Partida Rol por web

Al alzar ligeramente mi vista, detecto cómo cambia la atmósfera al oír el nombre del arte marcial que había mencionado, aunque por suerte parece que sólo les afecta por un momento. La forma de definir ese arte marcial por parte del Maestro Shio hace que note un poco más de vergüenza, pero no mucha porque tengo en mente mi objetivo. Noto la boca seca por un momento, pero me mantengo aún así bastante firme. De hecho, aunque hablo en voz baja, explico:

- El Maestro Dao... Ya me habló de eso... Aunque también de que es un refinamiento del Kung Fu, que conozco bastante bien. -respondo ante las palabras, confiando en que me hayan oído.

Igualmente, habla sobre ponerme a prueba y asiento con más firmeza de la que suelo. Algo dentro de mí quería gritar "¡NO SOY UN ASESINO, NO SOY COMO ELLOS!", pero sabía que todo eso traería demasiadas preguntas que no podía responder ahora mismo. Ya me estaba suponiendo un ejercicio de voluntad importante confiar en que sus dos jovenes y atractivas alumnas oyesen lo que tenía que decir (que cuernos, el mero hecho de decírselo a él ya me resultaba difícil), como para encima hablar de más.

- Me interesan todas las artes marciales. -respondo simplemente.

Estaba buscando la manera óptima de enfrentar con mi propio cuerpo los retos que debía superar. Escucho atentamente las indicaciones de Ikki, sin entender muy bien que al principio ofrecía la casa como vivienda (o eso había entendido) y ahora al parecer era principalmente como zona de entrenamiento, aunque dadas mis características era algo que no me preocupaba en demasía. Así pues, cuando nos ofrece ir a su casa, simplemente asiento, esperando a que "de la orden" para levantarme y seguirlo.

Miro el mapa desplegado por Ikki y donde señala la ubicación de su terreno, mis ojos se abren levemente, curiosamente la maestra Mune me había mostrado un mapa parecido y había señalado cerca de la posición donde había dicho ikki que íbamos a ir. Sera coincidencia.

Rechazo cortésmente con un gesto de mano el ofrecimiento de bebida por parte de Ikki y me fijo en las otras dos personas. La muchacha parecía tímida en un primer momento, pero ahora parece mas abierta, incluso le sirve la bebida a Shio. En ese momento el muchacho habla mencionando un estilo de pelea, mis rostro no muestra ninguna reacción al escucharlo, pero cuando Ikki vuelve a hablar pongo una ligera expresión de sorpresa. ¿Un estilo de asesinato? Curioso, pero no sorprendente, un muchacho que no promueve ninguna conversación y intenta hablar lo menos posible encajaría en el perfil… Si no fuera por sus evidentes síntomas de vergüenza.

-No creo que el lugar del que hables sea… propicio para mi entrenamiento.-Comento tranquila pensando en salas para el combate y otros elementos típicas para las artes que instruía Ikki.- Aunque el lugar que me indico Mune esta cerca, podría quedarme allí e ir a tus terrenos si tengo dudas sobre algo. Además de… supongo que allí tendrás libros ¿no?.-Pregunto de forma inocente.

-Yunoha está bien. -Respondo alegre. Es verdad que aquí la costumbre al referirse a otra es diferente y tendré que empezar a acostumbrarme. Lo cierto es que me hace sentir un poquito incómoda.

Cuando Ikki acaba su bebida me levanto del sillón y pongo su vaso sobre la bandeja, pero como no encuentro ningún sitio donde lavarlo lo dejo cerca del mueble de donde lo había sacado. -Entonces vamos ahora? -Pregunto juntando las manos, estoy muy ansiosa por conocer el predio. -Me suelo perder con facilidad cuando voy por pueblos desconocidos, así que muchas gracias por la molestia de guiarnos, señor Shio. -Inclino de nuevo la cabeza para darle las gracias. Cuando levanto la cabeza, lo hago con una sonrisa radiante y con mucha ilusión de que el entrenamiento empiece pronto. -Tengo muchas ganas de conocernos mejor también. -Les dedico la misma sonrisa a Lihl y a Sora. -Espero que podamos pronto ser amigos.

Cansado, resoplas varias veces, tratando de recuperar el aliento. Al levantar la cabeza, notas un detalle que no te termina de gustar: estas rodeado de campos. Al girarte, puedes ver la muralla central, lo que confirma que has abandonado la zona industrial para acabar el la zona rural, ademas de que el diseño de una enorme tortuga negra encima de la puerta revela tu posicion en el norte de la ciudad

A diferencia de las otras tres salidas, la situada en la zona norte da a las montañas Creix, asi que una gran zona rocosa se alza ante ti, de hecho puedes, si alzas un poco la vista, ver dichas montañas. Esta zona esta destinanda mas a la mineria que a la agricultura o ganaderia, como destacan las zonas este y oeste, asi que algunas minas pueden verse sobre la superficie del terreno, al igual que varios trabajadores extrayendo diferentes materiales de su interior. Sin embargo, hay un hecho del que no puedes escapar, y es que estas perdido. Academia es un lugar bastante grande, y la zona rural es la mas amplia de las tres, perder la orientacion es algo muy comun, aunque tener dos murallas limitando el area ayuda un poco a volver, pero si es la primera visita a la zona... escuchaste alguna vez las dimensiones de cada sector y te suena que tenia mas de un kilometro y medio de ancho, tal vez no sea buena idea alejarse mucho del centro.

