Partida Rol por web

Tras pensárselo un par de veces, tras el silencio, Hernan se aventuró a hablar.

- Yo soy un ferviente seguidor de Dios, en los tiempos que corren viajo de pueblo en pueblo ayudando en lo que puedo y acogiendo a aquellos desamparados sin ninguna luz interior.

Era fácil, conociéndole unas pocas horas, deducir que lo que decía escondía muy poca verdad, aunque la parte religiosa parecía totalmente cierta.

Escuche atentamente a mis compañeros y por fin respire hondo y me decidi a contestar al individuo….

- Ahora que lo preguntas, si. Tengo bastantes cosas que decir…pero bueno al fin y al cabo tu eres el carcelero que nos tiene encerrados como a perros…¿Se puede saber por que?.

Todo seria mas ameno y fácil para todos si tuviéramos nuestras pertenencias, ah claro que somos prisioneros…Que cabeza la mía…comento con desdén Harry.

Ya sabes todo lo que necesitas sobre nosotros.

Comento justo antes de volver a tumbarse en el catre.

Lorenzo se acerca a los barrotes y los agarra con fuerza, aunque intentaba demostrar serenidad.
-Yo soy San Lorenzo...-mantiene durante unos segundos el silencio- como puede ver soy un simple cura...Por Dios! sáquenos de aquí...- añade a la vez que se aparta y muestra sus ropas, actualmente un poco sucias y rasgadas.

Se vuelve acercar a los barrotes e intenta ver a quien se dirige- y tu?

A usted no le corresponde hacer preguntas, padre. Aún así os lo diré - dice con brusquedad - Somos una corporación, una que aún sigue activa a pesar de todo. Buscamos una cura para todo esto, pero ya sabéis que para lograr algo son necesarios ciertos sacrificios. Por eso usamos a individuos prescindibles, como vosotros, para acercarnos un poco mas a esa salvación.

El individuo gira su cabeza hacia Harry.

Me gustas, tu serás el primero. En un rato vendrán a traeros la comida y después - añadió señalando a Harry - vendré a por ti.

Y dicho esto, se aleja lentamente.

A Hernán no le gustara la idea de que entraran en su celda, aunque estaba tranquilo pues no iba a ser el primero, de lo que fuera que les hicieran.

Habló bajito a Harry:

- Cuando entren a por ti, quédate en una esquina, alejada de la puerta, para que tengan que entrar y me de tiempo a.. intentar alguna huevada.

Pete sonrió. Le gustaba aquel tipo encapuchado, su aspecto era tan cool. Tendría que copiarselo alguna vez, en algún concierto. Aunque claro, entonces las pivitas no sabrían lo guapo que soy...

Mientras hablaba, el joven sacó una cucharilla de plata, vertió varios polvos en ella, y calentó su contenido con un mechero.

No me puedo creer que me hayan dejado todo esto a mano...

Canturreando mientras trabajaba, el yonki que era se revolucionaba ante la perspectiva de meterse un poquito de lo que estaba preparando. Pero además de yonki, Pete era un superviviente. Sabía que aquella mezcla de sustancias era letal, no sobreviviría ni unos minutos si se la inyectaba. No, aquella dosis no era para él.

Cuando la droga, ya líquida, burbujeaba, Pete la introdujo en una jeringuilla, metiendo un poquito de aire además en su interior. Que en las pelis de médicos siempre daban problemas las burbujas en la sangre. Una vez lista, y tarareando como si estuviera haciendo un pastel, se la pasó a Harry a la celda de al lado.

Toma, compi. susurró Clávale esto en el cuello a quien venga a por tí, y verás que viaje se pega. Un último viaje de puta madre, jijiji...

Lorenzo se escandalizo al oír lo que decía el hombre encapuchado, los querían usar como de conejillos de indias.

Una vez se había largado se acerco a los barrotes para hablar a sus compañeros- por dios santo, tenemos que salir de aquí!- su voz mostraba cierto pánico.

Dentro de poco les iban a traer la comida, cosa que le hacía aun desconfiar más- no deberíamos tomar bocado de lo que traigan...-a la vez que dijo eso su estomago comenzo a hacer ruido.

Asentí con un gesto a Hernán, habíamos comenzado con mal pie, pero había propósito de enmienda.

recibí la jeringa y me la oculte en la manga mientras la sujetaba disimuladamente para ocultarla en cuanto llegara el individuo y esperaba en el lado mas alejado de la habitación.

- Pete, ¿tienes idea de donde puede estar el sargento?, ¿crees que hay opciones de que nos este buscando? pregunte al muchacho mientras me sentaba en el camastro.

Bah, yo no me preocuparía demasiado respondió Pete liandose un nevadito, para aprovechar que había sacado los utensilios. Seguro que ahora mismo estará por ahí escondido, listo para saltar a la más mínima oportunidad y rescatarnos. Es un tío legal dijo, aunque no sonó con demasiada confianza, dicho fuera de paso...

Aparecieron varios tipos en la zona, dos de ellos, uno con una bandeja de comida y otro armado entraron en la celda de Harry y Hernán y otros dos, de igual manera, hicieron lo propio en la de Pete y San Lorenzo.

El guardia armado que había entrado en la celda de Harry intentó agarrar a este del brazo.

Tu te vienes conmigo...

Aguarde su llegada sentado en la cama y cuando llegaron ambos hombres contemple que llevaban armas…Como extrañaba las mías, bueno era el momento de dar el todo por el todo…

Espere al momento perfecto para mi oportunidad, la oportunidad de todos para salir de allí...

Lorenzo tiembla como una hoja en una esquina de su celda, coge un pliegue de su abrigo y comienza a apretarlo a la espera para poder actuar. A vista de los guardias aparentaba ser una mosquita muerta cosa que podía acabar aprovechando para su propio beneficio.

En cuanto se girara uno de los guardias se lanzaría encima suyo. No sabía muy bien como...pero en sus tiempos de vivir en  los barrios bajos algo había aprendido.