Partida Rol por web

Abro uno de mis cajones y saco una pequeña bolsa de dinero que tengo disponible para los viajes, cojo uno de los mapas sin marcas y me levanto con tranquilidad. Esperaba un par de días más para que Lihl se adaptase y poder entrenar un poco para conocernos, pero siempre estará bien hacerlo sobre el terreno. Es más directo

- No es en absoluto normal que nos convoquen a todos los profesores...- Respondo a Lihl mientras voy hacia la puerta, sorprendido al ver que se me ha adelantado.- Reunámonos todos en la entrada. A ver qué demonios ha ocurrido esta vez

*Cierro la puerta al salir y conduzco a Lihl hasta la entrada...*

Cierro la puerta al salir y conduzco a Lihl hasta la entrada

Al llegar. parece que somos los primeros en llegar y solo nos está esperando Edvard, por lo que me apoyo contra la puerta,  saco otro de mis puros y lo enciendo, esperando a que llegue el resto del grupo

- A ver Ed...- comento mientras miro fijamente al "conserje".- ¿Qué demonios se supone que tenemos que hacer ahora? La última vez que nos convocaron a más de uno, se armó las de dios... Nunca mejor dicho.- comento terminando con una estruondosa risotada.- ¿Qué tipo de clase le vamos a dar a los jóvenes esta vez?

Me había pasado las horas leyendo el libro usando mi habilidad para pasar las paginas con cuidado lentamente sin usar mis manos, puesto que el roce, la grasa y el sudor de esta podían dañar mas el libro, el libro en si no importaba información valiosa, pero era una buena forma de matar el tiempo mientras esperaba el regreso de su profesor.
Cuando a través del hielo apareció una figura que bien llamaba a todos para un viaje, una misión, alce mi brazo en alto por mi  primera victoria en ese lugar, habían usado mi nombre completo sin embargo parecía haber un error con la información que tenían sobre mí, pues era sabido que era perseguido por samael y estos debían de tener puesto precio por su cabeza.
En fin deje sobre la mesa el libro con cuidado me levante de la silla y estiré mi extremidades y me dirigí hacía la puerta con la intención de abrirla e ir hacía el lugar de la reunión.

Para cuando el primer dúo alcanza la entrada, Edvard se encuentra ultimando los preparativos que darán comienzo al viaje. Justo enfrente de ellos pueden ver un par de coches de caballos, ambos son de tamaño medio, techados, no muy ostentosos y remolcados por un par animales; pese a no ser del todo idénticos, ambos son modelos sobrios que parecen querer evitar llamar la atención en la medida de lo posible. El hombre que les aguarda alza la vista en dirección a la puerta, mientras termina de amarrar uno de los caballos.

Nos vamos de excursión, Profesor –responde, ahogando una risa.- Os daré los detalles cuando estemos todos, por el momento ambos deberíais comprobar si lleváis lo necesario para pasar una larga temporada fuera.

Asegurado el nudo, se pone en pie y sacude las manos en un par de palmadas. Acto seguido, se aproxima a la puerta del carro y saca un juego de llaves del bolsillo del pantalón.

Aunque, si tienes mucha prisa… siempre podemos hablarlo mientras esperamos a los demás, relajándonos con un par de esos puros tan buenos que paseas por todas partes.

Logra dar con la llave correcta y abre la puerta del primero de los coches.

Tras escuchar la invocacion, Arryken apuro la bebida que estaba disfrutando en su cuarto. Este estaba adornado con tapices, grabados y otras distintas reliquias artisticas de Solomon, la tierra que sus antepasados habian perdido y el tanto añoraba. En una esquina podia verse, entre tanto esplendor y elegancia, una pequeña mesa de trabajo con tornillos, balas de distinto tamaño y algunos tipos de polvora en pequeños contenedores desperdigados por aqui y por alla.

