadura de su espada, sin embargo, sin tirarla de la funda. Fue un gesto más bien instintivo que calculado, pero luego habló en voz tan firme y pausada que estaba claro que estaba lejos de perder el dominio de sí mismo.
“Disculpe, pero pide demasiado sin poder dar seguros. Tendríamos que tener una fe ciega en usted, sin conocerle, ni sus intenciones. Y aunque si tuviéramos una tal fe, lo que propone no es un sacrificio, pero una medida desesperada, y la desesperación nunca es buena consejera. No hay que combatir el mal con el mal; y extraer la energía de vida de alguien diferente sí es malo. Además, en realidad no supone ningún sacrificio, pero significa hacer algo fácil – simplemente decir ‘sí’ a usted – para obtener lo que anhelamos. No se equivoque. Mi mujer no es vana: perder su juventud para ella no significa nada, ni para mí. Mi amor por ella es incondicional.” Link lo dijo sin el menor signo de embarazo. Un amor que es seguro de sí mismo puede declararse en todas partes sin sentir ninguna impropiedad en la declaración, porque nunca es impropio declarar lo evidente; como que el agua es transparente o el cielo azul. "Desde luego, hay que sospechar de las soluciones demasiado faciles."
Link se puso inquieto, preguntándose si no habían cometido un grave error viniendo aquí a solos. Realmente, ¿qué clase de ayuda hemos esperado obtener de una bruja?
La bruja pedía algo de lo que era difícil desprenderse. Zelda tenía determinación suficiente como para dar su vida por su reino si era necesario, pero siempre teniendo en cuenta un objetivo. Su vida no solo le pertenecía a ella, una parte pertenecía a Hyrule, y otra pertenecía a su marido. A pesar de que se veía tentada a aceptar la oferta de Baba Yaga, tuvo que considerar que no podía tirar su vida por la borda de esa manera.
Tenía mucho que agradecer a Link, por intervenir de la forma que lo hizo o por sus más sinceras palabras, incluso frente a un total desconocido de cuyas intenciones nada sabían. Sus ojos buscaron a los de Link en una muestra de afecto y agradecimiento antes de hablar:
- Vuestra oferta es algo que no podemos aceptar ahora mismo. No me malinterpretéis, si bien podría dar mi juventud y mucho más por mi hija y mi reino, nos encontramos al inicio del que va a ser un peligroso viaje, y ceder ahora mi fuerza vital nos pondría a mí y a mi esposo en una situación que nos aboca al fracaso. Estoy segura de que hay otro modo de que podamos entendernos.
La anciana os miró.
- Vaya... esto sí que no me lo esperaba. Dos jóvenes reyes que han antepuesto su propia seguridad antes que la vida de su hija y la estabilidad de su reino - la mujer parecía pensativa.
- Bueno, entonces si no queréis aceptar mi ayuda y nuestro trato poco más puedo hacer por ustedes... queridos "salvadores de Hyrule" - parecía que aquellas últimas palabras iban con un tono diferente, como si estuviese intentando ser irónica.
- Antes de que os marchéis para no volver, pensad qué le diréis a vuestra hija o a vuestros súbditos cuando tengáis que explicarles que habéis dejado que la oscuridad les consuma por vuestro egoísmo - tras aquello comenzó a reír y parecía que la bruja empezaba a desvanecerse. ¡Tendríais que tomar una decisión muy importante!
¡Aceptar el trato!
Salir de la cabaña
¿Anteponer nuestra propia seguridad al bienestar de nuestra hija y de nuestro reino? Realmente, Baba Yaga no puede habernos escuchado.
Pero Link, sabiendo cuan grotesca era, no se preocupaba más de la acusación de egoísmo y cobardía.
En lugar de esto, buscó de inmediato la mirada de Zelda. Les incumbía tomar una decisión que, evidentemente, nadie de ellos podía tomar por sí mismo. Habló en voz baja a su mujer, aunque sabiendo, por supuesto, que la bruja les estaba escuchando: “Yo saldría de aquí sin mirar atrás. El mal no puede combatirse con lo que es mal. Pero desde la desaparición de nuestra hija, no me siento más el mismo hombre. De hecho, confío más en tu criterio que en el mio y me someteré a tu decisión.” Estaba sincero con cada palabra que acababa de pronunciar.
