Partida Rol por web

- Jo, parece que tenemos compañía - comenté algo más serio al no llegar a entender el alcance de todo lo que estaba sucediendo.

Enarqué una ceja al comprobar que una especie de bola de papel cruzaba de un lado a otro junto a algo líquido.

- ¿Estás viendo lo mismo que yo, verdad? Me encantaría oír tus conclusiones, a ver si todo este tiempo que ha estado a mi lado ha cundido en tu cabeza - sonreí afable mientras me movía de un lado para otro de la Tardis. ¿Será otra misión que nos han encargado?¿Por qué tengo la sensación de que voy a volver a reunirme con mis otras realidades? Aún sentía escalofríos cuando recordaba que existe una parte de mí en otra realidad temporal al que le gusta tocar la flauta.

- Querida, sí va a suceder lo que creo que va a suceder - algo de lo que estaba totalmente seguro.

- Comienza a armarte de paciencia... - hay momentos en los que hecho de menos un encuentro con los Daleks

¿Que sería de todo sin la bufanda y sus propiedades inteligibles? En este caso su “habilidad extensible” permitió que el Doctor y Sarah llegaran juntos al mismo destino pese a las infinitas bifurcaciones en el viaje por el túnel.

Y para sorpresa de ambos otra TARDIS y un ayudante parlanchin, tal vez con delirios de “Doctorado”, es lo que les recibe. Solo que ese TARDIS es peligrosamente familiar, pese a la horrible decoración pseudo futurista y tan poco practica, tan familiar que el torrente de palabras y explicaciones comienzan a unir los cabos de todo lo ocurrido hasta el momento.

- Mi querida Sarah… me temo que ya no estamos en Kansas.- afirma el cuarto Doctor a su compañera de aventuras.

Y luego de dar la enésima vuelta a su amable bufanda el Doctor avanza hacia su aparente par, siendo el cuarto Doctor el único en su tipo dentro del tiempo y espacio, antes que sus posibles reencarnaciones comiencen a perder su “chispa” y originalidad. Ese, al menos, es su pensamiento preliminar.

- ¿Así que el décimo eres? - pregunta al examinar la vestimenta del otro.

- Supongo, lo cual es complicado pero irresponsable al mismo no-tiempo, que conoces a la Sarah del futuro – sin soltar spoilers desde luego – eso significa que las demás reencarnaciones han durado muy poco, o lo han estropeado todo muy rápido, o esta no es la primera vez que … ¡Juegas con un portal ínter-dimensional dentro del TARDIS! Que por cierto, su decoración es un poco… agobiante. - concluye al sacar su bolsa de gominolas.

Entonces el Doctor, parcialmente ofuscado e igualmente intrigado, regresa donde su compañera se encuentra, para explicarle lo que ocurre.

- Claro, a menos que la venganza de la reina Wirrn finalmente haya caído sobre nosotros, al punto de afectar las futuras regeneraciones. ¡Eso es! Alguna maldición con la decadencia necesaria para que él sea yo! - indica a Sarah, quien posiblemente se encuentre muy confundida.

Por lo tanto la explicación de su posible versión futura, la cual se encuentra sujeta a un análisis profundo y peligroso, arroja algo de luz sobre su mal gusto. Las tartas sin un apropiado té no son para tomar, o consumir en este caso, a la ligera. En cambio las gominolas son el tentempié adecuado, siempre con sus sabores sorpresivos y reconfortantes.

- Primero que nada la fresa jamás pierde su encanto, al igual que mi bufanda unicamente atiende los designios misteriosos del universo. Tan solo soy el guardián de su extensión. - asegura convencido.