Cruzo la fortaleza con su distinguido paso seguro y gracil, ignorando completamente a las muchachas (y algunos muchachos) del estudiantado que se daban vuelta al mirarlo pasar. Tan perdido estaba meditando sobre la mision (la ultima vez que tantos agentes habian sido convocados habia sido un... suceso, cuanto menos), que llego antes de darse cuenta.

Saludo con la cabeza y una sonrisa a los que ya se hallaban alli, y luego dedico a Ikki una mirada de gentil reproche.

-Es necesario que hagas eso frente a los jovenes? pregunto con desaprobacion mientras señalaba con la barbilla el puro encendido, completamente oblivio al hecho de que el tenia mas o menos la edad de los aprendices.

Esperé unos segundos por si mi alumno quisiera preguntarme algo más. Nada. Sonreí para mi mismo y me dirigí hasta mi despacho. Pero antes de llegar una imagen familiar volvió a aparecer ante mi.

- Buenas tardes señorita. Cuanto tiempo sin veros. - Sonreí con amabilidad.

Escuché sus palabras con atención, y asentí. Al fin y al cabo, era lógico lo que decía. Pero... la idea de ir todos... era un tanto... peculiar.

- Ains. - Suspiré. - Sea como vos digáis. - Incliné la cabeza con los ojos cerrados y mano en el pecho a modo de respeto y cortesía mientras ella iba desvaneciéndose. Abrí los ojos aún en la misma posición cuando ésta ya no se hallaba en mi presencia. Ojos que por un momento brillaron con un tono oscuro.

Entré en mi despacho y me llevé mi pequeña libreta de apuntes y algo para escribir. Tras eso mis pasos me guiaron a donde me esperaba mis compañeros y a ellos Edvard.

- Buenas tardes. - Saludé a cualquiera que estuviera presente.

Poco después de escuchar la desgarradora voz de mune, retrocedo hasta caerme de la cama y me arrastro hasta llegar al ventanal que separa la habitacion del frio exterior.

Agarrando el pecho con el puño y rezando a los antiguos dioses para que mi corazon se mantenga donde  estaba, grito con voz ahogada.

 ¡SI SI SI SI SI SI, YO CON-CONTAR TODO, NO MATAR MI!

Empiezo a hiperventilar mientras la grotesca imagen de mune se mezclan con mis negros recuerdos casi olvidados.Trago algo de saliva para intentar tranquilizarme y poder decir mas de dos palabras seguidas sin tartamudear.

Yo-yo nacer humano, vivo humano y morir humano.

Suspiro e intento tranquilizar mi cuerpo mirando al suelo.

Nacer en Itzi jungla hace 21 inviernos.Tras 4 inviernos, pueblo mi ser arrasado y todos condenados.

Yo servir  14 inviernos en thor, alli aprender hablar y poco mas.

Tribus jayan liberarme, tribus jayan adiestrarme.Todos ellos depositar esperanzas en mi.No quiero recordar mas, piedad...

Aprieto fuerte mis dientes intentando aguantar el miedo con la rabia que siento de aquella época y me incorporo tambaleandome

Gracias a ellos yo estar aquí

aprieto el puño con firmeza mientras que con la otra mano abrazo mi brazo derecho.Miro a mune dejando ver ligeras lagrimas salir de mis ojos marrones.

Yo en deuda estar con ellos, Mi deber era ayudarles.-agacho la cabeza resignado-Pero Ueman débil, no poder ayudar.Ueman venir academia para ser fuerte, no poder volver a dejar nadie morir.Nunca mas(Notas como esta parte la dice sin acento)

Recojo mis armas, así como la piel de manticora y sin ponermelas, solo sosteniendolas con los brazos.

Según escucháis gritos viniendo de mi habitación, salgo de esta tiritando y abrazándome a mi mismo con los brazos, mientras avanzo con paso torpe al pasillo.

Notáis a Ueman muy cambiado, sus roídas ropas han sido sustituidas por lisas prendas blancas, y su peinado de punta ahora es un delicado corte de pelo hacia atrás.

Tras dar varios pasos , acercándose a los profesores, con la mirada baja os dice.