No obstante, antes de que tuvieras tiempo a pensar o hacer nada, una voz se dirige a ti desde tu espalda. Xamd es una persona bastante alta, pero aquella voz venia desde arriba. Al girarte, ves lo que a primera vista te parece un gigante: un hombre, de mas de dos metros de alto, se encontraba delante. Viste unas ropas muy ligeras, solo un pantalon y una gabardina sin nada debajo, o por lo menos se le puede ver el pecho desnudo en la abertura, claramente bien entrenado. Sin embargo, lo que te llama la atencion inmediatamente es una pequeña medalla que lleva en la gabardina, encima de donde se encontraria su corazon, una medalla "de edicion limitada" que solo se sabe de 4 personas que poseen una: los GoY

-Oye pequeño-tiene un tono de voz muy grave y amenazante, como si quisiera matarte en el acto, cosa que parece ser lo opuesto que sus palabras y gesto indican-¿Estas perdido? No te he visto antes por esta zona, ¿quien eres?-mientras habla, ha apoyado su mano en tu hombro, en teoria para tratar de tranquilizarte, pero la situacion y su mala eleccion de palabras parece que es mas bien para que no huyas, sensacion que tienes casi desde que te diste la vuelta

Esto ha sido más rápido de lo que pensaba. Los cuatro que nos encontramos en la sala parece que están de acuerdo en los términos que hablamos. Yunoha ya parece tener un lugar donde vivir, Lihl parece querer un sitio con un huerto, por lo que mi finca no le vendría nada mal y Sora no dijo nada específico, pero teniendo en cuenta que acaba de llegar a la ciudad y aún no ha hecho ningún trabajo es de suponer que si tiene un lugar donde vivir no sea de mucha calidad... Su actitud no es que le permita coger trabajos bien pagados, ya que estos o los hacía ilegalmente o su dificultad para tratar con otras personas no es muy adecuado...

Entonces vamos. Os llevaré a la finca y así conoceréis el camino de primera mano, aunque no es muy difícil de encontrar.- Sonrío mientras abro la puerta, permitiendo que estos salgan primero y así cerrar la puerta con llave.- Y no os preocupéis por recoger. Esa es una prueba para mi hermana que estoy de vuelta en la ciudad.- Riéndome

Pasamos andando un rato largo. Tenemos que recorrer toda la ciudad ya que nos encontramos en el medio, en el castillo de hielo y pasamos antes por la zona industrial para después cruzar toda la zona rural hasta llegar a una finca bastante grande. Una gran cantidad de terreno rodea lo que parece ser una pequeña casa abandonada en el centro, pero según nos vamos acercando se ve que la casa no es tan pequeña como parecía. Tampoco es demasiado grande, pero tranquilamente una familia podría vivir en ella sin ningún tipo de dificultad.

Bienvenidos a y humilde morada.- Sonrío, abriendo los brazos para indicar el terreno.- Como podéis ver, mis terrenos están cercados, por lo que no será complicado que veáis los límites y llega hasta la muralla que hace frontera con la ciudad. Detrás de la casa se encuentra el huerto que te comenté, Lihl, así que si quieres échale un vistazo y me comentas. Por supuesto, eres libre de más adelante comprar más terreno para ti y hacerlo completamente a tu gusto. También eres libre de traer los libros que quieras, aunque hay bastantes en el interior actualmente, puedes pedirlos en el castillo de hielo, siempre y cuando te hagas responsable de ellos.

Una vez le voy enseñando los terrenos a todos, también les enseño la casa. Esta ya se parece más al de la reputación de Ikki. Libros por todos los lados, un par de escritorios llenos de papeles y diferentes plumas. Los libros se pueden ver que son en diferentes idiomas, algunos conocidos y otros completamente ajenos al conocimiento de los presentes. Entre ellos destacan algunos libros con símbolos que no habéis vuestro en vuestra vida en los que, a su lado, parece que hay papeles a medio escribir en latín. Muchas notas y garabatos sin sentido. La casa consta de dos pisos, siendo la parte de abajo donde se encuentra el salón, la cocina, un par de estudios y una habitación que hace de biblioteca. El piso superior está reservado para las habitaciones, habiendo suficientes para albergar a todos los presentes e incluso alguna persona más que lo necesitase en algún momento

Una vez dentro, dejo el macuto en uno de los sillones y saco el guantelete que Lihl había conseguido en la misión anterior y me había olvidado completamente de entregarle a MM al acabar la misión y darle el pergamino que tanto buscaba.- Esto lo guardo más cerca mío.- Comento mientras lo meto en una pequeña bolsa que llevo a la cintura.- No quiero que nadie meta la mano donde no debe. Aún no sabemos lo que puede hacer.- Sonrío guiñándole un ojo a Lihl.- Un poco más tarde lo comprobamos, vale?

Ahora bien. Todo el terreno que veis, quitando el pequeño huerto que prefiero que no destrocéis, es válido para hacer el entrenamiento que queráis. Cuesta algo de dinero cada vez que pasa, pero los agujeros en el suelo, destrucción variada y demás, debe estar cercado a mi terreno, yo me encargo de solicitar que algunos hechiceros lo reparen si es necesario.

Vamos fuera.- Con tranquilidad voy saliendo otra vez al exterior.- Os pediría que me dijerais vuestras habilidades para cuando vayamos de misión saber qué estrategias podríamos hacer, además del tipo de trabajos que podamos realizar... Pero qué os parece si hacemos un pequeño entrenamiento para verlas en directo?- Comento con una sonrisa mirando a todos los presentes.- Lihl... voy a rebajar un poco mi fuerza, así que no sé lo que podría pasar. Prepara un par de hechizos de curación por si acaso.- Miro para los otros dos presentes mientras me voy alejando de la casa, situándome en el centro de uno de los pequeños terrenos que están vallados.- Yunoha, Sora... sois libres de actuar como queráis, pero sin golpes a muerte.- Espeto mientras mi cuerpo empieza a brillar levemente y algunos tatuajes salen a relucir de mi cuerpo, pero rápidamente vuelve a su estado natural.- Veamos de qué sois capaces.

Para tranquilizar un poco tu conciencia, MM te dijo, o mas bien susurro para que otros no oyeran, que no habia garantias de que fuera la unica copia, asi que se disponia a "recrear" la maquina para poder averiguar su funcionamiento y crear a continuacion un sistema  que la anulase automaticamente en el hipotetico caso de que alguien activase otra copia, obviamente, destruyendo el modelo recreado a posteriori, no es nada seguro tener dicho artefacto dentro de los muros. Te dijo tambien que, si te interesaba, podias ir a su taller privado cuando terminase para destruir la maquina personalmente, al igual que los planos.