- Y la tarta sin una infusión adecuada pierde su encanto. Si es “álgido” es posible, o muy real por la evidencia irrefutable que en futuro las playeras son concebidas como una prenda elegante. ¡Ya lo decía! Mete las manos con el espacio tiempo y acabas con los buenos modos. -

En aquel momento el Doctor regresa a la grieta dimensional. - A menos que… existan otros senderos no explorados, los cuales nos llevarán al origen del mismo. Porque, obviamente, aquí no es el origen. -

Finalmente el cuarto Doctor toma una decisión al respecto. Solo que esperará por el acompañamiento de la tarta. Esperará, un poco pero lo hará pese a la agridulce recepción y a su negativa de involucrarse en eventos atemporales. Suficiente ha tenido hasta ayer.

Adiós a las playas de Pendalon...

Una simple bola de papel, después de todo parecía poco para una anomalía multiuniverso, multidimensión y multitemporal pero quizá aquella simpleza solo era una fachada, pues una bola de papel con un escrito era una de las cosas más complejas que pudiera haber creando así una curiosa paradoja.

El doctor se sacudió la cabeza por un instante, comenzaba a pensar que chocheaba con aquellas conversaciones internas tan profundas por lo que a simple y compleja vista era un maldito trozo de papel. Peter cogió el blanco e impoluto papel desaciendo cada una de las arrugas que escondían un texto.

"cuidado con los spoilers" un texto breve pero con mucho más significado del que podía aparentar, Peter reconoció la letra como la de un doctor, su propia letra al fin y al cabo y aquel texto en apariencia inocente guardaba lo que sin duda era una advertencia una advertencia que no dejaba lugar a dudas, se preparaba un viaje en el tiempo, Peter esbozó una sonrisa volvió a arrugar el papel y lo metió en uno de sus bolsillos como si de un tesoro se trataba.

Tras aquello fijo su mirada en la anomalía, sabía lo que venía a continuación así que se peino y se puso guapo preparado para un nuevo viaje a lo ¿conocido?

Tras unos segundos en los que seguía sin pasar nada, el Doctor había decidido quitarse su zapato izquierdo para lanzarlo a modo de prueba por la grieta. Lo tenía ya en la mano cuando observó que Clara, mientras curioseaba cerca de la grieta, perdía el equilibrio y se dirigía irremediablemente al interior de ésta.

-¡Clara!

Soltó inmediatamente el zapato para saltar y agarrar la mano de su compañera. Dudaba que pudiera evitar su caída, pero así al menos ambos irían juntos a donde demonios fuera a dar el otro lado de aquella misteriosa grieta. Podía haber lanzado el zapato, pero se consideraba mejor y más útil compañía que una prenda de vestir.

Luego de girar unas tochicientas vueltas porque la bufanda del Doctor es muy larga, Sarah reacciona al fin tras estrechar al otro doctor desde la ternura que le nace mientras pone los ojos en blanco, nada bueno puede traer tener a dos en el mismo lugar y considerando las personalidades, esto será una locura. 

- Me debes la playa. - expresa al cuarto doctor. - ¡Hola! Esto, que sorpresa. Se ha quedado en casa, ya sabes fue una decisión algo apresurada porque cuando le urge, le urge y ni siquiera había cogido el bikini. - saluda al décimo. - Por cierto... ¿A qué se debe todo este encuentro tan bonito? Y no le hagas caso a su afán de teorías sobre las camisetas, las gominolas y su bufanda... Ya sabes, tanta vuelta de bufanda lo deja así. -  bromea divertida mientras se va situando en tiempo y espacio, o en donde sea que esté. 

Y mientras los Doctores se ponen al día, ella piensa como no ha terminado loca con tanta variación de personalidades. Lo curioso es que ya forma parte de su vida y acompañar al Doctor ha sido una de las cosas más emocionantes que le tocó vivir, entonces imagina que con dos puede ser una verdadera pasada o un desastre existencial, pero allí estará Sarah para poner su cuota de consciencia en cada momento. 

- ¿Qué tenemos aquí? Te ha quedado genial Doctor... digo, décimo. ¿Cómo debo llamarte? -  pregunta al morderse el labio inferior. - ¿Tendría que llamarlos por el número? ¿El loco de la bufanda y el caballero del cabello parado? No, eso definitivamente no cuela, mejor por números. - piensa al mantener una sonrisa tan conocida por los doctores. 