Li-listo...

Pongo una sonrisa de satisfacción. -Mejor. Gracias por compartirlo conmigo.- Me acerco y aprovechando que está sentado en la cama (es decir, con su cabeza a la altura de la mía) lo envuelvo en mis brazos con gentileza. -Eres mi protegido, así que no tienes nada que temer mientras yo esté contigo. Pero los miedos del pasado son algo que debes superar por tu propia cuenta. No puedes dejar que te controlen para siempre.
-Y no me refiero a olvidarlos, no. Superarlos es algo distinto. Superarlos es usar esas malas experiencias a tu favor y enorgullecerte de ellas.- Me desprendo del abrazo, manteniendo suavemente mis manos en sus mejillas. -Es uno de los primeros pasos que debes dar para dejar de ser el débil que crees que eres, y para proteger a tu gente.

-Ara...- La transmisión de la directora nos interrumpe. -Bueno, parece que tendremos que ir. Recoge tus cosas y que no se te olvide nada, sí? Fufufu~  En una de las paredes hay un mueble diseñado para guardar espadas, pero la mayoría de los espacios están desocupados. Solo dos de ellos contienen armas, ambas del mismo color oscuro*, pero de diseños algo diferentes. Las recojo y las sujeto a mi espalda con un arnés, al mismo tiempo que mi ropa cambia de forma por una más cómoda para moverse ágilmente durante el combate. -Vamos~?

Mi cuerpo pequeñito aparece detrás de Ueman, llevando ahora una vestimenta más cómoda para viajar, cambiando la falda con volantes por un bonito pantalón, aunque manteniendo el estilo gótico de siempre. También llevo un arnés que sujeta un par de sables a mi espalda.

Hago aparecer de la nada otra vez la sombrilla rimbombante y la abro, aunque a esta hora ya no hay casi sol.

Tras el primer par, el resto de los convocados no se hicieron esperar y poco a poco fueron atravesando la entrada para reunirse en el punto designado. Justo enfrente de ellos pueden ver un par de coches de caballos, ambos son de tamaño medio, techados, no muy ostentosos y remolcados por un par animales; pese a no ser del todo idénticos, ambos son modelos sobrios que parecen querer evitar llamar la atención en la medida de lo posible. Edvard le echa un vistazo a cada uno de los presentes según van llegando sin mediar palabra de momento, tan solo comprueba si el conjunto está preparado para partir.

Su gesto imperturbable no cambia un ápice al aparecer Neku Deku, Arryken, Solomon… pero una ceja se arquea al presentarse ante ellos un cohibido Ueman de aspecto muy cambiado que, con la cabeza gacha, intenta mezclarse entre los demás. Su expresión evoluciona con rapidez, sus ojos se abren como platos mientras sus pupilas siguen clavadas en el joven, aprieta los labios y sus mejillas comienzan a hincharse, tratando de contener la bocanada de aire que lucha por salir al exterior, en un último intento de centrar su atención en cualquier otra cosa desvía la mira a un lateral, sus ojos presentan ya un reflejo vidrioso en ellos, y aquel gran hombre finalmente… cae derrotado.

¡HAAAAHAHAHAAAA! –rompe a reír llevándose ambas manos al abdomen y cayendo de culo al suelo.- ¡¿CÓMO SE PUEDE SER TAN HIJA DE PU-HAAHAHAHA! –la carcajada se prolonga varios segundos hasta que, falto de aire, intenta serenarse mientras vuelve a ponerse en pie. Tras el joven aparece ahora la principal sospechosa de la transformación- Ay… pffjeje… je… -respira profundamente un par de veces y seca sus lágrimas.- Bueno, venga… va…

Alza la cabeza y se cuadra frente a los citados, con la firmeza y solemnidad que demostraría un soldado de alto rango pero conservando aún el rubor en su rostro a causa de la falta de aire.

Camaradas, sabemos que es un tanto repentino, pero hemos sido llamados hoy para cumplir una misión de suma importancia que servirá para que los nuevos integrantes cuenten con una experiencia de primera mano de lo que significa “trabajar por una causa”.