Mas tarde, tras separarte del grupo, por fin llegas a tu hogar, ese lugar de paz y remanso que tanto has añorado estos dias... o eso parecia. Al llegar al hogar, dos enorme sombras negras saltan sobre tu cuerpo, derribandote en el acto. Naturalmente, sabes de que se trata, asi que te dejas querer por esos enormes animales que conviven contigo: 

Hay demasiado silencio mientras andamos, así que decido romper el hielo iniciando una conversación. -Y de dónde vienen? -Les pregunto a Sora y a Lihl. -Yo soy de Urashiro, una aldea a los pies de la cordillera en Lannet. Vivía con mi abuelo y mamá antes de venir aquí.

Ya llegando a la casa me pongo a admirar los alrededores, es un sitio muy encantador, en comparación con la montaña, hay mucho más verde. A medida que camino, el césped queda cubierto de escarcha por debajo de mis pies, pero se derrite rápido. Es divertido pisarlo cuando está así.

-Yo em... mi abuelo me ha enseñado cosas, él fue un maestro shinobi en el pasado, pero nunca le gustó el arte del asesinato, lo hacía por obligación de su linaje. -Es un poco triste la historia de mi abuelo, pero él ahora es una persona feliz, así que no me preocupa en absoluto. -Modificó el estilo de ninjutsu de su escuela para crear algo diferente. -Saco del bolsillo de mi manga un pergamino dentro de un tubo. -Este rollo es una copia de lo que escribió, y pensaba que podría enseñárselo a uno de los maestros de aquí, para mí es muy complicado de entender.
-Dijo que... -Me da un poco de vergüenza decirlo... -que tengo un talento natural, pero yo no creo que sea así.
-Ah, el nombre de mi abuelo es Zantetsu Kurogane, no sé si lo conoces, señor Shio. Cuánto hace que dejaste Lannet?

-Oh, mis habilidades no son la gran cosa, solo un poco de esto y aquello. -Junto las manos delante de mi falda. -Además, no sé si hacer una demostración aquí mismo, podría arruinar la fertilidad del campo durante un tiempo. -Los hechiceros son gente alucinante si de verdad pueden remediar eso luego.

Al abandonar el despacho, lanzo una última mirada a los cuadros mientras cedo la salida a las dos chicas, y entonces salgo detrás para permitir que el Maestro Shio cierre la puerta. Había dicho que podíamos tutearle, pero me siento más cómodo llamándolo así, aún en mi mente.

Por el camino, hago gala del mismo comportamiento que en el despacho: se nota que tengo una gran falta de costumbre de estar con gente. Igualmente, doy un pequeño respingo al oír que la hermosa muchacha que parece ser también la nueva estudiante del Maestro Shio es de Lannet, alzando después la vista hacia ella durante un breve instante, aunque no tardo en desviarla de nuevo como si temiese que se encontrasen los ojos. Recuerdo muy poco de todo aquello, pero aún así respondo:

- Mi madre era de Lannet. Yo nací en Bellafonte. -el breve comentario no tiene ni de lejos tanto detalle como el de Yunoha. Total, aunque les dijese el nombre del pueblo en el que nací, nadie lo habría oído... Y si lo hubiesen oído, aún peor.

Una vez llegados al terreno, alzo la mirada hacia el horizonte, contemplando los amplios terrenos del maestro Shio. Me parecía un lugar bastante idóneo para entrenar, aunque igualmente pensé si la propia academia no tendría algo más pensado como tal para el entrenamiento... Para entrenar el cuerpo, pues entrenar con árboles* y piedras no sería la mejor idea.

Después pasamos al interior y me asombro de la cantidad de libros extraños que hay ahí. ¿Quizás...? Bueno, mejor dejarlo para más adelante. Igualmente, los garabatos que había en los papeles encima de la mesa me bastaron para ver que no entendía el idioma, así que ya preguntaría. Terminado el recorrido, observo con curiosidad el guantelete, pero no pregunto dado que por sus palabras ni él mismo sabía lo que hacía.

Igualmente, de vuelta al exterior, pregunta por nuestras capacidades y pretende querer probar las mismas. La señorita Kurogane (ahora que tengo su apellido) menciona que su abuelo fue un reputado ninja conocedor de artes asesinas, lo que me hace mirarla, aunque no tengo claro si me interesa o no. Quizás era algún otro tipo de arte marcial... habría que ver a lo que se refería. Cuando menciona acerca del "talento natural", compongo una pequeña sonrisa a pesar de estar con la cabeza gacha, aunque no digo nada al respecto.

En cualquier caso, sabía que en cuanto acabara la exposición la atención iba a recaer en mí, así que me mentalizo para ese momento... que como siempre llega demasiado pronto. Así pues, tardo unos breves instantes en contestar.

- Yo... Bueno, también tenía un don según el Maestro Dao... Aunque, según él, casi dejo que se marchite del todo. -admito con algo de tristeza. Quizás si no hubiese dejado pasar tanto tiempo antes de empezar a entenderlo ahora no me sería tan difícil emplear mi mente- En cualquier caso, no soy nada tan especial. Sólo un combatiente directo. Y puedo curarme y otras cosas con la mente, pero sólo a mí. -concluyo.

Después abro y cierro la boca varias veces, mirando a los lados con nerviosismo, y mirando de un lado a otro como si me plantease un dilema importante decir lo que tenía en mente. Tras unos largos instantes de duda entre el sí y el no, finalmente comento como buenamente puedo:

- Maestro Shio... No se... ¿Está seguro...? No es... -tras esa gloriosa muestra de facilidad de palabra, me muerdo el labio y pregunto- ¿No tiene usted, con todo el respeto, poca musculatura para un luchador? Temo que podría hacerle daño si le golpeo en este momento. -era irónico, porque Sora no parecía mucho más fuerte que la media.