Clara, sin pensar mucho lo que hacía... o quizás sí sólo que le gustaba vivir al límite, se lanzó a la grieta casi abrazándola, la cual se abrió con un destello carmesí absorviéndola en cuestión de segundos... los mismos segundos que tardó el doctor en tirar la bota al aire e ir detrás de su chica imposible, sin tampoco pensar... sólo que en él tenía mucho delito porque si había llegado a vivir tantas vidas era precisamente porque sabía pensar, en cualquier caso parecía que los malos hábitos humanos eran contagiosos, pues los dos terminaron envueltos en el mismo destello que los engulló para verse dando vueltas en torno a un tunel de tonalidades azuladas que se bifurcaban en varias direcciones.

La bifurcación por la que finalmente optaron de manera totalmente aleatoria pareció iluminarse por un momento de rojo y esto los condujo de sopetón a una estancia blanca, tan blanca que se quedaron cegador momentáneamente al caer de bruces al suelo, primero el doctor con un BOOM y luego Clara con un suave ¡Cataplum!, justo en toda la chepa de su querido señor del tiempo.

Tras el impacto... bueno más bien los dos impactos, el doctor se recuperó, se puso rápidamente de pie seguido por Clara, con el destornillador sónico en ristre y Clara parapetada a su espalda, si llovían golpes era mucho mejor que empezara por recibirlos él... por supuesto.

Todo la escena de la aparición fue vista por un señor de pelo blanco, camisa de chorreras y una estupenda chaqueta de terciopelo que en aquel momento parecía haberlos estado esperando, dicho hombre parecía ser propenso a la sonrisa fácil y poseía una mirada llena de curiosidad casi infantil, tan peculiar y única que Clara tuvo la impresión de encontrarse mirando al doctor... pero no al doctor que ella conocía sino a alguien mucho más joven.

- ¡Hola!- les sonrió abiertamente mostrando una sonrisa radiante

Por su lado, el undécimo doctor y Clara observaron que se encontraban en la TARDIS, pero no como Clara la conocía sino con un decorado bastante distinto, blanco inmaculado con círculos redondos por todos lados, parecía una versión clásica, simple pero elegante.

Y además, el caballero no estaba sólo, una joven muchacha de cabellos dorados se encontraba justo detrás de él, parecía sorprendida y algo asustada por la intromisión de los dos extraños.

- Doctor... ¿Los conoce?- dijo la chica al señor del pelo blanco y aspecto de dandy.

El sonido de la TARDIS, era como el del latido de un corazón palpitando de manera rítmica y sosegada, marcando el compás del espacio y el tiempo mientras los dos doctores entraban en una especie de batalla dialéptica, aquellas caras nunca antes habían estado frente a frente, especialmente porque nunca habían tenido la necesidad y si lo estaban es que a lo mejor era necesario o lo mismo no, nunca se sabía en cuanto a viajes temporales se refería.

Lo que estaba claro es que aquella TARDIS sonaba distinta a la del cuarto doctor, cuya decoración se le antojó demasiado chillona y rimbombante para su gusto, sólo que "ella" (TARDIS) seguía siendo la cosa más adorable que existía en el universo y jamás diría algo en contra suya, le fallaba la decoración y eso era competencia del doctor ¿actual? de momento tras la declaración de principios y la incipiente necesidad de conocer las interconexiones temporales y sus consecuencias, la TARDIS decidió solucionar el pequeño rifirafe con un ¡DING! y la aparición de una tarta, de los sabores preferidos del doctor en todas sus formas... ¡TARTA de guayaba tenaclariana, chocolate denobiano y menta terrícola!. 