Partiremos esta misma tarde hacia el norte de Gabriel usando estos carros. Nuestra misión es encontrarnos con el agente que nos esperará en la capital y, una vez allí, completar una transacción para finalmente volver con la mercancía sana y salva. Nos dividiremos entre los dos carruajes, que deberán ser conducidos por personas que sepan mantener los ojos bien abiertos. La razón de que seamos tan numerosos es tanto por la importancia de asegurar la mercancía, como la de conseguir que hasta los menos experimentados regresan vivos a casa.

¿Alguna pregunta?

-Sí.- Respondo al instante, llevándome el pelo hacia atrás. -De verdad vamos a viajar en estas porquerías? Me niego a subirme a cualquier carcacho de estos. Los acompañaré volando a un costado del camino, y de paso haré de vigía.- Dicho esto hago aparecer y despliego mi par de alas de plumas negras, que son de algo más del doble de mi estatura en envergadura.

Mientras pasa el rato me pongo a canturrear, jugueteando con la sombrilla, haciéndola girar. Al agitar despacio mis alas suelto alguna que otra pluma que se pone a dar vueltas por el aire antes de llegar al suelo.

-Para cuándo llega el que falta? Es Touda, verdad?- Bostezo. -Ahora tengo hambre, no he cenado aún.- Señalo a Ikki con un gesto displicente. -Pequeño Shio, por qué no me traes algún aperitivo mientras este rezagado viene?

Las risas de mi compañero Edvard hacen yo también sonría, pero para mis adentros, sin malicia. Observo a Al´Amune, la cual con sus quejas se niega a viajar en los carromatos ofrecidos, cosa que ya me esperaba.

- Ains. - Suspiré. - No creo que sea buena idea eso que haces. Sólo conseguirás llamar la atención, que sé que te encanta. - Mis palabras fueron calmas. Una amonestación sin serla para que no se sentara ofendida. - Y eso... siendo gente con precio por algunas cabezas... no es bueno. ¿No crees? - Sonreí con los ojos cerrados en su dirección, escondiendo la verdad de mis ojos, reflejos del alma.

"No espero que me haga caso. Pero igual entra en razón y piensa un poco."

Me subí a uno de los carromatos. - Ven Neku Deku. - Lo animé a que me acompañara con una sonrisa y gesto de mano.

¿Alguna pregunta?

“Lo raro sería no tener ninguna, ¿Por qué tanta urgencia por ir a recoger mercancía a un lugar tan lejano? ¿Qué tipo de mercancía puede ser como para necesitar tanta escolta? ¿A que se refiere con lo que ocurrió la última vez que les juntaron a todos para una misión?”

Miro desde detrás de Ikki sin el valor suficiente para formular ninguna de las preguntas que recorren mi mente. Parece que ninguno de mis compañeros parece preocupado, incluso hay quienes ya están subiendo a los carruajes.

Intento poner orden en mi mente y vuelvo a la realidad cuando la profesora cita a mi maestro.“¿Pequeño? ¿Pero qué edad tiene est…?” extrañada por esa familiaridad con la que lo ha nombrado me apoyo en mi bastón y palmeo inconscientemente mi bolsa, en ese momento recuerdo que aún me quedan un par de manzanas silvestres que recogí tiempo atrás.

Saco una de las manzanas despacio y la observo, aun tiene buen aspecto, de un color verde brillante. –Esto… si quieres… - empiezo a murmurar sin saber muy bien que decir, en el momento que estoy alargando la mano una de las plumas negras cae suavemente meciéndose por la suave brisa, consiguiendo hacerme pensar que el tiempo pasa más lento de lo normal y poniéndome cada vez más nerviosa.