Desde luego, cualquiera que lo viese no lo tomaría ni de lejos como la cúspide del potencial físico, a pesar de lo cual lanzó la advertencia, desviando luego la mirada sin saber si habría ofendido al veterano. Igualmente, suponiendo que podía ser un luchador muy rápido, cerré los ojos un instante, porque sabía que contra más reflejos tuviese, más fácil me sería parar un golpe que pudiera ser peligroso**. No noté más diferencia que un pitido en el oído que cesó rápido, lo que mostró que podía haber sido peligroso, aunque contuve el poder a tiempo... Igualmente, dejando pasar unos instantes más, volví a hacer la prueba mientras tomaba aire, relajándome para tratar de hacer fluir mis poderes... Esta vez, tanto yo como cualquiera que pudiese ver lo sobrenatural, pudimos ver una corriente de matrices convexas que salían de mi mente sólo para volver a mí, extendiéndose por unos instantes como una corriente a través de los músculos...

He conocido miembros de la familia Kurogane, pero hace muchos años... Probablemente ni siquiera hubieses nacido.- Comento, pensativo.- La verdad es que no me acuerdo de los nombres, así que mejor asumir que no conozco a tu abuelo, te parece bien?- Sonrío mirando directamente a Yunoha, dejando a Sora mi flanco completamente abierto, esperando que aprovechase la oportunidad, pero parece que tiene dudas en cuanto a atacarme. ¿De verdad parezco tan débil como para no considerarme un luchador? Mi alma de luchador comienza a arder, pero no puedo hacer la demostración en uno de mis discípulos... no sería ético y tampoco quiero causarle un trauma al pobre chaval en su primer día

- Chico, soy un maestro en diferentes artes marciales, pero veo que nunca has escuchado hablar del tai-chi en aplicación a combate, verdad?- Me río. No quiero dejarlo en vergüenza, pero si es sabido que la gran mayoría de los artistas marciales considera que la musculatura es necesaria para poder golpear con fuerza.- Puedo suponer por tus comentarios que eres un psíquico... utilizas tu poder de la mente para ayudarte a luchar, verdad? Yo soy más... directo. Utilizo mi energía interior, la energía que reside en todos los seres vivos, aquella que nos da vida. No solo sirve para eso, la podemos dominar y aplicar a nuestro beneficio...- Hago una pausa bastante larga pensativo.- Como puedo explicártelo...- Me acerco a uno de los árboles que hay en las cercanías, ya bastante crecido.- Siempre lo puedo utilizar como leña.- Digo en voz más bien baja mientras me pongo delante de él y realizo un ataque con mi mano abierta y los dedos juntos, apuntando al centro del tronco y mi brazo lo perfora sin ningún tipo de dificultad, como si de mantequilla se tratase.- Como puedes ver, sin necesidad de utilizar fuerza física, un objeto tan robusto como un árbol puede ser perfectamente destruido.- A continuación saco mi mano lentamente del árbol y, dándome la vuelta, doy una patada lateral, a la altura de mis rodillas y el árbol se partido en dos, con un corte completamente limpio y este cae al suelo, como si un maestro de la espada hubiese realizado un corte perfecto.- Y tampoco me cuesta cortarlo, por supuesto.- Sonrío poniéndome de frente a Sora y Yunoha mientras el árbol cae y levanta polvareda, dando la impresión de que el aire no permite que Ikki se ensucie de polvo, pero si viéndose rodeado por él y tapando su silueta momentáneamente. Cuando el polvo comienza a desvanecerse y volvéis a ver al maestro, este se encuentra con un puro en su mano izquierda, ya encendido mirándo hacia vosotros- Todavía crees que mi físico no es el adecuado para luchar?.- Le sonrío y guiño un ojo mientras me pongo en una postura más digna de combate, con la mano del puro en la espalda, para hacerle entender que quiero que me ataque y le hago el gesto con la mano.- Enseñadme de lo que sois capaces...

Cuando el Maestro Shio se pone a hacer una demostración como si no entendiese la fuerza que un marcialista podía sacar de su interior, me froto un brazo tremendamente avergonzado y sin saber dónde mirar. Lo cierto es que ya conocía esas capacidades, pero... Cielos, no podía decirle nada tras eso. Al menos, había entendido que tenía poderes psíquicos y que estos mejoraban mi cuerpo, así que al menos creía que podía hacerse una idea de a qué atenerse...

En cualquier caso, no me sentía muy en condiciones de combatir con estos perfectos desconocidos, pero asumí que tampoco tenía mucha más alternativa... Bueno, ¿a cuánto quedará Caliardo corriendo...? Pensé, pero me quité esa idea de la cabeza. ¿Cuáles eran las probabilidades de encontrarme con un segundo maestro perdido en los bosques?

Antes de valorar verdaderamente la idea, que capaz era, me obligo a ponerme en posición de combate... Eligiendo por venir a mi memoria las palabras del despacho una pose básica de Kung Fu. No obstante, aunque la pose en general estaba bien, la parte de la cara totalmente roja y mirando como mucho a los pies del Maestro Shio no eran muy esperanzadoras para este...

Quedo alucinando con la exhibición de Ikki. Es maravilloso lo que se puede hacer con el ki, y ahora más emoción me da poder aprender eso. Miro mis manos, unas manos pequeñas y delicadas, que hace parecer imposible que puedan causar una destrucción similar a la del maestro, sin embargo...
-No creo que pueda realizar una proeza de ese nivel, señor Sora. -Pero lo del árbol me ha dado una idea. -Y tampoco me atrevo a atacarte directamente, no será algo necesario.
Lo que no me gusta es que ahora está fumando. No es un buen ejemplo para sus discípulos...

Mientras Sora se prepara yo también hago lo mismo.