 A menos que… existan otros senderos no explorados, los cuales nos llevarán al origen del mismo. Porque, obviamente, aquí no es el origen. -

Al acercarse a la grieta el cuarto doctor pudo comprobar como esta parecía adquirir una tonalidad verdosa, por un momento, para después emitir un leve destello carmesí, que se transformó en azul y finalmente volver a su tonalidad neutra. ¿Aquello que había sido, dos o tres movimientos? ¿Y los colores, que significaban los colores?

Lo que estaba cristalino es que la pobre Sarah no podría estrenar su precioso bikini de lunares... o lo mismo sí, nadie se había opuesto a que lo llevara puesto.

El doctor sabía que detrás del papel había algo más, no le costó demasiado reconocer su propia letra en él... el único problema radicaba en saber quien de sus vidas anteriores había sido responsable, aquello podía tratarse de la pieza de un puzzle por ese motivo lo más conveniente era guardarlo quizás podía rastrear su origen...

Tras aquello fijo su mirada en la anomalía, sabía lo que venía a continuación así que se peino y se puso guapo preparado para un nuevo viaje a lo ¿conocido?

Y ese viaje a lo conocido comenzó con un destello verde en la grieta acompañado por la intromisión de un objeto no identificado que iba directo a la frente del doctor pero que fue esquivado por apenas unos segundos para terminar de aterrizar en la consola de la TARDIS y posteriormente de rebote en el suelo... Aquello comenzaba a ser repetitivo, ¿Había tomado a su TARDIS por un basurero?

Intrigado se aproximó al objeto en cuestión... se trataba de un botín de caballero manufacturado en piel, de estilo decimonónico... con cierto estilo y personalidad... pero no era un botín cualquiera, de eso estaba totalmente seguro.

Ahora tocaba hacer las pertinentes especulaciones, si estuviera Clara con él ambos teorizarían sobre el origen y las causas de aquella nueva intromisión, ¿habría sido de manera aleatoria, intencionada... debía seguir aguardando, sería aquel lanzamiento de objetos indefinido...? no, no tenía por qué o tal vez sí... quien sabía.

- Querida Jo, tienes delante a las consecuencias de usar en exceso los portales intertemporales aderezado con los agujeros de gusano, o lo que es lo mismo, me tienes a mí delante - dije sonriente. Ese aura era fácil de tectar, aquel era un doctor, aquel era yo ¿pero de qué generación era? Por ese peinado de mal gusto desde luego de un futuro lejano, muy lejano.

- Y esa chica que la acompaña será su ayudante supongo. Un placer señorita - me acerqué a ella y le besé la mano con elegancia inglesa.

- Estáis en al TARDIS y sois bienvenidos, ¿tú entrada se consideraría una "autoinvitación"? - reí levemente.

- Doy por hecho que algo ha pasado, controlado o incontrolado, satisfactoria o insatisfactoriamente... lo cual me perturba ¡y me intriga! - alcé la voz con esa última frase.

- ¿Queréis algo de beber? - intenté arrojar normalidad en el asunto.

El grito de Clara resonó durante toda la caída hasta terminarse con un "ploff", señal de que el viaje había llegado a su fin. De acuerdo que la "accidental" caída había sido plan suyo, pero incluso siendo voluntaria, una caída como aquella despejaba los pulmones de cualquiera. La joven tampoco pudo disfrutar de la caída contra el doctor, pues este se levantó como un resorte, haciéndola darse de culo contra el suelo en una posición que hubiese sido más digna llevando pantalones. Instintivamente, aplastó los pliegos de la falda contra el suelo antes de levantarse, confusa, parapetada por aquel larguirucho señor del tiempo. 

¿Quién era aquel hombre? Y sin embargo...le sonaba. Clara frunció el ceño. Por alguna extraña razón vinculaba a aquel hombre con un coche. Un coche ¿amarillo? Entonces cayó en cuenta: era el Doctor. El doctor de otra época...y aunque de una forma fugaz, como el destello de un rayo, le había visto...aunque él a ella no. De nuevo, como la primera vez que vio a dos versiones del Doctor juntas se sintió confusa, pero pronto disimuló la confusión con su desparpajo habitual.