Zelda escuchó con atención las palabras de la bruja. A la reina le quedó claro que ellos estaban en una situación de necesidad, pero la actitud aparentemente beligerante y altiva de la bruja escondía algo. Necesitaba absorber juventud, y su situación de ventaja podía tornarse. Mirando a los ojos a Link, conmovida por su intervención, decidió no hablar para no poder darle más información a la anciana. Es posible que incluso estés leyéndome el pensamiento, anciana. Si es así que sepas que no voy a permitir que una bruja de la espesura que se alimenta de la fuerza vital de otros me de lecciones sobre sacrificio o sobre cómo gobernar mi reino.
- Tendrás lo que pides, Baba Yaga, pero se hará bajo mis condiciones. Extraerás parte de mi energía pero me dejarás más que suficiente para cumplir la tarea que tenemos entre manos, así como para servir a mi reino durante bastante tiempo. Podemos llegar a un acuerdo ahora, pero igual que nosotros tenemos en cuenta vuestro poder, no pienses que somos mendigos de los que os podéis aprovechar. Si bien el agradecimiento de Hyrule puede ser grande, también lo puede ser su retribución, y nuestros más fieles consejeros saben que partimos en esta dirección. - dijo la reina en tono formal, sin proferir una amenaza pero dejando muy claro su punto de vista.
La bruja asintió en silencio como dando a entender que entendía "vuestras condiciones"; ya no había marcha atrás, se supo en el instante que colocó sus huesudas manos sobre la sien de Zelda.
- Ahora... ahora relájate niña... piensa que haces esto por un bien mayor... sí... mucho mayor... - Baba Yaga cerró los ojos y comenzó a murmurar algo. Los sonidos eran indescifrables pero tenía todo el aspecto de formar parte de un ritual.
Las velas que había alrededor vuestra comenzaban a parpadear como mostrando que algún tipo de fuerza sobrenatural estaba allí ejerciendo su poder como aliada hacia la bruja.
Zelda pudo sentir como el ritual tenía efecto. Notaba que había algo dentro de ella que se lo estaban arrebatando ¿su vitalidad? ¿su energía? ¿su alma? Eran grandes incógnitas ahora.
Por momentos la reina comenzó a sentirse débil, pero sabía que tenía que resistir o todo habría sido en vano. El papel de impotente observador por parte de Link tampoco era agradable.
De repente, todas las velas se apagaron y Zelda sintió que las manos de la bruja dejaban de posarse en ella... ¿había acabado todo?
Como por arte de magia, las luces de las velas volvieron a encenderse.
Baya Yaga ya no estaba, en su lugar había una mujer de tez morena que sonreía de manera picaresca mientras contemplaba sus propias manos.
- Parece que vuestra parte del trato se ha completado - dice sonriente.
Zelda ha perdido un punto de vida de manera permanente (ya le he actualizado la ficha)
Link no estaba nada convencido que la decisión de su mujer fuera la correcta, pero la consideró la decisión correcta porque fue la de su mujer, y en ella sí confiaba ciegamente.
Al momento que la bruja puso sus manos en el seno de Zelda, tuvo que retenerse ; apenas podía sufrir quedar así de lado mientras que su mujer sufría daño.
Cuando los velos se encendieron de nuevo, en lugar de volverse hacia la mujer bella que antes había sido la bruja, se volvió hacia Zelda y la abrazó brevemente. « ¿Cómo estás ? » preguntó en tono de preocupacción.
Cuando la bruja puso las manos sobre sus sienes lo que sintió la reina no era fácil de describir. Se trataba de una especie de mareo, una sensación de flotabilidad, como si algo muy importante escapara de ella misma. Era algo que parecía casi un sueño pero que a su vez era muy real. Le costaba pensar con claridad y esto la frustraba. En algún momento se arrepintió del trato con la anciana, pero se dijo a sí misma que esto era por su hija y por su reino.
Y se sobrepuso. Lo siguiente que Zelda recordaba era sentir el abrazo de Link y su expresión de preocupación. Una parte de ella sentía que había fallado a su esposo aceptando el trato. - Es-Estoy bien. Solo necesito recuperarme un poco... - alcanzó a decir mientras su cabeza volvía a su sitio. - No había otro modo... Lo siento mucho, pero es por Zelda y por Hyrule... - dijo mirando a los ojos a Link antes de volverse hacia la bruja.