Inhalo profundamente y soplo. -Permítanme entonces. -Me concentro durante unos segundos, y luego levanto los brazos hacia adelante, que son acompañados por una brisa gélida que congela el suelo y el aire a mi alrededor, y poco a poco van apareciendo ramificaciones de hielo que forman tallos y flores muy bonitos.
Con movimientos fluidos característicos del taichi dirijo ese frío hacia un árbol cercano, y al impactar en él empieza a cristalizarse comenzando desde su raíz, el frío se extiende rápidamente por su tronco y se propaga por sus ramas y hojas, quedando al final una hermosa planta de cristal.
Acto seguido doy un salto hacia adelante, desplazandome lentamente por el aire y tras una vuelta para cobrar impulso le doy con la palma de mi mano, haciéndolo estallar en miles de pequeños fragmentos brillantes que empiezan a llover.

Podría hacerle exactamente lo mismo a una persona... pero deseo nunca tener que llegar a esa necesidad.

-Ves, señor Sora? Yo también he practicado taichi antes, y también soy pequeñita. -Río un poco, pues resulta que soy la más bajita del grupo. -No es recomendable basarse solo en el aspecto de una persona para juzgar su poder.

Tras eso parece que Sora está más decidido, pero sigue rojo como un tomate. -Ánimo! -Le digo, deseándole suerte en su demostración. -No olvides mirar a tu oponente a los ojos, sí?

Finalmente empezamos el camino hacia la casa de Ikki y parece que Yuhana esta interesada en nuestro pasado. No tenia mucha intención de contar mi pasado, así que me limite a contestar lo mas vagamente posible.- Antes de que me encontrase Ikki... La verdad es que no estaba en ningún sitio en concreto.- Digo tranquila.- Y técnicamente no se ni donde naci.- Finalizo esperando no encontrar muchas preguntas al respecto.

El lugar al que llegamos ya encaja bastante mas con lo que conocía de Shio. Mis ojos brillaron ligeramente cuando pasamos por la sección en la que se encontraban los libros.

Veo que Ikki quiere probar a sus dos nuevos alumnos aunque le miro un poco asustada cuando me previene sobre tener hechizos de cura preparados... Siempre tenia ese tipo de hechizos preparados, pero no por ello me parecía correcto como podía desembocar aquello.

Doy unos pasos hacia atrás dándoles suficiente espacio para lo que tuvieran pensado y saco un libro de tapas marrones de mi cartera. No hago interés en abrirlo, simplemente lo sostengo con la mano izquierda en caso de tener que proceder con rapidez.

Escucho las palabras de Sora y en mi rostro aparece una pequeña sonrisa que es borrada rápidamente tras las contestaciones de Ikki y como veo que el árbol cae. Pero... ¿era necesario? Voy a reprenderle por las acciones cuando la nueva discípula hace algo parecido y hace estallar el árbol entero en pequeños cristales de hielo. Sin contenerme y mientras avanzo hacia el primer árbol caído se puede escuchar mi voz.- ¿Pero que demonios os han hecho los arboles? Que también están vivos, no hace falta matarlos para el simplemente el hecho de mostrar algo, ¡Usar una piedra!.- Finalmente llego al árbol caído y sacudo la cabeza, un roble de esa envergadura tendría mas años que yo, que poco aprecio por el tiempo. Empiezo a recoger algunas de las bellotas que aun están en sus ramas.- Esperemos que alguno de estos crezca...- Acto seguido miro el suelo con cristales de hielo, de aquel no iba a poder sobrevivir nada.

Removí el suelo con el talón, nervioso. Los ataques del Maestro Shio y la señorita Kurogane habían hecho que la pequeña hechicera (por lo que había dicho el Maestro) se enfadase. No obstante, mi rubor desaparece un poco mientras me quedo un instante al parecer en blanco. Entonces giro la cabeza en dirección a Lihl, aunque no la miro directamente a la cara, y digo:

- Gracias... -tras lo que, sin explicarme, vuelvo a mi actitud de combate.

Miraba un poco más arriba hacia el Maestro Shio, aunque aún cortado de mostrar mis habilidades. No obstante, al parecer lo que Lihl había puesto en mi mente me había despertado y me lancé al frente con una presteza que incluso a mí me sorprendió.

Lo que vino a continuación había de ser una sorpresa para todos. Decidí golpear una sola vez para hacer mejor uso de mis movimientos y no dejar mal al Maestro Dao delante de su colega, así que cuando estaba a mitad del camino, que recorría con velocidad, di un pequeño salto... a todas luces insuficiente para llegar hasta mi rival. No obstante, cuando caía, me enrosqué sobre mí mismo con una agilidad sobrehumana, girando sobre mi propio eje con las piernas aún dobladas para dar impulso al golpe.

- ¡PERDÓN! -se oyó un grito en algún punto del velocísimo movimiento, que concluyó en un torbellino ascendente tratando de golpear con la espinilla o la rodilla en un golpe en espiral, mientras un viento feroz se levantaba por el mismo golpe.

Por la propia naturaleza del movimiento, con las manos extendidas a ambos lados como en aquellos movimientos que más equilibrio requerían del Kung Fu, me preparé especialmente para defenderme de un más que posible contragolpe dado que ya sabía que no me enfrentaba a ningún novato.

 Vaya, tenemos una crioquinética entre nosotros!!- Exclamo al ver como Yunoha congela todo a su alrededor y uno de los árboles se congela para, poco después, estallar en miles de diminutos pedazos.