–Vaya– dijo mirando a su Doctor. –Así que antes eras caballeroso, educado y todo. Encantada, me llamo Clara. Para mí un té, por favor.

El DING, sonido equivalente a las trompetas del cielo, o particularmente similar a uno que el cuarto Doctor recuerda de Gallyfrey, fue en este caso el motivo suficiente para dejar todo a favor de la muy llamativa tarta “yum, yum”, que es ampliamente superior a sus dulces gominolas.

- Grietas interdimencionales dentro del TARDIS o Tarta de guayaba tenaclariana, chocolate denobiano y menta terrícola. ¡Vaya, vaya! ¡Que dilema tenemos aquí! ¿Y el té? -

Tal vez con algo de tarta en el estomago sea más evidente el cambio de colores de la grieta. O no tanto, porque el abanico de colores de la tarta es suficiente para despejar las ideas.

- Dime, Décimo Yo. ¿Cual era el color de la grieta cuando llegamos nosotros? - preguntó antes de ir por los cubiertos necesarios para comenzar a degustar la tarta.

La pregunta de cuarto yo sobre el color de la grieta a su llegada, te pilla de improviso y a punto estás de quedarte a cuadros, pero... Si que llegas a recordar que la tonalidad de la grieta se tornó amarilla un instante antes de que aparecieran.

Tras la caída por el agujero de gusano y un aparatoso aterrizaje, Matt se puso en pie con la mayor rapidez y dignidad posibles. Tal vez no les hubiera visto nadie o tal vez... Vaya, me he visto yo mismo, o un yo muy anterior, al menos.

Ignorando a la señorita que estaba al lado de su otro yo, se acercó para observar detenidamente, o más bien recordar, a aquel cuerpo suyo con pelo canoso y sonrisa amable. Qué tiempos, la juventud... Como señor del tiempo, había vivido demasiadas cosas con una intensidad tal que no podrían ser borradas de su memoria ni tras una eternidad, pero aun así en parte añoraba poder volver atrás... La nostalgia no es solo cosa de los humanos.

-Veo que eres muy perspicaz, al fin y al cabo eres yo, claro.-Se sonrió ante su propio chascarrillo, como nadie más le acompañaba, continuó-Soy tu, pero un tu de mucho más adelante. Algo ha pasado sí, ese algo tenía forma de brecha, un agujero de gusano transtemporal, ¡y en medio de la TARDIS! Mientras lo examinábamos, recibimos un par de chorrazos de agua bastante groseros, cosa que aumentó nuestra curiosidad. Mientras investigaba, mi querida Clara, a la que veo que no has tardado en conocer, le pudo su ímpetu investigador y cayó en el agujero de gusano, así que no me quedó más remedio que lanzarme tras ella y... Aterrizamos justo aquí, hace unos instantes.

Miró su pie descalzo, y volvió a dirigirse a su yo pasado.
-Por cierto, ¿no tendrás un zapato izquierdo de sobra, verdad?

- Grietas interdimencionales dentro del TARDIS o Tarta de guayaba tenaclariana, chocolate denobiano y menta terrícola. ¡Vaya, vaya! ¡Que dilema tenemos aquí! ¿Y el té?

Ante este requerimiento del cuarto doctor, la TARDIS que siempre estaba atenta a su doctor en cualquiera de sus formas, pareció haber tomado nota y tras un par de minutos un nuevo DING indicó que les había preparado algo más a los tres ocupantes de la nave, en aquella ocasión una tetera azul con humeante te sakariano, el mejor de al galaxia, y tres tazas a juego...

Sonreí ante la forma de ser de mi yo futuro, no había duda que tenía mi esencia, aunque su estilo... no me terminaba de convencer ¿porqué lleva ese pelo?

- No tengo un zapato izquierdo, pero puedo ofrecerte un crepe con chocolate, de hecho os lo puedo ofrecer a ambos mientras discutimos esta situación - me acerqué al doctor y le di una palmada en el hombro.

