Partida Rol por web

Los mendigos que abatisteis en la casa de la curandera llevaban un plano detallado de donde debían encontrarse con Vondrella. Laurel, con vuestra inestimable ayuda, acabo dando con un remedio, y tras suministrároslo a vosotros, lo empezó a repartir por todo Falcon Hollow. En cuanto os recuperasteis todos de las fiebres y escalofríos, os pertrechasteis para asaltar el lugar donde debería encontrarse la sacerdotisa.

Un par de cultistas la acompañaban, y una especie de muerto reanimado. Además había varios lugareños desnudos, bañados en sangre, todos alrededor de una mesa donde había servida montones de carne cruda, sangrante, un enorme cáliz y la sacerdotisa como maestra de ceremonia.

Vuestro ataque fue rápido, preciso y mortal. En cuanto aparecisteis, casi todos los cultistas salieron huyendo, el reanimado apenas entretuvo a Neferet un par de asaltos. Gartuk y Belteil acabaron con los druidas, mientras que los dos paladines dieron cuenta de Vondrella con una velocidad asombrosa.

Habíais erradicado la plaga y descubierto la fuente de su mal.

Los responsables de la horrible plaga han perecido como castigo por sus crímenes y los miembros de la Sociedad de Pathfinder vuelven al pueblo de Refugio del Halcón con el deber cumplido y obrando en su poder el Cáliz de Isandea, el artefacto maligno que creaba la plaga.

Laurel os ofrece su casa para pasar unos días, ofreciéndoles cuidados y comprobando que la enfermedad no acabe con ellos.

En esos días observáis que en Refugio la plaga se extiende pero las muertes que habrían sido de cientos sin el remedio se quedan sólo en unas docenas, Laurel otorga todo el crédito del remedio a la Sociedad Pathfinder y en particular a vosotros seis con lo que pasáis a ser bastante conocidos en Andoran y respetados por todos los Andorianos (aquí irá una recompensa de escenario).

Justo antes de marcharos, al alba del día de la partida Laurel os lleva a (otro, sí otro más) claro del bosque donde al parecer os espera una persona embozada...

-Hay alguien que quiere daros las gracias...-

La figura se acerca y podéis ver que lleva una túnica con capucha hecha de una tela finísima que parece tejida con tela de araña plateada, cuando se la quita teméis por un momento quedaros ciegos al ver tanta belleza condensada en un rostro femenino pero afortunadamente sólo sois recompensados con la visión de la mujer más hermosa que hayáis visto nunca.

Su voz es aterciopelada y suave, cuando habla os llega al corazón.

-Os saludo, miembros de la sociedad Pathfinder, y os doy las gracias por ayudarme a mí y a mis súbditos en estos días terribles, es un alivio para mi corazón que mis esperanzas en la humanidad y en las demás razas mortales como los enanos, elfos y medianos, no estaban desencaminadas.-

-Como os imaginaréis soy Syntira, y estos son mis dominios... amenazados desde hace tiempo por la codicia y la gente sin escrúpulos que toma más de lo que lo que crece.-

-Pero mi intento de paz con el Consorcio Maderero queda para otra ocasión, vosotros habéis solucionado un peligro que estaba matando a mis súbditos por docenas, nos habéis ayudado en una época de necesidad y por tanto desde ahora y en adelante la Sociedad Pathfinder y las Hadas del Bosque de Arthfell pueden considerarse aliados-

-He transmitido a mis súbditos y encargado a mensajeros de mi raza que cuenten vuestra hazaña en todos los lugares feericos de este plano y del otro, pero la memoria de mi pueblo es corta y aunque os presten ayuda personalmente alguna vez, sólo será una. Laurel me ha hablado de vuestro valor, el pueblo feerico conoce vuestros nombres, y quedaran ligados para siempre a la bravura de vuestros actos. Os deseo una larga vida.

Desde luego esto es mucho más de lo que habéis conseguido de los líderes de Refugio del Halcón, que no os han dedicado ni una palabra de agradecimiento y donde una vez curados los últimos enfermos se han dedicado a ahorcar a los mendigos que han podido atrapar por "propagadores de enfermedades" y luego de paso a los estibadores por "sediciosos traidores"... algo que no comprendéis. Después de sus cálidas palabras, Syntira os embelesa con su sonrisa y un suave roce de su mano en vuestras mejillas, y abandona el claro exactamente por el mismo lugar donde había venido.

Y colorín colorado….