Lihl... como hechicera deberías saber que las piedras también tienen algo de fuerza vital... también desprenden ki y tienen una presencia en este mundo.- Comento a mi estudiante cuando Sora ataca directamente sin contenerse. Su velocidad de reacción, velocidad y agilidad no son comparables para un chico de su edad. Realmente los chicos de hoy en día... Esas habilidades psíquicas pueden ser de mucha utilidad.- Uoooopa!!!- Exclamo mientras esquivo el ataque de Sora y lanzo el puro contra otra dirección, dejándole la pierna a la altura de la rodilla, pero parece que este está completamente preparado para un contraataque de ese estilo.- Buenos reflejos.- En ese mismo momento, y sin tan siquiera tocar el suelo, me deslizo varios metros en dirección contraria a donde se encuentra Sora y me quedo mirando hacia él, recogiendo el puro en el aire y volviendo a darle una calada

- Tienes buenos movimientos.- Le sonrío.- Utilizas tus habilidades mentales para aumentar tus habilidades innatas, verdad?.- Puede que al chico le pueda parecer extraño que sepa algo así con tan solo un ataque, pero mis años de experiencia y con su declaración de ser un mentalista lo deja bastante claro. Ningún humano con las capacidades que se pueden ver en él podría llegar a tal habilidad en un ataque tan directo y sin preparación.- Me gusta lo que veo... Pero no os confiéis en esas habilidades.- Levanto la mano a forma de que la prueba ha finalizado y ya puede relajarse.- Hay muchos hechiceros y mentalistas por el mundo que pueden destruir vuestras matrices. Pero me sirve bien lo que he visto por ahora. Hacéis un buen grupo... Una hechicera de apoyo, una crioquinética y un luchador directo... No te interesa aprender mejor el Velez?-. Pregunto al joven Sora.- Es también una perfección del kung-fu que conocer y te puedo enseñar y además ataca directamente a la energía interna del enemigo... Puedes fusionarlas para ser más efectivo contra una cantidad más diversa de enemigos.- No es que no quiera enseñarle el arte del Asakusen, que realmente está casi perdido y sería un desperdicio dejar que se olvide, sino que me parece una opción más factible en general

Haciéndose eco de mis pensamientos, el Maestro lanzó con habilidad el puro al aire antes de esquivar el golpe a pesar de la velocidad. No obstante el intento de contraataque que realiza a continuación, una patada baja a mi punto de apoyo, recibe respuesta en forma de salto lateral aprovechando la inercia de la propia patada, con lo cuál comienzo girando como un bailarín antes de dar una voltereta para caer encarado hacia Ikki. El aterrizaje lo realizo flexionando ambas piernas a la par que caigo, colocando mi zurda en tierra mientras la derecha queda atrasada y colocada con la palma totalmente abierta y los dedos juntos, signo de un arte marcial igualmente poderoso.

El maestro comienza a hablar y me descoloca que mencione otra vez lo de las capacidades psíquicas, supuse que simplemente antes no se había imaginado hasta qué punto afilaban mi capacidad física. Igualmente, tras una frase más para que no me sobreconfiase (lección que había aprendido bien con Dao haría tres años... unos meses después de haberme animado a usar mis capacidades, había empleado las suyas propias para hacer que me dejase inconsciente a mí mismo durante dos días, tenía crimen la cosa). En cualquier caso, da por terminada la práctica, al menos conmigo. Comienzo a levantarme mientras describe el grupo, con la adrenalina de pensar que el Maestro iba a luchar en serio al menos un poco, y entonces me menciona aprender Velez... No quería que pudiese sonar a excusa, así que antes de darme cuenta, hice un veloz movimiento con la pierna, levantando una pesada piedra del suelo como si de un balón de goma se tratase. Se elevó unos tres metros sin aparente esfuerzo, y empleando el mismo gesto que antes, colocar la mano totalmente abierta cual cuchillo, pivoté sobre mí mismo y lancé un golpe ascendente, atrapándola justo cuando estaba en mi rango y cortándola por la mitad con ese simple movimiento. Dejé que la mitad de mi derecha cayese sin preocupación, pero con mi vista fija en la izquierda, realicé un movimiento circular con ambos brazos y, cuando estaba enfrente de mí a la altura aproximada del abdomen de un oponente, proyecté ambas manos hacia adelante golpeando con la diestra, aunque conteniendo mi fuerza. Un leve brillo que sería familar para el Maestro surgió de mi mano antes de mandar la piedra a rodar, terminando esta a un escaso metro de él. En ella, se podía ver casi perfectamente la silueta de mi mano y unos retazos de energía que delataban el golpe dado con mi fuerza interna.

- Durante la última época aprendí varias artes marciales avanzadas... -menciono tras la muestra de Dumah y Velez, las dos artes más poderosas que conocía en ese aspecto.

Dándome cuenta de que acababa de dar una pequeña exhibición y ahora todo el mundo estaba atento a mí, mi cara volvió a ponerse completamente roja y retrocedí unos pasos... Tras lo que di un último paso a la izquierda, terminando totalmente detrás de un árbol, suficiente para taparme la cara, y apoyé la frente en su corteza, muerto de vergüenza por suponer que habría quedado bastante peor de lo que imaginaba mientras lo hacía.

Los asaltantes son reconocidos al instante en el que el viejo es derribado por ellos. Al fin y al cabo, tampoco es que hubiera por ahí mucha gente gustosa de encarar las consecuencias que esto tendría para la mayoría de la población, pero para con este par el tiempo lo había vuelto cada vez más permisivo.

¡Eh, qué pasa aquí! -responde desde el suelo con una cercanía mayor a cualquiera que haya podido exteriorizar durante la misión.- Os parecerá bonito hacerme esto después de todo este tiempo… ¡eh! ¡eh! !EH!

Conforme habla se dedica a apartar y hacer rabiar a los animales, jugando con ellos con las mismas libertades que se tomaría el dueño de cualquier pequeña mascota, sin importar que el tamaño de estas haría a cualquiera plantearse si seguiría teniendo las dos manos tras tratar de acariciarlos.

Venga, sí, ya vale… -los perros continúan sobre él, haciendo caso omiso.- Dejadlo ya… -siguen sin mostrar intención de detenerse.- … … ¡FUERA!

Esa voz grave y regular tan característica ha regresado a él, y los canes, buenos conocedores de su humano, se hacen a un lado al instante cesando en su bienvenida.

Así me gusta, que no os olvidéis de las buenas costumbres.