- Jo, se ve que tu homóloga es igual de curiosa que tú, ¿no te resulta curioso? no hace falta que seas una señora del tiempo para heredar cualidades - reí de manera interna.

Invité a mis nuevos invitados a que se sintieran cómodos, había mucho que analizar.

- Agradezco que en un futuro siga siendo caballeroso y atento a la hora de lanzarme "a la piscina" con tal de no abandonar a mi compañera de viaje -

- La brecha apareció de repente ¿verdad?... mmmm ¿no hubo nada que os llamase la atención antes de que apareciese? ¿Alguna lectura irregular térmica?¿algún sonido extraño? ¿un escalofrío siquiera? -

Clara pasó por alto el hecho de que el único que había sido empapado con agua dimensional había sido su compañero, pero no pudo evitar sonreír de forma traviesa al oír aquello de su curiosidad y su caída.

–En realidad no me caí– miró a su Doctor y volvió a repetir, confirmando de nuevo aquel hecho ante la cara que puso.– Nop.

Clara sonrió ante el comentario de el Doctor. El suyo no, el otro pero se puso seria de nuevo cuando lanzó la pregunta. Recordaba el ruido y consideraba que no había ningún problema para decírselo a la antigua versión del doctor pero... Miró al Doctor esperando a que fuese él quien respondiese.

¡Diantres! ¡La dieta! Ya ven, con ustedes no se puede mantener una figura decente. ¿Nunca un yogurt? ¿Nada?- afirma al encogerse de hombros, sonriendo divertida mientras coloca las manos en la cintura. 

Siempre es una locura estar con los Doctores, más aún cuando son dos. Tantos recuerdos, experiencias y demás aprendizajes han generado en Sarah James Smith que en parte la emoción le inunde por un breve instante, más aún cuando es consciente de que alguna locura puede surgir. Al menos este instante es único. 

- Pues... ¿Ahora qué? ¿Toca comer o hacer algo muy interesante? -  pregunta al dedicarles una mirada curiosa. 

La grieta se volvió verde al tiempo que Peter creyó divisar algo en su interior, algo que se iba haciendo más y más grande hasta atravesar la grieta a toda velocidad, el viejo Peter con sus viejos reflejos consiguieron esquivar el objeto a duras penas.

Una furtiva mirada sin perder la vista la grieta desvelo la identidad del objeto, una maldita bota... tras unos segundos en los que el doctor se aseguró que ningún objeto más parecía asomar por la anomalía se giró y cogió el objeto con sus manos.

¿Aquello se trataba de una maldita bota? estaba claro que se trataba de un objeto antiguo algo que agrado al doctor porque no le hacía gracia la idea de que un doctor, un yo del futuro se estuviera riendo de él pero estaba claro que no era el caso, el era el último doctor o eso pensaba... pero quizá ese era un pensamiento compartido por todos los doctores... Peter se sacudió la cabeza para salir del bucle y centrarse en la bota que tenía en sus manos, lo examinó intentando buscar algo que le abriera los ojos sobre el motivo de la presencia de aquel objeto, buscó instintivamente el número que indicaba el tamaño del zapato a fin de ver si pertenecía así mismo.

- Pues... ¿Ahora qué? ¿Toca comer o hacer algo muy interesante? -  pregunta al dedicarles una mirada curiosa. 

- Primero lo primero mi adorable Sarah. Se de lunáticos desaprovechar semejante tarta y el té… no dejemos enfriar el té. ¡Gracias, gracias! - responde el Doctor al abrazar con energías las consolas de la Tardis en claro señal de afecto.

Entonces, dejando su sombrero y su larga bufanda en un perchero, el Doctor comienza a rebanar la tarta en partes iguales y a servir la infusión para luego repartir entre todos el breve entremés.

- ¿Y tu que opinas? Siempre es bueno tener una tercera opinión – pregunta a Sarah, señalando la grieta interdimensional.