- Nuestra parte del trato está cumplida. Espero que hagáis honor a vuestra palabra. - dijo Zelda, aun afectada por la experiencia.
La mujer comenzó a tocarse sus propias mejillas mientras no borraba la sonrisa de su rostro.
- Soy una mujer de palabra... os daré vuestra justa recompensa... - con mucha vitalidad y casi tarareando una canción, Baba Yaga rebuscó dentro de su viejo arcón.
- Esto no es.... esto tampoco - comentaba mientras se oía de fondo el sonido de objetos moviéndose.
- ¡Sí, la encontré! - dicho aquello se acercó de nuevo a ustedes.
En sus manos tenía un artefacto bastante común ¡se trataba de una flauta!
- Tomad... es vuestra... - comentó mientras os la ofrecía con delicadeza.
- Esta flauta os llevará directamente allá donde vuestro destino os tiene reservado un hueco... aunque a veces sea mejor alejarse de lugares así - os contempló con interés.
Link correspondió con comprensión y compasión a la mirada de Zelda. Ahora que la decisión había sido tomada importaba poco poner en duda que había sido la decisión correcta. Lo hecho estaba hecho, y tal vez esta característica de lo ya acontecido, del pasado, era también su mejor consolación. Había que mirar adelante porque no había otra cosa que hacer.
Se volvió hacia Baba Yaga, contemplando su nuevo aspecto rejuvenecido, pero sin ninguna especie de sorpresa o incluso admiración, sino con una indiferencia tan total que rayaba en el desdén. Era une belleza impura por haber sido adquirida con medidas impuras.
Le habló a la bruja en tono neutro, pero firme. “Por favor, mi mujer le ha dado mucho, confiando en su palabra”, repuso Link a las palabras nuevamente muy vagas de la bruja. “Dice que es nuestro destino llegar al lugar donde la flauta va a llevarnos. Pero no dice nada sobre lo que nos esperará allá, aunque evidentemente lo sabe. Comprendo que no es el paradero ni de nuestra hija, ni de la Trifuerza, pero además de esto, usted se calla. Pero después del sacrificio de mi mujer no se merece una información tan poco fiable. ¿Qué hay allá? ¿Acaso une nueva amenaza que deberemos afrontar?” Esto sí no le soprendería a Link.
El cambio en la bruja era algo que no esperaba en absoluto. Aun sin reponerse del todo de su experiencia, Zelda se encontraba algo confusa con respecto al "regalo" de la ahora rejuvenecida Baba Yaga. Es cierto que algunos objetos que pueden parecer insignificantes son capaces de cambiar el destino, pero ¿era esta flauta algo más de lo que parecía? La bruja hablaba con enigmas, y la situación y el sacrificio que habían hecho requería algo más de claridad. Por suerte, Link intervino de forma certera, así que la reina decidió seguir con las preguntas planteadas por su marido:
- Sobre todo quiero saber por dónde podemos empezar. Aunque sea un instrumento poderoso, nada podemos hacer con esta flauta si no sabemos cómo hemos de comenzar nuestro viaje o sin saber cómo nos puede ayudar exactamente. Creo que no pedimos demasiado después de... lo que hemos aportado.
Baba Yaga antes de que os marcharais, intentó despejaros las dudas.
- Infravaloráis mi parte del acuerdo sus majestades - dijo con algo de retintín.
- Lo que debéis hacer ahora, para así calmar vuestras conciencias, es cogeros de la mano y que alguno de ustedes sople pensando en el lugar donde deseáis estar. Intentad que vuestras ideas sean claras puesto que una mala interpretación puede ser fatal - rió
- ¡Ah! y cuando volváis a vuestro castillo no olvidéis darle recuerdos de mi parte a mi hermana Impa - con una risilla picarona Baba Yaga desapareció en una nube de humo. Ahora estabais completamente solos en su choza con aquella misteriosa flauta en vuestro poder. ¿Habrá merecido la pena el sacrificio?
A Link la pareció que Baba Yaga les había hecho una mala jugada, entregándoles un objeto que, aunque útil, no correspondía a lo que habían pedido en cambio.