Libre del yugo, se pone en pie sacudiéndose los restos de tierra y hierba de su ropa. Al alzar la vista ve ante él su vieja cabaña, que muestra el idéntico aspecto que tenía antes de marcharse. Pese a mostrar un exterior algo destartalado, el edificio es habitable y en su interior guarda todo lo necesario para que esos viejos huesos se olviden por un momento de ese lejano objetivo para el que cada día dispone de menos tiempo. Saca las llaves del bolsillo y se adentra en su propiedad.

Nada más entrar, hace la bolsa a un lado mientras deja que sus pulmones se inunden de aquel ambiente hogareño, al menos para él. El abandono de la casa es visible en la cantidad de polvo que se ha acumulado en cada rincón y le tomará un buen rato darle el repaso que se merece, nada a lo que no esté ya acostumbrado tras tantos años.

Siendo su primer día de inactividad sus quehaceres a lo largo del día están ya más que claros. Una buena limpieza, salir a comprar lo necesario para reabastecer la despensa, sin olvidarse de pasar por la carnicería y hacerse de una buena pieza con la que premiar la paciencia de sus dos pequeños, cumplir con su inevitable rutina de ejercicios y tomarse un buen descanso para estar mañana temprano atendiendo sus obligaciones en la academia.

Edvard es una persona no muy dada a los grandes lujos y derroches, lo cual sumado a su constante desempeño en misiones de campo lo han vuelto poseedor de una pequeña fortuna personal con la que no tiene por qué preocuparse de tomar encargos provenientes de terceras personas para garantizar su día a día. Actualmente su único interés es el de tomar parte en los trabajos más serios que tengan como fin último el garantizar los ideales que promueve la Academia, aunque no esté del todo de acuerdo con ellos. Ahora que su graduación ha alcanzado el rango 7 después de su constante entrenamiento se ve mucho más cerca de dar el paso que lleva ya una década rondando su cabeza: Forzar su ascenso a Decano para así poder desvincularse de las exigencias de la estructura académica que tan de cabeza le trae y formar parte de las misiones que de verdad tienen la capacidad de devolver al ser humano a la posición que le corresponde. Tiempo atrás se marcó como meta el dominar una técnica cuyo poder le exige llevar los límites de su resistencia a niveles nunca vistos y, en base a sus estimaciones, alcanzando el grado 8 debería estar preparado para lograrlo. Es consciente de que no hay ningún precedente de Decanos logrando el ascenso por debajo del décimo grado, pero él no va a vivir para siempre, y está dispuesto a crearse su propia vacante si es necesario para demostrar que no está para seguir cambiando pañales.

Pero todo esto es algo de lo que tendrá que encargarse el Edvard de mañana, el de hoy tiene una casa que barrer.

-Em.. Señor Shio... -Una vez acabadas las demostraciones me acerco a Ikki y tras dudar unos instantes le doy el pergamino con las técnicas secretas. No sabía si realmente dárselo, pues contiene las artes escritas por mi abuelo, pero no tengo otra manera, además, es el motivo por el cual me lo dió. -Crees que podrías echarle un vistazo y enseñarme?

-Creo que la mayoría son sencillas, y algunas las he podido comprender, pero sé que nunca llegaré a dominarlas todas por completo. Me conformo con aprender lo básico.

-Ah, por favor, no le enseñes a nadie más el contenido de ese rollo. -Me apresuro a agregar, con algo de nervios.

Tras estar corriendo durante un largo tiempo llegué a un lugar bastante raro, todo el mundo en la zona estaba llevando piedras de un lado a otro y picando en paredes. Había ruido y nubes de polvo se levantaban de vez en cuando. Estaba a punto de darme la vuelta para volver e intentar encontrar la academia, pero noté una presencia extraña detrás de mi, una presencia que me recordó a la de mi padre.

Cuando me iba a girar para ver que era esa extraña sensación sentí como una mano se posaba en mi hombro y aunque intenté esquivarla esta se posó sin ningún problema donde tenía planeado hacerlo. Cuando vi de quien era esa mano pude ver un muro que se alzaba delante de mí. Me quedé petrificado cuando la enorme presión del tipo impedía casi que me moviese.

-Soy Xamd- contesté casi sin darme cuenta, puede que por la costumbre de hacer todo lo que mi padre me decía sin rechistar. Luego me quedé completamente callado, como esperando a recibir alguna orden, o alguna practica de pelea. Aunque cuando volví en mi y me di cuenta de que no era parte de mi familia pude pronunciar algunas palabras. - ¿Que es lo que quieres de mi? ¿Puedo marcharme?

- Así que también conoces las artes marciales avanzadas...- comento pensativo mientras veo como Sora demuestra sus habilidades en dos de las artes marciales más utilizadas por mi parte.- Me alegro de ver eso. Conseguirlo a tu edad es todo un logro ya. ¿Puedo preguntarte qué artes marciales dominas? He de suponer que no eres un maestro todavía en ninguna de ellas, pero seguro que algo se podría hacer si las combinamos bien.- Le sonrío cuando, de repente, Yunoha se acerca a mí y me entrega un pergamino. Ese tipo de pergaminos me sonaba. Se parece mucho al que tengo guardado en mi habitación y del que entreno en secreto todos los días, siendo la única conocedora de ello la rectora. Haciendo claro caso a sus palabras, de que nadie más las pueda ver, me pongo enfrente a todos para abrir el pergamino y que el texto solo sea visible para mí. Paso unos instantes tranquilamente leyéndolo y lo vuelvo a enrollar con calma, de forma que nadie más consiga ver tan siquiera un atisbo de su contenido.- Creo que puedo ayudarte.- Le sonrío.- Algunas de las cosas que aparecen en este texto las he vivido en mis propias carnes y, aunque no es mi especialidad la de realizar técnicas específicas, puedo ayudarte a darle forma a tu espíritu y aprenderlas con el tiempo.- Le devuelvo el pergamino tranquilamente.- Es tuyo y de tu familia. Trátalo como un tesoro y asegúrate de que nadie más las pueda dominar... Hago una pequeña pausa- Menos yo, claro, que te tengo que ayudar.- Suelto una risotada.