-Si pretenden que mi persona entre ahí primero quiero que estén completamente limpios al menos.-  Le respondo a Solomon, que ya está entrando. No lo entiendo, podrían esperar afuera que sopla un aire lindo, contrario al olor a humedad que debe haber dentro de esos aparatos que ni merecen ser llamados carruajes. -Y hacerlos más espaciosos... Pero por qué no querrías llamar la atención? A qué le tienes miedo?- Ya mi sonrisa revela un dejo de burla.

Estiro las alas y disfruto de la brisa cuando de pronto me distrae la vocecita de Lihl. -Ara...- Esa manzanita se ve apetitosa, sí. -Muchas gracias~ La tomo y le doy un mordisquito.
Mientras como miro a la chica de arriba a abajo y noto como le tiemblan las piernas y se aferra a su bastón. -Por qué estás tan nerviosa? Anda, te garantizo que te divertirás.- Le doy otro bocado a la manzana con delicadeza, y procuro tragar antes de hablar de nuevo. -Si quieres te puedo contar historias vergonzosas sobre tu maestro para liberar la tensión, te gustaría~?- Me cubro la boca con la mano al sonreír.
Cuando acabo la comida arrojo sobre mi hombro los restos, que desaparecen en un estallido de luz antes de llegar a caer al suelo y contaminarlo con basura.

Todas las personas ya estaban alli cuando conseguí llegar al punto de reunión, caminé a pasos lentos mientras veia como las demas personas hablaban entre ellas, por un segundo me paré para contemplar el sistema de medio de transporte sin mostrar apenas sorpresa.

---Así que este es nuestro medio de transporte...- comento con voz queda, no es un comentario, sino un hecho, parezco meditarlo un poco pero finalmente me encojo de hombros- Sí no hay otra cosa...

Sin mirar a los presentes me subo en uno de los carros

Mis ojos se clavan, aunque no con ánimo de amenaza hacia Al´Amune. - Puedes usar tu incalculable poder mágico para erradicar toda bacteria del lugar. - Dije con calma. - Así lo hiciste con tu pupilo... ¿No es así? - Acabe mi frase sin mirarla a la cara ya que me parecía ya un poco tediosa las circunstancias.

Era una pérdida de tiempo. Esas escusas no valían. Ella simplemente quería dejarse ver y dar gala de sus capacidades. Un aspecto que un día le traerá la muerte, y pronto.

Arryken parece reprocharme el que esté fumando delante de los jóvenes, tema que ignoro por completo. No porque no quisiera contestarle, sino porque veo a lo lejos como se acerca Ueman, completamente vestido de punta en blanco, pareciendo una persona completamente diferente

Mi boca se abre, dejando caer el puro al suelo y quedo durante unos instantes en la misma posición, observándolo de arriba a abajo con la cara completamente desencajada por la sorpresa.- Espera, espera. Esto no ha sido lo suficientemente explícito.- digo mientras vuelvo a coger el puro y lo pongo en mi boca. Cierro los ojos, agito un poco mi cabeza para despejarme y vuelvo a observarlo. Acto seguido, el puro sale disparado hacia adelante, pasando cerca de la cara de Arryken por la fuerza de la risotada por la que tengo que arrodillarme a causa del dolor de estómago.- Por dios Mune!! Esas cosas no se hacen!!! Y Ueman, no te dejes utilizar así por favor, nos vamos a morir de la risa si dejas que haga contigo lo que quiera!!- continúo con la estruendosa carcajada durante un par de minutos, mientras el resto habla y consigo contener mi risa, evitando mirar directamente a Ueman de nuevo

- Bueno... Arryken, tu y yo vamos en el carro de delante. Creo que tus habilidades a distancia son un buen complemento con mi percepción por si nos cruzamos con algo.- Me quedo observando el resto.- Mune, si puedes, ve en el carro de atrás. Siempre puedes saltar hacia adelante si algo ocurre, y si aparece alguien por detrás... haz lo que mejor se te dá.- termino con una sonrisa digna de un psicópata.- Ahora démonos prisa, esperaba un poco de descanso de la última misión, así que quiero mis vacaciones cuanto antes

- El resto ir donde os plazca, y cuidad de vuestros aprendices