“Espera!” Alzó una mano en la oscuridad temiendo que la bruja ya había desaparecido por completo. Habló rápido y en voz muy alta. “Si no me equivoco, aún no ha cumplido con su parte del trato. Parece que nos ha dado una flauta que puede llevarnos al lugar donde deseamos estar, pero no nos ha dado ninguna indicación acerca del paradero de nuestra hija o de la Trifuerza. Y como usted nos avisa que no debemos visualizar deseos poco claros sobre donde queremos transferirnos, simplemente visualizar nuestra hija no nos llevará a ella, porque no tenemos ni idea en qué lugar se halla."
Estaba seguro de que la bruja aún le escuchaba, pero si respondiera era más bien dudoso.
Aparte de eso, ¿había mencionado la anciana ser hermana de Impa? ¿Cómo era posible que su consejera nunca hubiera mencionado este hecho? ¿Tendría Impa el poder de rejuvenecer tal como ha hecho Baba Yaga? Puede que eso explique su avanzada edad...
Estaba claro que había mucho en la lógica y en las motivaciones de Baba Yaga que no alcanzaban a comprender. Estaba claro que no quería el mal para el reino y por eso no era un enemigo para Zelda, pero por otro lado jugaba con sus propias reglas, por lo que había que tener cuidado con lo que se le hacía o decía. Link intentó debatir a la anciana, esgrimiendo el argumento de que Baba Yaga no había cumplido su parte del trato. Zelda reflexionaba mientras escuchaba a su marido, observando fijamente el instrumento musical que se les había dado. ¿Es posible que realmente tenga tanto poder?
- Es probable - comenzó a decir tras la intervención de Link - que baste con eso. Creo que alcanzo a entender lo que quieres decirnos. No necesitamos saber dónde está nuestra hija, solo visualizarnos junto a ella y la flauta hará el resto. ¿Estoy en lo cierto, Baba Yaga?
Estábais solos en la cabaña, nadie respondió vuestras preguntas...
El silencio fue la única respuesta que recibieron, pues Baba Yaga se había esfumado. Era la primera vez que disponían de algo de "tranquilidad" para pensar desde que comenzaran su viaje. Al fin y al cabo, seguían en la cabaña de la anciana, quizá el punto más seguro de todo el pantano.
Zelda no sabía qué pensar exactamente sobre la bruja. Le daba la sensación de que la mujer solo quería sentirse joven de nuevo, y debía hacerlo a costa de los demás. ¿Habría hecho el mismo ritual si nuestras intenciones hubieran sido malvadas? Era mejor no dar vueltas a eso ahora.
Volviendo a su presente situación, buscó los brazos de su marido en un abrazo largamente necesitado. Sabía que probablemente Baba Yaga los estaría observando, pero no le importaba. Una parte de ella sentía que había fallado en sus deberes hacia su esposo al entregar tan fácilmente parte de su energía. Quizá el mayor defecto de la reina Zelda es que se aplicaba a sí misma exigencias que no planteaba a los demás, y para ella lo que hacía nunca era del todo suficiente.
- Espero que puedas entenderlo, no había otro modo y no podíamos arriesgarnos a fracasar sin una sola pista de cómo llegar hasta Zelda. Si hubiera visto otra forma no hubiera aceptado, te lo prometo, pero si es posible que un mal parecido al de Ganon o Ganon mismo hayan vuelto voy a dar todo lo necesario para erradicar dicho mal. - dijo a su esposo antes de que su vista se fijara de nuevo en la flauta que Baba Yaga les ofreció. - ¿Crees que deberíamos probar mi teoría? Es posible que solo visualizándonos con ella podamos viajar a donde se encuentre, pero no sabemos dónde acabaríamos y no hay marcha atrás... ¿Estás listo?
Link apretó el hombro de su mujer y respondió con calma : « No tienes nada por que justificarte. Ahora mismo no podemos saber si fue la decisión correcta, y tal vez sí la fue. Sólo tratamos ambos de hacer lo mejor, según lo que entendemos. Y… »
Cerró los ojos y se enjugó la frente. Al abrirlos de nuevo, la determinación lucía en ellos. « Sí, así lo haremos. Pondré mis manos en tus espaldas y visualizaré estar juntos con ti y Zelda. Y te dejó a ti tocar la flauta. Siempre fuiste la más musical. »
Las manos que puso en las espaldas de mujer no sólo le conectaban a ella, pero también la sostenían.