Después de esta pequeña introducción entre mis alumnos y meditando qué es lo que podemos hacer como grupo, varias cosas van pasando por mi mente, pero lo mejor será primero ponerlos sobre aviso, así pues, le hago un gesto a Lihl para que venga a mi lado y me dirijo a los dos nuevos alumnos

- Bien. Es hora de poner las cosas claras, ya a parte de lo que hablamos en general. Lihl ya conoce las normas básicas de la academia y creo que conoce perfectamente la razón para ello.- Posando mi mano tranquilamente en la cabeza de Lihl, mientras le acaricio el pelo.- Así pues, me dispongo a contaros las cosas como son.

1º- En el terreno de la academia sois completamente libres de hacer lo que queráis, siempre que sea legal y no tengáis ningún tipo de orden directa.- Espeto directamente, de forma seria.- Véase, sois libres de hacer vida normal hasta que tengáis alguna orden de mi parte o de la rectora. Somos vuestros superiores directos y, a no ser que se diga lo contrario, el resto de maestros no tiene poder sobre vosotros. ¿Queda claro?- Quiero que lo sepan. No será el primer maestro que quiere que otro alumno, que no sea suyo, haga algún encargo a forma de orden y estos no tengan el valor de negarse.- Aquí estáis completamente a salvo, así que no tengáis preocupaciones

2º- Cuando vayamos de misión, si es solo nuestro grupo el que va, yo soy el rango superior y todas mis órdenes serán llevadas a cabo a rajatabla.- Hago una pausa.- Alguna vez habéis escuchado esa frase de... Salta! y le responden ¿A dónde?. Pues aquí no es así. Si digo que saltéis, lo hacéis con todas vuestras fuerzas.- Les sonrío de forma maníaca, con el cuerpo completamente firme

3º- Esto... espera... hay más normas?.- Me río como un poseso mientras veo a los nuevos.- No, creo que no hay nada más.- sigo riéndome. Cada vez más fuerte

Todo lo que os acabo de decir es como van las normas normalmente en la academia. Estoy obligado a decirlo y... técnicamente, a cumplirlo también. Pero conmigo las cosas no funcionan así.- Sonrío amablemente. Mi postura se relaja y observo a Lihl, que debe estar bastante sorprenda con órdenes así viniendo por mi parte.- Bien. La primera norma es real, pero con algunos matices. Todos los miembros activos de la academia somos una familia. Aunque yo puedo daros órdenes directamente, si otro maestro os pide un favor, quiero que sepáis que es eso; un favor. Si queréis negaros podéis. Si veis que no os da trabajo ninguno hacerlo, puede ayudaros a hacer buenas relaciones con vuestros compañeros.

La segunda norma, aunque es como os he dicho, es muy relativa conmigo.- Los miro con calma, completamente relajado, y continúo.- Si alguien tiene una idea mejor de la que yo diga, quiero escucharla. No quiero ser el único que piense en el grupo. ¿De acuerdo?.- Los miro más detenidamente, esperando que sus rostros se relajen algo al escuchar esto.- Lógicamente y por experiencia, tengo la última palabra, pero soy de los que escucha los puntos de vista de los demás, analiza las situaciones y no será la primera vez que un novato con imaginación tiene una idea mejor que un maestro. Así pues, sentiros libres de decir lo que queráis

Quiero que os quede claro. Soy vuestro maestro, os tengo que enseñar... ¿Cómo vais a aprender si no habláis y cometéis algún error?.- Les sonrío y, finalizando, miro a Lihl.- Eso también va por ti, aunque esto ya lo sabías

Sin moverme de mi "privilegiada posición", escucho las primeras palabras del Maestro y asomo el ojo izquierdo por el lateral del árbol... pudiéndose ver que todo lo de alrededor está tan rojo como cabe esperar. Por tanto, sin ser ninguna sorpresa, me vuelvo a esconder de nuevo. Ahora que era consciente de haberme puesto a hacer una demostración como si fuese "super cool" (que ni de lejos) me sentía considerablemente avergonzado. Por suerte, Yunoha lo había distraído con alguna clase de pergamino, así que me da tiempo adicional para serenarme mientras el Maestro Shio revisa su nuevo "temario". Después de eso, se pone a hablar de una reglamentación bastante estricta, y entonces salgo de detrás del árbol aunque sin acercarme, aún ruborizado tras lo de antes. Claro, que el único momento donde no había parecido tan vergonzoso fue cuando le di las gracias a Lihl tras mencionar lo de los árboles, a saber por qué razón.

En cualquier caso, sigue hablando para desmentir lo anterior, hacer ver que el reglamento no es tan estricto en verdad... Lo cierto es que me parecía un poco mejor, puesto que el Maestro Dao me había enseñado a tener un poco de cabeza mandase quien mandase, aunque no me llevaba mal con seguir órdenes a rajatabla a menos que fuesen totalmente locas. Aunque no daba sensación de que Ikki nos fuese a pedir que saltásemos a un barranco para comprobar lo profundo por el sonido, pero... quién sabía. Igualmente, se notaba la experiencia y parecía confiable al dar éstas instrucciones, así que casi recé por que eso no se torciese.

Finalmente tomando algo de iniciativa para hablar, aunque nuevamente sin mirar a nadie, respondo:

- Sí, Maestro... Y controlo a un nivel aceptable las disciplinas del Kung Fu, el Kempo y el Muay Thai, además de las dos que he mostrado... Pero no soy maestro en ninguna. -respondo, aunque me miro la mano cuando hago eso.

La cierro en un puño, aunque sin apretarlo con fuerza, y luego lo vuelvo a abrir. Cuándo seré un Maestro... Cuándo podré hacer que todos descansen en paz... Pensé mientras hacía el gesto, aunque la ira de aquellos recuerdos estaba totalmente desvanecida, la sed de venganza no bebía de ese sentimiento.